La guerra del Medio Oriente, entre Palestina e Israel, tiene al mundo en espera de su extensión porque hay millones de personas en contra de los judíos y a favor de los palestinos. 

La cruel prisión de Arafat, a quien encerraron en un edificio al cual cortaron los servicios públicos y ni comida le dejan llegar, no justifica a Ariel Sharon ni a su pueblo.
Hemos sido amigos de los judíos, nuestros "ascendientes" al escoger Dios que su hijo naciera en ese pueblo. A pesar de que le dieron una ignominiosa muerte en la cruz, allá en Belén nació Jesús.Hoy los judíos no respetan nada, entraron hasta el propio templo cristiano de la Natividad para sacar a la fuerza a los palestinos que se refugiaron en él.

Sharon dice, cómicamente, que le da permiso a Arafat de salir de su cárcel, pero que se vaya y nunca vuelva.
Es imposible esperar otra reacción de los pueblos del mundo que el repudio a los judíos. Me admiré ahora al ver en la TV al presidente Bush, de USA nada menos, decir que espera que se forme un Estado Palestino en donde haya paz y seguridad para todos.
Los libaneses, siempre enemigos de los judíos, han librado eternas guerras contra ellos. Ahora, obviamente son los amigos de Arafat, igual que todos los árabes y musulmanes. Son poderosos los judíos pero están jugando con candela.