HISTORIA DE LA RADIOAFICIÓN

 

Si algún día preguntamos a un radioaficionado acerca de la historia de su hobby, probablemente no conozca gran cosa. Y es que esto pasa como en muchas otras actividades. Efectivamente, un futbolista estará más preocupado por practicar su deporte, mejorar sus habilidades, divertirse con la práctica del fútbol, etc..., pero poco o nada sabrá sobre la historia del fútbol, que por cierto, sus antecedentes se sitúan ya en la Edad Media. Y con los radioaficionados pasa lo mismo. Ávidos por mejorar sus equipos, lograr contactos a largas distancias, obtener el mayor número de puntos en los concursos de radioaficionados, experimentar nuevas técnicas de radio, o simplemente charlar con otros radioaficionados, muy pocos somos los que nos hemos preocupado de conocer algo sobre la historia de nuestro hobby.

Este documento habla sobre la historia de la radioafición, y está elaborado básicamente a partir de otro que habla de lo mismo, y del cual en Internet corren numerosas versiones en distintas lenguas. Desconozco cuál es la fuente original de todos ellos. Aquí está reeeditado y ampliado con otras aportaciones (tanto propias como encontradas en Internet), y muestra los antecedentes y la historia de la radioafición hasta principios del siglo XXI.

 

 

ÍNDICE

(Clic en los botones para ir al correspondiente apartado).

 PRIMEROS INTENTOS DE COMUNICACIÓN
 UNA MIRADA RETROSPECTIVA: LOS ORÍGENES DE LA RADIO.
   Los precedentes. Las ondas electromagnéticas.
   Marconi y los inicios de la radiotelegrafía
   Las primeras lámparas o tubos electrónicos
   Evolución posterior. Inicios de la radiodifusión.
 ¿CUANDO NACIÓ LA RADIOAFICIÓN?
   Los primeros experimentadores aficionados
   Las primeras legislaciones de radio. La Radio Act de Estados Unidos.
   El origen de la palabra “Ham”
   Las primeras asociaciones nacionales de radioaficionado
 LA ARRL (AMERICAN RADIO RELAY LEAGUE)
 DÉCADA DE 1920. LOS PRIMEROS CONTACTOS A LARGA DISTANCIA.
   Las primeras transmisiones a largas distancias. Las ondas cortas. Nacimiento de la IARU.
   Los indicativos de radio
   Las primeras comunicaciones móviles. Uso de bandas de VHF y UHF.
   Otros hechos varios de la década de 1920
 1930-1941: LA ÉPOCA DORADA DE LA RADIOAFICIÓN (EN ESTADOS UNIDOS)
   Llega la Gran Depresión
   Algunos avances técnicos
   Los primeros fabricantes de quipos de radioaficionado
   ARES : Primera red de emergencias de los radioaficionados.
   Los primeros trofeos DX, los concursos DX y las entidades DXCC.
   La radioafición y los inicios de la radioastronomía
 LOS AÑOS 40
   Llega la II Guerra Mundial
   Tras acabar la guerra
   La FM en bandas decamétricas
   1947 : Por fin la SSB
 LOS AÑOS 50
   Los primeros transceptores
   Una película da visibilidad a la radioafición
   Aparecen los transistores
   Otros hitos de los años 50
   Aparece la Banda Ciudadana en 27 MHz
 LOS AÑOS 60 Y 70
   Los diexistas y el auge de la CB
   El radioclub de la ITU
   Los semiconductores se van imponiendo
   Sobre las licencias de radioaficionado
   La televisión de barrido lento (SSTV)
   Los repetidores de FM. Los equipos japoneses.
   El Meteor Scatter
   Las nuevas bandas WARC
 LA RADIOAFICIÓN VA AL ESPACIO
   Los primeros satélites de radioaficionados. Nace AMSAT.
   El rebote lunar o EME
 LOS AÑOS 80 EN ADELANTE
   Los avances de la técnica desde los 80
   La normativa legal de los radioaficionados
   Algunas notas finales
 INTERNET Y LAS COMUNICACIONES DIGITALES
   La entrada de los ordenadores en la radioafición
   El radiopaquete digital o “Packet radio”
   Nuevos modos digitales (digimodos)
   Plataformas de comunicaciones soportadas por Internet
   Los clústers
   Los Radios Definidos por Software (SDR)

PRIMEROS INTENTOS DE COMUNICACIÓN

¿Cómo empezó todo? Difícil pregunta... complicada respuesta... como dice AC6V en su web, los griegos fueron los primeros en descubrir la electricidad hace unos 2500 años. Ellos fueron quienes se dieron cuenta de la existencia de esa extraña fuerza que tenía el poder de atraer objetos. Le llamaron “amber electron”...o “el poder de la miel”. Dicha fuerza se denominó en tiempos modernos “electricidad”. Y con ello, posiblemente empezó todo.

 

Hacia el año 1200 A.C. durante las Iliadas, Homero hablaba de una cadena de balizas de fuego que se usaban para anunciar el retorno de la flota de Agamenon, teniendo así tiempo para preparar el asesinato de Agamenon.

En el año 522 A.C. el ejercito de Persia empleaba un sistema repetidor muy curioso: enviaban soldados a lo alto de las montañas, separados unos 300 metros unos de otros, que gritaban mensajes militares de colina a colina, consiguiendo que la noticia llegara por esta comunicación vocal en cadena a cientos de kilómetros de distancia 30 veces más rápido que con el otro método usado por entonces: un mensajero corriendo llevando la noticia. Un sistema de comunicación un poco bruto, pero que funcionaba, a pesar de requerir un elevado número de soldados para esta funcion. Luego llegarían otros métodos: uso de banderas, espejos y señales de humo.

En el año 490 A.C. el corredor griego Philipidas llevaba correos de Atenas a Esparta para pedir ayuda cuando el ejército persa llegó a Marathon, a unos 40 km de Atenas. Este corredor de fondo podía hacer más de 120 km en dos días. Cuando la batalla terminó, con la victoria del ejército del general Milciades sobre el ejército persa, Philipidas llevó el mensaje a Atenas corriendo, y al llegar y tras gritar la noticia de la derrota del ejército persa, a los pocos minutos murió exhausto por el esfuerzo realizado. Por ello en su honor una competición olímpica lleva el nombre de Maratón, consistente en recorrer una distancia de 42 km, algo más de la que realizó Philipidas.

Entre 1500 y 1840 se descubre la electricidad y el magnetismo. Destacan nombres como: Gilbert, Von Guericke, Volta, Oersted, Wheatstone, Cooke, Faraday, Ampere, Ohm, Davy. La mayoría de los citados son del siglo XIX, que es cuando más evolucionó el conocimiento de estos fenómenos, así como de la ciencia en general. Con sus estudios y descubrimientos sobre electricidad y magnetismo estos científicos pusieron los fundamentos del posterior nacimiento y desarrollo de lo que hoy conocemos como comunicación sin hilos.

En 1610, Galileo observaría por primera vez las manchas solares con su telescopio. La observación de las manchas solares es algo fundamental actualmente para predecir la propagación de las ondas cortas, ya que ésta depende de la actividad solar, y el número de manchas solares está muy relaccionada con el nivel de la actividad solar.

Entre 1749-1755 se dan cuenta de la existencia del los ciclos solares, ciclos de 11 años de duración, en base a la observación del número de manchas solares con el tiempo, ya que el número promedio de éstas aumentaban y decrecían cíclicamente a lo largo de 11 años. Se registra entonces el ciclo solar numerado como número 1. Los ciclos solares también tienen su importancia en el ámbito de la radio ya que de ellos depende la propagación de las ondas cortas, propagación que varía cíclicamente siguiendo las variaciones cíclicas de la actividad solar.

En 1823 el ingles Sir Francis Ronalds construye en su jardin el primer telégrafo eléctrico, pero por entonces a nadie le interesó.

De 1831 a 1903 destacan los pioneros e investigadores Maxwell, Marconi, Loomis, Edison, Henry, Hertz, Feddersen, Bell y tantos otros. La mayoría de los citados ya fueron pioneros en las comunicaciones inalámbricas.

En 1835 Samuel Morse da a conocer el fundamento de un sistema telegráfico sobre hilos. En 1837 mejora el sistema y presenta la telegrafía eléctrica. Sería patentado en 1840. El gobierno norteamericano construye una línea telegráfica entre entre Baltimore y Washington, y el 24 de mayo de 1844 (fecha clave) Morse envía el primer mensaje telegráfico entre ambas ciudades. El texto enviado fue: What tath God wrought (Lo que Dios ha hecho).

El telégrafo de Morse se muestra como eficaz médio de comunicación a largas distancias y pronto se comienza a construir una gran red telegráfica en Estados Unidos. En Europa las primeras líneas telegraficas se empezaron a tender en 1848, y en 1852 se tendió el primer cable telegráfico submarino, uniendo Inglaterra y Francia (o Londres y París) a través del Canal de la Mancha, y en 1858 el primer cable trasatlántico une Irlanda con Terranova (aunque falló al poco tiempo). En 1861 se unen por telégrafo las dos costas de los EEUU, y en 1865 se consiguió tender un nuevo cable trasatlántico entre Irlanda y Terranova, que esta vez sí fue efectivo, estando en funcionamiento hasta 1960 (casi un siglo). Antes de 1865 y durante la Guerra Civil de Estados Unidos, el telégrafo se convierte en algo esencial y de uso común para comunicaciones militares. Esa época es la que se recoge en las “películas de vaqueros” (o “películas del oeste” o del “Far West”).

