Los
patrones de los ingenios, para hacerse de más ricos,
para tener más suerte y abundancia, realizaban un
contrato con el Familiar ( Diablo ). Cada año le
ofrecían un peón de los que llegan a la cosecha,
para que se lo coma.
En
las grandes fábricas, suelen ocurrir accidentes,
particularmente en la caldera (es frecuente que el trabajado
se caiga a la caldera y muera carbonizado) y en el trapiche
(cuando el obrero va a tirar la caña en el trapiche
puede resbalar dentro de la cinta transportadora que la
tritura) y, cuando muere un hombre se dice que el familiar
"ya se ha hecho la victima" (si muere más
de uno es porque está hambriento). El año
será de mayor provecho para el dueño del ingenio
cuanto más peones coma el Familiar.
Esto
explicaría el hecho de que en los ingenios más
famosos de Jujuy, Salta y Tucumán desaparecieran
peones todos los años y nunca se supiera qué
había sido de ellos.
Los
dueños tenían en la fábrica un cuarto
oculto donde vivía el Familiar. Allí enviaban
a la gente a buscar herramientas; pero ninguno de los que
entraban volvían a salir.
Los
hombres que conocen de estas cosas son precavidos; llevan
una cruz grande colgada de su pecho, un rosario en su cuerpo
y un puñal en la cintura. Si les sale el Familiar
a querer comerlos, le hacen frente y pelean. Pueden quedar
lastimados, con la cara y las manos arañadas, con
la ropa rota, pero se salvarán gracias a la cruz
y el rosario; si el hombre pelea con el facón, entonces
será devorado.
En
los casos en que el peón sobrevive, los patrones
pagan fuerte sumas para que no avise a nadie.
Cuando
el dueño se muere y no pasa el secreto a otro, como
ya no atienden al Familiar ni le dan de comer, este se pierde
y la fortuna desaparece.
Cuentan
quienes lo vieron que su aspecto es parecido al de un perro
enorme, feroz o como un viborón con ojos de gato
y cerdas en la cabeza. Aparece también como persona
, mulita, cerdo o torito negro.