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en revistas no especializadas sino en aquellas con variada información
local y nacional, tal como lo hizo Semana (editada en Bogotá) en
estos días.
"El poder del pensamiento" se titula y es muy cierto que éste
obra sobre la salud física y mental positiva o negativamente, según
actúe esa mente. El artículo lo tomó "Semana" de otro
aparecido en "The Economist".
Si usted es una persona diabética insulinodependiente y esta
empezando a sufrir molestias en el corazón, además de que
está entrando en una etapa depresiva, si lee el contenido de este
artículo obviamente todos los males se acrecientan. El diabético
deprimido pensará que está al borde de la muerte por las
fallas cardiacas.
Hay que cuidar bien el cuerpo para tener una mente sana. Si yo no supiera
sobre la diabetes juvenil tardía y sus efectos, este tema me hubiera
puesto los pelos de punta.
Esa diabetes tipo I la conocí a raíz de su aparición
en una joven hija, quien lleva años como insulinodependiente. Pero
ahora se, también, que estos enfermos tienden a sufrir de arterioesclerosis.
ECC o enfermedad cardiaca coronaria, es algo bien común entre
diabéticos. Pero en realidad el temor a todas las complicaciones
que una grave enfermedad acompaña siempre, no es nada comparable
a la depresión.
Lo escribe quien por años de años ha sufrido de hepatitis
crónica activa causada por el virus (¿B o C?) de ese mal
transmitido en una transfusión y qué "ñapas" o adehalas
no he sufrido.
La diabetes de mi hija no fue hereditaria. El contagio mio no lo he
transmitido a nadie a Dios gracias. Pero la depresión no me es extraña,
la tuve después de la hepatitis. Toda enfermedad así de grave
termina por llevarlo a uno a ese estado. Fui una vez donde un psiquiatra
y me convencí que sólo trabajando intensamente, ojalá
por los menos favorecidos de la fortuna, aprende uno a olvidar sus males.
Ahora se dice que el ejercicio es vital para salir de la depresión.
Mézclele a esto sentirse útil y observará los milagros
que suceden.
Leonor Uribe de Villegas
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