LOS EFECTOS DE LA PORNOGRAFÍA
¿Por qué apasionarte, hijo mío, de una ajena, abrazar el seno de una extraña?
(Proverbios 5, 20-21)
LA PORNOGRAFÍA, TAN ADICTIVA COMO UNA DROGA
Varios estudios han demostrado que todas las personas, normales o desajustadas, que ven pornografía desarrollan el deseo de ver material pornográfico cada vez más perverso, así como los adictos a las drogas desean drogas cada vez más fuertes. Todas las personas fantasean acerca de materiales pornográficos y actos más perversos y aún muchos de ellos los incorporan en sus relaciones sexuales.
Muchas de estas personas comienzan a emplear métodos cada vez más violentos en sus relaciones sexuales.
Aunque algunos afirman que la pornografía es simplemente una válvula de escape que las personas usan para disipar sus impulsos sexuales. Sin embargo, la psiquiatría no confirma este punto. Aquellos dicen que las personas que de otra forma hubieran expresado, por medio de su actuación, sus violentas fantasías sexuales, de esta manera, en cambio,
usan su material pornográfico sin causar daño. Por el contrario, las evidencias demuestran que el ver pornografía produce un mayor interés en la desviación sexual.
Todo indica que el ver prolongadamente pornografía común, no violenta y no coactiva, crea el apetito de materiales más inusuales, extravagantes y desviados, incluyendo los violentos en un contexto sexual, como la exhibición del sadomasoquismo y la violación sexual.
Como ocurre con el caso de los drogadictos, aquellos que consumen pornografía llegan a sentir que necesitan materiales más y más perversos para mantener su nivel anterior de excitación sexual.
LAS ETAPAS DE LA PORNOADICCIÓN
Según personas que estudian la conducta humana, hay
algunas etapas progresivas de la inducción hacia la pornografía. Estas son:
1. La Tentación. La pornografía apela en primer lugar a un instinto vital del ser humano: el deseo
sexual. «La lujuria», Argue observa, «te provoca ver lo prohibido. Te sugiere que necesitas
experimentar lo excitante, alimentar los deseos carnales y explorar la intimidad. Se te hace creer que
necesitas estar informado acerca de lo que ocurre entre los mundanos. Apela a la curiosidad
humana». «En segundo lugar», señala Muñoz, «la pornografía apela a la fantasía. El espectador se
identifica con los actores al punto de sentirse protagonista. La fantasía posee su área placentera al
punto de reconocérsela como mecanismo de defensa. La soledad, la lascivia, el desorden y desajuste
mental y la falta de capacidad para relacionarse con otros individuos de la sociedad contribuyen a la
tentación. Matrimonios que experimentan aburrimiento en su relación íntima, son tentados a recurrir a
este abominable mal para despertar su pasión».
2. El Encuentro. Sucede exactamente como enseña Santiago: Luego, cuando el deseo ha concebido,
engendra el pecado una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. (1, 15). Argue elabora «En la
pornografía, la muerte se presenta implacable y penetra todo el ser. Le acompaña una actitud
diabólica, la cual impacta la mente, el cuerpo y el espíritu, todo a la misma vez». La persona afectada
experimenta en su cerebro una reacción química que provoca una variedad de poderosos efectos
físicos y mentales. Se establece una unión entre el pecado y una descarga hormonal. «Las imágenes
mentales», dice Mendoza, «quedan indeleblemente impresas. Cada vez vuelve el recuerdo con tal
fuerza que uno queda incapaz de romper la cadena de sucesos. Va hundiéndose bajo la influencia de
estos aterrantes estímulos».
3. La Adicción. Argue nota que la mayoría de las personas no entienden que de acuerdo con las
investigaciones hechas por personas que estudian conducta humana, la pornografía es adictiva de la
misma forma que lo es la heroína, el «crack», el alcohol y los juegos de azar.
