Breves antologías poéticas:
de Carlos López Dzur / Heideggerianas / 2
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Homenaje a Martin Heidegger

Temporalidad
Werwindung
Prosopopeya del Juicio Final
Milonga por Semele

Schickung / Destinación

La inautenticidad
Intemerata
Besorge
Verdades relativas
La boca
Láctame
Primacía de las manos
El pastor y el edil

Materialidad
Bienvenida a la amada
El ser
Dopamina
Ontología dopaminal
Cita a ciegas
Eigentlichkeit
El Inestante
Su clínica epidemia
La caída
Verfallen / El Decaer
Angustia
Como yerba mala
Los mentirosos
Nosotros, los impuros
Desencanto
El ser en general
El hombre desorganizado
Heidegger y la orfandad

Un-Zuhause / No-en-su-casa

Geschreibe
La casa cerrada
Existentzialitat
El preguntante
Lupercal semántico
Las vulpejas
Descobijado en la otredad
El ultraje
Uno es un zorro viejo
Los virtuosos salvajes
Dichosos decandentes
Complicidad

Logía

El gusano y la calabacera
Desideralia
Desacralización
Los valores engañosos
Don Gil de las calzas verdes
El ser y el hombre
Aprendizaje
El consuelo
Zorros viejos
Gaitiana
El zorro, filósofo de la sospecha
Zorro fecundo y pez de fuego
La echada
Solicitud
Mitdasein / Co-existencia
Bendición de la zorreada
Zorro viejo / 2
Zu-sein / Habérselas
El pozo
Al acecho
Angustia de Occidente
Once de septiembre

El alma y su lugar

Lenguaje y palabra
Convocatoria al Decir inicial

Martin Heidegger (en la foto)

Homenaje a Martin Heidegger

... Lo expresado es precisamente el ser-afuera: Martin Heidegger

El habla es el destino mal descrito
y la palabra su premio más desnudo,
la crisis, el soluto...
Sin embargo, siempre está el hostil vecino
que grita a las raíces y no quiere
que revienten los retoños en clamores.

Cuando paladeas delicias y sangras el espacio
con tu dulzura sólida, el modulador acecha
para obstruir las ondas de tu imaginación
y lucrar con tus vibrantes maravillas.
Sediento de tósigo, confunde sus prudencias
de isocracia con el Ser y sus letargos.

2.

Por el quién del Dasein,
por alcanzar la ninfa que huye
como voz interior de la consciencia,
vuelto-a-sí, puesto en su lugar,
el poeta paga el precio y deja el rostro
transido a bofetadas y el que ajusta las cuentas
Zurückholen
le atropella en sueños conocidos
donde el Uno se conjuga.

Para ser-sí-mismo, el Quién del hombre
oye a quien se ha desoído y se desoye
en el ir a oír, Hindhoren al Uno.

3.

La habladuría es la comprensión que ha perdido su raíz: M. Heidegger

Al Pastor se inventa sin habladurías,
se lo esconde con gritos cada vez
que se invocan las ovejas.
De modo que los rebaños son símiles oscuras.
huellas ya borradas de borregos.
ínfulas del poder-ser que no-ha-sido
porque el hombre no ha terminado
de inventarse todavía.

La orfandad del habla,
rasera y seducida por los oscuros
marasmos de las declaraciones,
se evidencia en el barrio,
donde se mata un verbo a cada hora,
donde en la esquina de una calle
se vende el alma por la boca
y se sueña con polvo
para drogar las enunciaciones.

Y el peor calvario del vírgen adjetivo
es salir de noche y ser violado
en la esquina donde manda la pandilla
que, en su pensar como presentación,
decae en la representación de su caída.

¿Qué dirá la indefensa metáfora
ante la intimidad desesperada de las vírgenes símiles
cuando la destroza, sin piedad, la habladuría?

4.

A veces uno sacude el coxis demasiado.
Camina, baila, despasea, vaga y recula
con pura cáscara,
con mecanismos a la mano
y fastidios ordenados
y niega el placer a la sombra,
quieta y muerta, al parecer,
del fondo de los mares.

Pero, para la sagrada misión
de lo exceptuado, para la escapatoria
(hacia la roja víscera de la hada durmiente)
está la mano prostituta del poema,
la sabrosa salvaje que hace a los sesos
su delicia y conforta con tranquila inducción
de oxitocina la corva navaja,
la afila de tal modo que se monda sola y se babea
como morronga chipocluda
y escupe lo que el molino tiene que decir
para la harina, el bollo blando de pan de canelón
(que es duro, por más levadura, que lo amase).

