Agosto 7 de 2.001 |
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Venimos de opresión, de guerra en guerra, en especial civiles, las más dolorosas porque son entre hermanos. Esta herencia de sangre combativa que nos legaron los indios y los mismos conquistadores españoles se extiende en la América Hispana. Bueno, pensaba en esto cuando veía en la televisión la posesión de Alejandro Toledo -"El Cholo"- como presidente del Perú. Se siente orgulloso de ser indio puro y fue lindo su juramento como presidente, primero en Lima y después ante la otra mitad de peruanos, los herederos de los incas en Machu Pichu, las montañas sagradas. Ha declarado una guerra frontal contra la pobreza que sufre el 54% de la población, unos 41/2 millones. Los niños carecen de atención médica, no hay o son malos los servicios públicos, incluída la educación. La política a seguir es tener una inflación baja y un nivel de producción y empleo satisfactorio. Allá, como acá, es la corrupción administrativa el peor de los lastres. Qué asco da conocer que Fujimori fue un farsante, al lado de su compinche Montesinos. ¿Quién que es empleado público no roba? Al desempleo lo enfrentará con estímulo a inversiones nacionales y extranjeras. Piensa que uno de los motores generadores de trabajo serán el turismo y la microempresa. Hay que estimular, también, el agro y la construcción de viviendas populares. Fortalecerá la calidad y gratuidad de la educación pública. Él mismo agradece haber tenido la oportunidad de estudiar sin costos, porque si así no hubiera sido, no tendría hoy el privilegio de dirigir su mensaje presidencial. Es, sin duda, un líder carismático. Por eso mismo le levantan muchas historias sórdidas. Creo que los hombres se conocen bien por sus esposas. La suya, europea muy culta, habla cinco idiomas. El castellano es tan perfecto que ni acento extraño tiene. Que Dios libre al Perú de una guerra civil eterna e inútil como la que tenemos los colombianos hace cincuenta años. Leonor Uribe de Villegas
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