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Febrero 1 del 2.000
MUCHAS GRACIAS MR. CLINTON
Hablo por millones de colombianos que hemos creído en Ud., contra
viento y marea, aún la responsable de esta página web (www.geocities.com/saeta.geo)
quien se atrevió a enviarle, hace varios meses, una carta personal
a su despacho de la Casa Blanca, la cual pasó por muchas manos según
los e-mail recibidos, pero nunca llegó a las suyas.
Y así lo pienso al verlo en estos días, varias veces,
en la TV. Un hombre abierto, afectuoso con nuestro presidente Pastrana
y lleno de un sincero convencimiento de que es urgente ayudar a Colombia.
No sólo porque nuestro país necesita de esa ayuda económica
y militar, urgentemente, sino porque hay que librar una guerra contra la
guerrilla narcotraficante y nuestro ejército solo no puede hacerlo.
Desde hace tiempos en la Fundación para la Orientación
Familiar que ayudé a crear hace 30 años, luchamos contra
la drogadicción dictando cursos con ayudas audiovisuales en escuelas
y colegios. Allí ha habido orientación de la planificación
de los hijos y consejería sicológica y legal para quienes
están en problemas.
Conozco a fondo el trauma socio-económico que viven las familias
colombianas por causa del narcotráfico, en los estamentos medios
pero en especial las clases pobres. Sus niños de 7 años en
adelante venden y consumen basuco, marihuana, pepas, coca ya los mayores,
heroína los poderosos.
Al país no se le ve salidero de este mal sino se arrasan cultivos,
se mandan a "colonias" y no a cárceles inútiles e inseguras
a todos los malhechores , incluidas todas las guerrillas.
Colonias eran sitios alejados, próximos a las selvas, en donde
los condenados tenían que trabajar abriendo caminos y carreteras.
Sólo el trabajo, aunque sea forzoso, dignifica al hombre.
Bien lo dijo Ud., Mr Clinton: " El problema de Colombia no es de este
país solamente, pertenece al mundo entero", son los jóvenes
del mundo los que corren peligro causado no solo por colombianos sino por
"capos" de todos los países.
Gracias, Mr. Clinton, por extender esta inquietud al Congreso Americano
y a sus interlocutores en Davos, Suiza. Desde acá, desde nuestra
invalidez aplaudiremos con igual entusiasmo.
Leonor Uribe de Villegas
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