Engaño
Y Muerte De Odhr, El Inspirado
No
era hidromiel corriente. Al líquido, además de la
miel divina, los enanos Fiallar, el Trocador, y Giallar,
el Derribador, habían añadido la sangre de Odhr,
Señor de toda inspiración. Pues bien, el líquido
vital de éste otorgó a la bebida, un poder inimaginable.
Esa aguamiel de propiedades excepcionales recibió el nombre
de "Odhraeir", pues la sangre del Señor
de toda inspiración excitaba notablemente el espíritu.
Bastaba beber un pequeño sorbo de aquel hidromiel para
que uno quedase convertido en sabio poeta. La "sangre de
Odhr" podría referirse a algún tipo
de sustancia embriagadora o alucinógena. Los enanos iban
diciendo que el pobre Odhr había muerto por exceso
de inspiración.
Enanos
Vencen Gigantes
Los
enanos son taimados y conocen grandes cosas. Su ingenio y, en
ocasiones, su malicia suple talla y fuerza. Al contrario, los
gigantes son algo bobos, quizá para contrarrestar, de este
modo, su gran fuerza. Diríase que hay una tendencia a equilibrar
defectos y excesos.
En
cierta ocasión, Fiallar y Giallar invitaron
al gigantón Gilling, el Alborotador, a navegar.
Le indicaron que le conducirían a lugares portentosos.
Bastaría que, con su gran nave, siguiese sus menudas barquichuelas.
Así se hizo y los enanos condujeron al necio de Gilling
hacia una zona de escollos entre los cuales sus barquitas podían
pasar fácilmente, pero la nave del gigante no tardó
en dar contra unas rocas y se hundió. El gigante se ahogó.
Quedaba
la viuda. Los enanos se encaminaron hacia la cueva de la giganta
para comunicarle la desgracia. Fiallar entró en
la cueva, encargado de la triste misión. Gritos, alaridos,
lamentos. El enano le indicó que quizás, si veía
el lugar donde su esposo se había hundido, podría
llevar a cabo rituales y, de este modo, posiblemente, su dolor
disminuiría. La pobre mujerona siguió al enano gimoteando.
Giallar estaba esperando en lo alto de la salida de la
caverna, dispuesto a poner en movimiento una rueda de molino así
que la giganta apareciese. La pobre mujer sucumbió bajo
aquella piedra.
Dones
Quebrantan Venganzas
Lo
que no sabían los enanos es que Gilling tenía
un sobrino llamado Suttung, el Ruidoso. Cuando la noticia
de la muerte de sus parientes llegó hasta él, determinó
vengarlos como cumplía. Partió en busca de los enanos,
los apresó y los condujo por mar hasta una roca donde no
había nada de nada. Sin duda, en aquel lugar, los enanos
morirían de hambre. Antes de que el vengador les abandonase
a su suerte, los enanos le prometieron que si les sacaba de aquel
lugar y olvidaba su venganza, le entregarían un odre lleno
del hidromiel Odhaeir. Gilling dejó correr
su venganza y recibió el valioso odre que fue a ocultar
en un monte del país de los gigantes. Encargó a
su hija Gunnlod la custodia de aquel tesoro de inspiración.
Odín
Busca Inspiración
Los
cuervos de Odín, que lo vigilan todo, acudieron
a su señor para contarle todo lo ocurrido con los esposos
Gilling, los enanos, el sobrino y el odre de hidromiel.
Odín,
siempre sediento de mayor inspiración, partió a
la búsqueda del aguamiel enriquecido con la sangre de Odhr.
Odín
Hace El Trabajo De Nueve Hombres
En
su marcha hacia el país de los gigantes, Odín
llega a las tierras de Baugi, el Encorvado, que era el
hermano de Suttung. Encontró allí siete siervos
que estaban segando heno. Odín se ofreció
a afilarles las hoces. Los trabajadores aceptaron y, desde aquel
momento, las hoces empezaron a segar de tal manera, que todos
querían conseguir la piedra afiladora. Pero Odín
les dijo que no tenían suficientes monedas para comprar
aquella maravilla. Lo único que podía hacer era
lanzarla hacia lo alto para que se la quedase aquel que la cogiera.
