Tandil 1883


 Cuando el tren llegó...

Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, pocos hechos resultaban tan auspiciosos en la vida de los pueblos de la campaña bonaerense como la llegada del ferrocarril.

Una mirada al pasado, recorriendo textos en forma de noticias y editoriales referidos a este tema, atesorados por El Eco de Tandil, mas una lectura minuciosa de las actas del Concejo Deliberante entre 1882 y 1883 y algunas notas extractadas de las memorias de vía y obras del viejo Ferrocarril del Sud, permiten trazar una suerte de historia mínima de las circunstancias que rodearon la llegada de éste, para entonces formidable sistema de transporte, a la hoy hermosa y pujante ciudad de Tandil. 

 

Plaza Constitución en 1883. Estación Barracas al Sud, luego estará allí Avellaneda.

 

La primera sección de lo que fue el Ferrocarril del Sud se habilitó entre Plaza Constitución y Chascomús el 14 de diciembre de 1865. Era un ferrocarril modesto de 113 kilómetros de longitud, que apenas se asomaba a la vastedad de las pampas. En 1871 esta empresa de capital británico comenzó su expansión hacia el sur por dos frentes, desde Altamirano uniendo por riel los pueblos de Ranchos, Las Flores y Azul y desde la punta de rieles, Chascomús, hacia Dolores y Ayacucho llegando a esta última en diciembre de 1880.

Rumores llegados a Londres referidos a la intención del Gobierno de la Provincia de expropiar al Ferrocarril del Sud, motivaron que el Directorio de la misma enviara una comisión a nuestro país para negociar con el Gobernador los términos de un acuerdo que evitara esta medida no deseada por los intereses británicos. El arreglo al que se arribó luego de numerosas reuniones entre los representantes de la empresa, señores Frank Parish y C. O. Barker, Presidente y Secretario respectivamente del Directorio y el Gobernador de Buenos Aires, Dr. Dardo Rocha, comprometía al ferrocarril a construir la prolongación de su línea desde Azul hasta Bahía Blanca y desde Ayacucho hasta Tandil, firmándose un contrato, con fecha 19 de octubre de 1881 en el que se establecía que los rieles debían llegar a Tandil dentro de los tres años siguientes, siendo éste el primer documento que se refiere a un hecho tan auspicioso para el desarrollo de este pueblo.

La prolongación de la línea desde Ayacucho comenzó a mediados de 1882. En aquellos años se iba formando primero a pico y pala con el consabido esfuerzo de centenares de obreros, el terraplén o el desmonte para nivelar el terreno, al mismo tiempo se construían las obras

de arte sobre las que pasarían las vías, tales como alcantarillas y estribos de puentes. Mas atrás, sobre la obra concluida se tendían los rieles al tiempo que el tren de obra avanzaba para acercar durmientes, rieles y allí donde fuera necesario, los tramos de los puentes.

El domingo 24 de septiembre de1882, el Eco de Tandil publicaba una noticia referida al ferrocarril, en la que informaba que: Los trabajos de la línea de Ayacucho continúan adelantándose con bastante rapidez. Hay concluidos veinte kilómetros de terraplenes, y el empresario de las obras presume llegar al pueblo en el término de tres meses; ahora se hallan cerca de la Posta del Medio.

En un aviso publicado el mismo día la empresa pide trabajadores, y el diario aclara que: ...hasta el presente trabajan más de cuatrocientos hombres, pero este número desean elevarlo de 600 a 700, agregando que con respecto a los pequeños disturbios o incidentes entre los trabajadores, de que se ocupó la prensa en general, según datos suministrados por  personas de entera confianza, han desaparecido y continúan todos satisfechos.

 

Estación Dolores punta de rieles en 1874. Ayacucho, el ferrocarril llegó en 1880.

 

En los primeros días de enero de 1883 llegó en breve visita a Tandil una comitiva de funcionarios ferroviarios integrada por el Sr. Fair, Vicepresidente del Ferrocarril del Sud, acompañado de su señora e hijas; El Sr. Cooper y el Sr. Coghlan, Gerente e Ingeniero en Jefe de la empresa, el Sr. Santamaría, miembro de la Comisión Directiva y los Señores Lamarca, Casey, Fheggino, Mackeen, Puliston, Green y Thompson, quienes partieron de vuelta, al día siguiente no sin antes visitar las obras del tendido de la línea, cuyos terraplenes llegaban ya cerca de donde se construiría la estación.

