Febrero 19 de 2.002
LA MEJOR PROTECCIÓN A LA INFANCIA:
LA ADOPCIÓN

Lo dice esta vieja abogada como testimonio de su labor, la de realizar 350 adopciones durante el ejercicio de su carrera. El haber encontrado hogar para tantos niños y niñas, de diferentes razas: negros, mulatos, mestizos y poquísimos blancos, en varios países del mundo, constituye mi máxima satisfacción y considero que he vivido una vida útil.
La mayoría se fueron a Suecia y Suiza, pocos a Francia, España y Estados Unidos. En Colombia se tenía cierta aprensión y mis compatriotas, exigentes, aceptaban con gusto a los blancos y mestizos claros. Hoy hay más receptividad y se reciben sin tantas condiciones niños abandonados.
Cada uno tiene por detrás historias verdaderamente dramáticas. Les contaré unas pocas. Está la que llamé "la del niño perro". Se trata de un niño negro, de 3 años más o menos, hijo de una mujer que era empleada del servicio doméstico en una bella casa situada aquí, en Cali, en un barrio elegante. Se desapareció la mujer, los patrones la esperaron por largos meses y para que el niño no los fastidiara lo dejaron en el patio de atrás junto con los perros; le daban de su misma comida. El niño aprendió a caminar en cuatro patas y ladraba como los perros.
Vino un joven holandés casado, y el último niño que quiso llevarse fue ese, que había sido recluido por Bienestar Familiar en una institución, en donde le tenían pavor por agresivo. Yo le hice todos los trámites legales y le hice ver que llevar ese niño en un vuelo tan largo sería terrible. El joven era un humanista total y se lo llevó lleno de alegría. Y pasó lo que tenía que pasar: tuvo que dormirlo la tripulación, porque los pasajeros iban aterrados.
El papá me escribió al comienzo pero creo que el niño recibió tratamiento sicológico y mejoró. Hoy tiene más de 20 años. No me alcanza el espacio para contarles más casos, estos si normales. Con 350 adopciones hubo sólo un fracaso, que era previsible, porque se trataba de una niña de 14 años, ya con experiencias sexuales. Se enamoró del bello papá suizo y tuvimos que repatriarla. Se me perdió de la vida. Que Dios los bendiga a todos esos hijos míos.
Leonor Uribe de Villegas
Leonor Uribe de Villegas
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"Hoy hay más receptividad y se reciben sin tantas condiciones niños abandonados"
 
 
 
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