¡Qué terapia después del urbano paisaje
tu calle de manotas, qué terapia
a los ojos llenos de polvo e imágenes comunes
que estés ahí, sedienta de polla,
sin otro apetito visual
que tu agarrada de bolas,
tus ónticas deudas traducidas a pivote,
palanca para voltear el mundo!

5.

Suerte que eres ilícita.
¡Y qué rico es estar a solas con tus uñas
tendidas —a yemas— sobre mi ombligo
como táctiles estrofas
y tu lengua que gana mirtos al alba
cuando chupa, tus labios que son dos estrellas
bajo el estómago que secan la vía láctea!

¡Vale la pena dar par de limosnas
a tu eterna cochambre de musa
y dejar que metas musarañas con el ápice
de tus colmillos afilados de víbora
en lo profundo del sol que vas babeando
para que la punta del capullo pierda el nombre
y de la rabadilla final, callejón sin salida,
salga un poema, texto seminal, desconocido!

6.

¡Ahora sé por qué bucean los sapos
y los cocodrilos y por qué duerme
en la rana —el útero divino!
Chotéame, de punta a punta,
hasta donde el sol no quema:
la gramática diaria del ajoro,
el sudor y la fatiga.

Entra por detrás y por debajo
hacia el túnel del cráneo
bajo el piojo y la grasa de lo externo.
Y aplica manos santas, dedos tenues.

7.

Suerte que ella es ilícita
y gusta de la fantasía de la frontera:
hallarse en aras de beneficencia
en el downtown inframundo.

Darse un cartel falso de loca y menesterosa
para sincerarse con rufianes y mendigos,
con hambrientos de ella, con ladrones,
con exilados sin comunicación.

Y aplicar sus manos ligeritas de ratera,
sin hablar lengua de culpa
ni masticar más rumor que gorgoritos
por su lanzada boca mamadora...

¡Qué señora la palma de sus manos
cuando nos mira sin trusa de homo habilis
y nos grita: —Respira, desténsate, goza,
mono bruto, jorobado, sin pañales
y seamos crudos, verdes, medio-chiles,
felices, naturales, ricos en potasio
como pulpa de plátano!

¡Ay, qué piruja más coñosa,
qué perrada de soluto se aprendió de memoria
para soltar mi trapo y el suyo
en un masaje de Eros tan sabroso!
Ahora me gusta el mar profundo
con el peso de las olas hecho dedos, labios,
víboras que se agitan
sobre arrugas mal cicatrizadas
y superficies de derrumbamiento en mi ser!
Ahora sé que hay olas imprevistas,
con olor a yodo, pero saladas de vida.

8.

A las ganikas...

Yo, el sediento de realidad, pregunto
por el sabor de tu entrepierna
admirada socialmente, inocultable,
manifiesta, ganika, por ganicas de tí.

En esta geografía, se escribe con deseo
y se purga la condena de no verla
cuando la ganika no va.
¡Qué pura realidad, prostituyente,
sin salvación, sedienta de más gozo
en la corteza y vesanía!

Sanar la corte de la culpa
al mirar hacia el mons pubis
antes que a sus ojos
que son grises, grandes, caprichosos,
objetos de religare y superticio,
porque somos prebenderos de oficio.

Yo, que escribo del topos uranus
para halagarla y ser cortesano de su deseo,
ella, por ser la silueta cavernaria de la meleé,
estamos en apuros.

La corte sana a todo el mundo,
excepto a tí, ganika.
Nadie te quitará la lengua suelta,
la pierna en asta,
la almohada debajo de la espina,
el magisterio de godear a gordiflones,
a los calvos y promiscuos,
sin normas selectivas.

Tienes por tribuna los exordios de la romería,
la perecta salud de los orgasmos
y cada año, cada hora, por los siglos,
se te busca para quemar el malhumor
en las carnestolendas.

Los mequetrefes se olvidan tan pronto
que los hincaste ante tus pantas
letales ¡por placer a escondidas!
aunque ahora parezcan, arrepentidos,
castigados por culpa
bajo siglos de moralidad
y prestigio cultural.