Y en febrero de 1876 Graham Bell patenta el teléfono en Estados Unidos, adelantándose por una hora a Elisha Gray en la oficina de patentes. Comienza la era de las comunicaciones de voz por medios eléctricos.

El desarrollo de la telegrafía eléctrica dio lugar a diversas regulaciones telegráficas, celebrándose en Europa la Convención de Berna en 1858 para regular las comunicaciones telegráficas internacionales en Europa. Pero finalmente, para intentar regular y estandarizar las comunicaciones telegráficas a nivel mundial, en primavera de 1865 se creó en París (Francia) la Unión Internacional Telegráfica, UIT (ITU en acrónimo inglés, International Telegraph Union), formada inicialmente por 20 miembros. En 1885 la UIT regularía también las comunicaciones telefónicas, y en 1906 añadiría las radiocomunicaciones. En 1932 la UIT se transformaría en la actual Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT o ITU), la cual desde 1947 se convertiría en una agencia especial de la ONU para proveer prácticas y procedimientos estandarizados en todas las ramas de las telecomunicaciones. Su sede está en Ginebra (Suiza).

 

Volver al índice

 

 

UNA MIRADA RETROSPECTIVA: LOS ORÍGENES DE LA RADIO.

Los precedentes. Las ondas electromagnéticas.

El hombre, para poder transmitir sus ideas, inventó el lenguaje, que inició con simples sonidos guturales, que poco a poco fueron diferenciándose hasta formar letras, con las cuales formó palabras y frases.

Con el telégrafo y el teléfono, el hombre ya podía comunicarse a grandes distancias, incluso a través de los mares gracias a los cables submarinos (que ya se comenzaron a instalar en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la década de 1850), pero sólo entre los puntos en los que llegaban estos cables. Pero aún quedaban incomunicados los barcos, vehículos, zonas poco pobladas, etc.

La superación de estas dificultades empezó a ser posible con una serie de descubrimientos:

Durante el desarrollo de la electricidad, habían aparecido varias teorías para explicar los diversos fenómenos eléctricos producidos, creyéndose al principio que la acción eléctrica se ejercía a distancia sobre los distintos cuerpos capaces de experimentarla (atracciones y repulsiones entre objetos cargados eléctricamente por frotación). Estamos hablando de la electricidad estática, única electricidad que se podía generar y experimentar hasta finales del siglo XVIII, de muy pequeña potencia.

Pero el descubrimiento de la corriente eléctrica (por Alejandro Volta, científico italiano que realizó la primera pila eléctrica en 1801) motivó que se suscitasen dudas sobre aquella acción misteriosa. El físico británico Michael Faraday (1791-1867) expresó claramente su incredulidad acerca de tal acción a distancia, y en 1835, con ocasión de una memoria sobre una forma perfeccionada de pila, observó que la corriente eléctrica se propagaba por los conductores como si ésta estuviera constituida por partículas discretas de electricidad (lo que posteriormente se conocerían por electrones) que se desplazaban a lo largo del conductor. Faraday también observó que las corrientes eléctricas generan campos magnéticos, lo que puso el fundamento de los electroimanes, pieza fundamental del telégrafo eléctrico que Morse desarrolló unos años después. Electricidad y magnetismo, pues, estaban relaccionados de alguna manera.

Las ideas de Faraday no cayeron en el olvido y su compatriota y alumno suyo James Clerk Maxwell (1831-1879) las recogió treinta años después, para traducirlas al lenguaje matemático, sacando de ellas las consecuencias más trascendentales.

Así, Maxwell presentaba en 1865 su teoría electromagnética a la Real Sociedad de Londres, y que sería publicada finalmente en 1873 en su en su obra Tratado de Electricidad y Magnetismo. Esta teoría, obtenida por cálculo matemático puro, aunaba la electricidad y el magnetismo, y además predecía la posibilidad de crear las denominadas ondas electromagnéticas, ondas similares a las ondas luminosas, y su propagación en el espacio. Estas ondas se propagarían por el espacio a la velocidad de 300 millones de metros por segundo (o 300.000 km/s), esto es, lo que hoy denominamos la velocidad de la luz. Incluso predijo que la luz también eran ondas electromagnéticas y su teoría pronosticaba que las corrientes eléctricas oscilantes podían dar lugar a la formación de ondas electromagnéticas, capaces de transmitir energía a distancia mediante radiación, sin necesidad de hilos.

Haciendo un inciso, en este punto se podrían citar los trabajos del dentista estadounidense Dr. Mahlon Loomis en esos años sobre comunicaciones telegráficas a distancia sin hilos, algo imposible por la época. Hacia 1860 Loomis se interesó por la electricidad y ensayó incrementar el crecimiento de las plantas en placas de metal enterradas conectadas a una corriente eléctrica suministrada por baterías. Al mismo tiempo, ensayó también utilizar las cargas eléctricas obtenidas de la atmósfera alzando en el aire cometas sujetados con cuerdas dotadas de hilos metálicos, y por tanto, conductores de la electricidad. Con esta idea realizó un circuito telegráfico que empleaba esta fuente natural de energía eléctrica en lugar de emplear baterías. Según varias referencias, consiguió su objetivo realizando una línea telegráfica de 600 km de longitud.

En 1868 Mahlon Loomis demostró a un grupo de miembros del Congreso norteamericano y eminentes científicos la posibilidad de realizar comunicaciones telegráficas sin hilos cuando demostró que una cometa alzada a gran altura en el aire sostenido con cuerdas con hilos metálicos afectaba a las corrientes eléctricas de origen atmosférico que se descargaban en otro cometa conectado a tierra a través de su cuerda conductora de sujección y un galvanómetro, situado a 29 km (18 millas) de distancia del primer cometa. Esto ocurría tres años después de que Maxwell presentara su teoría de las ondas electromagnéticas. Sin embargo, las experiencias inalámbricas de Loomis se explicarían por las perturbaciones que los cometas alzados en el aire con cuerdas conductoras provocaban en los campos eléctricos naturales atmosféricos, perturbaciones que se podían propagar a cierta distancia e inducir variaciones de corriente en el cometa receptor. Esta demostración de Loomis motivó el desarrollo por otros de telégrafos sin hilos experimentales para comunicaciones a largas distancias, aunque sin llegar a resultados prácticos. Loomis, que falleció en 1886, obtuvo varias patentes relaccionadas con la transmisión telegráfica experimental sin hilos.

Volviendo a Maxwel, Maxwel era un físico y su teoría electromagnética no estaba comprobada científicamente. Las primeras tentativas para confirmar esta teoría fueron realizadas por el profesor Fitzgerald, de Dublín, pero no dieron resultados prácticos hasta que, el físico alemán Heinrich Hertz (1857-1894), que desconocía las investigaciones de Fitzgerald, emprendió la misma tarea de hacer entrar en vibración eléctrica el hipotético éter de Maxwell, hipotética sustancia universal que según Maxwell serviría de sustento material para la propagación de las ondas electromagnéticas que había predicho.

Heinrich Hertz
Heinrich Hertz

Hertz, que era profesor de la universidad de Karlsruhe (Alemania), confirmó experimentalmente en 1888 la teoría de Maxwel, consiguiendo producir eléctricamente y radiar ondas electromagnéticas con su oscilador y detectándolas a unos pocos metros de distancia con un aro resonador. Con este experimento realizó la primera transmisión sin hilos, usando para ello lo que a partir de entonces se denominarían en su honor ondas hertzianas.

Este experimento sirvió para confirmar las ideas de Maxwell, y dejó entrever la posibilidad de producir y enviar ondas electromagnéticas a distancia y captarlas mediante un aparato adecuado, lo que permitiría la posibilidad de realizar comunicaciones a distancia sin el uso de cables conductores, es decir, inalámbricas, por medio de las ondas electromagnéticas. Aunque Hertz no buscaba esto, sino confirmar las teorías de Maxwel, dió pie a que toda una serie de experimentadores e investigadores comenzaran a trabajar para llevar a la práctica la idea de las comunicaciones inalámbricas a distancia mediante las ondas herzianas.

El descubrimiento de Hertz, aunque permitió comprobar la existencia de las ondas electromagnéticas y sus propiedades análogas a las de las ondas luminosas, confirmando así brillantemente la teoría de Maxwell, no tuvo resultados prácticos inmediatos, porque el resonador que empleaba para revelar la presencia de las ondas (un aro metálico casi cerrado), únicamente podía funcionar a muy corta distancia (muy pocos metros) del aparato que las producía, un generador de chispas eléctricas basado en el denominado carrete de Ruhmkhorf.

