RUMBO AL SUD


por la sección urbana


Arriba y abajo: una verdadera perla, tren local con Baldwin rumbo a Plaza.


Un sábado a la mañana, un día feriado o cualquier otro momento en que uno tenía el tiempo, que previamente había negociado con la familia, no había mayor placer que el de salir a “cazar” trenes con la Olympus y un par de rollos.

En los años 70 yo prefería el blanco y negro por que compraba las latas de varios metros de película Agfa de 100 ASA, lo fraccionaba de a 20 tomas y listo. A la vuelta, a la noche después de cenar cargaba los rollitos en el tanque usando el placard de cuarto oscuro y en unos minutos estaban los negativos revelados. De la mayoría de ellos nunca hice copias, los fui archivando por número y hoy, treinta y pico de años después descubro imágenes inéditas que son  para mi un tesoro. De no haber existido la imagen digital, el scanner de negativos e Internet, probablemente la

Dos GAIAs para adentro llevando un carga.

El tren Fiat volviendo de Daireaux y Gral. Alvear.


mayoría de ellas hubieran quedado en el olvido y yo habría perdido además, el valor agregado de poder compartirlas con Ustedes.

Si bien la calidad de la imágenes no es óptima, esto se debe a que el escaner del que dispongo no es tan bueno como hubiera deseado, no obstante es lo que hay y por ahora me alcanza. También es cierto que en aquellos años se podían tomar muy buenas fotos en colores pero esto significaba llevar el rollo a la casa de fotografía (en el centro), esperar varios días para verlas y gastar bastante mas, por lo que yo opté por el blanco y negro.

La diapositiva era otra opción, de hecho muchas de mis fotos en colores son diapos, almacenadas en cajitas que hace años doné a la Fundación Museo Ferroviario y que allí están preservadas, aunque como todos saben, las diapos con el tiempo se degradan y van perdiendo calidad. Algún día, cuando disponga de un escaner especial para ellas, me tomaré el trabajo de digitalizarlas y tratar de restaurarlas con el Photoshop.

Hoy con una Olympus digital al hombro, parado junto a rieles abandonados o sentado en el andén de una estación por la que ya no pasan trenes, pienso en aquello de la experiencia y lo comparo con la tecnología: es para mi como un peine que me llegó cuando ya me quedé pelado.

Un sábado a la mañana, dije, me voy caminando hasta la playa de Temperley pasando por el puente de Kilo 18, el que cruza las vías del Sarmiento por sobre las del Roca justo en el empalme de la vía Monte Grande. Allí siempre había algo para fotografiar. En la playa o en la estación, imagínense, locomotoras a vapor en la maniobra, coches de madera, algunos venidos de lejos y nunca vistos por mi, locomotoras diesel de todo tipo y en el depósito o transitando la principal, cochemotores Fiat nuevitos, en sus distintos modelos.

Temperley mientras se despeja la niebla matinal.

 

A Las Flores con Cockerill.

Desde el puente peatonal de Temperley, el del lado norte, a veces se veían cosas interesantes. En la foto de arriba la 9023 impecable y tres chicos que parecen preguntar: Cuanto le da con 10 litros de gasoil?

La foto de abajo muestra una locomotora que ya no existe, cruzando el paso a nivel que hoy tampoco está.

De Temperley a Plaza un viajecito en tren en un día y a una hora en que se viaja tranquilo, allí trenes generales, locales, coches Materfer, holandeses, de madera, oficiales y furgones.

Siempre había algo que valía la pena “escarchar” y mientras tanto, mientras se estudiaba el movimiento por enésima vez, uno iba aprendiendo el por que y el cómo de aquellos trenes que inexplicablemente significaban tanto para mí. Uno hacía amigos y así compartía experiencias laborales con maquinistas, señaleros y encargados de la mesa plaza o el palomar. Después de un tiempo se andaba por allí como si uno estuviera en casa.

Por Remedios de Escalada, un general con Cocke y tres GE U13C rumbo al sur.

Bajarse en Gerli y correrse hasta Kilo 5 era otra opción válida, allí había mucho para ver y fotografiar y si no en Escalada, desde afuera nomás, se podía ver lo que llegaba y quedaba a la tarde en la playa técnica para ingresar al taller al otro día bien temprano, a veces venían cosas raras del interior.
Carga con Cockerill hacia afuera, pasando por Talleres Remedios de escalada.
Carga con Baldwin rumbo a Kilo 7.

Otra Baldwin maniobrando en kilo 5.


Un general que mas parece un mixto, pasando por Gerli con una GT22 impecable, probablemente aún en ablande.
Estos tours fotográficos muchas veces los hacía solo, otras, nos juntábamos dos o tres y salíamos en patota para terminar el día en algún boliche frente a una estación tomando un café o una gaseosa y comentando la experiencia vivida, y otras veces terminábamos todos en cana dándole explicaciones al policía ferroviario de guardia sobre nuestro extraño accionar, a veces lo convencíamos, otras apelábamos a algún funcionario conocido para que vaya al destacamento a testificar nuestra actitud

A la izquierda: Encomiendas Plaza con furgón, coche  local y la pilota correspondiente,

por supuesto una 33.

Abajo: Una 33 (8A) y una 35 (8E) tomando agua para seguir oficiando de pilotas.

inofensiva y con ello poder recuperar nuestra libertad (y las cámaras de fotos).

Como explicarle entonces a los encargados de velar por los bienes ferroviarios que de todo lo que se afanaron desde aquellos años a hoy, nosotros, justamente nosotros, los que sacábamos fotos, nos quedaríamos solamente con el recuerdo, que por no tener precio no lo pudimos vender como chatarra.   

                           Marcelo Arcas