El Dr. James McGaugh, sicólogo de la Universidad de California ha probado que cuando alguien observa algo chocante, estimulante, excitante, como lo podría ser un accidente o la exposición accidental a representaciones pornográficas, una hormona llamada epenefrina es liberada a la corriente sanguínea y va inmediatamente al cerebro, fijando esa imagen a su mente. El Dr. Víctor Cline, sicólogo clínico y experto en comportamiento de la Universidad de Utah, ha dicho lo siguiente: "Si uno vuelve vez tras vez a exponerse a material de esa naturaleza (pornográfico), poco a poco llegará a tener una biblioteca pornográfica en su mente de la que no podrá librarse. Estará ahí, lista para recordarse, aún cuando usted no lo quiera. Existe una gran cantidad de evidencia en estos momentos que sugiere que los comienzos u orígenes de muchas desviaciones y perversiones sexuales son aprendidas, y una de las formas de aprendizaje es el exponerse a material pornográfico. Es difícil de olvidar, ya que la persona tiene dentro de sí una librería de material antisocial. Se puede excitar solamente con las imágenes que ya tiene en su mente".
Después de esta exposición inicial, si uno se expone a más material pornográfico, comienza un proceso de acondicionamiento.
4. La Escalada. El mexicano, Rafael Mendoza, la describe así: Debido a que la pornografía involucra
estimulación sexual sin satisfacción personal, la búsqueda de placer erótico toma progresivamente una
forma más exigente y abusiva. El material viejo ya no es tan estimulante como el nuevo. Se cree estar
en necesidad de alimentarse continuamente de emociones mayores y más fuertes. Resulta entonces que el adicto realiza incursiones en la pornografía
cada vez más dura y explícita y el aumento de la necesidad no tiene fin.
Se producen películas con excesiva violencia. Los individuos, ya sean hombres o mujeres, para satisfacer sus bajos deseos carnales y poder lograr una mayor excitación sexual, ven escenas donde individuos golpean salvajemente a hombres, mujeres e incluso niños. Se comete todo tipo de violaciones. Las torturas frecuentes son demandadas por las víctimas y los victimarios. Los actos sadomasoquistas aberrantes conducen a verdaderos asesinatos en tales cintas. Todo esto tiende a corromper cada vez más la mente del porno adicto.
5. La insensibilización.
Luego ocurre una tercera cosa que llamamos desensibilización. Esto significa que aquello que originalmente era chocante y terrible, aquello que ofendía la conciencia y producía culpa, de un momento a otro ya no ofende, comienza a verse aceptable. Uno puede llegar a observar cosas realmente terribles, sea en libros, en la televisión, en el cine, en la calle y ya no sentir ningún tipo de repulsión.
6. La actuación.
Luego pasamos a la fase siguiente que es la actuación. Comienza la persona a actuar sobre lo que ya ha visto. Comienza a imitar la conducta aprendida". El Dr. Cline dice: "cuando uno se expone accidentalmente a algo sumamente bizarro, lo mejor que puede hacer es rehusarse a dar una segunda mirada", y luego enfatiza, "no importa lo inteligente que usted sea, o el nivel social en que se encuentre (aún
personas religiosas se han adiccionado a la pornografía). Todo el mundo está sujeto a las leyes de aprendizaje. Y nosotros los hombres, en particular, somos más vulnerables a este tipo de situaciones ( adicción a la pornografía ) que puede reducir aún al más fuerte.
LA AMARGA COSECHA DE LA PORNOGRAFIA
Las consecuencias de la porno adicción no
tardan en aparecer.
1. Toda esta inmoralidad penetra en el subconsciente del individuo. Le infecta dañando su conciencia.
Tergiversa la realidad. Lo que antes era alarmante y repugnante se hace aceptable. La conciencia se
paraliza al punto de tolerar lo inmoral y el peligro se encuentra en la rápida aceptación de los mitos de
violación, degradación de la mujer y la perversidad de reacción contra la violencia.
2. Se rompe la comunión con Dios. A la vista del Señor, el fantasear el acto sexual con una mujer que
no es su cónyuge, es adulterio (San Mateo 5, 27). Este grave pecado aleja al porno adicto de su Señor y
pronto ese pierde su vitalidad espiritual.
3. El porno adicto se convierte en un esclavo de su pecado. Pensamientos impuros dominan su mente.
Al igual que los antediluvianos, todo designio de los pensamientos era de continuo solamente el mal
(Génesis 6, 5). Jesús dijo claramente: Todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado (San Juan
8, 34).
