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¡Denme sangre! ¡Les prometo libertad!
 

En una asamblea de indios residentes en Birmania, 4 de julio de 1944

Este fue el discurso que hizo Bose en la gran asamblea en la que fue elegido con aclamaciones como líder del movimiento de liberación de Asia Oriental.

 

¡Amigos! Doce meses atrás fue puesto ante los indios de Asia Oriental un nuevo programa de “movilización total” o “sacrificio máximo. Hoy les haré un relato de nuestros logros durante el año pasado y plantearé ante ustedes nuestras demandas para el año próximo. Pero, antes de hacerlo, quiero que ustedes comprendan una vez más qué dorada oportunidad tenemos para ganar la libertad. Los británicos están comprometidos en una lucha mundial y en el curso de esta lucha han sufrido derrota tras derrota en muchos frentes. Habiendo sido debilitado considerablemente el enemigo, nuestra lucha por la libertad se ha convertido en mucho más fácil que lo que era cinco años atrás. Tal rara oportunidad concedida por Dios llega una vez en un siglo. Es por eso que hemos jurado utilizar plenamente esta oportunidad para liberar a nuestra madre patria del yugo británico.

 

También estoy muy esperanzado y optimista acerca del resultado de nuestra lucha, porque no confío solamente en los esfuerzos de tres millones de indios del Asia Oriental. Hay un movimiento gigantesco que tiene lugar en el interior de la India y millones de nuestros compatriotas están preparados para el máximo sufrimiento y sacrificio en orden de lograr la libertad.

 

Desafortunadamente, siempre desde la gran lucha de 1857, nuestros compatriotas estuvieron desarmados, mientras el enemigo está armado hasta los dientes. Sin armas y sin un ejército moderno, es imposible para un pueblo desarmado ganar la libertad en esta época moderna. Mediante la gracia de la Providencia y mediante la ayuda del generoso Japón, se ha vuelto posible para los indios de Asia Oriental conseguir armas para construir un ejército moderno. Además, los indios del Asia Oriental están unidos como un solo hombre en el esfuerzo para ganar la libertad y todas las diferencias religiosas y de otro tipo que los británicos tratan de profundizar dentro de la India, simplemente no existen en Asia Oriental. En consecuencia, tenemos ahora una combinación ideal de circunstancias favoreciendo el éxito de nuestra lucha y todo lo que se requiere es que los indios vayan adelante por sí mismos a pagar el precio de la libertad. De acuerdo al programa de “movilización total” yo demando de ustedes hombres, dinero y materiales. Respecto a los hombres, estoy contento de decirles que he obtenido ya reclutas suficientes. Los reclutas han venido a nosotros desde todos los rincones de Asia Oriental, de China, Japón, Indochina, Filipinas, Java, Borneo, Célebes, Sumatra, Malasia, Tailandia y Birmania.

 

Ustedes deberán continuar la movilización de hombres, dinero y materiales con mayor vigor y energía, en particular debe ser resuelto satisfactoriamente el problema de abastecimientos y transporte.

Necesitamos más hombres y mujeres de todas las categorías para la administración y reconstrucción de las áreas liberadas. Debemos estar preparados para una situación en la cual el enemigo aplicará cruelmente la política de tierra arrasada, antes de retirarse de un área en particular y forzará también a la población civil a evacuarse como lo intentó en Birmania.

Lo más importante de todo es el problema de mandar refuerzos en hombres y abastecimientos a los frentes de combate. Si no lo hacemos, no podemos esperar mantener nuestro éxito en los frentes. Ni podemos esperar penetrar más profundamente en la India.

Aquellos de ustedes que continuarán trabajando en el Frente de la India no deben olvidar nunca que el Asia Oriental --y particularmente Birmania-- conforma nuestra base para la guerra de liberación. Si esta base no es fuerte, nuestras fuerzas de combate no pueden nunca salir victoriosas. Recuerden que esta es una “guerra total” y no solamente una guerra entre dos ejércitos. Esta es la causa por la cual durante un año entero he puesto énfasis en la “movilización total” en Oriente.

Hay otra razón por la que quiero que presten atención al Frente de la India propiamente dicho. Durante los próximos meses mis colegas de Comité de Guerra del Gabinete y yo deseamos dedicar nuestra entera atención al frente de combate, y también a la tarea de llevar adelante la revolución dentro de la India. En consecuencia, queremos estar completamente seguros de que el trabajo en la base irá adelante ininterrumpidamente y libremente aún en nuestra ausencia.

Amigos, un año atrás, cuando les hice algunas demandas, les dije que si ustedes me daban una “movilización total”, yo les daría un “segundo frente”. He cumplido esa promesa. La primera fase de nuestra campaña está finalizada. Nuestras tropas victoriosas, luchando lado a lado con las tropas japonesas, han empujado hacia atrás al enemigo y están ahora combatiendo valientemente sobre el suelo sagrado de nuestra querida madre patria.

Prepárense para la tarea que tenemos ahora por delante. Les he pedido hombres, dinero y materiales. Los he obtenido en forma generosa. Ahora demando más de ustedes. Hombres, dinero y materiales no pueden por sí mismos traer la victoria o la libertad. Debemos tener la fuerza motriz que nos inspire y lleve a acciones valientes y hazañas heroicas.

Será un error fatal para ustedes el desear vivir y ver a la India libre solamente porque la victoria está ahora dentro de nuestro alcance. Ninguno aquí debe tener el deseo de vivir para disfrutar la libertad. Todavía hay frente a nosotros una larga lucha.

Hoy no debemos tener sino un deseo --el deseo de morir para que India viva-- el deseo de enfrentar el martirio, de manera que el camino hacia la libertad esté cubierto con la sangre de los mártires.

¡Amigos! ¡Mis camaradas en la Guerra de Liberación! Hoy les demando una cosa, por sobre todas las otras. Les demando su sangre. Es solamente la sangre la que puede tomar venganza de la sangre que el enemigo ha derramado. Es solamente la sangre la que puede pagar el precio de la libertad. Denme sangre y les prometo libertad.

Traducción: Luis César Bou

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