Tenemos que aprender a perdonar. Es tan fácil llenarse de ira, de odio, de deseos de venganza . ¡Pero dejar aflorar el perdón nos cuesta tanto! Los colombianos estamos hartos de crímenes, de violencia, de secuestros y todos los delitos menores. La delincuencia se ha extendido, Ya no cabe ni siquiera decir: "Señor perdónalos porque no saben lo que hacen" ¿ Cómo no lo van a saber cuando vuelan oleoductos, se roban pipetas de gas que hacen estallar sobre las pequeñas viviendas de lejanos poblados? ¿Cómo no son premeditados todos los secuestros, robos, asesinatos ? Cuesta perdonar, sin duda.
Jaime Garzón estaba amenazado por los paramilitares porque lo creían amigo de los grupos armados . Sin embargo, quería ir a hablar con esos de Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) como también con los del Ejército de Liberación Nacional (ELN) quienes retienen hace meses personas honestas como los amigos que secuestraron en la iglesia La María, aquí en Cali.
Confieso que me cuesta orar por los bandidos y que mi alma
se resiente porque el perdón me sale a regañadientes. Mejor,
Señor, perdóname a mi.