Enero 31 de 2.002
TODOS ESTÁBAMOS DEFRAUDADOS

No solo los colombianos. Comencemos en América del Sur, desde la Patagonia. Solamente Chile puede dar señales de optimismo entre los países andinos, Brasil está regular y su inmensa población pobre es duro lastre.
Colombia es el peor ejemplo, Venezuela está pésimamente gobernado, la América Central tiene el oasis de Costa Rica, en Méjico ya no están contentos con Fox, USA y Canadá no son latinos. ¿Será por eso que están mejor?
Se devuelve uno en la historia hasta el comienzo de la era cristiana y vuelve a encontrar ricos y pobres. Letrados y analfabetas. Pero un Pablo de Tarso lo reconcilia a uno con paganos y cristianos. Sus epístolas son las mejores guías. Era fariseo, perseguidor de Cristo hasta que en el camino hacia Damasco, al quedarse ciego, encuentra la luz que no había llegado a su espíritu. 
Entonces, como ahora, el "pan y circo" corría por cuenta de los Césares. Eso se creen nuestros pequeños gobernantes mientras los países van de tumbo en tumbo y las guerrillas terroristas, ignorantes feroces, se imponen por las armas antes y ahora. Durante 300 años del comienzo de la era cristiana no cesó la persecución a los bautizados. Ahora, los colombianos llevamos 50 años de una mal llamada guerra civil y ya se nos desbordó la copa.
¿Será que a partir de enero 29 tendremos derecho a pensar que el cambio se aproxima? ¿Que hay lugar al optimismo? Hemos recuperado la esperanza, el pueblo colombiano reacciona ante los violentos, no deseamos sino que fuerzas nacionales e internacionales acaben con los bandoleros narcotraficantes.
Y ese deseo se ha traducido en el triunfo de Álvaro Uribe Vélez, candidato disidente (así lo llaman porque no es hasta ahora oficial) del Partido Liberal. En reciente encuesta nacional sobrepasó en votos a Horacio Serpa (liberal) y a Noemí Sanín (independiente).
Que es de línea dura, dicen quienes lo critican y eso es, precisamente, lo que necesitamos. Gobiernos blandos nos tienen donde estamos. Se ha enfrentado a los guerrilleros y ha pedido ayuda a Estados Unidos y otros países para reforzar nuestro ejército, que ahora está bien dotado, pero el gobierno no los deja actuar como los generales y el pueblo lo deseamos. No hay mal que no tenga cura, ¿verdad?
Leonor Uribe de Villegas
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"no deseamos sino que fuerzas nacionales e internacionales acaben con los bandoleros narcotraficantes"
 
 
 
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