9.

a las jineteras de La Habana

¡Qué ganicas, guajira de brillarse
la hebilla y bien vivirse sobre ágiles
guachinangos de la costa!
Da grumos verse el asta revolucionaria
ya que terminas de bordar en las macetas
las franjas de los muros, con tus vellos musgos
y verdes escamas.

¡Qué malecón para aguantar
sin gritar viva la zafra, la molienda
de la boca chupadora, qué ganicas,
guajira, de venderse y de comprarse
porque la calle está dura,
la patria jodida, la moña pelúa,
y cuesta tener pantaleta sin remiendo
y reloj y comer carne y llamar a Miami!

Te dan Jesús del Monte
sobre ágiles tiburones y caimanes,
se te quema la brava cadera, la ola,
y cómo remas, balsero,
y tu novia, tu hemana, tu madre,
cómo se jinetean para bloquear el embargo
con las nalgas y democratizar el placer
que parecía privatizado en el tabú
y la superstición burguesa...

... porque ya no hay que ser chusma
para buscar la esquina del turista:
¡se revuelcan las guerrillas del ovario
desde ambiciones de maestras,
sociólogas, médicas, ingenieras y burócratas,
y amor y sobrevivencia se vinculan!

Del avantrén a la prolonga, se oye el grito
cuando se brota la clavija
y se empelma al fondo de las piernas
y un color de yagrumo se agita en el malpaso
de bullentes espumas y playas en girones.

Ahí va a caballo, la siboney alfalacuda
y el gachupín, de gran harina, que promiscua
dólares en polvo, por la sideral vía
de escroto-láctea-land...

10.

Así es que nos matamos:
caídos en el todo-lo-entendemos
cuando apenas los ojos se nos abren.
Percibimos noveleramente, Neugier,
la hazaña vulgar del pistolero.

Así nos partimos la torre
decayendo: instrumentales
como mecanismos parásitos
de usura epistemológica.

7-6-1995

*

Su existir fáctico

... tuvo la mala suerte de tropezar en su curso terrenal con Hitler, creer, como los islamistas, que es posible encarnar política e institucionalmente la emancipación de los entes: Santiago Alba Ríos

Tú no me gustas del todo,
josefín en la Tierra de las ratas,
objetor de las zorras del estero.
Timonero de la historia, elegíste
oficio entre canallas, el exterminio.

No. No me gustas tan solemne
ni en Selva Negra, ni en el rito académico
con que hablas al silencioso y descuidado.
Exterminador, lloran ante tí
las ratas del Hebrón selecto.
Tus colegas universitarios.

En medio de las correrías del nazismo,
con sonido de trompetas anunciaste el Cuaternio.
Donde a las zorras les aplican candilazos,
ahí triunfas y te ufanas . Sabes callarte.

*

Oportunismo y elitismo

... la tentación totalitaria de Heidegger, su decisión de militante, y su pueril soberbia josefinesca, como indisociable del papel que otorgaba a filósofos y poetas en el alumbramiento de esa nueva humanidad topofánica que siguió defendiendo hasta la muerte: Santiago Alba Ríos

Avanzas, de allá para acá,
por ningún lado, ¿quién te vigila?
¿Don Nadie? ... callar tan inconexo,
para que no haya dudas y sobrevivan
los marcos estatales, con la identidad del ser
que dice y su verdad, la aletheia.

En trasiego de túneles y galeras de reos
ninguno que haya percibido lo que sientes.
No me gustas, tan enigmático, suertudo
en el Timón, extraviado, elitista, por no ser
ni en Rectoría clandestinamente zorro,
suficientemente rata.

(En presidios kafkianos no has pensado).
La angustia vendrá después y en aras
de socorro la llevarás a la boca como pan.

Otros, los perseguidos, ratas sin fe,
comerán, por mendrugos de seguridad,
la paz de simulacros y les sabrá a queso
el ente emancipado, el juego de espejo
y laberinto, vivencias postergadas.

*

El hombre económico

No me gusta la tonada del Temple.
Ni el chillón acomodo del silencio
que vino como eco. Al menos José
soñaba, josefín no. Este vive como vedette
de los equívocos, sin enunciar la visión.

Un proyecto futuro es placer verdadero:
el Hombre Económico y su canto.
A las vacas flacas les vendrá la abundancia.
Serán las vacas gordas, zorros con maña,
ratas despreocupadas, saciadas,
libres de estrés y el acondicionamiento,
quienes reconstruyan históricamente su Soluto.