4. La pornografía con frecuencia provoca a su víctima a cometer actos inmorales. Argue señala que
«uno no puede sembrar en la mente ideas, imágenes, pensamientos, sugerencias sin poner por obra
una manifestación malsana de lo mismo. La impresión produce la expresión: «El hombre malo, del mal
tesoro de su corazón saca lo malo» (San Lucas 6, 45)».
5. La pornografía destruye la familia. El sexo, fuera del matrimonio, no obstante la expresión que
tome, se transforma en una fuerza destructora de la familia, la mujer y la sociedad. En el plan de Dios,
el amor romántico, incluso el sexo, tiene el sublime propósito de unir a dos personas permanentemente
a fin de formar la familia. En contraste la pornografía es un factor potencial de la individualidad.
Muñoz observa: «Mientras que la versión ortodoxa del sexo comprende a dos personas que lo
realizan de común acuerdo bajo la cúpula del amor, la responsabilidad y el compromiso, la
pornografía evita la concordancia entre dos individuos. La cobardía queda en relieve frente al sujeto
que sintiéndose incapaz de caminar hacia la madurez, opta por el goce solitario sin esfuerzos ni riesgos
de fracaso...».
La pornografía fomenta el sexo sin amor, ni compromiso ni responsabilidad. El sexo
está vinculado estrechamente a la vida, pero el compromiso y la responsabilidad con la vida son
nulos». La filosofía de «Playboy» haría de la mujer un mero juguete del varón, un objeto de su pasión
nada más. Según Cristina Kunsch, le despojaría de toda dignidad. Argue añade: «Existe el mito de
que la expresión pornográfica es buena para el matrimonio que no anda bien en la intimidad. Esto es
mentira. Lo que sucede es que el cónyuge viene a ser un objeto de juego y no una persona. Aún
comparar al cónyuge con una fotografía pornográfica retocada por un técnico puede ser destructivo.
Cuando se tienen problemas en la intimidad con la pareja, hay que aprender a amar a la pareja y
comunicarse con él o ella. No se puede entregar la vida emocional a cosas chocantes, cosas que
pueden hacer más grande el distanciamiento en las relaciones del matrimonio».
Los que consumen pornografía generalmente ven material que muestra a mujeres atractivas que realizan casi cualquier tipo de acto con cualquier número de hombres (o animales). Los usuarios de la pornografía comienzan a creer que sus esposas también deberían realizar actos que sean por lo menos un poquito más "aventurados" o "experimentales" que aquellos a los cuales están acostumbradas.
Cuando las esposas de estos irresponsables no satisfacen las fantasías que la pornografía les ha producido, entonces dichos usuarios se sienten insatisfechos. Puede que se sientan aún más insatisfechos con las imperfecciones físicas de sus esposas. Las esposas, por supuesto, se sentirán disgustadas y rechazarán el comportamiento cada vez más pervertido de sus esposos.
Entonces los esposos a menudo buscan a las prostitutas, quienes están acostumbradas a lidiar con estas peticiones tan extravagantes y perversas.
6. La pornografía insensibiliza. El ver estos materiales, sean estos violentos o no, coactivos o no, aumenta experimentalmente la conducta agresiva del hombre contra la mujer, y disminuye la sensibilidad, de tanto el hombre como la mujer, hacia la violación
sexual y hacia la situación deplorable de las víctimas. Tanto los hombres como las mujeres, después de haber visto este material, creen que la mujer que ha sido víctima de una violación sexual ha sido menos perjudicada, es menos digna y hasta es responsable de su propio sufrimiento.
7. La pornografía fomenta la violencia sexual. Los hechos demuestran que, luego de haber visto brevemente un material pornográfico, muchos varones estarían más dispuestos a obligar a una mujer a realizar actos sexuales, si se les pudiera asegurar que no serían atrapados o castigados. Se constata también un aumento del deseo de cometer una violación sexual. Los investigadores de la National Foundation for Family Research and Education (Fundación nacional para la investigación y educación de la familia) concluyeron que "quienes están expuestos a la pornografía tienen
más probabilidades de desarrollar tendencias sexuales anormales". Según el informe de la mencionada fundación, "el mito de la violación -según el cual los violadores son personas normales y las mujeres son las culpables de que las violen y disfrutan con ello- es muy común entre los hombres que consumen habitualmente pornografía".
