El gobierno de Estados Unidos corre a enviar ayuda aquí y allá, mientras padece en carne propia incendios casi inapagables. 
Aquí en Cali hemos tenido una ola de calor mientras al norte de Colombia se desbordan algunos ríos. 

Pero, sobre todo, lo que tenemos es hambre y sed de justicia. 
¿Hasta cuándo padecemos la maldad de los grupos guerrilleros? 
En esta ciudad secuestraron a la mitad de los diputados de la Asamblea del Valle; 12 están perdidos en los bosques de la cordillera occidental. 
Y hoy conocemos sendas cartas dirigidas a los 22 concejales de Cali si no renuncian a sus cargos. 
Tienen plazo para hacerlo hasta el próximo 15 de este mes. Las FARC se apoderaron impunemente de este país. 

Algunos insisten en reanudar el diálogo, que fue una tomadura de pelo de las guerrillas durante los cuatro años de gobierno del presidente Andrés Pastrana. 

Ojalá el doctor Uribe Vélez, quien debe sucederlo el 7 de agosto próximo, siga creyendo que a la violencia debe responderse con medidas represivas y no con más bla, bla, blá. 

Que Dios bendiga a esta patria desolada.