¡Qué tiempos aquellos! Una casa muy grande y hermosa, los papás altos y bellos, orgullosos de su apellido Uribe que ambos llevaban.
Mi padre primo hermano de la suegra, nace en un pueblo de este bello Valle del Cauca, ubicado este departamento en el suroeste de Colombia, al norte de Suramérica. Es un privilegio.

Teníamos una finca en la cordillera central (Colombia tiene tres) y cuando aún no podíamos subir en carro lo hacíamos todos a caballo. Era extraordinario ver pasar esa cabalgata de la familia Uribe.

Cuando ya era adulta, mi mayor contento era ir a formar parte del voluntariado que existía en el Hospital Universitario. Después de cinco años descubrí un barrio de tugurios y me prometí trabajar en su erradicación. Con compañeros y la ayuda del padre jesuita Andrés Sanín, hicimos 600 casitas, iglesia (allí están los restos del Padre Sanín) escuela grande, campos de juego. Dios ha bendecido esa obra.
Y a Él le pido una feliz Navidad y un próspero año nuevo para todos mis lectores.