13-6-1984

*

Temporalidad

En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o sus clamores,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra son
como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

2-12-1990

*

Werwindung

Werwindung, el modo como el pensamiento piensa la verdad del ser en cuanto destino o transmisión: la Metafísica, incluso superada, no desaparece: Martin Heidegger

Me hacen falta dos ojos más para mirarte.
Ojos que no sean metafísicos, oscuros de seidad
por los vértigos de artefactos que los comen
como come la tierra, sin aniquilar la nulidad de nada.

Te añoré tanto, Verdad, y, empero, mi canción entera
se volvió pedacitos, me perdí en los gorjeos
de la boca de Nadie y la verdad oculta del Ser.

Mi lira ya no tiene alas
(tan sólo módulo y medidas)
ni halla delicia restaurada de Tikkun
ni inspiración, su aliento.

La noche y el submundo se parecen mucho.
Son un espantoso cuerpo de Qlippah
satisfecho de su propia dualidad
forjada de oceánidas de carapacho duro.

Como en habitáculo cercado de condena.
el corazón se despasea, de extremo a extremo,
la esperanza está vencida por las dudas.
El viento fuera brama y temo.

A paso de tortuga, el aliento se levanta
de la Madre de las formas, Binah,
y mis ojos salen a las lágrimas.

Escapo de este viaje nocturno
de la Sabiduría, creatividad incondicionada
y la polaridad me atrapa en lo arbitrario.

Un ego palurdo en años soy de Yesod
y no encuentro el camino de Kether.
Señales confusas extraje de mares de Binah.

¡Como quisiera una ventana
hasta un trayecto hermoso, luz diurna
que abra el firmamento y en apofántica verdad
hasta un hallarme como soy, recién naciendo,
ante tí, con mi canción cimera, mi voz
abriéndose entre dos encarnaciones!

5-6-1993

*

Prosopeya del Juicio Final

La uva maduró y la langosta de rostro humano.
El caballo se apresura con cola y boca de dragón
y el granizo y la voz del Séptimo Angel gritan
ante el «para qué» de cada obra
y ante el «cómo» de la cotidianidad:
Hecho está...

El Gran Lagar de la ira
y la angustia no es ni fue ni será
en ninguna parte, no se ha visto,
pero su inminencia quiebra como patada de mula
la espinilla del Gran Encubrimiento.

El caballo bermejo quita la paz al mundo
cuando anuncia corrida y alarde de galope.
Con la nada, cada quien avanza
hacia la posibilidad extrema
Sein-zum-Tode, ¡estar-a-la-muerte!
¡Bienaventurado el que lee y el que oye las palabras
de esta profecía sobre la Noche Oscura
y la raíz de toda posibilidad, la Nada misma!

Su jinete trae la muerte.
El cuarto sello anuncia la primacía
óntico-ontológica del Dasein y la condena
ante este rechazo a todo preguntar originario.

¿Qué pasa con el Ser y su pastor
y su morir, posible imposibililidad de la existencia,
qué pasa con lo que está en la luz
y se muestra en sí mismo, como ente,
y con los fenómenos que nunca son apariencia,
aunque ésta, Vida-Cosa, se patente
como parte del fenómeno,
qué coños pasa, apocalíptico Juan?

Sólo donde hay muerte, hay resurrecciones
y sólo al matar las apariencias
se desoculta y se quita el engaño del aviso.
Mirad al Fiel y verdadero que juzga,
entre el humo de pozos de oscurecimiento,
a la gran ramera; miradla, uva negra,
coco seco, ángel caído,
a quien con hoz aguda segará...

Ay, por la VendeSIDA entre las benditas!
¡ay, por la vieja cerrada, frígida zorra, ay,
por los aspérmicos neo-Nazis de la erótica,
que son sus amantes y cómplices plutócratas
del tipo Jerry Falwell, Donald Wildmon, Pat Buchanan,
ay, de ustedes, policías contra lo auténtico!
¡ay, por la gorda vulgar, tucho del ghetto,
Roxanne en la pantalla de la tele,
Humberto Luna,
por la radio ¡de peluche!
ay, hecha de mierda
ay, por los mediocres raseros,
distancias y medanías!
¡ay, por la Madre blasfema
que solidifica la huída cotidiana
y divierte al Ser en habitualidad
para evitar la primera resurrección de la palabra
y el preguntar originario
y el elegirse y el ganarse
sin perderse en la falsa propiedad e impropiedad,
ay, por la publicidad y el olvido.
¡Ay, del Decaer!

