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Carta de reconocimiento 
del Camino Neocatecumenal

El Santo Padre y el Camino Neocatecumenal

Pablo VI a las Comunidades Neocatecumenales
Audiencia del Santo Padre a 350 catequistas itinerantes responsables del Camino Neocatecumenal 
30 a�os del Camino Neocatecumenal
Carta de reconocimiento del Camino Neocatecumenal Monse�or Cordes
En Comuni�n con la iglesia
Israel 2000
Mensaje a los jovenes JMJ
XV Jornadas Mundiales de la Juventud

 

EL PAPA
JUAN PABLO II

Al reverendo hermano monse�or
PAUL JOSEF CORDES
encargado "ad personam" del apostolado de las comunidades neocatecumenales

 

Siempre que el Esp�ritu hace germinar en la Iglesia impulsos de una mayor fidelidad al evangelio, florecen nuevos carismas que manifiestan tal realidad y nuevas instituciones que la ponen en pr�ctica. As� ha sucedido despu�s del concilio de Trento y despu�s del Concilio Vaticano II.

Entre las realidades suscitadas por el Esp�ritu en nuestros d�as figuran las comunidades neocatecumenales, iniciadas por el se�or K. Arg�ello y por la se�ora C. Hern�ndez (Madrid, Espa�a), cuya eficacia para la renovaci�n de la vida cristiana era acogida por ni predecesor Pablo VI como fruto del Concilio: "Cu�nta alegr�a y cu�nta esperanza nos dais con vuestras presencia y con vuestra actividad... Vivir y promover este despertar es lo que vosotros llam�is una forma de despu�s del bautismo que podr� renovar, en las actuales comunidades cristianas, aquellos efectos de madurez y de profundizaci�n que en la Iglesia primitiva se realizaban gracias al per�odo de preparaci�n al bautismo." (Pablo VI a las comunidades neocatecumenales, audiencia general, 8 de mayo de 1974, en Notitiae 96 -1974- 230).

Tambi�n yo, en los numerosos encuentros que he tenido como obispo de Roma, en las parroquias romanas, con las comunidades neocatecumenales y con sus pastores, y en mis viajes apost�licos a muchas naciones, he podido constatar copiosos frutos de conversi�n personal y un fecundo impulso misionero.

Juan Pablo IITales comunidades hacen visible en las parroquias el signo de la Iglesia misionera y "se esfuerzan por abrir el camino a la evangelizaci�n de aquellos que casi han abandonado la vida cristiana, ofreci�ndoles un itinerario de tipo catecumenal, que recorre todas aquellas fases que en la Iglesia primitiva recorr�an los catec�menos antes de recibir el sacramento del Bautismo; les acerca de nuevo a la Iglesia y a Cristo" (cf. Catecumenato postbattesimale en Notitiae 96 -1974- 229). Es el anuncio del evangelio, el testimonio en peque�as comunidades y la celebraci�n eucar�stica en grupos (cf. Notificazione sulle celebrazioni nei gruppo del "Camino neocatecumenale" en L�Observatore Romano, 24 de diciembre de 1988) lo que permite a sus miembros ponerse al servicio de la renovaci�n de la Iglesia.

Numerosos hermanos en el episcopado han reconocido los frutos de este Camino. Quiero limitarme a recordar al entonces arzobispo de Madrid, monse�or Casimiro Morcillo, en cuya di�cesis y bajo cuyo gobierno han nacido, en el a�o 1964, las comunidades neocatecumenales que acogi� con tanto amor.

Despu�s de m�s de veinte a�os de vida de las comunidades, difundidas en los cinco continentes,

- teniendo en cuenta la nueva vitalidad que anima a las parroquias, el impulso misionero y los frutos de conversi�n que brotan del testimonio de los itinerantes, y �ltimamente, de la obra de las familias que evangelizan en zonas descristianizadas de Europa y del mundo entero;

- considerando las vocaciones a la vida religiosa y al presbiterado de este Camino y el nacimiento de colegios diocesanos de formaci�n al presbiterado para la nueva evangelizaci�n, cono el Redemptoris Mater de Roma;

- habiendo visto la documentaci�n por Vd. presentada;

acogiendo a la petici�n que se me ha dirigido, reconozco el Camino Neocatecumenal como un itinerario de formaci�n cat�lica, v�lida para la sociedad y para los tiempos de hoy.

Deseo vivamente, por tanto, que los hermanos en el episcopado valoricen y ayuden -junto con sus presb�teros- a esta obra para la nueva evangelizaci�n, para que se realice seg�n las l�neas propuestas por los iniciadores, en esp�ritu de servicio al Ordinario del lugar y en comuni�n con �l, y en el contexto de la unidad de la Iglesia particular con la Iglesia universal.

En prenda de este env�o, imparto a Vd. y a cuantos pertenecen a las comunidades neocatecumenales, mi bendici�n apost�lica.

Desde el Vaticano, a 30 de agosto de 1990, XII de pontificado

 

JUAN PABLO II

 

 

3� Comunidad Neocatecumenal de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Merced (Burriana - Castell�n - Espa�a)

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