El carrete de Ruhmkhorf es el antecesor de los transformadores actuales, es una bobina electroimán dotada de un contacto cerrado que era actuado por el propio electroimán cuando se aplicaba corriente continua al carrete, abriéndose y cortando la corriente aplicada a la bobina. Esto provocaba una rápida oscilación mecánica del electroimán al abrirse y cerrarse el contacto, lo que provocaba que la bobina recibiera una corriente continua pulsante. El carrete disponía de una segunda bobina, con un mayor número de espiras, y las variaciones de corriente en la bobina principal provocaba la inducción en la segunda bobina de una tensión alterna de alto valor.


 
El carrete de Ruhmkhorf, y su representación esquemática.
El carrete de Ruhmkhorf, y su representación esquemática. a-a' : arrollamiento primario ; b-b' : arrollamiento secundario ; L, T : Lámina flexible y tornillo de ajuste que forman el contacto (cerrado en reposo) del carrete ; M : Martillo asociado a la lámina del contacto, atraíble por el electroimán ; C : Condensador apagachispas ; P : Pila o batería.

 

En el equipo de Hertz, esta alta tensión obtenida en la bobina secundaria del carrete era aplicada a un condensador constituido por dos esferas metálicas muy próximas, y unidas a dos esferas mucho más pequeñas adicionales que podían enfrentarse hasta casi tocarse mediante regulación con unos tornillos micrométricos. Estas dos esferitas constituían un “chispero”, ya que la tensión aplicada a este condensador, y por tanto al chispero, era lo suficientemente elevada como para provocar una chispa de descarga eléctrica a través del aire entre las esferitas del chispero. Estas chispas descargaban el condensador, pero según la teoría de Maxwell, una descarga eléctrica a través del vacío o del aire debía de generar una radiación electromagnética. Y efectivamente, la descarga es de tipo oscilante, generando un impulso de alta frecuencia que se amortiguaba rápidamente (con una duración inferior a la diezmilésima de segundo), y cuya frecuencia dependía de la capacidad del circuito (que es dada por el condensador de esferas) y de la inductancia de éste (dada por los cables de conexión del circuito). Parte de la energía de estos impulsos de alta frecuencia efectivamente es radiada al espacio en forma de ondas radioeléctricas.

 

Representación del montaje experimental de Hertz de 1886
Representación del montaje experimental de Hertz de 1886. A la izquierda, el generador de ondas electromagnéticas, constituido por un carrete de Ruhmkhorf. A la derecha, el aro metálico utilizado como detector de las ondas generadas (resonador de Hertz). En el montaje original, las dos placas metálicas capacitativas (Capacitor plates) del generador eran en realidad dos esferas metálicas muy próximas.

 

El aro resonador de Hertz no era mas que un aro metálico abierto, con dos esferitas metálicas en sus extremos, enfrentadas a muy corta distancia. Las ondas captadas por el aro generaban en éste tensiones inducidas de alta frecuencia, que daban lugar a pequeñas chispas entre los extremos del aro (si estos estaban lo suficientemente próximos). Esto probaba que había una transmisión de energía por el espacio.

El resonador de Hertz sólo ponía de manifiesto la presencia de ondas hertziana a distancias muy cortas del generador de chispas, pero en 1884 Calzecchi Onesti descubrió las variaciones de conductibilidad eléctrica que toman las limaduras de hierro en presencia de las ondas hertzianas. El inventor David Edward Hughes también descubrió que un contacto entre una punta metálica y un trozo de carbón no conducía apreciablemente la corriente eléctrica, pero si hacía circular ondas hertzianas por el punto de contacto, éste se hacía conductor.

En 1889 Hughes demostró la recepción de ondas hertzianas procedentes de un generador de chispas (como el de Hertz) alejado un centenar de metros. En dichos experimentos hizo circular una corriente eléctrica generada por una pila voltaica a través de una válvula rellena de limaduras de cinc y plata, observando que las limaduras se aglomeraban más al ser bombardeadas con ondas hertzianas. Esta aglomeración en presencia de las ondas hertzianas implicaba una variación de la resistencia de la válvula, puesta de manifiesto por el cambio de valor de la corriente que circula por la válvula, suministrada por la pila voltáica.

Basado en ello, el médico francés Edouard Branly, profesor del Instituto Católico de París, desarrolló en 1890 el primer detector eficaz de ondas radioeléctricas, al que denominó cohesor, que permitía comprobar la presencia de ondas hertzianas radiadas, es decir, de detectarlas, y además a mucha mayor distancia que el aro de Hertz, y que sería utilizado por todos los investigadores que entonces experimentaban sobre la comunicación sin hilos.

El cohesor de Branly consta de un tubo de cristal dentro del cual se encuentran limaduras de hierro o níquel, algo apretadas, entre dos polos metálicos que se conectan a una pila eléctrica. La resistencia de las limaduras es demasiado elevada en condiciones normales para que pase la corriente de la pila, debido a la imperfección de los contactos entre las limaduras, pero en presencia de ondas hertzianas aumenta el grado de cohexión entre las limaduras, mejorando los contactos entre limaduras, y por tanto disminuyendo notablemente la resistencia del cohesor. Al aumentar la conductibilidad de éste, aumenta notablemente la corriente que circulaba por el cohesor, y ello se podía poner de manifiesto haciendo sonar un timbre eléctrico o actuando un electroimán conectado en serie con el cohesor y la pila eléctrica. Pero el cohesor tiene un problema: una vez se ha vuelto conductor por la presencia de ondas hertzianas, mantenía su estado conductor aunque cesasen las ondas hertzianas, y sólo se podía devolver a su estado de alta resistencia golpeándolo suavemente, ya que esto hace que se vuelvan a quedar más sueltas las limaduras metálicas.

Con el cohesor de Branly podían hacerse patentes las ondas hertzianas a distancias mucho más considerables que con el resonador de Hertz, y en sus primeras experiencias, Branly consiguió captar las ondas hertzianas generadas por un equipo excitador de chispas similar al empleado por Hertz a una distancia de 137 metros.

Pero aún así, no podían obtenerse todavía aplicaciones prácticas de este dispositivo. El sabio ruso Alexander Popov (1859-1906), que estaba estudiando sistemas para detectar las tormentas a distancia en base a detectar las perturbaciones eléctricas que originan éstas, creyó encontrar en el tubo de Branly un aparato sensible para revelar la presencia de las tormentas, pues las descargas eléctricas de las nubes tempestuosas provocan la formación de ondas electromagnéticas, capaces de ser reveladas por el cohesor.

En sus experiencias, Popov descubrió que la sensibilidad del cohesor que empleó para detectar las perturbaciones electromagnéticas que provocan las tormentas aumentaba considerablemente si al cohesor se le conectaba una larga varilla vertical.

Después de perfeccionar este aparato, Popov añadió al sistema receptor un hilo metálico extendido en sentido vertical, para que, al elevarse en la atmósfera, pudiese captar mejor las oscilaciones eléctricas. Este hilo estaba unido por uno de sus extremos a uno de los polos del cohesor, mientras que el otro extremo comunicaba con tierra, y así cualquier diferencia de potencial que se estableciese entre dichos polos, provocada por el paso de una onda electromagnética procedente de las nubes tormentosas, hacía sonar el timbre del aparato, cuyo repiqueteo más o menos frecuente daba idea de la marcha de la tormenta.

De este modo nació en 1895 la primera antena, llamada así porque, para sostener el hilo metálico ideado por Popov, debía emplearse un soporte de aspecto parecido a los mástiles o antenas de los buques. Popov también se dio cuenta que esta antena era capaz de captar las perturbaciones electromagnéticas artificiales.

El oscilador de Hertz, el detector de Branly y la antena de Popov eran, pues, los tres elementos indispensables para establecer un sistema de radiocomunicación muy básico, pero era necesario también constituir un conjunto que pudiese funcionar con seguridad para tener aplicaciones comerciales.

Nadie había podido conseguirlo hasta entonces. El sabio inglés Oliver Joseph Lodge, en agosto de 1894, en el Real Instituto de Londres y ante un auditorio de científicos, utilizando un excitador de chispas de Hertz y un detector de mercurio (que era un desarrollo del cohesor de Branly), consiguió transmitir una comunicación de telegrafía morse a una distancia de unos 55 metros, entre dos edificios del Real Instituto. Un teleinscriptor de cinta de papel usado en los equipos receptores telegráficos, conectado en el circuito del detector, registraba gráficamente las señales recibidas. Aunque simplemente era un experimento, esta transmisión está considerada por algunos historiadores como la primera transmisión radiotelegráfica de la historia.

 

Volver al índice

 

Marconi y los inicios de la radiotelegrafía

Pero los aspectos prácticos de este nuevo sistema de comunicación a distancia sin hilos fueron realizados por un joven electrotécnico de Bolonia (Italia), Guglielmo Marconi (1874-1937), el cual a partir de 1894 se interesó por el uso de las ondas electromagnéticas para el envío de mensajes telegráficos sin el uso de alambres conductores, y comenzó a experimentar con ello. Fue desarrollando y perfeccionando el cohesor de Branly para la detección de ondas radioeléctricas, perfeccionó el generador de chispas de Hertz, fue haciendo pruebas de alcance, consiguiendo transmitir mensajes radiotelegráficos primero a unos pocos metros, e ir ampliando progresivamente la distancia a decenas, y después a centenares de metros. Consiguió desarrollar así un sistema comercial de transmisión telegráfico mediante ondas radioeléctricas. Por ello es considerado oficialmente como el inventor de la radiocomunicaciones (si bien este mérito debería ser repartido entre varios científicos que desarrollaron aspectos de éstas y que Marconi aprovechó: Oliver Lodge, Edouard Branly, Alexander Popov, Nikola Tesla...).