Así lo hizo y los operarios desplegaron tal furia para
conseguirla, que se mataron unos a otros. De este modo, Baugi,
el Encorvado, se quedó sin siervos y el henal, sin segar.
En éstas que llega Odín y Baugi accede
a que pase la noche en su casa. No había de tardar el gigante
en quejarse de la mala suerte que había caído en
su campo. Odín le propuso terminar el trabajo si
le proporcionaba un solo sorbo del hidromiel Odhraeir.
Baugi contestó que nada podía hacer en lo tocante
al sagrado licor, porque pertenecía a su hermano, pero
que gustosamente le acompañaría hasta donde se hallaba
para que se lo pudiese pedir directamente. Odín
efectuó el trabajo de nueve hombres y Baugi lo condujo
hasta las tierras de su hermano.
Lo
Que Un Padre Guarda, La Hija Lo Regala
Suttung
no estaba dispuesto a ceder ni una gota del hidromiel Odhraeir
aunque se lo pidiese el mismísimo Odín. Pero
un dios no renuncia fácilmente a sus propósitos.
Fue al encuentro de Gunnlod, la hija de Suttung,
bajo la apariencia de gigante; porque, como es sabido, un dios
puede adquirir todas las formas. La joven quedó prendada
ante la apariencia del hermoso gigantón y se entregó
complaciente. Pasaron tres días y tres noches en placentera
y reiterada unión. ¿Podría negarse la joven
a dar a su amante unos sorbos de aquel licor cuya guarda se le
había encomendado?
Los
sorbos de Odín fueron tales, que consumió
todo el líquido de la inspiración. Después,
el dios adoptó forma de águila, sin duda, para salir
volando.
Con
Un Traje De Águila, Se Puede Perseguir A Un Dios
Suttung,
al ver que Odín, transformado en águila,
iba atravesando espacios, se enfundó su casaca voladora
y se lanzó tras el dios. Odín iba lleno de
aguamiel, casi se había convertido en un odre con alas;
por ello, pudo alcanzarlo Suttung y se permitió
luchar con el señor de las tormentas. Pero un dios es un
dios y un gigante con alas no por ello pierde peso, por eso corre
riesgos en lo alto. Como era de suponer, Suttung cayó.
El
dios llega al país de los ases y allí distribuyó
el brebaje divino de la inspiración entre sus compañeros.
Por eso, en el lenguaje sagrado, se conoce a la poesía
como "conquista de Odín" (Odins Fang) o bien
"bebida de Odín" (Odins Trank). No es raro, pues,
que algunos se hayan referido a la inspiraci6n que viene de lo
alto, como "embriaguez de Odín". No hay creación
sin transporte, sin "presencia" de lo divino.
Un
Asunto De Barbas
Los
vinilos y los vándalos iban a empezar un
singular combate. Los segundos se dirigieron a Odín
para que éste les concediese la victoria. Por su parte,
los vinilos acudieron a Frigga, la esposa de Odín.
Hete ahí enfrentados el poder del señor de las victorias
y la singular astucia de su mujer. Ésta suplicó
a su esposo que concediera la victoria a los vinilos, pero el
dios le contestó que ya había concedido su apoyo
a los vándalos y no podía revocar su decisión.
Frigga
urdió una singular estratagema. Aconsejó a sus protegidos
que se dispusiesen en orden de combate antes de la salida del
sol colocando, además, a las mujeres en primera línea.
Éstas debían deshacer sus largas trenzas para disponerlas,
a modo de barbas, alrededor de su boca. Así lo hicieron.
Frigga, entonces, cambió la disposición de
la cama matrimonial, de modo que el dios, al despertar, viese
ante sí, por la ventana, el ejército vinilo que,
según la disposición prevista, debía hallarse
a sus espaldas. ¿Cuánto puede conseguir una esposa
orientando bien su lecho?
Odín,
el sabelotodo, esta vez engañado, otorga la victoria a
los "barbudos" que tiene delante y una vez más,
las astucias de una mujer logran modificar el destino de un pueblo.
Desde aquel momento, los vinilos dieron en llamarse Langbarte,
es decir, longobardos o si se quiere, para entendernos,
"longas barbas"..