Abril 5 de 2.001 |
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Por cierto que en esa ciudad, ahora, como siempre, hay guerra entre judíos y palestinos. Ni allá, ni acá, ni casi en pueblo alguno, sabemos vivir en paz. Esta es el don más precioso que vino a traernos ese Jesús que adoramos y glorificamos, con tantos signos externos, pero de quien aprendimos esos diez mandamientos que no practicamos. Si la infancia se pasa en un pueblo pequeño, las tradiciones se respetan más. En cuántas procesiones participamos, en esas noches que aún se podía salir a la calle sin temor, y alumbrábamos al "paso" de nuestra devoción. La cruz vacía, o con Cristo lleno de heridas, la virgen dolorosa, los santos Pedro, Pablo, Juan. Hay algunas ciudades en Colombia, famosas por sus Semanas Santas. Popayán es la principal. Desde 1.556 se celebran las procesiones a partir del Martes Santo, con la que sale de la iglesia de La Ermita. Se mezclan bandas de guerra con conjuntos musicales que tocan música religiosa. Los "cargueros" pasan de generación en generación. Son los que llevan sobre sus hombros las pesadas "andas", las grandes bases de madera en donde se cargan las estatuas. Ese sí que es un honor que "pesa", no que cuesta. Las iglesias de Popayán son bellas y algunas con casi cinco siglos. Esta ciudad se ha distinguido por la nobleza de su gente, su ingeniosidad, con sabios como Francisco josé de Caldas. De allí han salido también varios presidentes de la república. Después de las semanas grandes están las chiquitas. Los cargueros son niños, quienes acolitados por sus familias, van preparándose para esa misión cuando sean mayores. Desde estas notas invito a quien le interese conocer la bella y antigua Popayán a venir y además escuchar el Festival de Música Religiosa. Quiero y admiro esa ciudad y sus gentes. Leonor Uribe de Villegas |
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