La economía
mexicana, sentenciada por el pejeaumento a los mínimos
Solo a un gobierno
insensato se le ocurre decretar un 15 por ciento al salario mínimo
en una economía devastada por una pandemia, o bien a un gobierno que
esconde el deseo de destruir al sector productivo para someterlo
políticamente
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DICIEMBRE, 2020. Luego de varias pláticas con
los miembros del sector empresarial y demás fuerzas productivas, el
gobierno federal decretó, pese a que no se había alcanzado un
acuerdo entre todas las partes, que a partir del próximo primero de
enero el salario mínimo dará un brinco monumental al 15 por ciento
en todo el país.
¿Motivo de alegría? Por supuesto, para quienes lo reciben, un regalo
de Navidad más que satisfactorio... por lo menos mientras no llegue
el aumento de precios del cual presenciaremos una cascada en los
primeros meses del 2021 con lo que el aumento quedará pulverizado y
se volverá a exigir otro incremento que podría llevarnos a
peligrosas inercias inflacionarias.
"Independientemente de que el poder adquisitivo en México es muy
bajo y en otras latitudes sería considerado una miseria, el querer
remediar el asunto con un aumento del 15 por ciento a los mínimos
solo servirá para que muchas empresas despidan a sus empleados menos
capacitados, enviándolos al desempleo", refiere el economista Sergio
Ayala. "Te puedo asegurar que el 80 por ciento de las pequeñas y
medianas empresas en este país no están en condiciones de solventar
este aumento a los mínimos, desproporcionado y fuera de la realidad
económica por la que atraviesa México".
"Pero López Obrador dijo que los empresarios no deben quejarse, que
bien pueden pagar ese incremento a los mínimos", le comentamos.
"Es una conclusión lógica viniendo de alguien que siempre ha vivido
del gobierno y ni idea tiene de cómo funciona un comercio o una
empresa", dice Ayala.
De hecho, este incremento a los mínimos parece ser más una sentencia
de muerte para los pequeños y medianos empresarios, más que el deseo
del gobierno federal por ayudar a las familias de pocos recursos a
solventar la difícil situación económica agravada por la llegada del
Covid 19. "Es como si los economistas del peje estuvieran
aprovechándose de esta disyuntiva para darle un estacazo letal al
sector productivo en México", refiere Ayala. "No lo veo de otro
modo. Si esta gente tuviera sentido común, habrían buscado otras
alternativas en vez de decretar un aumento a los mínimos totalmente
irreal. No se necesita ser economista para darte cuenta que esa no
será la solución, todo lo contrario".
El principal punto es totalmente obvio: ¿cómo es posible que se
decrete un aumento totalmente desproporcionado dadas las exiguas
utilidades que han tenido los pequeños y medianos comerciantes a
consecuencia de la pandemia?
"Este año ha sido especialmente duro. Mis ganancias han bajado hasta
un 30 por ciento por la pandemia pero mal que bien he logrado
mantener mi planta laboral de ocho personas", señala Bertha Aguilar,
propietaria de una pequeña mercería en el norte de México. "Con el
15 por ciento al salario se me está obligando a destinar casi 30 mil
pesos mensuales en sueldos cuando en ocasiones mis ganancias en ese
mismo periodo apenas y llegan a los 40 mil pesos de los cuales tengo
que tomar una parte para el pago de luz, agua, predial y otros
impuestos; lo bueno es que el local es mío, pero no me queda otra; a
partir del próximo enero voy a tener que despedir a por lo menos
tres empleados, no quiero hacerlo pero no veo otra salida si quiero
mantener mi negocio con vida..."
El incremento a los mínimos debe de calcularse de acuerdo al
desempeño que está teniendo la economía. El aumento quedaría
justificado si este feneciente 2020 hubiera sido un buen año, con
crecimiento estable y una industria pujante. Evidentemente, ese no
ha sido el caso.
"Es la mentalidad estatista-keynesiana que tan en boga estuvo en los
70 donde se cree que los empresarios tienen sus fortunas guardadas
en las bóvedas bancarias esperando les rindan altos intereses cuando
bien podrían usar ese dinero para pagarle bien a sus empleados,
siguen viendo al sector empresarial como avaro y ponzoñoso", añade
Ayala. "No le cabe en la cabeza a esta gente que a un empresario de
nada le sirve tener el dinero guardado bajo el colchón, casi todo su
capital lo tiene invertido en infraestructura".
Agrega: "El salario mínimo debe ser un medio, no
un fin, para que el empleado vaya ascendiendo en la escala laboral
mientras va adquiriendo experiencia y conocimientos... nadie que
obtiene un empleo por primera vez va a ganar lo que quiere".
¿No será que, acaso (y como ya se está viendo con el
aumento a los mínimos en varias ciudades norteamericanas que
devastó a la economía local pero fortaleció a los demócratas)
este incremento es deliberado y tiene como fin hacer más
dependientes de la dádiva estatal a millones de mexicanos?
"Es muy posible. El aumento desmesurado a los
mínimos erosiona a los microcomerciantes pero fortalecerá a los
grandes corporativos pues sus niveles de utilidades son altísimos".
Y si vemos lo que está pasando en Estados Unidos, esta tendencia
parece ser deliberada: aunque te aumenten el salario mínimo vas a
seguir ganando poco, y cuando ganas poco eres más susceptible a ser
manipulado políticamente".
Y en tal manipulación política se incluye a la
economía informal, la cual será la ganona con este
incremento a los mínimos: "Va a haber despidos
masivos, y difícilmente esa gente va a abrir un negocio formal. No
nos extrañe si a mediados de año las banquetas en la principales
ciudades se llenan de vendedores de todo tipo. Aquí yo veo a dos
beneficiados con este caos, los ya mencionados megacorporativos y a
la economía informal... bueno, tres, al gobierno federal. Esta es
una jugada perversa, una ilusión que se va a evaporar cuando lleguen
los primeros aumentos..."
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