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ALGUNOS INTERROGANTES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA DE LA INDIA

Las lecturas de Gandhi como espejo de la occidentalización de Oriente

Por  Cecilia Escobedo

Observatorio de Conflictos, Argentina

 

 

INTRODUCCIÓN:

 

        "A partir de mediados del siglo XVIII Europa empieza a producir unos conocimientos sistemáticos y crecientes acerca de Oriente que fueron reforzados por el choque colonial y por el interés general ante todo lo extraño e inusual que explotaban las nuevas ciencias como era la etnología, la anatomía comparada, la filosofía y la historia; además a este conocimiento sistemático se le añadió una gran cantidad de obras literarias producidas por novelistas, poetas, traductores y viajeros de talento."(1)

 

        "El período de mayor expansión europea coincidió con el gran progreso de las instituciones y del contenido del orientalismo; desde 1815 a 1914 el dominio colonial europeo directo se amplió. Los dos grandes imperios eran el británico y el francés, aliados y socios en algunos momentos y hostiles y rivales en otros. "(2)

 

        Dentro de esta constelación de fuerzas internacional se inserta la relación entre Gran Bretaña y la India. A partir de mediados del siglo XVII, este segundo país se introduce en el comercio internacional como exportadora de muselinas. Tres compañías de origen inglés, holandés y francés respectivamente, intentan monopolizar este comercio. Finalmente, a mediados del siglo XVIII la empresa inglesa logra imponerse sobre las demás convertida ahora en una pequeña compañía militar, con ayuda de fondos de comerciantes indios. Hacia, mediados del siglo XIX, la Compañía de Indias Orientales, que así se llamaba, empieza a anexionar principados y hacerse con la recolección directa de impuestos, situación que perdura hasta 1857, cuando el Parlamente inglés revoca el monopolio que tenía esta empresa, estableciendo el gobierno directo de Gran Bretaña sobre la India.

 

        Esta situación, abiertamente desigual entre la metrópoli y su colonia, fabricó también una visión con esas características: hacia los siglos XIX y XX, Occidente asume que Oriente -y todo lo que en él había-, si bien no era manifiestamente inferior a Occidente, sí necesitaba ser estudiado y rectificado por él. La imagen del oriental que empezó a cultivarse lo mostraba como un ser depravado (periodo), infantil, "diferente"; mientras el europeo se afirmaba como un ser racional, virtuoso, maduro, "normal".        

 

        La mayoría de las fuentes documentales elaboradas bajo el período colonial en la India están teñidas por estos juicios. Es evidente entonces, que si investigamos esta historia debemos tomar algunas precauciones frente a las fuentes consultadas.

 

 

Advertencias posibles a la hora de bucear en la historia de la India. El comunalismo y las castas como conceptos a ser revisados

 

        Empecemos advirtiendo sobre algunas especificidades presentes en el pensamiento indio, ignoradas generalmente por la mirada interpretativa europea: la matriz religiosa que tiñe la concepción india hace que la dimensión política no esté divorciada de la dimensión religiosa.

 

        En otras palabras, para comprender el mundo indio es necesario explorar en profundidad el rol que juega la religión como motor para el cambio social, directamente, como creencia e ideología, o indirectamente, como base discursiva e institucional de reforma social.

 

        Al respecto, Pinch sostiene que "para enfocar los mundos mentales que producen los sujetos y dan sentido a la acción social, debemos ampliar las definiciones usuales de religión, más allá de lo personal y lo privado para incluir mucho de lo que normalmente es considerado político, social y económico. Si nos proponemos, por lo tanto, investigar las trayectorias de la acción popular en el contexto de la nación india debemos poner la atención en la acción colectiva y el lenguaje simbólico de la violencia de masas, comprobamos que la religión proveyó la base institucional para las actividades en la -arena pública-, tales como festivales, en que las identidades comunitarias crecientemente ampliadas se expresaron con una urgencia política cada vez más grande en tanto en la era colonial llegaba a su fin." (3)

 

        Dicho en otras palabras, la religión, sin duda se introdujo en el proceso político de la India colonial (y en el proceso independentista posterior), por lo que los estudios sobre la acción política predicada sobre instituciones religiosas pueden y deben ser complementados por investigaciones sobre los significados políticos de la religión. La intromisión de lo cultural en la historia social va en esa dirección.

