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Americana

Choiols, La Cruz del Sur


Desde hacía algún tiempo se les venía escapando un gran avestruz macho (kakn) muy arisco y ligero, que, en cuanto atisbaba la presencia humana, huía velozmente hasta quedar fuera del alcance de sus perseguidores. Esa tarde, el campo estaba lindo, recién acababa de llover y había salido radiante el sol entre las nubes. Atardecía.

Al cerrar el cerco, Kakn cruzó raudamente las líneas de los boleadores y gambeteando matas, enfiló al sur. Varios chonkes corrieron trás él, con la intención de agarrarlo. ¡Esta vez es nuestro!, ¡shotel, shotel! (flechas)gritaban algunos, indicando que le arrojen flechas, ya que entre las matas se enredaban las boleadoras, y con un chistido las flechas cruzaban el aire, desviándose al fin, sin que ninguna se clavara en el cuerpo de Kakn.

Allá va,faldeando la loma...avisó uno de ellos..

Los hombres más pesados y lerdos,se iban quedando atrás,cada vez más lentos, distanciándose de la posible presa. En su alocada carrera, los cazadores no advertían la presencia de otras importantes presas tales como:guanacos, pumas o huemules, que miraban atónitos sin entender, la causa de ser despreciados esta vez.

Sobre el filo de la meseta, el sol había pintado un hermoso arco iris, anunciando el fin de la lluvia y en esa dirección corría el grupo encabezado por el avestruz, en procura él, de salvar su vida, y los restantes en quitársela.

Un duelo terrible y milenario por la supervivencia, repetido una vez más en el árido desierto patagónico. El zumbido de los iatchicoi (boleadoras) y los gritos de la gente, cada vez más lejanos para el ave, parecían indicarle que seguiría gozando de la vida.

Korkoronke, el más ligero y resistente del grupo, cortó campo trepando por una barranca para bolearlo al cruce, pero el astuto animal, alcanzó a verlo asomar y girando bruscamente, sin titubear, se dirigió al borde del abismo, justamente donde se apoyaba una de las puntas del arco iris, y ante el asombro de los perseguidores, continuó corriendo hacia arriba ¡estaba trepando el arco iris!...

Azorados,se quedaron largo rato mirando como Kakn, con largas y elásticas zancadas, seguía subiendo sobre los colores, como si fuera etéreo...

Korkoronke, saliendo de su estupor, hizo girar su boleadora, primero lentamente, luego aumentando la velocidad hasta lograr el máximo impulso, y se la arrojó en un último y desesperado esfuerzo por bolearlo.

El avestruz, hizo una gambeta, dando un paso al costado, haciendo pasar las boleadoras de largo, pero dejando impreso su rastro en el cielo para siempre, al que los chonkes llaman Choiols, que en su lengua significa "rastro de avestruz en el cielo", el que fue y sigue siendo, inevitable punto de referencia de marinos y caminantes en el hemisferio sur, ya que esta constelación es la que nosotros conocemos como "Cruz del Sur".

Korkoronke tampoco halló jamás sus boleadoras, aunque cuentan los viejos paisanos, que desde esa noche, comenzó a brillar en el cielo un nuevo grupo de estrellas a las que les dieron el nombre de Chéljelen, conocidas como "Las tres Marías".

Al llegar esa noche a los Kau (toldos), los Chonkes narraron lo que les había sucedido con Kakn pero evidentemente nadie les creyó, burlándose de los fallidos cazadores. Sin embargo, vieron por primera vez, no sin asombro, brillar en el cielo a las nuevas estrellas.

 

 
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