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Toda la región de los alrededores de Monterrey
tiene abundantes grutas y oquedades con estalactitas, formadas dada la
abundancia de calizas (hay mucha calcita con cristales en forma de paralelepípedo,
algunos muy transparentes, de los de tipo "calcita óptica" o "Espato
de Islandia").
Llegado a la ciudad a inicios de abril de 2003, noté
de inmediato la presencia de cuarzo blanco, lo cual podría ser un
indicio de la existencia de cristales. Inclusive algunos ejemplares tenían
partes cristalizadas, aunque no transparentes.
Ya había encontrado un par de fragmentos de cristal a
unos 50 Km. al sur de la ciudad, en Montemorelos, que eran claros indicios
de que estaba sobre la pista.
El sábado 19 de abril, paseando por el sur
de la ciudad, hallé una excavación en una esquina no edificada,
entre las casas de la última calle subiendo un cerro. Retornaría
la semana siguiente, luego de hallar cristales en la continuación
de la veta a pocos cientos de metros de allí.
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El viernes 25 recorrí cerros de la zona, encontrando
piedras grandes de cuarzo blanco con cristalizaciones tabulares (arriba),
y afloramientos de cristales de ese tipo, más transparentes (abajo,
izq.) y otros lechosos (dcha.).
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Es lamentable que sobre la veta de cuarzo que recorre
en línea varios cerros, hayan sido construidas viviendas (lo cual,
además, ha ido restando belleza al paisaje, edificándose
cientos de metros hacia arriba por las faldas de las montañas, priorizándose
lo demográfico por sobre lo natural, y sin que las consideraciones
estéticas tengan importancia alguna en la evidente falta de sentido
arquitectónico en la mayoría de las construcciones). El tesoro
está allí, en pleno perímetro urbano; "oculto a los
ojos de los profanos" -diría un iniciado espiritual-, que no lo
perciben o, de ver reflejos al sol y transparencias hexagonales con punta,
no les dan importancia. Muchos habitantes y visitantes quedarían
fascinados al descubrir que hay algo así tan cercano y tan inadvertido.
Esto que podría ser preservado como santuario natural de cristales,
posiblemente también sea cubierto de edificaciones, a menos que
Turismo, Cultura del municipio o del estado, o alguien que tenga visión
para estas cosas, puedan encontrar la forma de proteger el área
y desarrollar allí un proyecto turístico-cultural, donde
lo científico, lo artístico y lo místico definan el
interés y la atracción de la propuesta. Conversaciones acerca
de esto, ya iniciadas por mí con gente de turismo, cultura, medio
ambiente, etc., tienen a esta página como punto de partida para
las gestiones que puedan derivarse, y al resto del sitio del Proyecto Quartz
como marco de referencia para ampliar la visión de lo que es posible
desarrollar a través del recurso mineral que es objeto de la presente
propuesta.
En Monterrey y otras partes de Nuevo León
En Monterrey, las vetas de cristales de cuarzo que
rodean la ciudad están siendo sepultadas bajo construcciones, y
donde alguno que otro operario de excavadora, albañil o cualquier
afortunado que los halle, los guardará o venderá sin importarle
que -dada la inexistencia de colecciones públicas en exhibición
y museos con este material- algún día no quede ni el mínimo
vestigio de que alguna vez hubo de estos cristales, sin ir más lejos,
aquí mismo, y esa riqueza mineral se agotara o se tapara bajo cemento
y asfalto. Y esto no debe parecer raro, pues tiene muchos antecedentes
en el mundo el hecho de que un mineral sea agotado y apenas quede de recuerdo
algún ejemplar -o ninguno en ciertos casos en que se vendió
hasta lo último- al no haber museos o colecciones en la población
que explotaba ese recurso.
No sé si usted sabía esto que está
pasando en Monterrey, o si creía que los cuarzos de Villa de García
son los más cercanos (de hecho, mucha gente piensa que es así).
En caso de que lo supiera, viendo cómo esta fuente natural de energía,
esta belleza de brillos, formas geométricas y transparencias es
devastada o cubierta por nuevos fraccionamientos, quizá entonces
usted pueda haber sentido cierta lamentación por lo sucedido, e
incluso, tal vez, cierto grado de impotencia ante lo "irreversible" del
avance urbano sobre las áreas naturales de la periferia regiomontana.