 

        Siguiendo esta línea argumentativa, sale a la superficie el tema del comunalismo, concepto acuñado por los dominadores ingleses, referido al antagonismo entre comunidades religiosas, especialmente hindúes y musulmanas. "Sin embargo, la realidad india nos muestra que debajo y dentro de las acciones de masas presentes en la arena pública existen ideologías religiosas significativas que no eran ni hindúes ni musulmanas en el sentido político. El reconocimiento de este hecho proporciona una mayor profundidad histórica y cultural en la historia." (4)

 

        Está claro, entonces que hay que revisar la historiografía producida acerca del "comunalismo",  puesto que nos encontramos con que los funcionarios coloniales eran rápidos para adscribir identidad religiosa, particularmente identidad "comunal" hindú y musulmana, como la fuerza motivadora de todo conflicto precolonial, en parte como forma de justificar su propia presencia como representantes de una fuerza secular estabilizadora.

 

        Hay otra tarea, anticipada arriba, que cabe a aquellos que se dediquen a abordar la historia de la India y es revisar e interpelar la imagen producida por el poder británico en la historiografía.

 

        "La India ha sido representada desde largo como un lugar de campesinos eternos y monjes sin edad, no sólo por una élite intelectual que hoy es rotulada como 'orientalista'. Para el administrador británico las prácticas religiosas representaban un Oriente misterioso, impredecible y peligroso."(5)

    Aparece aquí un tema que constituye un lugar común para muchos debates, aunque poco abordado desde una mirada desde los propios actores: y es el tema del sistema de castas. Pinch interpeló críticamente esta noción: "En la sociedad indo-británica, la casta era sujeto de gran interés para todos, en gran parte porque la ideología de desigualdad y estatus (y por implicación, igualdad e identidad) implícita a la casta capacitaba a los individuos, las comunidades y al estado para facilitar, moderar, o obliterar el cambio social. Y ciertamente la casta hemos venido a saber a fines del siglo XX que es en parte  el producto del discurso colonial. La antropología imperial británica se manifestó a fines del siglo XIX en una omnipresente burocracia censal indo-británica, que inadvertidamente reificó a la jerarquía brahmánica -o a una ideología de desigualdad articulada por brahmanes que estaban en la cúspide de tal jerarquía- como parte de un proceso de colonización cultural sagrado."

 

        Sin embargo, Pinch también aclara que si bien el imperio puede ser responsabilizado por muchos males, la entera carga de las injusticias de casta no puede ser arrojada enteramente sobre sus hombros. "El estatus y rango social -y la fijación campesina, monástica y colonial en el estatus y rango- debería entenderse como parte de un discurso índico de varna mucho más antiguo, aunque quizá más restringido socialmente. Los estudiosos discuten la existencia precolonial de los discretos roles, religiosos, políticos y económicos, de sacerdote (brahman), guerrero (kshatriya), comerciante (vaishya), y siervos (shudra) que constituyen el varna. Que el varna fue concebido por brahmanes en el pasado lejano como una división jerárquica implícita del trabajo está confirmado por la antigüedad indiscutible del mito del hombre primordial, de cuya cabeza y boca salieron los brahmanes, torso y brazo los kshatriyas, muslos los vaishyas, y piernas y pies los shudras. Estas ideas requieren de ciertas desigualdades forzadas (incluyendo las desigualdades de género), en la sociedad india precolonial, pos-védica." (6)

 

        Pinch abre así una linea de investigación interesante para posibles investigaciones futuras, relacionada con el análisis del nivel de consenso que tuvo la jerarquía implìcita en el varna. "El principio de la jerarquía social, y las desigualdades humanas fundamentales que implicaba, debe haber sido aún más repulsivo para una parte sustancial de la población relegada a una región social allende y por tanto más abajo de los cuatro varna y que por definición existía en la periferia de la sociedad. Los miembros de este grupo de perennes intrusos, arrojados a una servidumbre social, económica y política hacia la sociedad varna por vías intrincadas innumerables, han sido conocidos generalmente por una variedad de nombres. Han sido designados como dasyu (bárbaro), dasa (esclavo), paraiyan (paria), e intocable, han sido apadrinados como harijan (hijos de Dios, según Gandhi) y scheduled (catalogados sus nombres en una lista de gobierno), y se han hecho valer a sí mismos como intocables, achhut (no-tocado) y más recientemente, dalit (oprimido). Para los historiadores que buscan entender la historia de esta subclase antes del siglo XX, sin embargo, sus voces son difíciles de distinguir."(7)

 

