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Es frecuente observar cómo los cónyuges desavenidos pasan
a convertir en lugar de paso esos hogares que formaron, tal vez irresponsablemente.
Cada día abundan más porque es fácil pensar en una
separación, que es expedita si el matrimonio fue por lo civil pero
no tanto si fue por la religión que se profesa.
¿Ha notado Ud. que durante las fiestas decembrinas hay más
crisis conyugales? Cuántos abuelos tienen que recibir, intempestivamente,
en sus casas al hijo o hija con los nietos. La sonrisa de la Navidad, los
deseos de paz, pasan a convertirse en quejas y llantos.
Y ésto cuando se tiene a los viejos vivos. Un hotel cualquiera
o el mismo hogar convertido en tal es el refugio temporal mientras la crisis
pasa. Por ello es tan importante tener una fe profunda. Como dice el salmo
responsorial: "¡Dichosos los que viven en tu casa, Señor!"
Serán fuertes como una roca y no tambalearán ante las pruebas
de la vida.
Bien lo dijo San Pablo, el sorprendente santo que llegó a última
hora: "Hermanos: Como elegidos de Dios, santificados y amados por Él,
revestíos de sentimientos de compasión, de benevolencia,
de humildad, de mansedumbre y de paciencia. Soportaos los unos a los otros
y perdonaos siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro... Por
encima de todo, revestíos del amor que crea la unidad perfecta".
Quienes como mi esposo y yo vamos a cumplir 54 años de casados,
podemos dar un testimonio de vida y unión. ¿Qué hemos
tenido momentos difíciles? Claro, quien no los ha tenido. Pero el
Espíritu nos ha guiado y el amor a las dos hijas nos ha hecho superarlo
todo. Y así van ellos también, con ese ejemplo. Bellas y
profesionales nos han dado cuatro nietos.
Que Dios los bendiga y los guarde en este 2.002 que se presenta lleno
de crisis por todo lado. Ayude a Argentina y Colombia con sus grandes problemas,
USA y Afganistán, Siria e Israel, etc. , etc.
Señor: Paz a los hombres de buena voluntad. Amén.
Leonor Uribe de Villegas
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