Hijo del Hombre, enviado del Lagar de Ira,
adviene, sé-en-el-mundo, con tu éxtasis señero.
Despréndete del clamor que viene desde sí
y, sin embargo, sobre sí y contra sí,
sin nada que informar o enunciar
o dar por alegato, que no sea
el silencio y habla de desasosiego.
Bajad al llamamiento, perturbador.
¡Falta que hace un clamante de tu talla!

2.

El descubrimiento fáctico es siempre, por decirlo así, un robo: Martin Heidegger

¿Dónde está ese ausente, carajo,
sin idiotismo condecorado y sin adorno,
ese valiente?
Un redentor, al que nadie espera,
porque es ladrón de jerarquía
en los callejones sin salida
del sentimiento sin comprensión
y el escapismo con vanagloria.

¡Ese anacoreta incontaminado
que siente y comprende
y odia a los mogrollos
que bailotean sin danza!

¿Dónde, dónde está él,
al que nadie contempla
porque dejó la escena de esta lindura hueca,
a locas y a tontas sustentada por jotos,
publicistas, cholos y rapados,
nacos y billetudos,
prosudos del acceso democratizador?
¿Dónde guarda su botín
el descubridor de los entes intramundanos,
dónde persevera lo descubierto
contra el parecer y la desfiguración?

3.

Que gire como trompo,
que rote el eje de la evolución cósmica
con antrópicas ganas de matar y morirnos
y despierte a Kundalini, si es que puede,
ya que tal vez sobreviva alguna vírgen ovulante
y haya una esencia fundamentadora
de la posibilidad: libertad...
en esa estancia abierta del útero.

Que venga en forma de palanca de Arquímides,
de tolete marca diablo, Príapo faludo,
vara mosaica que traga víboras
y tiñe en sangre las aguas de intriga y poder,
de crueldad pomposa de miel y megalomanía.

Que venga el moscardón y el aguafiestas.
Que comience a desvirgar a las canijas
y no quede Cosmopolitan girl sin su parchada.
Que se acabe de una vez
el romanticismo de hopalandas
y la teología lujuriosa
que se esconde en valores puritanos.

Que venga el rompe-esquinas,
sin cobros de sofomanía,
con pulgas por bolsillos,
con dientes por cartera,
y se meta entre las piernas
de las golfas contentoñas.
Que las coja confesadas
por Cristina Saralégui
y Ophra Humphrey.

Que venga el Gran Verdugo al riserío
y la bullanga de tanto payasismo cultural.
Desciende, perro, muerde sarna.
Llégate al Punto Omega, vulva adentro,
en favor de este calvario de pruritos.
Las viejas en bruto están papando moscas.
Consagran sus imágenes de tronga cosiéndose
las tetas de teflón y curándose el espanto
con purgante de yocol y uña de gato.

En rosas-telenovelas,
han de cavar sus tumbas en vida
y agonizarán con ojos pelones mirando
a Guicho Domínguez y Verónica Castro,
burradas de muchas letras
y sofaldares y capítulos
y cuernos y besarracos
y faldas cortas y lagrimones...

¿Acabará, algún día, este circo
de estrellas de lo vano,
este espejo de ramplonería,
con que se víste al galán y al anti-héroe,
a filósofos de esquina
y escribidores de sopas Campbell
y teatro Proctor & Gamble
a falta de comprensión de sus útiles a la mano?

Tendrá que ser un perro con hocico,
una bestia con olfato que entienda para ladrar
y sienta para morder el comportamiento estante
en lo abierto hacia los entes...

4.

La interpretatividad pública retiene al Dasein en su decadencia: Martin Heidegger

No. No. ¡Puede ser una hiena!
Baja, hiena. ¡Déjate ver, demonia!
Mira a estos payasos de las calles
creyendo tener un corazón bajo la guanga ropa
y dos bolas de granito por timbales
y son puro gesto retorcido y ademán de campana,
sin tañido, sin canción, sin designio.
Coquetos de cabeza rapada, neo-bocones,
asimétrica colmena de gorgojos,
¡ved lo que vendrá!

