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Mit Nordica

Cosmogonia Nórdica


Todo era una masa confusa. No había ni tierra ni mar. Puede imaginarse el principio como un abismo inmenso. Por ello recibió en nombre de Ginnungagap, es decir, espacio vacío. Pero todo es relativo; porque, en aquella vacuidad inicial, el espíritu del universo residía en él.

Muchísimo antes de que la tierra fuera formada, en el seno de la unidad indeterminada, surgió la polaridad, a modo de concreciones de signo distinto en el seno del abismo. Por una parte, Nifelheim, el mundo de las nieblas, en el frío septentrión y, por otra, Muspelheim, el mundo de los fuegos, en el cálido mediodía. Toda creación sigue un proceso remotamente semejante: de la indeterminación primordial, aparecen dos núcleos de características contrapuestas.

En Nifelheim, se formó una concreción helada, el Caldero de los rumores, del cual surgieron doce ríos, que fueron buscando lugar en el inconmensurable abismo. Las aguas formaron inmensas masas de hielo que iban adquiriendo consistencia en las zonas del norte. Ocurrió que los vientos cálidos y las chispas que surgían de Muspelheim, deshicieron los bloques de hielo próximos, y de los vapores condensados, apareció Ymir, el gigante primordial, cuyo cuerpo se había de convertir en la materia prima de la que había de formarse toda cosa. En aquella masa, se hallaban los gérmenes del conjunto de todos los seres, que se ínter penetraban en continua fermentación produciendo un apagado rumor.

Ymir se hallaba en un sopor profundo y comenzó a sudar. Entonces, de su brazo izquierdo, nacieron un macho y una hembra, y de sus pies surgió, un monstruoso gigante de seis cabezas: Wafthrudnir, el cual dio lugar a la estirpe de los gigantes del hielo y de la escarcha.

El calor y las chispas no cesaban e iban creando nuevas formas de existencia. Así nació la vaca Audhumbla, rica en leches. De sus ubres, se alimentaba el gigante Ymir.

Estirpes De Dioses, Gigantes Y Humanos

La vaca Audhumbla no tenía pastos para alimentarse; lo único que podía hacer era ir lamiendo las concreciones salinas que se formaban en la superficie de los hielos. A esta actividad se dedicaba, cuando cierto día y, en un lugar determinado, apareció una densa cabellera; al día siguiente y en el mismo lugar, la vaca, mediante el mismo procedimiento, puso al descubierto una cabeza y, al tercer día, todo el cuerpo de un proto humano de hermosa apariencia, grande y fornido: Buri. Tuvo relaciones con alguna giganta y su hijo Bor, a su vez, casó con Bestia o Belsta, es decir, la Mejor de todas, hija del gigante Bolthorn. De este matrimonio, nacieron Odín, Willi y We, la tríada de los primeros ases.

Los dioses ases quisieron crear mundos y, para ello, se dirigieron a Ymir y lo sacrificaron. De sus heridas, brotó tanta sangre, que tuvo lugar la inundación universal en la que hallaron la muerte todos los gigantes del hielo, a excepción del Noé de los gigantes, Bergelmir y de su esposa que, con una embarcación (Ludr), lograron salvarse. De esta pareja, deriva la segunda estirpe de los gigantes del hielo.

De la sangre de Ymir, se formaron todos los mares, ríos y lagos; de sus carnes, apareció la tierra; de sus pelos y cabellos, hierbas y árboles de todas clases. Las montañas proceden de sus huesos y las rocas, de sus dientes. De sus cejas, se formó una región que iba a ser habitada por los humanos: Midgard. De su cráneo, fue constituida la bóveda de los cielos sustentada por cuatro poderosos enanos, cuyos nombres pueden relacionarse fácilmente con los cuatro puntos cardinales: Austri, Westri, Nordri, Sudri. Las nubes son porciones del cerebro del gigante que los dioses lanzaron por los aires, con lo que indicaron que debe elevarse la mente a la consideración de cosas elevadas.

Las estrellas son chispas salidas de Muspelheim, la región de los fuegos, que, en lo alto, han adquirido consistencia y que siguen obedientes los caminos señalados por los dioses. Sus movimientos constituyen las medidas del tiempo.

En cierta ocasión, iban Odín y sus hermanos paseando por una playa y hallaron dos árboles, Ask, el fresno y Embla, el olmo. Les infundieron vida y, de aquel modo, formaron la primera pareja humana, Odín confirió a los humanos la vida y el espíritu; Willi - en algunas versiones Honir - les confirió el pensamiento y los afectos y, finalmente, Wir - o Loki - la vista, el oído, la boca y la fonación, así como la piel con su colorido.