        Las raíces de esta "historia oculta" se encuentra en la naturaleza de la interpretación colonial de la India, crecientemente centrada sobre la casta, la cual "... recayó sobre un cuerpo de funcionarios de élite que buscaron entender y compartimentalizar la complejidad de la vida religiosa, cultural y social . Ellos y otros como ellos trabajaron tanto para la Compañía de Indias Orientales como para el Gobierno Británico de la India. Su rol fue estudiar, interpretar, y reportar la sociedad india; su investigación estuvo basada en traducción, análisis lingüístico, especulación filológica, encuestas estadísticas, estudios de textos, etnografía; y su interpretación estaba fuertemente marcada por sus predisposiciones culturales, funciones administrativas y roles políticos. Los volúmenes que ellos produjeron entraron inmediatamente en el dominio público y, como información políticamente vital, se convirtieron en textos etnográficos, culturales e históricos básicos tanto para europeos como para indios. En resumen, los significados indios de obvia importancia para el funcionamiento exitoso del gobierno- fueron recolectados, analizados y reproducidos en formas estandarizadas por el poder dominante."(8)

 

        En tanto la literatura oficial frecuentemente se nutre con fuentes de la élite india, especialmente con respecto a la casta, este proceso debe también verse como un certificación oficial a un discurso brahmánico de jerarquía.

 

Nuevos interrogantes a viejos temas. Luces y sombras en la construcción de la figura de Gandhi

 

        Una vez que podemos reflexionar sobre el rol de la religión en los procesos políticos, por un lado, e interpelar la visión colonialista que heredamos sobre la India, por otro, los hechos históricos pueden ser leídos en una clave más autónoma y rica. Revisemos en este registro, a modo de análisis de caso, la figura de Gandhi y las diversas lecturas que lo han abordado.

 

        Muchas fuentes presentan a esta figura como un ser casi sobrenatural, coherente políticamente, a lo largo de toda su existencia, hasta su asesinato en 1948. Sin embargo, hay informaciones que introducen grandes matices a esta visión ya clásica.  

 

        Hacia 1920, Gandhi comienza con las campañas Satyagraha, palabra que puede traducirse como "fuerza de la verdad". En sus campañas masivas practicó la desobediencia civil, que implicaba violar una ley y ser arrestado. Aclaraba que sólo leyes específicas e injustas debían ser rotas. El uso de la coerción directa estaba prohibido, al igual que la destrucción de la propiedad ajena. Ni siquiera estaba permitido el secreto.

 

        La segunda forma de satyagraha masivo era la no-cooperación, lo que significaba rehusar cooperar con el oponente. Huelgas, boicots económicos y no pago de impuestos  eran lo caminos de la no-cooperación.

 

        Tal vez estas formas de intervención pública no violenta sean las prácticas políticas más difundidas, y sin duda más creativas, encabezadas por Gandhi. Sin embargo, Erikson revela otros aspectos desconocidos de este singular líder popular. "En 1916, en una carta al Virrey británico, Gandhi pidió que se apoye una  resolución que proponía el reclutamiento de 500.000 indios para el ejército inglés. Es más, se presentó como agente fiel del gobierno, y como reclutador de hombres aconsejando a sus pares que formasen un ejército republicano y lo acompañasen, acudiendo a donde lo ordenara el gobierno. Finalmente, ningún satyagrahi quiso ser reclutado por Gandhi,  e incluso muchos de estos antiguos aliados lo insultaron por su ambigüedad frente al imperio."(9)

 

        En otras investigaciones sobre Gandhi, estas intervenciaones, por lo menos paradójicas, aparecen como producto de desequilibrios mentales. Incluso el mismo líder comentó que sufría la enfermedad más grave de su vida. Sin embargo, tanto estas acciones que pueden llamar la atención de más de un lector, como los virajes que va a efectuar más adelante, no pueden explicarse solamente por motivos biológicos y meramente personales; hay otros elementos provenientes de la misma realidad hindú que lo llevaron a tomar tales decisiones (sobre lo que no nos vamos explayar aquí ...).

 

        Erikson explora y destaca estos recorridos no-lineales, los cuales hay que necesariamente inscribir en la coyuntura política, en la cual la violencia política empezaba a ser moneda corriente. "Gandhi empieza a entender que el ahimsa (la no-violencia) no había sido inventado por personas mansas o indefensas, sino predicado por el hombre cuando estaba en vigor pleno de la vida y podía mirar en la cara de sus adversarios. Uno sospecha que Gandhi podría acercarse al reconocimiento emocional de la violencia pasando por la idea de que uno debe desembarazarse con energía de lo que es irremediablemente impuro. Empieza a entender que la India no debe necesariamente luchar, pero sí conocer el modo de hacerlo, adquiriendo la forma de defenderse por sí misma, y combatir de esta forma al imperio, si necesita hacerlo. "(10)

 

        En otras palabras, comprende que en su prédica de la no-violencia existe de algún modo violencia, puesto que la violencia es una función del cuerpo. Gandhi parece entender el hecho de que la guerra es un elemento más de humanidad, por lo que es muy difícil transformar la naturaleza humana, al menos en ese contexto.