El transmisor empleado por Marconi, desarrollado en 1895, era un generador de chispas basado en el que empleó Hertz, por lo que este tipo de primitivo transmisor de radio se conoce como transmisor de chispa, y era operado mediante la acción de un manipulador telegráfico, el cual cortaba o daba paso a la corriente que circula por la bobina principal de un carrete de Ruhmkhorf, carrete a cuya bobina secundaria se conectaban dos esferas enfrentadas que constituían el condensador oscilador, y a las cuales estaban conectadas las esferitas del chispero.

En el equipo receptor usaba un cohesor de Branly para detectar las ondas radioeléctricas transmitidas, por el cual circulaba una corriente continua. Esta corriente permitía accionar el electroimán de un instrumento telegráfico, cosa que ocurría cuando la resistencia del cohesor disminuía porque recibía un impulso radioeléctrico procedente de la antena. Pero el cohesor de Branly presentaba el problema de que quedaba después en estado de baja resistencia y mantenía accionado el electroimán una vez cesaba el impulso radioeléctrico recibido, y sólo recuperaba el estado de alta resistencia, liberando el electroimán, cuando se le daba un golpe, para así deshacer la cohexión entre limaduras del cohesor. Por ello el propio instrumento telegráfico incorporaba un pequeño martillo que golpeaba el cohesor cuando actuaba, con el fin de que volviera a recuperar su estado de alta resistencia una vez había cesado la recepción del impulso telegráfico radioeléctrico (muy breve, por otro lado), y liberando así el electroimán del instrumento telegráfico.

Marconi intuyó desde muy pronto que se podía mejorar los equipos conectando en el transmisor un hilo largo a una de las esferas del condensador, y otro hilo conectado a tierra en la otra esfera. También conectó hilos similares en el equipo receptor. Con ello comprobó que aumentaba notablemente el alcance de las transmisiones, surgiendo así el concepto de la antena (que era un descubrimiento reciente de Popov) y de la toma de tierra. Pero estos dos elementos introducían unos valores de capacidad e inductancia notables en los circuitos, por lo que permitieron suprimir las esferas del condensador del transmisor (no las del chispero en el que saltaban las chispas que generaban las ondas electromagnéticas), y entonces la frecuencia de transmisión de los transmisores de chispa quedó principalmente determinada por las características eléctricas (capacidad e inductancia) de la antena: La sintonía del transmisor y del receptor dependía de las antenas usadas. Esto comenzó a mostrar lo que se denomina resonancia eléctrica, y que Marconi también estudió.

Marconi, con sólo 20 años de edad, había construido un sistema práctico de transmisión a distancia sin hilos. Experimentando en Inglaterra, en 1896 Marconi consiguió transmitir señales telegráficas a una distancia de 1,6 km, y el 2 de junio registró su primera patente en Inglaterra, apoyado por la Oficina de correos, telégrafos y teléfonos Británica (en su Italia natal el gobierno no mostró ningún interés por sus experiencias), sobre lo que se denominó Telegrafía sin hilos,TSH (TSF en acrónimo francés; Radiotelegrafía en términos más modernos). Contaba con sólo 22 años, y sus experimentos los realizó en Pontecchio, cerca de Bolonia (Italia), en su casa paterna.

La patente le fue concedida en 1897. Comenzaban los inicios de la radio, con la tecnología de los transmisores de chispa (conocidos como sparks en terminología inglesa). Una vez obtenida la patente Marconi comenzó la comercialización de su “invento” creando la compañía Marconi Wireless & Telegraph, que en 1900 pasaría a llamarse Marconi Wireless & Telegraph Company Ltd. En un principio sus clientes serán los estados, la marina de guerra y la protección costera, y de hecho, el negocio de Marconi acabaría siendo la equipación de sus equipos de radio a bordo de barcos y estaciones costeras, que estaban bajo control de la compañía en régimen de monopolio, para la seguridad y comunicaciones navales. Pero, poco a poco, con los años, se irá extendiendo su uso social ofreciendo comunicación instantánea a la prensa. Pero también surgirán otras compañías de telegrafía sin hilos, que romperán el monopolio que quería mantener Marconi, como fue el caso de la compañía alemana Telefunken para los barcos alemanes, y que darán a telegrafía sin hilos otras utilidades como emitir partes metereológicos o señales horarias (pero esto será más adelante).

 

El joven Guglielmo Marconi, con uno de sus primeros equipos experimentales
El joven Guglielmo Marconi, con uno de sus primeros equipos. A la izquierda, el transmisor de chispa; a la derecha, la caja con el equipo receptor (en esta foto ya empleaba un más moderno detector magnético). (Fotografía original coloreada).

 

Uno de los receptores utilizados por Marconi
Uno de los receptores utilizados por Marconi. Podemos apreciar la antena, el cohesor, los audífonos y las pilas. En esta imagen, la antena es un largo hilo metálico izado en el aire por una cometa.

 

Las longitudes de onda utilizadas por entonces con estos equipos estaban situadas por encima de los 200 metros (por debajo de 1,5 MHz), lo que obligaba a utilizar antenas de grandes dimensiones. Un sistema que se emplearía para izar largos hilos conductores como antenas sería el uso de cometas.

En 1897, el ya mencionado sabio inglés Oliver Joseph Lodge inventó el sistema de sintonía, que permite utilizar un mismo receptor para recibir separadamente diferentes emisiones en diferentes longitudes de onda. Con ello aparecerían los circuitos sintonizados, fundamentales para la selección de ondas (sintonización) en los equipos de radio.

Marconi siguió experimentando y perfeccionando su invento. En 1897, empleando un transmisor formado por una bobina de inducción grande y elevando las antenas transmisora y receptora con ayuda de cometas, aumentó el alcance del equipo a 9 millas (14,5 Km.). También demostró que la transmisión podía realizarse sobre el mar, estableciendo la comunicación entre dos barcos de la marina de guerra italiana (un remolcador y el acorazado el acorazado San Martín) a distancias de 16 Km en alta mar. La figura anterior nos da una idea de su receptor.

Marconi estableció en enero de 1898 el primer enlace radiotelegráfico de la historia, entre la Isla de Wight (cerca de Dover) y Bournemouht (en el canal de la Mancha), cubriendo 32 Km de distancia.

En Francia la primera comunicación por radio tuvo lugar en 1898 en París, entre la torre Eiffel y el Panteón (unos 4 Km de distancia). Poco después, Marconi logró establecer ese año una comunicación comercial entre Inglaterra y Francia a través del Canal de la Mancha (entre Dover y Boulogne, unos 48 km), capaz de funcionar con independencia del estado del tiempo.

En 1899 tuvo lugar un hecho que demostró el valor de las comunicaciones por radio para dar mas seguridad a los viajes en el mar, cuando la tripulación del barco R. F. Mathews pudo salvarse despues del choque del barco con un faro, gracias a la llamada de auxilio por radiotelegrafía, ya que el barco estaba equipado con un equipo radiotelegráfico.

El 23 de enero de 1901 Marconi consiguió enviar señales a unos 299 km de distancia, entre Niton (en la isla de Wight, en el Canal de la Mancha) y Bass Point (en Cornualles, en el sudoeste de Inglaterra). Esta última comunicación supuso enviar por primera vez señales radioeléctricas más allá del horizonte, lo que parecía ir contra el principio de que las ondas radioeléctricas sólo podían viajar en línea recta (tal como predicen las teorías de Maxwell). Marconi intentó mantener esta experiencia en secreto durante algún tiempo, quizás para preparar su otra gran experiencia, la que tendría lugar a finales de ese año.

Antena transmisora instalada por Marconi en Poldhu
Antena transmisora instalada por Marconi en Poldhu. (Clic en la imagen para ampliarla).

Pero en realidad se puede decir que la Era de la Telegrafía sin Hilos comenzó precisamente con esa gran experiencia. En diciembre de ese mismo año Marconi consiguió transmitir señales de un lado a otro del océano Atlántico, concretamente entre una estación transmisora de chispa instalada en Poldhu (Cornualles, Inglaterra) y un receptor instalado experimentalmente en Terranova. Las primeras señales procedentes de Poldhu se escucharon en Terranova el crudo día del 12 de diciembre de 1901 a las 12:30 p.m. La antena receptora era un largo hilo metálico elevado hasta unos 120 m de altura con una cometa, y los equipos receptores estaban ubicados en unos barracones abandonados en San Juan de Terranova. Marconi, ayudado por los Srs. Paget y Kemp, consiguió captar una serie de tres puntos convenidos, la letra S del código Morse, que procedentes de Poldhu, acababan de recorrer los 3.600 kilómetros que separaban Poldhu de San Juan de Terranova. Esta señal fue la culminación de muchos años de experimentación, fue la primera transmisión transoceánica de la historia, y confirmó que las transmisiones de ondas de radio podían salvar la curvatura de la Tierra, lo que aparentemente iba en contra de lo que predecían las leyes de Maxwell, ya que éstas establecían que las ondas electromagnéticas se propagan en línea recta (entonces no se conocía nada de los mecanismos de propagación ionosféricos de las ondas de radio a grandes distancias).