 

El domingo 4 de febrero El Eco de Tandil informa que los terraplenes de la línea llegan casi hasta donde se construirá la estación, las alcantarillas siguen también muy adelantadas y la locomotora avanza unos veinticinco a treinta kilómetros de Ayacucho y el jueves 22 el diario da cuenta que: A consecuencia de algunas diferencias nacidas con respecto a la apreciación del valor de las propiedades señaladas para la Estación del Ferrocarril, la Empresa de la línea férrea se ha presentado al Gobierno pidiendo proceda a la expropiación con arreglo a la ley de la materia. Para el efecto ha acompañado el recibo del depósito de 150.000 pesos hecho para el pago de esta expropiación, que se lleva a cabo sobre una fracción de la quinta que posee Don Mari Blas Dhers, en el lugar elegido.  Por este terreno ubicado entre las actuales Avenidas Colón y Del Valle y las calles Machado y 11 de septiembre, la empresa paga finalmente, la suma de 200.000 pesos m/c.

 

Locomotora Beyer Peackok clase 6 del FC Sud,

una de estas llegó a Tandil con el tren inaugural.

 

El miércoles 14 de marzo comenzó la construcción del edificio de la estación, que no es otro que el actual con modificaciones y ampliaciones y cuyo constructor fue Don Justino Sabaría, sobre la base de los mismos planos de la estación que ese año se erigió en Bahía Blanca y que en 1910 fuera demolido para dar lugar a un nuevo y más amplio edificio.

El apellido Sabaría volverá a aparecer en torno a la historia del ferrocarril en Tandil, en el nombre de una empresa, Sabaría y Garassino Lda. S.A.  quienes adquieren de la firma Rossello una cantera entre La Movediza y El Calvario, y que operó con desvío industrial, por lo menos hasta 1927.

 

Once días después se desató en Tandil una tormenta eléctrica de bastas proporciones que produjo en el campamento de la obra, levantado junto al terraplén a la altura del campo de Miguenz, un accidente con fatales consecuencias. Esa noche a las 10,30 horas cayó un rayo sobre una de las carpas donde dormían trece operarios, causando una terrible conmoción tras la cual se constató la muerte de un trabajador y heridas graves a otros tres o cuatro. El herido mas grave fue trasladado el día lunes al Asilo San Juan de esta localidad, donde felizmente se recuperó satisfactoriamente.

 

Uno de los primeros coches llegados a Tandil, Brown Marshalls de 1876.

 

Al mes siguiente, el domingo 29 de abril, El Eco de Tandil anunciaba que debido a estar completada la enrieladura hasta las inmediaciones del Circo de Carreras, actual predio del hipódromo, la locomotora del tren de obra llegaría hasta allí a las 2 o 3 de la tarde, invitando a los que quieran dar un paseo agradable y saludar al mensajero del progreso, que se lleguen a contemplarla, lo que se convertiría en una interesante propuesta, considerando que hasta entonces la mayoría de los tandilenses no habían visto una locomotora en su vida y era ésta una buena ocasión.

 

El 2 de mayo el Presidente del Consejo Deliberante informa en la sesión del día, que tiene noticias que el domingo siguiente llegará por primera vez a Tandil la locomotora del tren que realiza las obras de construcción de la línea y por tal motivo sugiere se agasaje a ingenieros y obreros del ferrocarril con un asado, la moción se aprueba y el homenaje se realiza ese domingo con la presencia de una nutrida y entusiasmada concurrencia. En ella toma la palabra el Dr. Fidanza, en un discurso muy aplaudido en el que resalta el significado para Tandil de esta avanzada del progreso cerrando su alocución con un God save the progress. Siguieron otros discursos y en todos ellos se alabó al Gobierno del Dr. Dardo Rocha, por cuya iniciativa se había construido este ferrocarril,  el adelanto de nuestra Campaña y el espíritu progresista y emprendedor de los ingleses.

Concluida la fiesta en medio del más completo orden y armonía el Dr. Fidanza dirigió un telegrama al Dr. Rocha, dando con elocuentes frases, cuenta de la llegada de la locomotora, al que el Dr. Rocha contestó desde La Plata con el siguiente:

 

La Plata Mayo 6.

Al Dr. D. Eduardo Fidanza, Juez de Paz del Tandil.

