Es
el héroe de un poema épico anglosajón. Protagoniza
el primer poema épico compuesto en una lengua europea ya
que se cree que fue escrito hacia el siglo V por anglosajones,
incluso antes de que invadieran la actual Inglaterra. El único
manuscrito que existe data del siglo IX o X.
Vayamos
a la historia de Beowulf:
Hygelac
era rey de los Jutos y su sobrino era Beowulf. Ya siendo
muy joven, Beowulf dio muestras de su gran valor en una
batalla contra los suecos.
Pero su primera gran hazaña consistió en su lucha
contra Breka (uno de los nobles de la corte de su tío).
Los dos empezaron una lucha a espada. En el fragor de su batalla
terminaron por sumergirse en las aguas del mar, donde siguieron
luchando. Cinco días enteros estuvieron nadando y peleando,
hasta que una tempestad les separó. Breka fue arrastrado
a la orilla, pero Beowulf lo fue hacia unas colinas, donde
resistió el embate no sólo de las olas, sino de
las hostiles ondinas y otros monstruos marinos que le atacaron.
Cuando ambos contendientes regresaron ante el rey y contaron su
historia, Breka recibió un premio, pero a Beowulf
su tío le regaló su preciada espada, Nägeling,
y fue reconocido por todos por su extraordinario valor.
Un
día llegó a su corte un trovador que contó
lo siguiente:
Para
celebrar el fin de la construcción del castillo de Heorot,
el rey de Dinamarca, Hrothgar, había celebrado un
gran banquete en el salón principal del castillo. Una vez
acabado este, todos se retiraron a descansar dejando en el salón
un cuerpo de guardia de los 32 hombres más valerosos del
reino. Cuando por la mañana los sirvientes entraron, vieron
con horror que todas las paredes estaban manchadas de sangre,
de los hombres no había ni rastro y sólo se veían
unas gigantescas pisadas ensangrentadas que se dirigían
a las aguas de un lago. Todo parecía obra de un terrible
monstruo: Grendel, que había sido expulsado hacía
años por un mago, pero que había vuelto. El rey
ofreció una cuantiosa recompensa por matar al monstruo,
pero nadie se había atrevido a ello. Beowulf se
sintió enseguida atraído por la empresa y se embarcó
rumbo a Dinamarca acompañado por catorce hombres.
Llegados
ante el rey Hrothgar, fueron recibidos con gran alegría
y después de un gran banquete el rey y su séquito
abandonaron el salón quedando en él solamente Beowulf
y sus compañeros. Todos los compañeros terminaron
quedándose dormidos, solo Beowulf veló durante
toda la noche. Casi amanecía ya cuando Grendel apareció
silenciosamente. Arrancó de un tirón los cerrojos
y las barras que protegían la puerta y abalanzándose
dentro del salón agarró y devoró a uno de
los durmientes. Agarró después un segundo cuerpo,
el de Beowulf.
Se
entabló en la oscuridad una terrible lucha entre ambos,
en la cual Beowulf consiguió arrancar de cuajo el
brazo de su adversario. El monstruo huyó, herido de muerte,
hacia su guarida en el lago, dejando tras de si un rastro de sangre.
Cuando
amaneció tanto los compañeros del héroe como
el rey y su corte contemplaron asombrados el tamaño y la
fuerza del brazo del monstruo, el cual colgaron del techo de la
sala.
Todo fueron felicitaciones y regalos y se festejó la victoria
con un banquete. Tras el, todos se fueron a dormir, dejando a
los hombres del rey de guardia, pues se creía que ya no
había ningún peligro. Pero en el silencio de la
noche otro monstruo apareció. Era la madre de Grendel,
que silenciosamente cogió el miembro cortado de su hijo
y se marchó del lugar, no sin antes llevarse a Asker,
el amigo más intimo del rey.
Llegada
la mañana Beowulf se ofreció a ir a matar
a la madre de Grendel en el propio refugio de esta. Siguió
el rastro de sangre, hasta que llegó a una colina que sobresalía
en las aguas de un pozo. En lo alto de la colina estaba la cabeza
de Asker, para anunciar a los que se aventuraran en el
lugar de la suerte que les esperaba. Beowulf se zambulló
en el pozo y a su paso salían innumerables monstruos que
le atacaban y a los que iba matando con su espada. Por fin la
lucha fue con la misma madre de Grendel, a la que el héroe
pudo cortar la cabeza.
Se
adentró en una cueva y encontró a Grendel
que aún agonizaba y le cortó también la cabeza.
Llevándose la cabeza nadó hacia el exterior, tarea
nada fácil pues las aguas al mezclarse con la sangre de
los monstruos muertos habían alcanzado tal temperatura,
que se le derritió la espada.
Al
volver ante el rey con este trofeo todo fueron alegría
y agasajos. El rey hizo a Beowulf y a sus hombres numerosos
regalos y todos juntos se volvieron felices a su tierra.
Pasaron
varios años en paz, allá en su tierra, hasta que
los frisios empezaron a atacar las costas del reino. Saqueaban
y quemaban todo a su paso para volver luego a sus barcos y huir
con rapidez. El rey Hygelas y Beowulf decidieron
invadir el reino de Frisia. Pero en esta invasión el rey
Hygelas fue muerto en una emboscada de los frisios y Beowuf
hubo de volver a su tierra.
La
viuda del rey, preocupada por las posibles discordias que pudieran
producirse en el reino por la falta de un rey fuerte (Hardred
hijo y heredero del rey Hygelac era aún un niño)
ofreció la corona a Beowuf, pero este se negó
y levantando sobre su escudo al pequeño Hardred,
declaró que le protegería y reconocería como
rey toda su vida.
Hardred
llegó a la mayoría de edad y fue un gran rey. Pasaron
años de paz hasta que llegaron al reino dos hijos del rey
Othere, que se habían rebelado contra su padre.
Hardred les dio refugio, pero cuando les propuso que hicieran
las paces con su padre, el mayor sacó la espada y mató
a Hardrer. Uno de los seguidores del rey mató al
asesino, pero el pequeño de los hermanos, Eadgils,
logró huir.
Esta
vez Beowulf aceptó la corona. Eadgils se
había convertido en rey de Suecia y vino con un ejercito
a vengar la muerte de su hermano. La expedición fue aniquilada
por Beowulf y Eadgils murió en la lucha.
Beowulf
proporcionó cuarenta años de paz, y siendo ya anciano
le llegaron noticias de que en unas montañas cercanas se
guarecía un dragón que estaba asolando la comarca.
Los lugareños le pidieron que les librara del monstruo,
y a pesar de su avanzada edad, no quiso negarse.
Beowulf fue a su guarida y le retó al combate. Pero
las fuerzas del héroe ya no eran las de antaño,
y la batalla sobrepasaba sus posibilidades. Sólo consiguió
matarle gracias a la ayuda de su fiel amigo Wiglaf. Pero
Beowulf había sido tan malherido que comprendió
que no sobreviviría.
El
dragón escondía en su guarida un enorme tesoro que
sería para su pueblo, por lo cual el héroe murió
feliz, porque perdía la vida en una aventura heroica, que
había además proporcionado riquezas materiales a
su pueblo. Fue enterrado según su voluntad, en un montículo,
desde el que podía verse el mar y que llevaría su
nombre.