Hay decenas de estudios que demuestran que los criminales peligrosos (pederastas, asesinos, violadores, padres incestuosos) no sólo son más propensos a cometer sus delitos si consumen pornografía, sino que también son más propensos a usar extensamente la pornografía poco antes de cometer sus crímenes. Los hombres delicuentes que usan pornografía pronto comienzan a manifestar un
comportamiento adictivo y compulsivo. Todos sus mecanismos para liberar tensión pronto se llegan a relacionar con las perversiones sexuales y su conducta se hace cada vez más criminal.
Cerca de dos millones de pederastas, violadores, sádicos y practicantes de relaciones sexuales con adolescentes o prostitutas infantiles cometen más de 2 millones de delitos al año en Norteamérica. Esta cifra se refiere solamente a los incidentes que se reportan, el número total es evidentemente mucho más elevado.
Los ingenuos que creen que la pornografía "no tiene víctimas" deberían bajarse de la nube en que se encuentran durmiendo y darse cuenta de los hechos. Es especialmente remarcable la actitud de los movimientos feministas. El feminismo actual identifica la pornografía con un acto de libertad individual, sin que a estas "progresistas" féminas parezca importarles el hecho de que sean las mujeres y las niñas la "carne" más demandada y más utilizada en estos negocios. Por otro lado, miles de mujeres han sido torturadas, violadas y asesinadas por seres humanos perturbados como resultado directo de la pornografía. Miles de estos casos abarrotan los archivos de la policía en todo el mundo. Está demostrado estadísticamente que en los países donde se liberaliza la distribución de pornografía, registran un inmediato aumento en el número de violaciones.
La liberalización de las leyes sobre la pornografía en Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y los países escandinavos ha sido acompañada por un aumento en el nivel de violaciones denunciadas. En los países donde las leyes sobre la pornografía no han sido liberalizadas, ha habido un crecimiento menos marcado en las violaciones denunciadas. Y en los países donde se han adoptado restricciones, las violaciones denunciadas han disminuido.
Los informes policiales demuestran que el 80% (29 de 36) de los más recientes asesinos en masa de los Estados Unidos utilizaron la pornografía extensamente como parte integral de sus crímenes sexuales, los cuales incluían violaciones y asesinatos en serie.
La Biblia habla mucho acerca de las implicaciones del sexo pecaminoso. Desde el período de Génesis hasta
hoy podríamos constatar de cuántas maneras su mal uso se ramifica en traiciones, mentiras, calumnias,
sobornos, arrebatos pasionales, violencia, vínculos amorosos rotos, desconfianza en futuras relaciones
entre ambos sexos, caída de la autoestima, celos amargos, dificultades en el desempeño de la
maternidad o paternidad, búsquedas del amor adulto por caminos equivocados y hasta antinaturales.
MEDIDAS PREVENTIVAS
1. Consejos a los tentados. Con sabiduría el apóstol nos amonesta: No
tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da
vergüenza aún mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto (Efesios 5, 11-12). Huye también
de las pasiones juveniles (2 Timoteo 2, 22). La batalla contra la mugre inmoral se desata en la mente
(Romanos 8, 5-8). Necesitamos mantener nuestra imaginación protegida, poniendo cuidado sobre
nuestros ojos, nuestros pensamientos y controlando los excesos de una imaginación desenfrenada.
Santiago escribe: Resistid al diablo, y él huirá de vosotros (4, 7). Si no viene la resistencia en los
primeros momentos, la tentación conduce a miradas prolongadas, a más tiempo observando
fragmentos de programas pornográficos de la televisión, a fotografías sugestivas, o a secciones de
libros y revistas impuras.
En estos tiempos hay lugares que usted puede presumir que son bien seguros para sus hijos ( como lo serían los cuartos de dormitorio de los mismos ) pero que si tienen instalada una computadora con acceso al Internet, es como dejarle la puerta abierta o sin seguro a toda clase de pudrición moral. Internet se ha convertido en un gigantesco difusor de porno. Ningún niño ni adolescente debería tener acceso libre a la red.