La estación de Poldhu fue la primera estación de TSH estable de la historia de la radio. Marconi también estableció en 1902 una estación de radio en Glace Bay (Nueva Escocia, Canadá), consiguiendo enviar el primer mensaje de radio entre Glace Bay y Poldhu. La estación de Glace Bay (ubicada en el lugar conocido como Table Head) constaba de 4 torres de madera de 60 metros de altura dispuestas en cuadro, para soportar las antenas. El 15-12-1902 se envió esté primer mensaje trasatlántico por radio, dirigido a un periódico de Cap Breton.

Después de la experiencia transatlántica de Marconi en el año 1901, en los Estados Unidos se registró un desarrollo vertiginoso en la construcción casera y experimentación de aparatos de TSH.

Poco después de esa primera transmisión transoceánica, Marconi se trasladó a Estados Unidos, y el 18-01-1903 transmitió por primera vez desde Cape Cod (Massachusetts), donde se había instalado otra importante estación de TSH, hasta Poldhu (Inglaterra), enviando un mensaje de saludo de 54 palabras del presidente Theodore Rooselvet al rey Eduardo VII de Inglaterra, mensaje que fue contestado por éste último al cabo de unas horas.

En 1903 Marconi embarcó en el paquebote Lucania, a bordo del cual y mediante las transmisiones de las dos estaciones terrestres situadas en Poldhu (Inglaterra) y en Glace Bay (Canadá), logró publicar diariamente un boletín de noticias para los viajeros. En 1905 Marconi construyó otra estación de radio más potente en el lugar conocido como Marconi Towers, situada más al interior que la estación costera canadiense de Glace Bay.

A partir de estas fechas (ya desde 1903) comenzaron a enviarse de forma regular mensajes transatlánticos y en 1905 muchos barcos llevaban equipos de radio para comunicarse con emisoras de costa, lo que permitía, por ejemplo, hacer llamadas de socorro en caso de emergencia. El nuevo sistema también llamó la atención de los militares, al permitir establecer comunicaciones telegráficas sin necesidad de tener que tender líneas telegráficas a través de los campos de batalla.

Como reconocimiento a sus trabajos en el campo de la telegrafía sin hilos, en 1909 Marconi compartió el Premio Nobel de Física con el físico alemán Karl Ferdinand Braun, quien contribuyó también al desarrollo de la radio y también de la televisión (al inventar bastantes años después el tubo de Braun, base de los modernos tubos de rayos catódicos de los receptores de televisión empleados hasta finales del siglo XX). Braun había sido el fundador de la compañía alemana Telefunken, compañía que hizo la competencia al monopolio de la compañía de Marconi en las comunicaciones marítimas de los navíos alemanes.

La telegrafía sin hilos, a principios del siglo XX
La telegrafía sin hilos (TSH), a principios del siglo XX. Ilustración de principios de la década de 1900 mostrando la primera instalación francesa de TSH, en una caja de chocolates Guérin-Boutron.

En base a las experiencias trasatlánticas de Marconi, en 1902, el ingeniero estadounidense Arthur Edwin Kennelly y el ingeniero eléctrico británico Oliver Heaviside (de forma independiente y casi simultánea) proclamaron la probable existencia de una capa de gas ionizado en la parte alta de la atmósfera que afectaría a la propagación de las ondas de radio. Esta capa, bautizada en principio como capa E por Heaviside (y que posteriormente también se conocería como capa de Heaviside o de Kennelly-Heaviside), es una de las capas de lo que hoy en día se conoce como Ionosfera. La existencia de estas capas justificaría las transmisiones transoceánicas, sin contradecir las leyes de Maxwell (concretamente, la propagación en línea recta de las ondas electromagnéticas), ya que podían afectar a la trayectoria de las ondas electromagnéticas. Esta suposición sería confirmada unos 20 años después por el investigador británico Sir Edward Victor Appleton en base a sus investigaciones sobre propagación de las ondas electromagnéticas en el espacio (y por lo que recibió el premio Nóbel de Física en 1947).

A lo largo de todos estos primeros años de la TSH se introdujeron diferentes mejoras técnicas. Una de ellas, muy importante, es la introducción de los circuitos sintonizados en los transmisores y receptores, basados en el uso de bobinas y condensadores. Los circuitos sintonizados permiten filtrar la frecuencia de transmisión en los transmisores a chispa, ya que éstos generan transmisiones en muchas frecuencias armónicas, y en los equipos receptores permitía seleccionar la onda transmitida y recibida, ya que hasta entonces los receptores eran “aperiódicos” (no sintonizados) y prácticamente captaban cualquier señal radiotelegráfica, fuera cual fuera su frecuencia. Ello permitía en una estación receptora seleccionar las señales transmitidas por las diferentes estaciones de TSH en función de su frecuencia de transmisión, naciendo así el concepto de selección o sintonía de ondas en los equipos receptores. El concepto de sintonía ya había sido ensayado en 1897 por Oliver Joseph Lodge.

Marconi presentó una patente sobre los circuitos sintonizados en abril de 1900, su famosa patente nº 7777 para su Tuned or syntonic telegraphy o Telégrafo sintonizado, pero ello le llevó a una larga batalla legal, ya que la idea de los circuitos sintonizados para la selección de ondas ya la habían propuesto William Crookes y Nikola Tesla en 1892, y Tesla patentó en 1897 el uso del circuito “doble sintonizado” (circuitos dobles sintonizados acoplados inductivamente), por lo que realmente no fue una invención de Marconi. La batalla legal por las patentes de los circuitos sintonizados fue muy larga, y no se resolvería hasta 1943, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos falló a favor de Tesla (para entonces Marconi ya había fallecido y Tesla fallecería ese mismo año).

Las antenas se fueron también perfeccionando, descubriéndose y aprovechándose sus propiedades direccionales. Se desarrollaron y utilizaron transformadores de alta frecuencia para adaptar el acoplamiento entre equipos y antenas, permitiendo aumentar el voltaje enviado a la antena en los transmisores. Se desarrollaron otros detectores alternativos al cohesor de Branly y más sensibles que éste, lo que permitió escuchar a mucha más distancia las transmisiones de TSH al hacer las estaciones receptoras mucho más sensibles. Marconi ya desarrolló y usó antes de 1900 un detector magnético de ondas radioeléctricas, que se basaba en la propiedad de éstas de desmagnetizar los hilos de acero, y cuyas señales detectadas ya se podían escuchar sobre un sensible auricular telefónico, haciendo innecesario el aparato receptor telegráfico basado en el cohesor. También se desarrolló un bolómetro, que medía el aumento de temperatura de un cable fino cuando lo atravesaban ondas de radio, lo que permitía realizar medidas de corrientes de radiofrecuencia y por tanto de la potencia de transmisión (era una especie de amperímetro térmico de alta frecuencia).

Los propios transmisores de chispa de TSH evolucionaron rápidamente, del primitivo modelo empleado por Marconi al denominado Transmisor de chispas síncrono. El modelo inicial de Marconi derivaba del empleado por Hertz para sus experimentos, donde empleaba un carrete de Ruhmkhorf para generar impulsos de alta tensión alterna a partir de la tensión continua suministrada por una batería al arrollamiento primario del carrete, y controlada por el manipulador telegráfico, tensión alterna que era elevada en el arrollamiento secundario del carrete y aplicada al chispero donde se producían las descargas oscilantes al saltar las chispas entre las dos bolitas del chispero. Un lado del chispero era conectado a tierra, mientras que el otro lado del chispero era conectado a la antena, normalmente a través de una bobina de sintonía.

Transmisor de chispas, con un carrete de 25 cm de diámetro.
Transmisor de chispas, con un carrete de 25 cm de diámetro. La batería y el manipulador telegráfico se conectan en las bornas en el lado derecho de la placa de madera que soporta el conjunto. La bobina de sintonía y la antena se conectan en el brazo del electrodo derecho del chispero (encima del carrete), y la toma de tierra en el brazo del electrodo izquierdo del chispero.

Cuando la tensión entre las dos bolitas del chispero alcanza un valor determinado, se produce la descarga en forma de chispa entre ambas bolitas, y cada descarga origina un impulso de radiofrecuencia de muy corta duración, inferior a la diezmilésima de segundo, y de varios cientos de kiloherzios de frecuencia. Como el carrete de Ruhmkhorf proporciona una tensión alterna elevada, se produce una rápida sucesión de chispas en el chispero, originando una transmisión de numerosos impulsos amortiguados mientras el contacto del carrete está vibrando. Pero esta vibración es mecánica e irregular, las secuencias de chispas generadas es bastante irregular, y las señales de radio generadas y transmitidas, si son escuchadas con un detector magnético u otro tipo de detector sobre un auricular, suenan a una especie de chirrido o chisporroteo.