Establecida será la promesa, córam pópulo.
Si la enunciación representa la cosa tal como es
y hacia lo patente como tal el Dasein se comporta,
¿tendremos que creerles?

¡Así que lámelos con tu lengua rasposa, desocultadora,
en medio de estos falsos comportamientos diseñados!
¡Que muestren el cobre las doradas Thalías
y las Doñas parisinas del hipódromo
y que relinchen como burras sobre el heno
y felices marías en los establos!

¡Qué importa que tengan tatuajes en el culo
o aretes en las entrañas, uñas negras y pezuñas!
Te sobrarían los colmillos para morderlas
y el olfato para desocultar
lo acordado por sus cómplices...

Búscalos donde quieran que se metan
porque son más cobardes que las sabandijas.
Desbarata las ilusiones de su metafísica.
Descodíficalos y verás que Don Nadie
les construyó su escondite en el tugurio
lo mismo que en salones de oropel:
patéalos, hija mía, con saña de Karate Kid
insúltalos con llamadas de Pacific Bell
apendéjalos con ternura Downy
manda a Rambo y, desde Total Recall,
a los Ninja Turtles y las Vomiting Vipers
y que se persone cada títere de humo
y cada mequetrefe de virtualidad disparatada.

Que se diviertan con rap y radio-bemba, sí, pero...
atosígalos con Rush Limbaugh o Pancho del Rancho.
¡Y que mueran en el Lagar de Tu Ira!

5.

El solver en el hallarse es más original y profundo que cualquier conocimiento: Martin Heidegger

Estoy en la estacada del exilio
con patuco de misa y de misericordia.
Que sirva de preludio y bienvenida
al que se echará la albarda de venir
como buey suelto y bien lamido
donde nadie lo llama,
el modo cotidiano del soluto.

Estoy entre rajputas de Los Angeles
en el día que grandes lluvias se desatan.
¡Vieja hiena, me imagino, que te orinas
sobre los cráneos de esta bola egomaníaca
de brahamanes y sus treinta y seis castas
descaradas que -pro domo sua- promiscuan
con la raja del rajá
sobre el kâya del sambhoga!

Derrama el alúd,
sepúltalos entre musgo y fango.
Ha muerto Sharon Tate, Vietnam aplaude
el perdón, la Flor ecologista,
sin napalm, sin My Lai,
el humo marihuano, el Op-Art
y el canto beatnik...

Puja el granizo, ángel de la séptima copa
o la séptima trompeta o el séptimo reposo:
porque el amor que no entiende el dolor no es amor
y donde no hay asombro no hay inteligencia
y lo acordado no se deja aprehender
como vivencia ni como sentimiento.

Estoy entre místicos de baraja y pandereta.
Oigo que leen las palmas de lo oculto
y consultan oráculos.
Walter Mercado les deifica los tatuajes
inconscientes y junguianos, desde líneas
de siquismo y aquelarres de pazguatos
sibilinos y oráculos del ano.

Estos charlatanes van al templo
de lo admitido por el uso en cada caso
y en la residencia abierta de la erranza
siembran la sombra como luz
y la verdad como convenientia
(por supuesto, en lucro cobrada).

¿Y dónde está el desmentidor con su navaja
y el estrangulador con sus manos salvajes?
Hay que callar la concordancia
del adequatio intellectus
con otra oscilación de la penuria
y otros todavía-no,
llenos de bronca
y posibilidad
y vela
y sobrepujo.

Aquí, en esta democracia dominguera,
el tecno-sonsonete que idiotiza
con la banda siniestra de Los Machos
y la Sonora Show a la diestra...
¡Cállalos, patarata timbirichera,
aunque mueran las orejas quebraditas!

Por rencor a la otorragia, asesinen al General
y a Locomía, a Chalino Sánchez y Gerardo,
a estos temerarios, a estos barrio's boys,
a estos dictadores de la mafia disquera
entre mojarras, todos sombrerudos
con rascuaches voces
y folclórica sosera vendida, a troche moche.

Que jeringuen a los monos y a las ranas,
a las moscas y a las bacterias, macarena:
ya chala hasta la piltra el canturreo de los gangosos
y los ojitos verdes y la escotada bragueta
y el desparpajo de la voz letrina
y la bronquez del canto.

6.

Lo que tiene historia hace historia y determina en el presente un porvenir: Martin Heidegger

No se puede escapar a la historia
que reviene deyectándose.

