Una de las costumbres que más han evolucionado - fuera de la pérdida de la unión familiar, el recato, el sentido de la amistad, las prácticas religiosas, etc. - es aquella referente a la comida, su preparación, las recetas.

   Cuando mamá Leonor (mi abuela ) vivía en una gran casona en el medio de este Valle del Cauca tan ubérrimo que se decía que había que hacerse a un lado para dar paso al maíz, la caña, los plátanos y frutales, las costumbres alimenticias se regían por el provecho de todo aquello que la tierra daba. En ese entonces no existían las calorías, no se temía a la gordura y al colesterol alto, ni todo eso de lo cual depende la alimentación hoy.

   Aquí les copio dos recetas, una de ayer y otra de hoy, para que comparen y piensen , como yo que todo tiempo pasado fue mejor. La primera es el SANCOCHO VALLECAUCANO. Se prepara distinto en las diferentes partes del país. El nuestro es así: Pone al fuego una olla grande con suficiente agua, echa sal al gusto, cebolla larga, cilantro, perejil que son hierbas nativas. Si lo quiere de gallina, despresa una y la pone a cocinar en el agua, o usa huesos carnudos. Con la mano (nunca cuchillo) parte 2 o 3 plátanos pelados que estén verdes y se parten en trozos pequeños que llamamos cocidos. Se añade yuca, partida en pedazos mas grandes y unos choclos  (maíz tierno) partido y se sirve todo junto en un plato hondo.

   Ahora compare con las dietas macrobióticas, ricas en granos y verduras, que si permiten comer pescado y aves, o con las vegetarianas totales, como esta SOPA DE  ZAPALLO: lleva al fuego un zapallo, con zanahoria y cebolla cabezona partida;. cocinarlos juntos aliñados con sal al gusto y un poco de pimienta, perejil, licuarlos. Esta crema se sirve poniéndole un poco de crema de leche en cada plato. Acompáñela con pan francés.