La potencia de las transmisiones en este modelo de transmisor dependía de la tensión de batería empleada (típicamente entre 5 y 30 voltios), y de las características del carrete de Ruhmkhorf empleado. Posteriormente se alimentó con corrientes alternas el primario del carrete (lo que hace innecesario el contacto vibrador del carrete), proporcionando en su secundario tensiones alternas de 2000 a 25.000 voltios, que eran aplicadas al chispero. En cuanto a los carretes empleados, con potencias de entrada del orden de 1 kilovatio, se conseguían alcances desde unos 180 m con un pequeño carrete de 12 mm (1,2 cm) de diámetro, hasta 160 km con uno de 38 cm de diámetro. Los barcos utilizarían instalaciones de TSH profesionales de 5 kW de potencia, capaces de alcanzar distancias de hasta 800 km.

En los transmisores de chispa síncronos el chispero (también llamado estallador) es alimentado por la corriente alterna que es entregada por un alternador y elevada en tensión con un transformador. Con esta disposición, ahora cada chispa salta al alcanzarse los valores máximos de tensión en cada semiciclo de la tensión alterna aplicada, de manera que se obtenía una transmisión de impulsos radioeléctricos amortiguados regularmente espaciados, a una frecuencia doble de la frecuencia de la corriente alterna generada por el alternador (típicamente entre 400 y 800 Hz). Escuchadas las señales transmitidas con un detector magnético (inventado por Marconi) sobre un auricular, las señales se escuchaban ya como tonos musicales, pero un poco sucios debido al mecanismo con que se generan las señales transmitidas (las chispas adolecen de bastantes irregularidades). Pero esto también permitió que las distintas estaciones terrestres de TSH ajustaran la frecuencia generada por los alternadores a valores concretos, por lo que las señales transmitidas por las distintas estaciones solían tener un sonido propio para distinguirse unas de otras (muy útil en una época en que los receptores no disponían de circuitos de sintonía o éstos eran muy primitivos, por lo que eran muy poco selectivos, y no podían separar estaciones de TSH que transmitían en frecuencias próximas). Los operadores de las estaciones de TSH podían saber qué estación estaban escuchando con sólo oír el tono de las señales recibidas.

Otra mejora de los transmisores de TSH fue introducida en 1902 por el científico danés Valdemar Poulsen, fue el Generador de arco, pero que no tuvo éxito comercial y no se empezó a implementar en los transmisores de TSH hasta 1909-1910, convirtiéndose entonces rápidamente en el circuito generador de ondas de radio de las estaciones de TSH, sustituyendo los circuitos de descarga de chispa usados hasta entonces. El convertidor de arco funcionaba según otro principio, y tenía la gran ventaja de que podían proporcionar una transmisión de señal de radio continua (portadora de radio continua, y no impulsos amortiguados como ocurría en los radiotelégrafos de chispa), transmisión que podía manipularse perfectamente por la acción de un manipulador telegráfico. Generaba una transmisión de onda continua bastante aceptable mediante el uso de un arco eléctrico que descargaba entre dos electrodos dentro de una cámara especial, estando el circuito del arco sintonizado a la frecuencia de operación. Además, en el arco se podían generar tonos de baja frecuencia, que modulaban la transmisión, por lo que las señales transmitidas por este tipo de transmisores de TSH también se podían escuchar con detectores magnéticos conectados a un auricular telefónico como tonos telegráficos.

También fue una mejora en la tecnología de los transmisores de TSH el uso de los Alternadores de alta frecuencia, capaces de generar directamente corrientes de alta frecuencia que se podían aplicar directamente a la antena transmisora. Fueron desarrollados por el ingeniero sueco nacionalizado norteamericano Ernst F.W. Alexanderson a petición del físico e investigador canadiense Reginald Fessenden a partir de 1904, y aunque son alternadores que no podían generar frecuencias superiores a 200 kHz (difícilmente podían superar unas cuantas decenas de kHz), sirvieron a Fessenden para realizar las primeras transmisiones de voz por radio, que tuvieron lugar en Navidad de 1906 desde su laboratorio de Brant Rock (Massachusetts, EEUU), ya que la onda de radio que generaban era continua y totalmente apta para transportar la voz (cosa que no se podía decir de los transmisores de chispa síncronos de la época). Con ello, Fessenden abrió las puertas a la transmisión de la voz por las ondas de radio, tema que apenas interesó a algunos investigadores de esos años y que no empezó a interesar a Marconi hasta 1913, ya que Marconi estaba dedicado al monopolio que construyó para explotar la TSH.

Y todo esto ocurría antes de la aparición de las primeras lámparas electrónicas, que iniciarían la época de la electrónica.

 

Volver al índice

 

Las primeras lámparas o tubos electrónicos

Pero el avance más importante de estos primeros años de la radio vino con la aparición de las primeras válvulas termoiónicas o lámparas electrónicas (o de vacío, o tubos electrónicos), lo que marcó también el inicio de la electrónica.

El desarrollo de la válvula electrónica se remonta al descubrimiento que hizo el inventor estadounidense Thomas Alva Edison en 1883 al comprobar que entre un filamento de una lámpara incandescente y un alambre colocado en el interior de la misma lámpara fluye una corriente y que además sólo lo hace en un sentido, del filamento al alambre, salvando el espacio que hay entre ellos. Edinson estaba realizando experimentos para mejorar su lámpara eléctrica de incandescencia (que había inventado en 1878), y como buen hombre práctico, al no tener este efecto utilidad para sus propósitos, no dio importancia a este fenómeno, lo anotó en su libro de notas y se olvidó totalmente de él. Entonces no se conocían los electrones (las partículas portadoras de la corriente eléctrica), que fueron descubiertos pocos años después.

Este fenómeno se conoce como Emisión termoiónica, y es debido al hecho de que los cuerpos muy calientes (como puede ser el filamento de una bombilla eléctrica) emiten electrones libres (en cantidad exponencial con la temperatura). El físico inglés Owen Williams Richardson estudió este fenómeno entre 1900 y 1903, y demostró que eran los filamentos calientes los responsables de la emisión de electrones a través del vacío. Estos estudios le supusieron la concesión del premio Nóbel de física en 1928.

En 1904 el físico e ingeniero eléctrotécnico inglés John Ambrose Fleming (1849-1945) en base a estos estudios construyó una lámpara que en esencia apenas difería del tubo de Edison: Rodeó el filamento de la lámpara con una pieza cilíndrica metálica, que se denominó placa, y que se conectaba a un electrodo externo. Con esta lámpara pudo comprobar que gracias al efecto termoiónico era un dispositivo capaz de rectificar corrientes alternas, ya que sólo conducía las corrientes eléctricas aplicadas entre el filamento incandescente y la placa en un sólo sentido, concretamente cuando la placa (electrodo frío), que se denominó con el nombre de ánodo, estaba a un potencial más positivo que el filamento incandescente, al que se denominó posteriormente con el nombre de cátodo. En efecto, el cátodo incandescente emite electrones libres, que son de carga eléctrica negativa. Si el ánodo está a un potencial más positivo, atraerá los electrones emitidos por el cátodo, y habrá circulación de corriente entre el cátodo y el ánodo por el interior de la válvula, que está al vacío (de ahí el nombre de Lámparas o Tubos de vacío. Pero si el ánodo es más negativo que el cátodo, repelerá los electrones emitidos por éste, y no habrá circulación electrónica por el interior del tubo (equivale a un interruptor abierto).

Esta lámpara se conocería como Válvula Fleming, y más tarde con el nombre de Diodo. Si se aplicaba una corriente alterna entre sus dos electrodos, sólo dejaba circular los semiciclos positivos de la corriente, por lo que el diodo es un elemento rectificador, esto es, que convierte corrientes alternas en continuas. Al dejar circular la corriente en un solo sentido, el diodo se comporta como una válvula para la corriente eléctrica, por lo que los ingleses denominaron a este tipo de dispositivos como Válvulas (termoiónicas).

Y dado que las ondas de radio una vez captadas por la antena del receptor circulan por los circuitos de éste como corrientes alternas de alta frecuencia, la inclusión de un diodo en lugar del cohesor permitían la detección de las ondas de radio, ya que los impulsos de alta frecuencia recibidos eran rectificados y se podían escuchar en forma de “clics” con un auricular telefónico, o si son de bastante intensidad, podían generar impulsos de corriente continua capaces de activar un relé de alta sensibilidad (que gobierne un equipo telegráfico).

 

El diodo original de Fleming Válvula de Fleming usada como detector
El diodo original de Fleming Válvula de Fleming usada como detector

 

El diodo de Fleming, pues, sustituyó con mucha eficacia a los elementos detectores empleados hasta entonces, como los cohesores o el detector magnético. Esto permitió aumentar la sensibilidad de los receptores de radio de esa época, ya que el diodo era mucho más sensible como elemento detector de ondas de radio que los cohesores, y por otro lado los equipos receptores no disponían de ningún tipo de amplificación de las señales captadas en antena, por no existir dispositivos amplificadores aún, por lo que su sensibilidad dependía de la antena empleada y del detector utilizado.