Oficial:- Acabo de recibir su telegrama que agradezco.- Me felicito que el ferrocarril haya llegado al Tandil por cuyo progreso he tenido siempre el más vivo interés.

Salúdale atentamente.

Dardo Rocha.

 

Aquel 6 de mayo de 1883 llegó por primera vez aunque precariamente, un tren a Tandil. El servicio público debería esperar aún tres largos meses para su habilitación provisoria.

 

Cangallo e Iraola, las estaciones intermedias entre Ayacucho y Tandil.

 

El invierno de 1883 fue particularmente lluvioso en el ámbito sur de la provincia, los caminos anegados impedían el normal tráfico de carretas y galeras entre Tandil y Ayacucho, retrayendo el comercio y haciendo escasear en esta ciudad los más elementales insumos. Por ello, ni bien llegados los rieles la municipalidad se dirigió al Gobierno Provincial solicitando se permita a la empresa del ferrocarril comenzar el servicio de cargas y aliviar esta emergencia ya que como expresa El Eco de Tandil, el comercio de este pueblo, hace mes o mes y medio que tiene almacenadas sus cargas en Ayacucho, o estancadas en los pantanos del camino. Ocho Días después el gobernador responde haber recibido el telegrama pero nada dice de resolver la apremiante situación. Habrá entonces que seguir esperando.

 

Con la llegada del tren de obra a Tandil en el mes de mayo, se especula con realizar la apertura del servicio ferroviario con una gran fiesta en coincidencia con la del 9 de julio, las obras de la estación que se habían retrazado a consecuencia de los días lluviosos han cobrado nuevo impulso y su constructor, Sr. Sabaría considera terminar para esa fecha. Mientras tanto la municipalidad prepara obras complementarias a la de la estación, El Eco de Tandil publica en su edición del domingo 3 de junio la siguiente licitación:

 

La Municipalidad en sesión de la fecha acordó sacar a licitación la construcción de veinte y ocho (28) faroles de seis frentes para ser colocados sobre pedestales para el alumbrado de las calles del camino a la estación del Ferrocarril.

Las propuestas se recibirán por secretaría hasta las tres de la tarde del día quince del corriente, hora en que serán abiertos en presencia de los interesados.

            Tandil, Junio 1º de 1883.

Eduardo Fidanza.

Presidente.

 

Para el mes de junio la situación de aislamiento en la que vive Tandil se ha agravado por efectos de las lluvias y el barro que convierten los caminos en infranqueables lodazales. Conspira también, para empeorar la situación, la decisión del entonces Vicegobernador de La Provincia Don Adolfo González Chávez, de alambrar su campo ubicado entre Ayacucho y ésta, impidiendo así que las galeras y carros puedan, haciendo un rodeo, evitar los pantanos.

Ante esta situación, el día 16, el Juez de Paz sustituto de Tandil, Don Eduardo Arana se dirige por telegrama al Ministro de Gobierno de la provincia, Dr. Carlos D´Amico, informándole que: ...la galera de las Mensajerías Correos de Ayacucho á este pueblo, quedó ayer empantanada en el camino que se halla aislado entre los alambrados del Sr. González Chávez, teniendo los pasajeros que regresar a Ayacucho. El mal estado de ese camino hace poco menos que imposible la comunicación de este pueblo con la Capital, hallándose por cuyo motivo el tránsito comercial completamente paralizado hace tiempo; en su virtud el vecindario me pide reitere la solicitud anterior para que se autorice al Ferro-Carril la conducción de cargas. Y agrega: Al comunicar esto á V. E. espero ordenará a quien corresponda se ponga ese camino en condiciones de viabilidad, lo que podría conseguirse pidiendo al Sr. González Chávez abra dos tranqueras en su alambrado para así poder desviar los pantanos.

Saludo á V. E. Eduardo Arana. Presidente interino de la Municipalidad.

 

En julio la situación sigue igual, la empresa del ferrocarril confía terminar este mes las obras faltantes para solicitar la habilitación de la línea, sin embargo como veremos mas adelante esto no será posible y las comunicaciones con las localidades vecinas se hacen cada vez mas difíciles. Durante la primera semana del mes, a excepción de dos o tres días en que se ha podido despachar una bolanta, el servicio de correo a Ayacucho se hace a caballo. La galera que salió el día 5 de Juárez no llegó a Tandil, hasta la noche del día siguiente por haberse quedado al otro lado del arroyo La Merced, que en esos días estaba muy crecido. Las cargas ni entran ni salen desde hace ocho días, los últimos carros que han llegado, tardaron 10 días para recorrer las 13 leguas que separan Ayacucho de Tandil.

