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Es
el del nacimiento del Beato José María Escrivá de
Balaguer, el 9 de enero de 1.902. Fundador del Opus Dei, esa maravillosa
obra de Dios que se ha regado por el mundo entero, la inició el
2 de octubre de 1.928.
Resumo su biografía de un artículo publicado en la revista
"Trazos", un boletín de información de la Prelatura del Opus
Dei en Colombia, el No. 3, escrito por el sacerdote de esa obra P. Cipriano
Rodríguez Santamaría, mi profesor, mi confesor y mi amigo.
El me ha llevado a conocer y querer a cada uno de sus miembros, sacerdotes
y laicos comprometidos con sus postulados.
Me da envidia, de la buena, al saber que este abogado, periodista,
humanista, etc., "paisa" (como llamamos a quienes son nacidos en el departamento
de Antioquia) lo conoció y anduvo con él en sus paseos por
Roma. Porque a esa ciudad trasladó la Prelatura del Opus Dei, después
de haber vivido los años atroces de la guerra civil española,
ya en el año de 1.946.
Hay que entender bien que para pertenecer a la Obra, no necesariamente
se debe ser sacerdote. El beato explica: "Somos un pequeño tanto
por ciento de sacerdotes, que antes han ejercido una profesión u
oficio laical; un gran número de sacerdotes seculares de muchas
diócesis del mundo; una gran muchedumbre formada por hombres y mujeres
-de diversas naciones, de diversas lenguaas, de diversas razas- , que viven
de su trabajo profesional, casados la mayor parte, solteros otros muchos,
que participan con sus conciudadanos en la grave tarea de hacer más
humana y más justa la sociedad temporal.
En Roma recibe el Beato su grado de doctor en Teología, de la
Universidad Lateranense y es nombrado prelado de honor de Su Santidad.
Viaja por Europa, México, la Península Ibérica, América
del sur y Guatemala; en ellos impulsa la consolidación del Opus
Dei.
Fallece en Roma el 26 de junio de 1.975. Miles de personas han pedido
su canonización que le ha sido concedida previo el pronunciamiento
sobre uno de sus milagros más probados, la curación de un
médico radiólogo español, Manuel Nevado Rey,
que tenía un cáncer en las manos. El Beato lo sanó
en dos semanas, cuando ya estaba desahuciado, al rezarle la novena. Este
milagro está plenamente probado.
Leonor Uribe de Villegas
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