Rodolfo Cutufia organizó una fundación arriba de su automóvil
En este taxi, la única bandera que no se baja es la de la solidaridad

Rodolfo, con sus agendas y miles de tarjetas personales

Se presenta como "El taxista de la agenda" y en 12 años de oficio reunió 70.000 dedicatorias y teléfonos de pasajeros con los que gestó un proyecto solidario.

Si alguna vez sube a un taxi Peugeot 504 modelo '87 y su conductor le ofrece escuchar la música que más le agrade y caramelos, preste atención. Se trata de Rodolfo Cutufia, quien después de verificar que usted se predispone a la charla, iniciará un diálogo sobre la vida tan poco común que ninguno de los dos podrá olvidar. El pasajero, por lo inusual, y él, porque le entregará una agenda en la que registrará su dedicatoria, de puño y letra.

"Soy el taxista de la agenda", dice este hombre de 49 años que en 12 de oficio ya reunió más de 70 mil dedicatorias y teléfonos de pasajeros. Y que, entre viaje y viaje, fue gestando un proyecto que él llamó "Estrechando Manos", cada vez más cerca de convertirse en una fundación. "Cuando yo empecé con el taxi, en 1987, trabajaba en Segba con la tercera edad, y al hablar de eso, los pasajeros me daban teléfonos, o me decían, por ejemplo: 'A mí me interesa más el tema de los discapacitados, cualquier cosa llamame' o me daban referencias de instituciones. Así fui reuniendo miles de teléfonos solidarios", explica a Semanario.

Entre las joyas de su colección, un dibujo de Sendra para Cutufia

De esa forma, se fue gestando la fundación que se basa en 4 pilares -la tercera edad, los médicos, los estudiantes del interior y la agenda-, y que hoy está en la etapa del "papelerío legal". "Tendrá que tener alcance nacional e internacional, así que con un teléfono, internet, un periódico en Capital y un programa de radio en AM estaremos cubiertos. Y ya todo está en trámite. La idea no es crear otra isla, sino trabajar en conjunto, derivando proyectos a otras entidades", dice entusiasmado mientras no descuida el vínculo con sus "compañeros de viaje", quienes pasarán a formar parte de la misma. "En Navidad, me metí en un locutorio y llamé a 130 pasajeros, y si son extranjeros, les envío un mensaje por e-mail", agrega.

En su tarjeta personal, para más referencias, Cutufia aclara: "¡Si!, soy el taxista de la agenda". Un ser poco común en las calles de Buenos Aires que hoy cuenta con un "capital de amor invaluable" en su colección de dedicatorias. Como muestra, basta una: "Gracias por este viaje, venía de cuidar a un hermano por un intento de suicidio y estaba muy mal: Fue un paréntesis".

Marcelo Tarrio
Fotos: Andrés Sottepani

 

 

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