Algunos textos presentan las cosas de otro modo, haciendo hincapié en la relación existente entre ocho elementos y distintas partes del cuerpo humano. Así, el fango guarda referencia causal con la carne; las humedades y el rocío, con el sudor; las piedras, con los huesos; los vegetales, con las venas; las hierbas, con los cabellos; los mares, con la sangre; las nubes, con el pensamiento; el sol, con los ojos y la mirada.

Un Universo Con Varios Mundos

El universo que nos presenta la mitología nórdica se halla dividido en tres zonas bien diferenciadas:

a) El mundo etéreo.
b) El mundo terreno.
c) El mundo subterráneo.

Cada uno de los citados mundos, a su vez, se subdividía en varias regiones habitadas por seres de diversa condición.

  • Asgard. Es el mundo de los dioses ases. El río Ifing lo separaba de Riesenheim, el país de los gigantes del hielo. Sobre el campo de trabajos divinos del Ida, Idafeld, se alzaban los maravillosos castillos celestiales que los dioses se habían construido. En el campo de Ida, se podían admirar los talleres de los dioses donde se laboraba el hierro y el oro, y se fabricaban altares y templos. Pero al trabajo seguía el ocio y la diversión; alternancia que, desde aquellos remotos tiempos, constituye el prototipo de toda actividad bien llevada. Allí se jugaba a la "tabla real", el tríe-trae, ni más ni menos. Era una edad de oro hasta que aparecieron las Nornas y, con ellas, la guerra.
    Un puente maravilloso, la mayor y más hermosa de las construcciones salidas de manos divinas, Bifróst, el arco iris, unía cielos y tierra. Por él, sólo podían transitar los dioses, porque estaba formado por tres colores, uno de los cuales era fuego intensísimo que los humanos no hubieran podido soportar. Al final de los tiempos, cuando los gigantes del fuego determinen asaltar el mundo divino, podrán atravesarlo por la afinidad de su sustancia rojiza con los colores de que está formado. Vigilando el puente, se halla el as Heimdall que si viese avanzar a los gigantes por el portentoso puente, con su cuerno Giallarhorn, avisaría a sus compañeros para que se aprestasen al combate.
  • Muspelheim. Mundo meridional de los fuegos, habitado por los temibles gigantes ígneos, algo así como colosales demonios.
  • Lichtelbenheim. Mundo de los elfos blancos. Según el Edda, son más hermosos que el mismo Sol.

Los mundos terrestres, a su vez, se subdividen de la siguiente manera:

  • Riesenheim. Mundo de los gigantes del hielo y de las rocas, cuyo territorio se extiende en las orillas del océano por la zona norte.
  • Midgard. Mundo intermedio habitado por los humanos. Constituye la tierra propiamente dicha.
  • Iotunheim o Jotunheim, Thrymheim, países de los gigantes nórdicos que habitan las tierras del este. (Finlandia y Laponia).
  • Wanenheim. Mundo de los dioses wanes; tienen su residencia cerca del mar en la zona meridional. Con todo, algunos wanes habitan en las profundidades de la tierra y otros navegan en castillos flotantes sobre las aguas; es decir, son unos excelentes navegantes. Los wanes eran seres benevolentes que procuraban a los humanos una vida alegre y les ayudaban en lo que podían. Ases y wanes constituyen divinidades de distintos pueblos nórdicos que combatieron frecuentemente hasta que llegaron a una especie de acuerdo o fusión. Tengamos en cuenta que los dioses wanes Niord, Freyr y Freya, fueron asimilados al panteón de los ases. Se ha indicado que los ases eran venerados por los germanos, los escandinavos y los daneses. Los wanes, considerados divinidades del comercio y de la navegación, pudieron recibir honores de algunos pueblos costeros del Báltico o de los litorales suecos.

A su vez, el mundo subterráneo presenta tres regiones:

  • Schwarzelheim. Mundo de los elfos negros. La palabra elfo corresponde a la expresión alemana elb. En algunos lugares, son conocidos como wichte. Se trata de seres diminutos o enanos que pueden tener aspecto más o menos proporcionado. Los Eddas tienden a presentar a los elfos negros como seres poco amigables y de aspecto nada agradable. Reciben el calificativo de "negros" por habitar en zonas profundas, en minas en el interior de la tierra; aunque, en determinadas ocasiones, se permitan aparecer en la
    superficie.
  • Nifelheim. Aparece como mundo de las nieblas habitado por extrañas entidades, fantasmas y espectros.
  • Helheim. Mundo de los muertos que no han caído en combate.
  • Nifhel. Equivale al infierno. Es el mundo más profundo de la región de los muertos, algo así como la zona de castigo para las almas de los grandes maleantes.
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