Manuel Bernal
"El tío Polito"


 Fue "el más brillante locutor de la radiodifusión mexicana",
afirma el Diccionario Porrúa. Por ello, sin duda, cuando su cuerpo fue enterrado, en 1975,
en la Rotonda de los hombres ilustres del Estado de México, el vate Ricardo López Méndez expresó
con voz dolida:
	"Llegas a este recinto por tu propio derecho, 
	derecho que te dieron el Arte y la Bondad,
	¡campesino de estrellas! hiciste del barbecho, 
	semillero de cantos para la eternidad...
	Reíste con los niños, lloraste con los hombres.
	Tu voz, tan fina como el llanto,
	fue verso y fue cantar.
	Tu corazón, mazorca de títulos y nombres,
	y tu vida, velamen en el azul del mar..."

Manuel Carlos Bernal Mejía nació, en Almoloya de Juárez, Estado de México en 1901. 
Quiso ser médico y, de haberlo logrado, se habría perdido al gran locutor.
Otras fuentes aseguran: estudió tres años de Derecho pero, en 1922, dejó estudios y
su tierra natal para venir a la capital de la república. Ingresó como corista,
a la Compañía de Opera de Bellas Artes. Su primera actuación pública como cantante 
se dio en la boda del ex Presidente de la república, Miguel Alemán Valdés.

El no quería ser locutor; anhelaba ser cantante y por ello junto con Luis G. Roldán, 
formó el dueto Morelia, de vida efímera.
Con el tiempo, figuraría como parte del elenco artístico de la XEW, conocida como 
"la voz de la América Latina desde México" y,- gracias a sus declamaciones, recibió, en Venezuela,
el diploma y la medalla para reconocerlo como "el más grande declamador de América",
-  recuerda con inmenso cariño el maestrro Luis Cáceres. 

Su fama fue inmensa. Gran declamador, como pocos hemos tenido, fue capaz de provocar los suspiros
de miles de mujeres ansiosas de conocerlo, pues todas ellas eran sus enamoradas pero, cosa curiosa,
muy pocas veces accedió a ser conocido. Se consideraba hombre de rostro sin atractivos y, por ello,
prefirió tener una vida discreta. 
Quizás este hecho explique la razón de su ausencia en la televisión a la cual pudo ingresar, como en
la rotonda, por su propio derecho.
Estuvo siempre convencido de la siguiente verdad: "en la radio la voz es imagen", y como su voz fue
en realidad extraordinaria, comprenderá el lector su tendencia a permanecer no en el anonimato, sino
en la sala de los misterios. No fue, ciertamente, un hombre identificado con el encierro.
Pero no sólo fue dueño de su voz, sino poseedor de un pensamiento hondo y elevado, si se permite
la paradoja. Ambos -voz y pensamiento- lo hicieron famoso.
Pronunció elocuentes discursos, expresados con elegancia en diversos certámenes de oratoria.
En el patrocinado por El Universal en 1927, Bernal Mejía conquistó el segundo lugar después de
haber competido, en una lucha muy cerrada, con otro paisano suyo, quien más tarde habría de ser
presidente de México, el licenciado Adolfo López Mateos, conocido también como orador de muy
altos vuelos.
Hombre dotado de una gran versatilidad pudo participar en programas infantiles o de adultos. 
Entre los primeros estuvo el muy popular del Tío Polito, célebre a escala nacional, inspirador 
de las fantasías más aplaudidas de todos los tiempos, alejadas de la violencia, ahora tan común.
Este programa nació con el artista Leopoldo Beristáin, quien lo dejó por seguir la llamada de uno
de sus amores; fue entonces cuando don Emilio Azcárraga Vidaurreta se lo encargó a nuestro forjador
de México quien al principio recibía cientos de cartas y después... miles.
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