El que viene con garrote de profeta
para temporar el ser-ahí con el hoy efectivo
del ahora y la conexión vital de lo todavía manifiesto,
irrumpe hasta al conexo de acción con sus copas de destino,
pero no cante victoria el que habla de pasados muertos
y revoca lo que repercute en el hoy, lleno de miedo.

No se jacte el que predica el progreso
y la réplica de la posibilidad.
Hay un destino con-los-otros
y con el propio Dasein enardecido.

*

Milonga por Semele

¿Cuál es el lío con la luna
que tanto loco se la da por victimaria?
¿Quién se traga la píldora?
¿Tanto molesta que una panza del alma
esté preñada con voces siderales y cefeidas?

¿Por qué tanto temor
—por quítame ya estas pajas—
si la luna es piedra de los navegantes,
pailita del ensueño, tertulia
con las luces que fluyen en los versos?

2.

Te llamarás Cefe, poeta,
piedra pulsante, distante roca,
Pedro-Cristo, biología y neuma.
Cefiso, padre de Narciso,
monstruo marino, pescador
en los espejos fluyentes del agua.

Saltó de la sartén a la candela.
Nadie lo hizo morder el polvo
—avergonzándolo—
violándose ante ojos ciegos
sin cuenca por testigos.
Y así sueña, se intima, sin combate,
gesticula, se poruña,
se viste de manso alarde,
ethos y maravilla.

Y más acá, sin embargo,
hay posada y aplausos de las ranas
porque en la entrada tiene plaza
e imperio y una estera
para que se queme a solas.
Se pinta de pavordia y honor,
sin agonía, pero bajo esa luna
en la frente de los dioses,
es mudo pichote con chancletas,
cucutúes del Decaer
que trepidan por discurso,
sordos por la otorragia.

En la piltra polisémica de la mar
es un imbécil, chalao
con la calambre y el rocío
y navega en seco y jamás halla playas
y ninfas de descanso.

¿Qué sabrá un huérfano de luna
sin la bestia de la oxitocina,
donde corresponde arderse hasta la fiebre?
Si Júpiter no siente la payada del estrum,
¿de qué vale la sartén llena de versos
y la hipófisis, intacta, a la semilla?

En vano, bajó.
¿Qué sabrá del clítoris el que no duerme
en la hornilla y sondea como hormiga
en los túneles de la enana copa de la vulva,
qué sabe de Luna el que salta de la sartén
a las llamas del fuego fatuo?

3.

Se(me)le botó la canica.
Se le metió el obenque
por la cofa misteriosa.
Donde misterio se define
como clamor de nadie,
anticipación de opiniones ajenas
para no decir nada,
sino echar la biga al behique
-al poeta por trovero de la eutaxia,
por grillo en la cañada del godeo.

4.

Somos del mismo rebaño,
hijos de la mar:
Nereo y Forcis,
padres de las Nereidas,
adivinos y sopladores del afros,
espuma y olas, ¿y qué tal,
Mar Egeo, cuando Semele flota
como nenúfar de queso de bola?
... y el Mar Caribe se vuelve tan cachondo
por causa de la Luna,
¡qué negra en hopalandas de plata!
que se viene en olas, se chorrea
y desgarba la cola en ritmos de conga.

5.

Se me leyó un discurso
sobre las cortinas de humo
y no hice caso, porque el loco y la luna
¡nada que ver!
y la luna y el poeta colaboran
no en construir castillos en la arena,
como en soplar la espuma
y calentar el menstruo
en la sartén de la cofa.

Pero el que saltó de la sartén
por culpa de Epopeo,
quien confundió el corazón
con una gran papaya
y la chupó como a mangó,
dulce y maduro, dijo que los poetas son
su dulce rebaño, exótico universo pre-industrial,
fáciles de esclavizar en la dulzura
(¡y ni quien nos llore!)

Que nos dén mangó y papaya
y se acaba la lujuria por la viejas
y los lobos aullantes en las noches.
Dejamos la Luna en paz
y los mares tranquilos.

6.

Cualquier poeta, han dicho
los que opinan fuera de la sartén,
puede explotarse empresarialmente
en forma de vampiro,
en semblanza de triste,
en loco selenita.

Para cosechar sus despojos
(o quitar su botín), quitemos
las ropas de Nictímene,
desvirguemos sus mitos sagrados.

