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Así estamos la mayoría del pueblo colombiano. Ya no creemos
en nada; las reuniones para buscar la paz en medio del conflicto han probado
lo que se sabía: Las FARC aumentaron la violencia, asaltan pueblos,
carreteras, redes eléctricas, vehículos y sus pasajeros.
Peor que nunca. Y quienes se sentaron a la mesa de la paz, embajadores
europeos y americanos, las representaciones de la ONU y de la Iglesia Católica
no comentan nada. ¡Ya pasará?
Ante todo este horror se me vino a la mente una poesía de León
de Greiff, máximo poeta nuestro de origen sueco con quien estuve
en Estocolmo por seis meses, durante mi corta vida diplomática,
y él cuatro años.
Entre sus poemas que más me han gustado está el "Relato
de Sergio Stepansky":
Erik Fiordsson (¿sería él mismo?) Escribió:
Juego mi vida!
Bien poco valía!
La llevo perdida
sin remedio!
Juego mi vida, cambio mi vida / De todos modos la llevo perdida.../
Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo / la dono en
usufructo, o la regalo...
Juego mi vida cambio mi vida / la llevo perdida sin remedio... /
Y la juego -o la cambio por el más infantil espejismo- la dono en
usufructo, o la regalo... / o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:
/ todo, todo me da lo mismo: lo eximio y lo ruín, lo trivial, lo
perfecto, lo malo".
A eso nos condujeron "Tirofijo" y sus secuaces, a este no creer en
nada, a no esperar sino lo peor. Con la ayuda obvia de un mal gobierno.
Aquí cerca de donde vivo los tales "farcos" asesinaron a 15
soldaditos, vivos aún les dieron tiros de gracia. ¡Dios de
bondad!, ¿hasta cuándo?
"Todo, todo me da lo mismo: / todo me cabe en el diminuto, hórrido
abismo donde se anudan serpentinos mis sesos". No, de Greiff, hasta
allá no he llegado. Siento pena por los inocentes que sufren
"Cambio mi vida por un anillo de hojalata / o por la espada de Sigmundo,
/ o por el mundo que tenía en los dedos Carlomagno: -para echar
a rodar la bola.../
Cambio mi vida por la cándida aureola del idiota o el santo;
/ la cambio por el collar que le pintaron al gordo Capeto; / o por la ducha
rígida que le llovió en la nuca a Carlos de Inglaterra".
¿Habrá forma de que los colombianos cambiemos de vida?
Leonor Uribe de Villegas
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