Y en caso de que usted no estuviera al tanto de esta situación,
si es ahora cuando se entera, podrá lamentarse con resignación,
o pensar: "tenemos que hacer algo..." Fue precisamente esto último
lo que me pasó cuando encontré los primeros cristales, en
un área rodeada de casas donde pronto construyan una vivienda más
que sepulte, como las otras y el asfalto sobre la veta, los últimos
resplandores que suelen brillar al sol sobre la tierra en ese lugar.
Para un simple comerciante de piedras esto no suele
ser de importancia: hay que explotar los yacimientos hasta agotarlos si
es posible; para un urbanista, un arquitecto o un ingeniero con mentalidad
de "progreso" urbano, poco importa lo que pueda quedar bajo los cimientos;
para un ambientalista, sí es importante el hecho de que la naturaleza
(cristales incluidos) sea invadida y depredada; pero para alguien dedicado
a la espiritualidad y la energía de los cristales, esto importa
más todavía, al punto que en lugares tales como Estados Unidos,
hay gente que compra terrenos donde hay cristales, no para explotarlos,
sino para evitar que se extraigan.
Lugares existentes en Monterrey pueden ser protegidos
de manera similar, pudiendo incluso ser aprovechados económicamente,
explotándolos cultural y turísticamente como santuarios naturales,
para sustentar la actividad conservacionista, sin necesidad de tener que
recurrir al comercio de los cristales que allí se encuentran. Puede
ser comercializada, a lo sumo, alguna parte del material existente, pero
ni la mayor ni la mejor; los mejores ejemplares conviene conservarlos,
colocarlos en exhibición en exposiciones en el mismo lugar u otros
de la ciudad, y en museos de piedras que se construyan, de donde los ingresos
para financiar el proyecto procedan del cobro de la visita y de la venta
de piedras en general, incluso de otros lugares de la región, del
país y del mundo.
En los niveles de gobierno municipal y estatal,
gente inteligente y con visión para estas cosas -que vaya reemplazando
a la carente de ideas e iniciativa que, esperemos, sea prontamente removida,
a menos que cambie de actitud- no perderá la oportunidad de explotar
algo para lo cual hay interés turístico en potencia: muchos
viajeros suelen fascinarse y andar en busca de lugares donde ver, encontrar
y llevar cuarzos. Es una realidad indiscutible, que plantea una bastante
nueva perspectiva en los negocios en el rubro de las piedras, el hecho
de que cuarzos y energía sean factores de interés en mucha
gente. Hasta los años '80, había en ciudades como Monterrey
algunos pocos lugares donde conseguir gemas, y ahora éstas se venden
por todas partes. Por eso las direcciones o secretarías de Turismo
de los lugares donde hay cristales de cuarzo, disponen de un recurso sumamente
explotable, dado el público que esto atrae. Sin embargo, suele suceder
que son los funcionarios del área de Cultura los primeros en percibir
la importancia del tema, y suele suceder que en esa área no haya
presupuesto para reunir colecciones, exhibirlas y construir museos, dado
que lo cultural del municipio o del estado suele ofrecer muchas propuestas
gratis y pocas que reporten ingresos. El turismo, en cambio, mueve más
dinero, pero éste tardará en llegar mientras se le vaya dando
difusión a la nueva propuesta que un lugar con cristales de cuarzo
constituirá; por lo tanto, habrá que mentalizar a los funcionarios
del área, de que esto no reditúa de la noche a la mañana,
pero que con dedicación se evitará que, quizá, de
la mañana a la noche se pierda la posibilidad a futuro, si mineros
o depredadores urbanos se adelantaran arrasando con los yacimientos. Un
llamado solidario a los cuarzófilos de Monterrey y municipios donde
la situación de las vetas de cuarzo es la misma, se hace imperativo
para resolver el problema. En Villa de García, la abundante extracción
de cuarzo en los últimos años ha agotado yacimientos y los
buscadores de cristales tienen cada vez más dificultad para efectuar
hallazgos.
Por lo pronto, de vincularse los interesados en
llevar adelante esta iniciativa, se podrá progresar rápidamente
en ella. Una lista de lugares, personas, teléfonos y correos electrónicos
para comunicarse, encontrarse y organizarse, podrá ser consultada
en la web del Proyecto Quartz: www.geocities.com/quartzproject/Monterrey.htm
(*) Lic. en Ciencias de la Comunicación Social y coleccionista argentino de minerales, director del Proyecto Quartz.
INTERESADOS ENVIAR DATOS A:
[email protected]
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