Abril 10 de 2.001 |
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Hoy me conmovió la Santa Misa, que por mi invalidez procuro oir todos los días a través de EWTN, el canal de la Madre Angélica. Y digo que fue especial el sentimiento porque la celebró un sacerdote en la basílica de la Inmaculada Concepción, en Washington, concretamente en la cripta. Y acentuó mi pena el ver a tan pocos fieles conviviendo un acto tan solemne con un cantor con voz privilegiada. Recordé, con dolor, cómo ya había estado allí acompañada por mi esposo y una sobrina, monja de la Presentación, quien por entonces estudiaba enfermería. Martha Inés se capacitó bien y la comunidad la envió a ejercer su profesión al Camerún, en el África, a un caserío llamado Mokolo propiamente un rancherío lleno de leprosos. Allí ha estado 10 años al frente de un leprocomio y su labor ha sido tan meritoria que la condecoraron con la Cruz de los Caballeros de Malta, en un acto especial que tuvo lugar en el Palacio de Versalles, cerca a Paris. Estos Caballeros prácticamente sostienen esta obra que fuera del hospital tiene una guardería para niños enfermos o no. andando por esas arenas -la zona es casi desértica- tuvo un accidente del cual salió mal herida: cortadas en la cara, hundimiento de un pómulo, fracturas en un vértebra y en los talones de ambos pies. Estas últimas son las que más incapacidad le han dado, porque un corsé especial le sostiene la columna. La acabo de llamar después de la misa; está en el convento "Madre" en Tours, Francia, adonde la llevaron después de estar dos meses en Paris. Allá llegó en avión ambulancia mandado especialmente a recogerla. Ha vivido su "cuaresma" con gran fortaleza. Ya en la semana de pasión se siente bien cansada. Roguemos por esta santica. Leonor Uribe de Villegas |
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