Quedo yo y mi mujer y la hija que te dí,
que se hizo lágrima. La luna se sepultó en la mar,
porque tú sí has caído, hermano mío,
con tu boca de lechuza y obenque
de palo clavado en tu jolla primitiva.

En la cantina, bebes aceite de lámparas y te envejeces
a mirringas, poco a poco, con discursos de luces fatuas.

¡Eres el hazmereír y el crédulo entre epopeos de rapiña
y chingarama, enemigos del agua y la sal y la luz
de luna y los óvulos de mujer y las olas del verso masculino!

Fíjate y verás: te secan, te ofrecen sus cofas
de engaño, su humo, su aceite rancio de ajenjo?
¿Cuándo hemos bebido aceite y lumbre de urolitos?

—¡Nunca, hermano de la mar! ¡Nunca,
mientras seamos payadores de los ríos
y navegantes en aras de ninfas con nalgas túrgidas,
lúbricas por el melao de olas,
tibias por sus pechos verdes, azulosos,
y una piel suave de palomas que te afelpa!

*

Socialización mórbida

A Víctor Emilio

¿Y qué tal cuando Semele flota,
sin hundirse en las aguas del Caribe
como nenúfar de caderas anchas
y deliciosos pechos de palmera?

A tí, loco homicida, te huyen
porque eres el mercenario huracán
y te cuelgas del viento
como un ave castigada del hombre
y te acuestas con harpías de cualquier
embeleco estereotípico y frase almibarada
de mentira y te brillan los ojos
como dos farolas ahumadas por hollín.

Te lanzan piedras las niñas
que alguna vez te lanzaron besos.
Ahora te hundíste en la tristeza
con rápida saeta de agonía.
En la guitarra lloras la milonga candombe...

Hermano mío, ahora estoy herido
de luna por tu causa.
Se me le cayó un gran trozo
a esta divino anuncio de alegría:
¡ya no somos iguales
en la abundancia profunda
como el pan del pobre
hecho palabra de esperanza y delicia!

Tú socializas en las noches
tus migas de terror y hodofobia
y dijíste loca y simple a nuestra luna,
óvulo volante de los cielos.

Te vistieron de folclore y exorcismo
los burdos epopeos y ya juegas
a la nictofobia en carnavales,
diseñados para el chingarama
de los curatores del misterio.

Por el contrario, yo
a la cofa misteriosa no la quiero;
¡quiero mi luna, mi brillante luna,
que es mujer y ovario y templo,
en mis noches de mar y bohemia!

5-19-1990

*

Barroco de la lunaridad

¡Quédate con la lunita de los pálidos,
exhibidor de parvenu y domesticados grillos!
Métetela en el orco, rey de Lesbos.
Echasela a tus perros, jilipolla.

Quedamos mi ninfa y yo
para hacer lunas y loarla por los siglos
y cuando no exista palamenta que nos reme
al más submundo estrato de los mares.
ovularemos, luna tras luna,
canciones de plata, hechas de semen y menstruo.

Contemplaremos, como Novalis, las flores azules
de los piratas que sueñan despiertos:
algas, líquenes, nenúfares cavernarias
que jamás han trepado al corazón de varones
que no aman las energías astrales
de sus deliquios y comezones
y la luna que en la mujer recicla sus anhelos
más cósmicos y creadores.

Lunáticos exuberantes, descoloridos
en el nácar del turismo y el habla encubridora,
románticos de la industria y la pose del loco poeta
y el sufridor de oficio, paisajistas del Lichtung,
da una pena oscura, milonguera, oírles con sus cuentos.

Y mucho más
que embriaguen con aceite la boca
que bebió de manantiales y ninfalias en los prados
y que los ojos visionarios
hoy se aceiten con mecha de linternas
y se agiten como vampiros incoloros.

Ya no son lunares, venusinos,
marinos del agua embravecida,
hermanos de sol, esposos de luna,
¡son lechuzas, fieros pajarracos!

Me asquea el barroco de tal lunaridad
hecha comercio y estigma,
y el que pasa gato por liebre
y vende playas y lunas
y baja estrellas como mercancías
del escaparate vulgar de los cielos
y se inventa descocados y apendejados,
solitarios, soñadores de cartel,
en tedium vitae,
por el lío de la Luna victimaria,
y los embrujos falsos
de la Naturaleza atormentadora.

4-9-1990

*

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