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Por cierto que hoy cumplimos mi esposo y yo 53 años de casados y
no dejo de anotar este hecho personal, no sólo por lo escasas que
son las parejas que llegan a viejas juntas, sino para que los lectores
se pasmen: en esa fecha vivíamos otro estado de sitio, se había
desatado la violencia que dura hasta hoy, como consecuencia del asesinato
del líder de izquierda, Jorge Eliécer Gaitán.
Vivíamos en un pueblo muy agradable de este Valle del Cauca,
llamado Tuluá, conocido por el liberalismo de sus habitantes. Esa
guerra civil fue promovida por el gobierno conservador de entonces (1.948)
y se mandaron indios armados que se llamaban "chulavitas" a matar cuanto
liberal hubiera. Circuló una carta con diez nombres de honestos
jóvenes tulueños y fueron asesinados uno a uno. En una sola
familia, muy distinguida, asesinaron casi 20 personas.
Mi familia se salvó porque cuando fueron a asesinar a un hermano,
el ejercito, en pugna con la policía asesina , se los quitó
y fueron a llevarlo a mi papá, ilustre liberal que todo el pueblo
respetaba.
Desde entonces estamos estrechamente ligados a esta parte de las Fuerzas
Armadas, sin dejar de reconocer que la Policía dio un cambio, la
han depurado desde que estuvo de comandante el general Rosso José
Serrano.
Estamos hoy más unidos a lo que hacen y dicen los generales
del ejército que lo que hace o dice el gobierno civil, flojo, condescendiente,
tolerante con una guerrilla asesina que cada día comete más
atropellos contra la población indefensa. Aumentan asaltos y secuestros
y dialogan en un bla, bla, bla interminable, con auditores nacionales y
extranjeros, que les conceden todo lo que piden y no reclaman nada en cambio.
El ejército sigue su combate, aún cuando el gobierno
los desautorice. Así acaba de pasar con el comandante de las tropas,
el general Jorge Enrique Mora Rangel.
Haber apresado al "capo de capos" del Brasil, "Fernandiño" acaba
de darle un espaldarazo de la nación a este valiente general que
sabe llamar al "pan, pan y al vino, vino". Hubo otro general como él,
muy valiente y por eso los llaman "troperos", el general Hernández.
Contaba con muchos afectos y por eso el celoso presidente Pastrana lo llamó
a calificar servicios.
Ojalá no lo haga con el general Mora, pues le auguro que hasta
allí llegaremos los colombianos aguantando sus torpezas. Cantaremos
"allons enfants de la patrie"...
Leonor Uribe de Villegas
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