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El tonto de esta semana: Quentin Tarantino

Celebrado y alabado igualmente por fans y críticos, este director obsesionado con la violencia gráfica no la encuentra tan divertida cuando en la vida real le llama brutalidad policíaca. Tanta incongruencia ha hecho inevitable que incluyamos hoy a Quentin Tarantino en esta cada vez más nutrida galería

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NOVIEMBRE, 2015. En un mundo, digamos, más congruente, el que Oliver Stone se considere pacifista y al mismo tiempo haya dirigido, entre otras, películas sumamente violentas como Platoon y Natural Born Killers, sería juzgado como humor negro puro. Lo mismo puede decirse de Quentin Tarantino, cineasta que en varias ocasiones ha dicho "me encanta la violencia ¿a usted no? Me provoca una emoción indescriptible". La repugnancia a la violencia únicamente le viene, como acabamos de ver durante una manifestación en Nueva York, cuando se trata de denunciar la "brutalidad policiaca". Entonces sí le merece la censura total y absoluta. 

Leamos lo que dijo Tarantino durante una manifestación en Nueva York en contra de la "brutalidad policiaca":

"Cuando veo asesinatos, no puedo quedarme callado... debo llamar una asesinato a lo que es un asesinato y llamar asesinos a los asesinos..."

Vicent Vega y Jules Winfield ¿los reconoce? Son los personajes que John Travolta y Samuel L Jackson interpretan en la hipercelebrada Pulp Fiction, de Tarantino. Uno de ellos dispara en el rostro a alguien que come una hamburguesa. Nadie en ningún momento de la película llama asesinato a lo que es un asesinato (tampoco, que se recuerde, al momento en que a Vega se le escapa un balazo que mata a la persona que va en el asiento trasero).

Cualquier fan de Tarantino sabe igualmente quién es The Bride, La Novia vengadora en Kill Bill que armada con una katana y una hit list decapita a quienes considera responsables por haberle quitado el bebé de sus entrañas mientras se encontraba en coma. En ningún momento nadie se refiere a La Novia como asesina por cometer lo que claramente son asesinatos... todos ellos realizados con deleite por Tarantino, de quien acertadamente dijo el columnista Vittorino Matus, "el ver brotar la sangre le produce el mismo efecto a Tarantino que el money shot (término coloquial para referirse a una eyaculación) de las películas pornográficas".

En este punto ya escuchamos el predecible argumento de que no hay que confundir la realidad con la fantasía, que las historias vistas en el cine no deben confundirse con las ocurridas en la vida real. ¡Pero eso es precisamente lo que ha estado haciendo Hollywood todos estos años! ¿Lo duda? Presente usted a los estudios un guión donde un musulmán se declara gay frente a su familia, dispuesto a asumir las consecuencias. No lo aprobarían ni de chiste, asumiendo las protestas de quienes se sientan "ofendidos"; o de un fundamentalista musulmán que deserta y abraza el cristianismo... de nada valdrá que usted diga que no hay que confundir la realidad con la fantasía del cine. 

Para acabar pronto: ¿los asesinatos reales merecen otro apelativo al de los asesinatos que vemos en el cine y la televisión?

Tarantino llama asesinatos no a la celebración que hacen sus filmes de la violencia rayana en lo gore, sino de lo que él llama "brutalidad policiaca", es decir, solo aquellos que convienen a su discurso político. Durante su discurso Tarantino mostró la foto de Justin Smith, un muchacho en custodia que murió tras escupirle a unos policías en Oklahoma.. en 1999. 

¡Ah, caray! Hagamos un ejercicio de memoria para ubicar que en ese año, un tal Bill Clinton era el presidente de Estados Unidos. ¿Solo hasta hoy, 16 años después de este hecho, a Tarantino se le ocurre hablar de "brutalidad policiaca"? ¿Kill Bill, pues?

¿Y por qué denuncia Tarantino aquello en Nueva York? Ah, bueno, porque según el cineasta, los cuerpos policiacos de esa ciudad prácticamente están cometiendo una cacería contra la comunidad afroamericana".

Y si el memorioso Tarantino denunció como "brutalidad policiaca" los recientes asesinatos en Nueva York, olvidó el más reciente, el del agente Randolph Holder, quien recibió un disparo en la frente mientras perseguía a un tipo por las calles del East Harlem.

La "brutalidad" solo la cometen los policías, nunca los criminales o los terroristas, por lo visto. La decapitación es mera ocurrencia para divertir a los espectadores cuando la comete La Novia, pero no vale siquiera consignarla cuando cientos de cristianos son decapitados --como los asesinatos de La Novia, ésos que Tarantino supone no son asesinatos, frente a las cámaras-- por los miembros de ISIS.

Y como suele suceder con los  progres, éstos critican solo las consecuencias y no las causas. ¿Por qué míster Tarantino no denunció también que el cambio de estrategia de Bill DiBlasio para combatir la criminalidad ha hecho que se disparen los índices delictivos en la Gran Manzana? Si viéramos las cosas desde su palestra, los policías neoyorquinos súbitamente enloquecieron y, haciendo gala de su racismo --esto pese a que la página web del NYPD muestra claramente que ahí trabajan policías de prácticamente todas las etnias-- se pusieron a perseguir afroamericanos por el solo hecho de su color de piel y no por haber inflingido la la ley. Es como si todo hubiera resultado de un racismo irracional y desbocado, como si los policías de esa ciudad creyeran estar persiguiendo al mismo Django.

Patrick Lynch, presidente de la Asociación de Patrulleros, respondió a las bravatas de Tarantino:

"No debe sorprender que alguien que vive de glorificar el crimen y la violencia también odie a los policías. Los agentes de policía que Tarantino llama 'asesinos' no viven en una de sus depravadas fantasías fílmicas, arriesgan y sacrifican sus vidas ante el embate del crimen. Los neoyorquinos deben enviar a este promotor de la degeneración que no tiene que venir a nuestra ciudad a promover su enfermiza Cop Fiction".

La reacción de los familiares de Holder fue también de indignación hacia las barbaridades de Tarantino: "Fue algo irrespetuoso", dijo Shyantek Abrams, primo de la víctima.

Ante la reacción inesperada --en California, donde vive, sus bravatas habrían sido recibidas con indiferencia o resignación -- Tarantino aceptó su "error" al omitir la muerte del agente en su discurso y dijo que subió a la palestra porque "ya había gente que había viajado grandes distancias para escuchar el discurso y que ya estaba presente". 

Esto no lo exime para ubicar a Quentin Tarantino como el tonto de esta semana. Según un artículo de the americanthinker, en su historial fílmico han ocurrido 234 asesinatos (e igual número de pies desnudos, otra extraña fijación suya). Si esos asesinatos le parecen divertidos y los de la vida real causa de denuncia --siempre que los cometa la policía-- no nos queda otra que admitirlo en nuestra cada vez más nutrida lista de tontos de la semana.



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