Es inconcebible que suceda esto, dado que el ferrocarril hace ya dos meses que llega diariamente y podría ser habilitado aunque fuese en forma provisoria sin que el gobierno se expida al respecto y sin que la empresa del Ferrocarril del Sud demuestre interés por acelerar los tiempos.

Por tal motivo las fuerzas vivas de Tandil envían el 21 de julio sendos telegramas dirigidos al Gobierno de la Provincia y a la empresa del ferrocarril, con los siguientes textos:

 

Al Sr. Ministro de Gobierno, Dr. D. Carlos D´Amico.

Este pueblo se encuentra incomunicado hace dos meses en sus relaciones comerciales con Ayacucho debido el malísimo estado de los caminos, y en su consecuencia este comercio viene sufriendo una situación penosísima.    

En atención a que la línea del Ferro Carril está concluida y la locomotora llega diariamente, desearíamos que el Exmo. Gobierno obtuviese o concediese el permiso a la empresa del Ferro Carril, para que habiliten inmediatamente la línea, aunque sólo sea en carácter de provisorio.

Dada la justicia y trascendencia que esta petición importa para los intereses de este Partido y adyacentes, esperan los solicitantes que V. S. le prestará su preferente atención y su valioso concurso.

 

Al Presidente del Directorio del Ferro-carril del Sud Sr. W. H. Moores.

En atención a los inmensos perjuicios que origina a este comercio la interrupción completa del tránsito comercial entre este pueblo y Ayacucho que se viene sufriendo hace dos o tres meses, por las aguas y el malísimo estado de los caminos, suplica  este comercio a ese Directorio, quiera habilitar aunque sea con carácter de interinidad la línea de Ayacucho a este pueblo, con la brevedad posible.

Al efecto en este mismo momento se dirigen los firmantes al Gobierno, elevándole la misma súplica.

Este pueblo espera del Sr. Presidente, que en virtud de la trascendencia y conveniencia que esta determinación importa para los intereses de este comercio, le dispensará su preferente atención y accederá a su pedido.

 

Estos mismos telegramas fueron dirigidos a varios periódicos en Buenos Aires y pueblos limítrofes, para que con su propaganda, cooperen al éxito de esta solicitud y sin duda dieron resultado ya que el martes 7 de agosto llegaron los ingenieros del Gobierno de la Provincia a inspeccionar la línea sin que presenten ninguna objeción. Una semana después se recibe en Tandil un telegrama del Gobernador Dardo Rocha que no hacía otra cosa que comunicar a las fuerzas vivas de Tandil, en la persona de su Juez de Paz, que ese día había firmado con toda urgencia, el decreto que autorizaba a la empresa del Ferrocarril del Sud a librar provisoriamente al servicio público la sección de Ayacucho a Tandil a partir del día domingo 19. La urgencia se justificaba, según el texto del decreto, en el mal estado de los caminos, aclarando que para su habilitación definitiva se debían completar algunas obras menores de infraestructura y terminar la estación para lo que se daba un plazo de 30 días.

 

Estación Tandil tal como era cuando el ferrocarril llegó.

 

 

Si bien la fiesta oficial de inauguración que se había previsto realizar no se llevó a cabo dado el carácter provisorio de la apertura del servicio, la población celebró este acto embanderando sus casas, concurriendo en masa a la Estación, donde la banda de música tocó toda la tarde y asistiendo al baile que la misma noche se dio en los salones del club.

 

Las obras fueron terminadas y el nuevo decreto autorizando la habilitación definitiva de la línea se sancionó el 1º de septiembre. A partir de entonces Tandil comenzó a vivir lo cotidiano del servicio ferroviario mientras los rieles se aprestaban a continuar su tendido hacia el sur, hacia Benito Juárez. Comenzó entonces para Tandil y sus habitantes una nueva lucha, no ya por el ferrocarril, sino contra el ferrocarril, por la arbitrariedad de las expropiaciones, el precio de las tarifas, las escasas comodidades de la estación y las malas condiciones del servicio, ésta última vigente aún hoy, a ciento veinte años del día en que el tren llegó.

 

                                                                                         Marcelo Arcas