CHARNEGO, COSMOPOLITA

Y BARCELONES

 

   Se ha señalado –quizás abusivamente- el carácter charnego de la obra de Serrat; un término con el que el cantante acostumbra a autocalificarse y que debe al escritor Manuel Vázquez Montalbán su primera enunciación en la figura de Serrat; una cualidad mestiza de sus canciones que beben por un lado de fuentes tan genuinamente españolas como la Canción Española o Tonadilla- Concha Piquer o Juanito Valderrama- o latinoamericana – El tango-, como de una cierta sensibilidad barcelonesa que conectaría con las canciones de los primeros “jutges” o, porqué no, con determinados aspectos de la poesía del desaparecido Gil de Biedma.

    Por otro lado es innegable la influencia que en la obra de Serrat ejercen nombres como Charles Aznavour, George Brassens y sobretodo Brel. El eco de la poesía dl  compositor franco-belga se puede rastrear a lo largo de la trayectoria artística de Serrat. Un paralelismo que se traduce no solo en  las canciones sino en sus respectivos horizontes vitales. Serrat, como el autor de “Ne me quitte pas”, ha guiado su carrera bajo la bandera de la libertad personal, aunque esta actitud le haya granjeado la crítica de los sectores más ortodoxos de la izquierda. Sin embargo , Serrat no ha dudado en prestar su apoyo solidario cuando la causa y la ocasión lo han requerido.

    De todos los compositores y artistas surgidos en el seno de la Nova Cançó, Serrat es el mejor ejemplo de la identificación Barcelona-cantante. Aunque otros compositores como Pí de la Serra o cantantes como Guillermina Motta o Núria Feliu, han dejado un repertorio “barcelonés”, es de todos el que mejor ha “cantado” a su ciudad. Y aunque en su discografía no abunden los temas dedicados integramente a Barcelona, no ha sido hasta en su último disco donde podemos encontrar un tema dedicado a ella-“Barcelona y jo”-, Serrat es un ejemplo de intérprete de “sensibilidad barcelonesa”.

      Sin embargo a través de su obra Serrat nos ha ido dejando un vocabulario musical repleto de figuras y paisajes barceloneses. ¿Dónde no situar personajes como la “Tieta” o el “Drapaire” sino por las calles y barrios barceloneses? ¿Por qué calle, sino por es el Paralelo barcelonés deambula una vieja prostituta como “La Carmeta”?. Aunque el paisaje de “Fiesta” podría pertenecer a cualquier pueblo español en la noche de San Juan, Serrat nos deja suficientes pistas para guiarnos hasta su calle. En “Conillet de vellut” Serrat realiza la crónica más brillante sobre la Barcelona de finales de los sesenta, la Barcelona cosmopolita de la Gauche Divine, las noches de Bocaccio y los fotógrafos de moda; en la cara opuesta, “Els veremadors” Serrat “filma” el  paso  de los vendimiadores por la ciudad, desde la Estación de Francia hacia el “paraíso” francés.

    Inequívocamente barcelones son los protagonistas de “Caminito de la obra”, quizás la canción más”charnega” del repertorio serratiano junto a la irónica “¡Que bonito es Badalona!. Incluida en su álbum “Piel de manzana”, a ritmo de rumba – un género musical genuinamente barcelonés nos cuenta las peripecias existenciales de los “paletas” o albañiles barceloneses mezclando palabras del argot. También en el mismo disco aparece una canción como “La casita blanca” sobre un conocido “meuble” barcelonés ya desaparecido.

   Es sin duda “El meu carrer” el tema cumbre de la “obra barcelonesa”, donde Serrat consigue una de sus composiciones más celebradas. Una calle desde donde años después saldría un personaje como “Piel de manzana”, una de tantas muchachas que Serrat situaba de Via Augusta hacia abajo... Y ya en el”dowtown”, que mejor sitio que Las Ramblas para situar a sus aristócratas de barrio, una “raza” a la que dedicaria su tema “La aristocracia del barrio”.

     Del paisaje barcelonés también participan temas como “Decir amigo” o “Menuda”. De su última etapa destquemos una canción como “Los fantasmas del Roxy”, una composición donde Serrat recobraba su vena creativa para describir sus paisajes barceloneses ya desaparecidos a través de los cines de barrio.

 

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