Agosto 1 de 2.000 |
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No sólo nos sobran por millones quienes matan, roban, secuestran. Nos sobran ruidos. Las ciudades se han llenado de poluciones de todas las especies pero las más mortificantes son los olores que expiden las máquinas y el ruido. Las neblinas -fog- que cubren las ciudades son producto del humo de fábricas y vehículos. Recorren kilómetros. Al sitio en donde vivimos llega esa nube olorosa que viene de lejos, desde la zona industrial. Hay una lucha por combatir desechos mas esos humos parece que no tienen remedio. Pero hay otro tipo de poluciones, ya no físicas sino mentales y morales. Nos "envenenan"la mente con propagandas de productos que no solamente no sirven sino que pueden hacer daño. Y van acompañadas por el bello o la bella con todos sus encantos al descubierto. La polución del desnudo es algo serio. Que tal el desfile de "gays" por todo el mundo. No se vende esa imagen de loquitos exhibicionistas. Causan repugnancia. Es la peor contaminación de este milenio, apenas en sus comienzos. "Tercio milenio adveniente" nos enseña la iglesia. Y ella sufre también, en carne propia las groserías contra el Papa. Por eso contra las contaminaciones de todas las especies, quienes no tenemos poder terrenal alguno sí tenemos el espiritual y su manifestación es orar. Con la oración desterramos la angustia, esa poderosa polución de nuestros años, más sensible en cuanto más viejos vamos siendo. Yo pongo un 1% para no angustiarme y el Señor el 99%. Estén seguros de que la paz llega. Leonor Uribe de Villegas
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