Agosto 3 de 1.999
VER SOLAMENTE LA REALIDAD OBJETIVA...

Nos lleva al desaliento, indudablemente. El peso de los años nos va volviendo más escépticos pero, a la vez, nos va haciendo cada vez más creyentes y así afrontamos las dificultades de la vida recordando aquello dicho por Santa Teresa de Jesús: "Teresa sola no puede hacer nada. Teresa y un maravedí, menos que nada. Teresa, un maravedí y Dios, lo puede todo".

Si creía en esto de desde muy joven. Trabajaba como voluntaria en el hospital universitario de Cali, ya tenía a mis dos hijas pero mientras pasaban a su colegio, frente a nuestra casa, me iba a ayudar en lo que podía. Era mucha la demanda de servicios, en especial en urgencias los fines de semana. Si desde esa fecha (años 60) la población de Cali se ha quintuplicado, hoy el hospital no alcanza a cubrir, en especial en urgencias, la demanda de servicios. Gajes de la larga y destructiva violencia. Estaba en ese trabajo cuando un joven médico que dirigía un puesto de salud en un barrio periférico en ese entonces, nos invitó a conocer una parte del sector. Eran unas casuchas estilo lacustre, cuyos palos de apoyo quedaban dentro de un colector de aguas negras. Ver esa densa masa que apenas corría, oler su nauseabundo olor, observar a los niños de esas 218 casuchas  jugando allí y conocer por el médico la lucha estéril contra las enfermedades de ellos por esa condición infrahumana de vivir, ha sido el mayor impacto de mi vida.

Le prometí a Dios dedicar los años que fueran necesarios para erradicar esos tugurios y así, con esa fórmula "2 + 2 + DIOS" de la que habló Monseñor Escrivá, logré con el grupo que me ayudó voluntariamente y el dinero departamental y estatal, terminar un bonito barrio de 600 casas en 9 años de labores. Mi esposo, ingeniero civil, colaboró intensamente y el barrio "Andrés Sanín" (antes "Cauquita") es una prueba más de lo afirmado por Santa Teresa.

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