Este es el más reciente y quizás el más peligroso tipo de pornografía, la "ciberpornografía". Imágenes y películas de pornografía dura, chats en línea, y aún actos sexuales en vivo pueden ser bajados y vistos por prácticamente cualquier persona a través de Internet. Se pueden encontrar imágenes sexualmente explícitas en páginas Web y en grupos de noticias que son demasiado fáciles de ver para personas de cualquier edad. Lo que
sólo estaba disponible para una pequeña cantidad de personas dispuestas a ir al sector malo de la ciudad, ahora puede ser visto en cualquier momento en la intimidad del propio hogar.
Otro tipo de pornografía es la televisión. Como ocurre en las películas, las normas para la televisión comercial han ido bajando continuamente y hoy se consideran "normales" películas que hace unos años serían calificadas de inmorales. Pero la televisión por cable presenta una amenaza aún mayor. Hay personas que jamás irían a una librería para adultos, pero que ahora pueden ver el mismo material sexualmente explícito en la intimidad de sus hogares, lo cual convierte a la televisión por
cable en el "el mejor envoltorio de papel común."
2. Consejos a los padres. Judy Bartel señala que los padres, cuyos hijos tienen acceso al Internet en el hogar, deben aprender como prevenir a los jóvenes y niños. Nos da una lista de sugerencias:
a. Los que tienen computador en casa, negocio o iglesia, pueden pedir a un programador que bloquee la entrada al Internet con claves que únicamente personas maduras y de responsabilidad conocen.
b. Hay que mandar revisar los archivos periódicamente para saber qué está guardando en la memoria del computador.
c. Pueden dividirse en grupos dentro del culto de los jóvenes y en las clases de los niños para «chatear», como se dice en ciberidioma, y advertirlos así sobre los peligros del Internet y cómo cuidar el espíritu contra una invasión del enemigo.
d. Se puede promover un movimiento cívico para que los negocios públicos de alquiler de computadores por horas tengan la obligación de supervisar a los menores que entran a sus establecimientos. En si, el computador y el Internet no son malos. Son más bien medios e instrumentos mecánicos de los cuales el enemigo quiere valerse para que tanto niños como también jóvenes caigan en la inmoralidad. Más que nunca tenemos que aprender nosotros y enseñar a los niños y jóvenes la obligación de guardar las puertas de nuestra alma, en especial los ojos y los oídos.
Tenemos que estar prevenidos y armados contra los dardos del enemigo y no permitirle entrar «ni por
el Internet ni por ningún otro medio». No aceptemos ni la primera muestra, así sea pagando o gratis.
3. Consejos a la iglesia. Es fundamental, observa Rafael Mendoza, que la congregación comprenda
que nadie queda inmune a este vicio degradante. Por desgracia existen casos en que algún creyente o
hijo de creyente se deja influenciar. Tales víctimas se iniciaron por curiosidad o por juego. Para los
tales la Iglesia debe proporcionar la ayuda correspondiente. Se tiene que desenmascarar a la
pornografía como lo que es: una esclavitud enajenadora de la conciencia. Si no se realiza el cometido
ministerial acertada y denodadamente, Dios demandará la falta de responsabilidad.
Es importante adherirse a las campañas que promueven la información y formación para que los
jóvenes comprendan el propósito de Dios en cuanto a su actitud hacia la pornografía. Tales esfuerzos
deben tener el propósito de mostrar la gravedad de la situación social. Se debe confrontar a la
juventud con la palabra de Dios.
La gravedad del asunto tiene que comprenderse. Cada hogar tiene que enfrentar los medios visuales e
impresos de comunicación. Los padres pueden y deben hacer algo para detener el pandemónium que
amenaza a sus hijos y a toda la familia. La religión es un soporte esencial, y regresar a Dios la única
alternativa.
PASOS PARA SALIR DEL VICIO
¿Cuál es el camino hacia la libertad?. Uno tiene que purificarse
y luego seguir andando en lo puro. Para lograr una limpieza tenemos que tomar cinco pasos.
1. Aceptar la verdad de la Palabra de Dios. En oración hay que aceptar plenamente la Fe. Hay que
reconocer: «Si, Señor, he pecado, he tolerado la mugre y he sucumbido ante la tentación. Pero Señor,
restablezco mi vida a la pureza por tu Espíritu». Con la ayuda de Cristo no se puede permitir nada
más de lo pornográfico en la vida. Tenemos que resistir toda tentación en esta área.
