Febrero 7 de 2.002
UNOS "PARARRAYOS" HUMANOS

Así han sido llamados todos esos monjes y monjas enclaustrados, quienes pertenecen a congregaciones religiosas católicas y viven en estado de adoración perpetua. No son parásitos de ninguna sociedad, proveen a sus propias necesidades con cultivos que ellos mismos realizan y alcanzan para muchas personas mas. 
Desde los comienzos de la cristiandad esos seguidores de Cristo han querido concentrarse en la meditación y la oración, aunque el instinto natural del hombre es la comunicación y no el silencio, el vivir activo y en un porcentaje muy alto de población, producir dinero para sí y los suyos. Otras comunidades religiosas hay, como verdaderos ejércitos, tales los jesuitas. Pero también están los franciscanos (frailes y monjas, porque los jesuitas no las han tenido nunca) y muchas congregaciones más, hasta formadas por laicos y sacerdotes como el Opus Dei.
Mis lectores se extrañarán del tema de hoy. Les confieso: estoy cansada de hablar día tras día de la violencia inacabable en Colombia, de la locura de las guerrillas, más crueles en estas vísperas de elecciones para un nuevo Congreso. Y de la angustia que tenemos por la vida de los candidatos presidenciales.

Así, pues, me pareció un oasis un artículo que apareció en "La Revista" del hebdomadario "El Espectador" en donde se hace un reportaje a unos monjes benedictinos, de clausura, quienes viven en un monasterio no lejos de Bogotá, en un lugar llamado "El Rosal".
Allí llegó en 1.964 el hermano alemán Jorge Bauer, sin tener ni idea de este país. Desde 1.923 se había fundado una abadía en Venezuela pero acá no había ningún benedictino. Habían llegado otros dos, antes de Bauer y trajeron las enseñanzas de San Benito que datan del siglo V d. C.

Allí compraron una vieja y hermosa casona que hoy es el monasterio de El Rosal. Tienen 40 hectáreas y una hospedería en donde llegan visitantes que quieren descansar del mundanal ruido. Hay una laguna que los abastece de agua para el consumo y riego para los cultivos que ellos hacen. Tienen taller de mecánica, carpintería, el hato (venden leche) etc. Oficio no les falta.

El hermano Bauer es el organista y es un músico tan consumado que ha hecho de guaduas un órgano grande y sonoro. Reflexión y estudio son las características de esta comunidad que posee famosas bibliotecas. Dentro de ella hay sacerdotes y hermanos. El padre austriaco Norberto Zeilinger es el Prior de El Rosal. ¡Qué envidia da esa vida llena de paz y laboriosidad!

Leonor Uribe de Villegas
Fotografías tomadas de "La Revista" de "El Espectador"
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"esos seguidores de Cristo han querido concentrarse en la meditación y la oración"
 
 
 
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