Fleming trabajó con Marconi, y de hecho, la estación de TSH de Poldhu (que permitió a Marconi realizar su primera transmisión trasatlántica a finales de 1901) fue diseño de Fleming.

En 1906 se produjo un avance revolucionario, punto de partida de la electrónica, al incorporar el inventor estadounidense Lee De Forest un tercer electrodo, denominado rejilla, entre el filamento (cátodo) y el ánodo de la válvula diodo. Este tercer electrodo era una placa metálica con muchas perforaciones colocada entre el filamento (cátodo) y la placa (ánodo). El tubo de De Forest, que bautizó con el nombre de Audión y que posteriormente se conoció con el nombre de Triodo (válvula de tres electrodos), en principio sólo se utilizó como detector (de hecho De Forest buscaba aumentar la sensibilidad de los diodos detectores con la inclusión de este tercer electrodo), pero pronto se descubrieron sus propiedades como amplificador de señales y como oscilador, en base a la capacidad de regulación del flujo o corriente de electrones que circula entre el cátodo y el ánodo mediante la aplicación de una tensión de control a la rejilla. Como antecedente, el año anterior, 1905, el científico austriaco Robert Von Lieben había desarrollado una lámpara termoiónica capaz de modificar el flujo de los electrones, igual que el audión, pero la regulación era por procedimientos magnéticos.

La rejilla del audión (o triodo) es un electrodo intercalado entre el filamento y el ánodo, con forma de rejilla, de manera que la mayoría de los electrones que emite el filamento pueden alcanzar el ánodo atravesando la rejilla. Pero aplicando distintos potenciales a la rejilla, podía frenar los electrones emitidos por el filamento (tensiones de rejilla negativas respecto al filamento), evitando que alcanzaran el ánodo, o acelerarlos más (tensiones de rejilla más positivas), aumentando la corriente que circula por el tubo. Por tanto, una pequeña tensión de control aplicada a la rejilla tenía como consecuencia gobernar corrientes mayores a través del tubo. Esto se llama amplificación, y una señal de poca potencia aplicada a la rejilla del triodo da lugar a una corriente equivalente de mucha mayor potencia en el circuito principal del tubo (entre filamento y placa anódica).

 

Válvula
Válvula "Audion" inventada por De Forest en 1905.

 

El audión de Lee de Forest permitía amplificar las señales unas 5 veces. La amplificación permitió elevar el nivel de las señales captadas por los receptores de radio de la época, por lo cual la sensibilidad de éstos aumentó notablemente. Y por otro lado, fue posible desarrollar posteriormente circuitos basados en triodos que eran capaces de entrar en oscilación, generando una onda radioeléctrica continua, lo que supondría el abandono de los antiguos transmisores de chispa. También los triodos permitieron realizar amplificadores que amplificaban las portadoras de radio generadas por los osciladores de los transmisores, permitiendo crear amplificadores que aumentaban la potencia de las estaciones transmisoras. Sin embargo, el audión consumía bastante energía y era caro de fabricar, por lo que no se casi no se empleó hasta principios de la década de 1910.

Con todo ello ya en 1915 el desarrollo de la telefonía sin hilos había alcanzado un grado de madurez suficiente como para comunicarse entre Virginia y Hawai (Estados Unidos) y entre Virginia y París (Francia).

Con tensiones de sólo unos centenares de voltios y usando las lámparas era posible obtener una señal de transmisión continua o sostenida, lo que dio lugar al rápido abandono de los transmisores de chispas. Pero es más, la señal continua fue fácilmente modulada por micrófonos de carbón (micrófonos que se han usado comúnmente en los teléfonos antiguos), y permitió la transmisión de voz, abriendo los caminos de la radiotelefonía, y después, de la radiodifusión.

En 1906 la Unión Telegráfica Internacional (UIT), fundada en 1865, incorpora las radiocomunicaciones en su ámbito regulador sobre las telecomunicaciones y realiza su primera Conferencia Internacional de Radiotelegrafía en Berlín. Una de las novedades que introdujo fue que las estaciones radiotelegráficas se identificaran con un indicativo (callsign) constituido por un grupo de tres letras, que fueran propio y por tanto no asignable a otra estación radiotelegráfica.

 

Volver al índice

 

Evolución posterior. Inicios de la radiodifusión.

Otro descubrimiento marcó un hito en la historia de la radio en 1907: ese año el ingeniero eléctrico e inventor estadounidense Greenleaf Whittier Pickard descubrió la función detectora de determinados tipos de cristales naturales, y patentó un detector basado en ellos, el detector Perockton. Estos cristales son conductores eléctricos, pero existen en ellos muchos puntos que, debido a la presencia de impurezas en la estructura del cristal, son “semiconductores” y que tienen propiedades rectificadoras, y por tanto, detectoras de ondas de radio. Esto permitió el desarrollo de receptores de radio sencillos ya en la década de los 1910´s, donde el elemento detector es un cristal de este tipo (galena, calcopirita, carborundo...) cuyo comportamiento es similar al de un diodo de vacío. Estos receptores se conocieron como Receptores de cristal y más popularmente como Receptores de galena, ya que los cristales que más se emplearon fueron los del mineral conocido como galena (químicamente sulfuro de plomo). Los receptores de cristal eran muy simples, y pusieron al alcance de mucha gente con el tiempo la recepción de las estaciones de radio, sobre todo a partir de los años 1920's. Este tipo de receptor, por su gran sencillez, se seguiría utilizando hasta incluso los años 1950's.

 

Detector de cristal
El detector de cristal de galena, permite el paso de la corriente en una sola dirección, precursora de los semiconductores.

 

En este estado de la técnica se tiene que las estaciones de radiotelegrafía, entre ellas las de los radioaficionados, funcionaban con transmisores de chispa y receptores de cristal. El audión o triodo de De Forest prácticamente no se empleaba por ser poco eficiente. Pero esto comenzaría a cambiar a partir de 1912.

En 1912, antes de que se graduase como ingeniero eléctrico, en la universidad de Columbia, el joven estadounidense de 22 años Edwin Howard Armstrong (1890-1954) compró una lámpara audión y experimentó con ella con el fin de incorporarla en su circuito receptor. Con ello descubrió la regeneración o realimentación positiva, al realimentar la válvula audión (triodo) con parte de su propia señal de salida. Realimentar significa entregar algo de la señal que se obtiene a la salida de la lámpara de nuevo a su entrada (sobre la rejilla), y esto tiene como consecuencia una mayor amplificación de las señales, pues es como si la lámpara las amplificara dos veces. Con la realimentación, un audión de De Forest, que apenas podía amplificar las señales aplicadas en su entrada unas 5 veces, pasaba a tener factores de amplificación de hasta 100 veces (y más) la señal de entrada, lo cual ya era bastante. Y si se introducía una realimentación excesiva, el audión entraba en oscilación, generando una señal continua y estable de RF, lo que es el principio de funcionamiento de cualquier oscilador.

La realimentación también fue descubierta en marzo de 1913 por el ingeniero y físico austriaco Alexander Meissner (1883-1958), por entonces ingeniero-jefe de Compañía Telefunken de Berlín. Aplicándola a los audiones, co-inventó el oscilador electrónico, y su circuito oscilador de acoplamiento inductivo actualmente se conoce como oscilador Meissner.

En base al principio de la realimentación positiva, Armstrong desarrolló los receptores regenerativos, que ya incluían una lámpara triodo (audión) como elemento detector y amplificador a la vez, siendo el primer tipo de receptor de radio electrónico, y que desplazarían en parte a los receptores de cristal, siendo mucho más sensibles que éstos. El año siguiente, 1913, ya graduado como ingeniero eléctrico, pasó a trabajar para Marconi, y en 1914 consiguió la patente del circuito regenerativo (que sabiamente había presentado en enero de 1913).

También, la realización de osciladores capaces de generar una señal de RF continua y limpia utilizando un triodo muy realimentado comenzó a arrinconar a los transmisores de chispa. Por entonces se acuñó el acrónimo CW (Continuous Wave, Onda continua) para referirse al tipo de señal generada con un oscilador con triodo, frente a los transmisores de chispa que generan pulsos amortiguados de RF. Dado que por entonces sólo existía la radiotelegrafía, el acrónimo CW pasaría a ser sinónimo de la radiotelegrafía (con ondas continuas).

Lee de Forest también obtuvo en 1916 una patente del receptor regenerativo basado en las mejoras que introdujo en 1913 en el tubo triodo desarrollado (en base al audión) por el alemán R. von Lieben, añadiéndole una realimentación positiva, y cuyos derechos vendió a la compañía telefónica AT&T, la cual desarrolló el primer repetidor a tubos de señales telefónicas para su red telefónica (facilitando las comunicaciones telefónicas a largas distancias). Esto hizo que Armstrong entrara en un pleito por patentes en 1922, que tras 12 años, el Tribunal Supremo de Estados Unidos finalmente falló (quizás por un malentendido técnico) a favor de De Forest y AT&T.

