Con sus siete caras y 21 metros (múltiplo
de 7, número cabalístico empleado para su construcción),
tiene en la punta un cristal que actúa
como canalizador de energía cósmica.
Hallado en la vecina ciudad de Cristalina, en
el Estado de
Goiás, con unos 20 kg. de peso fue, entre
los cristales de
máxima pureza, el mayor que se encontró.
Por una doble espiral superpuesta, la gente circula
para llegar al centro del
templo y luego salir. Ingresa por la parte negra
"dejando sus negatividades"
y sale por la parte clara, "purificada".
El altar no tiene símbolos
de ninguna religión en
particular. Sólo una
escultura en metal, con el
símbolo del sol, el aire y el
agua. Además de los
cristales, la gente de la
LVB considera al sol y al
agua como fundamentales
fuentes de energía.
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