 

        Esta resumida descripción, busca ilustrar cuan mal informadas están las críticas superficiales que formulan incluso algunos de los observadores más cultos, y de acuerdo con las cuales Gandhi habría sido un hombre tan unilateral y visionario que vivía desvinculado de la realidad. Es más, el mismo Gandhi no concibió un posible Satyagraha en escala nacional o internacional, lo que demuestra que este tema no fue abordado con cierta ingenua "paz mental" o idealismo, por el contrario sufría graves síntomas de conflicto interior.

 

        Es muy probable que en el imaginario de muchos occidentales conviva esta imagen de Gandhi como un pacifista incondicional, como un santo, desapegado del mundo material. Esta construcción mental, es probablemente el producto de las interpretaciones basadas en otras interpretaciones, como vimos de naturaleza extranjera. Vale decir, que juzgar esta base documental como buena o mala no sirve de mucho a la hora de comprender en profundidad la compleja dinámica societal de la cultura india tanto en la época colonial como en la actualidad. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es disparar algunos interrogantes a las mismas: ¿qué pensaban los mismos indios satyagrahis de estas campañas?, ¿veían a Gandhi cómo un líder "iluminado" como lo presentan muchas fuentes?, ¿qué pensaba el mismo Gandhi de sí mismo y de su accionar político?. Para abordar estos interrogantes, debemos bucear en la sociedad india, contemplando las precauciones interpretativas arriba propuestas, en especial la referida al rol de la religión y al puente con el accionar político.

 

        Siguiendo con esta línea argumentativa, Pinch destaca que las principales fuentes para la escritura de la historia política india, presentan a Gandhi como la única figura importante a la que se concedió toda clase de status. "Luego de la independencia los documentos oficiales y los registros nacionalistas emergieron como las principales fuentes para la escritura de la historia política india, cuyos únicos legítimos sujetos parecían ser el Congreso, el comunalismo y el colonialismo. En esa matriz, la única figura significativa a la que se concedió toda clase de status religioso creativo fue Gandhi mismo, y todas las otras manifestaciones de religión socialmente comprometida serán leídas tras los dramáticos sucesos de 1946-47 como parte del comunalismo que dividirá al subcontinente a lo largo de líneas hindúes y musulmanas. El trabajo de muchos historiadores sociales sobre la política provincial remediará en alguna medida el entendimiento lineal de la historia nacionalista al enfatizar la importancia de las contingencias locales en las dinámicas evolutivas de la construcción político-institucional"

        Siguiendo esta linea argumentativa, Pinch sostiene que existen a partir de 1980, algunos estudiosos comenzaron a criticar como "elitista" no sólo las aproximaciones históricas que adoptan las agendas colonial y nacionalista como puntos temáticos, sino también el uso excesivo de documentación colonial y nacionalista (y la adopción inconsciente de las mentalidades presentes en ellas). " Este criticismo, aunque enraizado en la convicción de que las acciones de los campesinos y trabajadores -'los subalternos´- deben entenderse como parte de una historia fallida de la independencia nacional, puede también ser allanada desde la perspectiva de la religión. "(1)1

 

 

 

Bibliografía

 

* SAID, Edward. "Orientalismo". Cap. 1 . Libertarias, Madrid, 1990

* PINCH, William. Peasents and Monks in British India. UCP, Berkeley, 1996. (Traducción: Luis César Bou)

* ERIKSON, Erik. La Verdad de Gandhi. Sudamericana, Bs. As., 1975

* SHEPARD, Mark. El Mahatma Gandhi y sus mitos. Texto de la 1990 Annual Gandhi Lecture for the International Association of Gandhian Studies (Traducción: Luis César Bou)

Nota: 8

1 SAID, Edward. "Orientalismo". Editorial  Libertarias, Madrid, 1990. Pág. 53

2 SAID, Eward; Op. Cit. Pág. 54

3 PINCH, William. Op. Cit. Pág. 6

4 PINCH, Wiliam; Op. Cit. Pág. 12

5 PINCH, William. Op. cit. pág. 3

6 PINCH, William. Op. cit. pág. 15

7 PINCH, William. Op. Cit. pág.16

8 PINCH, William. Op. cit. pág 17

9  ERIKSON, Erik. La Verdad de Gandhi. Sudamericana, Bs. As., 1975. Pág. 455

10 ERIKSON, Erik. Op. Cit. Pág. 457

11 PINCH, William. Op. cit. Pág. 9

 

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