2. Confesar el pecado. Algunas personas caminan muy profundo en el pecado y esperan que se
desaparezca del todo en un dos por tres. Por la Cruz es necesario redimirnos de todo pecado, y
por medio de la confesión, la oración y un profundo arrepentimiento personal es que Dios trae
cambios al alma.
3. Clamar al Señor desde el fondo del alma. Tenemos que examinar cada hecho pecaminoso y
arrepentirnos. Hay que recibir el perdón y la misericordia de Dios. Su misericordia es grande y Su perdón es inconmensurable.
4. Entregar la totalidad de lo que somos a Jesucristo. Esto abarca los pensamientos, la vida sexual y la
vida emocional. Él quiere todo lo que somos.
5. Fortalecer el enfoque de la mente. Dice proverbios 23, 7 «Tal como piensa en su corazón, así es el
hombre». Un ejercicio de ayuda es la lectura del libro de Proverbios buscando muchas referencias a
la verdad acerca de la inmoralidad. Hay que fijarse en ellas. Nos incumbe edificar la mente y proteger
la vida con la verdad que el Señor tiene para nosotros.
VIVIENDO LA LIBERTAD
Para poder mantenerse puro y limpio, David Argue nos ofrece cuatro
consejos.
1. Purificar la vida de toda forma posible. Hay que hacer un inventario completo de la perversión que
existe en la vida de uno. Tenemos que estar conscientes de las maneras en que entra la lascivia. Uno
ha de entrar en un modo de pensar continuamente en la operación de hacer la limpieza. Si se hace
difícil controlar lo que uno ve en la televisión, entonces la solución es no ver nada en ningún canal. Si
por ahí se introduce la tentación, hay que deshacerse de todo. Quizá eso parecerá un extremismo,
pero Jesús dijo: «Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor
te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno» (San Mateo
5, 29).
2. Evitar lugares donde se le presenta a uno la tentación de mirar algo de la pornografía. Aléjate de la
adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, (Proverbios 5, 8). De vez en cuando nos toca estar
fuera del hogar. Cuando uno está solo en la habitación del hotel, la tentación puede ser prominente.
Antes de que uno se sienta débil, hay que ser muy listo. Estando a solas en un hotel, uno puede darse
cuenta de que la tentación se hace fuerte y por lo tanto hay que hacer una estrategia con la ayuda del
Espíritu Santo. Una idea es que al llegar a la habitación se llame a la esposa para decirle el número del
cuarto en que se encuentra. Traer fotografías de la esposa e hijos y ponerlas sobre la pantalla del
televisor. O decirle a su esposa: «He desenchufado el televisor». No es recomendable regresar a la
habitación después de una reunión en un estado de preocupación y cansancio y sentir el deseo de
buscar en los canales algo que ayude a sentirse mejor. El tiempo en la habitación del hotel debe ser un
retiro seguro donde Dios y uno mismo puedan estar a solas.
3. Ser lleno del Espíritu. Pablo da este consejo. Como el Espíritu mora en el creyente y como Él desea
la santidad, Él ha de ayudarnos a tener una vida santa. Él fortalecerá nuestra vida y hará que vivamos
de una manera piadosa.
4. Orar con frecuencia cuando somos tentados. Hay que rogar al Espíritu Santo que venga a nosotros
de una manera nueva para vestirnos de la pureza de Jesucristo.
SER RESPONSABLE A OTRA PERSONA
El que lucha con la pornografía necesita ser
responsable a alguien más con quien pueda hablar amplia y abiertamente. Nos hace falta quién ore
con nosotros y nos pregunte: «¿Cómo te va hoy?».
La responsabilidad es particularmente primordial para los solteros. Las personas solteras pueden tener
sentimientos de soledad en muchos momentos de su vida y no tener en quién confiar. Pero necesitan
tener a alguien cerca de ellos, Proverbios 5, 20-21 está dirigido a un joven varón, pero también es para
las jovencitas. Es para todos.
PORNOGRAFÍA Y VIOLENCIA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS