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Este año, bisiesto y todo, nos trae este "júbilo" que la
iglesia no celebra sino cada veinticinco años.
Dios sea loado porque nuestro Santo Padre, el Papa Juan Pablo II, tuvo
la suerte de haber superado tantos males y estar vivo para acompañarnos.
Bien lo dijo en una oración, en 1996, que este será un año
de gracia y misericordia.
Le pide a Jesús "principio y perfección del hombre nuevo"
que abandonemos el error y caminemos tras sus huellas. Si así lo
hiciéramos todos los cristianos, cuánto cambiaría
el mundo. Sobre todo cuánto cambiaría Colombia, esta doliente
patria nuestra a la cual los violentos le ofrecen paz mientras siguen matando.
Pide el Papa a Jesús que fortalezca a su Iglesia, al movimiento
ecuménico para que con la fuerza del Espíritu Santo todos
nos unamos.
El mandamiento nuevo del amor tiene que practicarse. No odiar, saber
perdonar, son las herramientas para crear un mundo solidario, en donde
"la guerra sea vencida por la paz, la cultura de la muerte por el compromiso
en favor de la vida."
Ilumina a los hombres, Señor, lleno de gracia y de verdad. Haz
que sepamos llevar la cruz de cada día y en especial en estos dos
días, jueves y viernes santo, 20 y 21 de este mes de abril del año
2.000, demos testimonio de cristianos comprometidos con nuestra fe, a través
del amor.
Derrama tus gracias sobre esta golpeada patria nuestra y envía
a tu Espíritu para que ilumine a quienes quieran destruirla haciéndoles
saber que hay premio pero también castigo para quienes regresen
o se aparten de tus sendas. Amén.
Leonor Uribe de Villegas
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