También, durante la I Guerra Mundial, Armstrong diseñó un dispositivo para reducir la frecuencia de una onda radioeléctrica, destinado a la localización de aviones enemigos (sería un antecedente del radar). Cuando acabó la guerra, aplicó su diseño a la recepción de ondas de radio, ideando el denominado receptor superheterodino en 1918, casi al mismo tiempo que el francés Isaac Levy, receptor que permite sintonizar fácilmente una determinada frecuencia dentro de un rango de frecuencias de recepción, y lo más importante, con bastante selectividad. Hasta entonces los receptores usados más modernos eran de amplificación directa, y consistían en varias etapas amplificadoras (antes del diodo detector) que debían de sintonizarse cada una de ellas a la frecuencia de recepción deseada, lo que obligaba a un complicado reajuste de todo el receptor cuando se quería cambiar de sintonía. Y por otro lado son poco selectivos, dependiendo del ajuste y de la frecuencia de sintonía. También existían los receptores regenerativos, más selectivos que los de amplificación directa.

El receptor superheterodino básicamente consiste en una cadena amplificadora de varias etapas bien sintonizada a una única frecuencia, la denominada Frecuencia Intermedia (FI, o IF en acrónimo inglés), un oscilador local y una etapa mezcladora. En la etapa mezcladora se mezclan las señales captadas por la antena con la señal generada por el oscilador local, y en esta mezcla aparecen a la salida del mezclador varios productos de mezcla, principalmente la frecuencia diferencia entre la frecuencia recibida y la del oscilador local (también aparece la frecuencia suma). Esta frecuencia diferencia es la que es amplificada por la cadena de Frecuencia Intermedia del receptor (lo que implica que la frecuencia recibida y la del oscilador local han de diferenciarse en el valor de la FI) antes de ser demodulada en la etapa detectora. La cadena de FI no necesita ser resintonizada al cambiar la sintonía, además es bastante selectiva, y el receptor superheterodino sólo requiere que la sintonía de las señales de antena y la frecuencia del oscilador local mantengan aproximadamente la diferencia de frecuencias igual al valor de la FI a lo largo de todo el rango de sintonía del receptor. Así pues, un receptor superheterodino lo que hace es una conversión de frecuencia de la señal recibida al valor de la FI.

 

Fundamento del receptor superheterodino (diagrama básico).
Fundamento del receptor superheterodino (diagrama básico).

 

Armstrong también desarrolló en 1920 el denominado receptor súper-regenerativo, una evolución del receptor regenerativo que funciona mediante un estado de quasi-oscilación en alta frecuencia del tubo detector y amplificador, y este tipo de receptor permitió la operación a frecuencias más elevadas que las empleadas entonces. El receptor súper-regenerativo permitiría en las décadas posteriores la recepción de señales en las bandas de VHF e incluso UHF. La patente de este circuito la obtuvo Armstrong en 1922. Es un receptor bastante sencillo, que requiere pocos componentes para su realización, es bastante sensible, pero tiene el inconveniente de generar un fuerte soplido en ausencia de señales y de radiar algo de señales espúreas en la banda donde recibe (como consecuencia de su funcionamiento en estado de quasi-oscilación), por lo que actualmente este tipo de receptor se emplea en walkie-talkies de juguete para niños, en kits de electrónica de sencillos receptores de radio, y en alguna que otra aplicación sencilla de radio.

Hasta 1919 la radio fue mirada con bastante excepticismo y reparos de tipo político que no permitieron que este nuevo medio de comunicación fuera aceptado por las naciones, a pesar que nadie ignoraba su importancia. El problema principal era que este medio no tenía límite en la recepción de las señales, lo que era un grave contratiempo ya que no podían transmitirse noticias y mensajes secretas y reservadas: cualquiera podía recibirlas. Pero los continuos perfeccionamientos técnicos de la radio daban a este medio de comunicación un alto grado de eficacia, y dio lugar por otro lado a la aparición de un gran número de entusiastas de la radio, incluso durante los años de la I Guerra Mundial (1914-1918).

La radio tuvo una rápida evolución tras la I Guerra Mundial. Por un lado empezaron a aparecer las primeras estaciones de radiofonía, donde ya se podía transmitir voz sobre las portadoras de radio. Para ello se usaba la técnica de la Modulación en Amplitud (AM), que permitía implementar las señales de voz procedentes de un micrófono o un amplificador de baja frecuencia sobre la portadora de radio generada por el transmisor. El proceso de modulación ya se conocía desde 1906, cuando el inventor y físico canadiense Reginald A. Fessenden (ya mencionado anteriormente) consiguió transmitir por primera vez voz y música por ondas de radio, usando para ello un generador especial de alta frecuencia que no era de tipo oscilador de chispas, sino de tipo alternador de alta frecuencia de Alexanderson. Ello ocurrió en la Nochebuena de 1906, cuando algunos receptores radiofónicos captaron por primera vez la música y palabras transmitidas por Fressenden con su transmisor desde su laboratorio de Brant Rock (Massachusetts, EEUU).

Por otro lado, las estaciones radiotelegráficas comenzaron a cambiar de tecnología sustituyendo los transmisores a chispa por los transmisores basados en el arco convertidor de Poulsen (mencionado anteriormente) y también por el alternador de alta frecuencia de Alexanderson. Ernst Alexanderson fue un técnico de origen sueco, emigrado a Estados Unidos, y que hizo carrera en General Electric, desarrolló a lo largo de varios años (a partir de 1904) un potente alternador de alta frecuencia, capaz de entregar corrientes de radiofrecuencia de varios cientos de amperios directamente a una antena, aunque a frecuencias muy bajas. Esto permitió comenzar la evolución de las estaciones de radiotelegrafía a chispa (poco eficientes por otro lado) a estaciones de onda continua, que por otro lado permitirían implementar la modulación por la voz humana (radiofonía), así como la construcción de potentes estaciones radiotelegráficas en frecuencias de ondas largas y muy largas (los alternadores Alexanderson no podían proporcionar frecuencias superiores a los dos centenares de kHz, típicamente generaban unas cuantas decenas de kHz), como por ejemplo fue la estación Radio Central de la RCA en Long Island (New York, Estados Unidos), inaugurada en 1921, para las comunicaciones radiotelegráficas entre Estados Unidos y Europa (donde habían otras potentes estaciones de onda larga para comunicaciones trasatlánticas), siendo esta estación de radio la más potente del mundo en aquellos años. Con todos estos adelantos, la tecnología de la telegrafía a chispa comenzó su rápido declive hacia 1920.

Pero no fue hasta la década de los 1920 cuando comenzó el desarrollo y expansión de las estaciones de radiofonía, dando lugar a la aparición de las primeras emisoras de radio de tipo comercial. En 1919-1920 surge un proyecto entre dos empresas, la RCA y Westinghouse, y ésta última encargó en 1919 a Frank Conrad (un radioaficionado de la ciudad de Pittsburgh, con indicativo 8YK) la puesta en marcha de una emisora de radio dirigida al gran público, y así nace en 1920 en Pittsburgh (Pennsylvania, EE.UU.) la emisora KDKA, que fue la primera en emitir programas regulares de radio (surgiendo así, el concepto de programación).

Y aunque la primera emisión de la KDKA en junio de 1920 tuvo un alcance local (a causa de la baja potencia de la estación, no más de medio kilovatio), su éxito fue extraordinario y el hecho fue difundido ampliamente por muchos periódicos, como si hubiera sido captada en todos los rincones del mundo.

La radiodifusión tuvo un gran auge inmediato en Estados Unidos, ya que tanto el gobierno como el público comprendieron que se trataba de un medio de comunicación excepcional, de implicaciones culturales, políticas y publicitarias. La Westinghouse empieza a fundar nuevas emisoras como la WBZ, la WJZ o KYW debido al éxito de su primera emisora. Por lo tanto comenzó un periodo de expansión de la radio donde se produce su mayor desarrollo. Ya en 1923 habían 595 estaciones similares en el aire y trabajando en la misma manera, que transmitían mensajes, música, sermones y noticias. Este desarrollo también fue debido a la gran competencia comercial entre tres grandes compañías: Westinghouse, RCA y ATT.

En España, en 1924 ya funcionaba alguna emisora de radiodifusión, aunque sin ningún tipo de autorización, como era el caso de Radio Ibérica en Madrid, pero en noviembre de ese año salió al aire Radio Barcelona, la primera estación autorizada por el gobierno español para radiodifusión pública, por lo que está considerada la decana de las emisoras de radiodifusión españolas.

 

Volver al índice

 

 

¿CUANDO NACIÓ LA RADIOAFICIÓN?

Los primeros experimentadores aficionados

En 1895 Marconi había conseguido realizar las primeras transmisiones de radiotelegrafía, dentro de Italia, dando así origen al nacimiento de la radio. En 1901 Marconi recibió la primera señal de radio transoceánica, la letra “S”, transmitida a través del océano Atlántico desde Poldhu, en Inglaterra, hasta Newfoundland (o Terranova).

Estación de radioaficionado, diciembre de 1923
Estación de radioaficionado, diciembre de 1923

Curiosamente, Marconi nunca tuvo licencia ni indicativo de radioaficionado, pero se consideraba a sí mismo un radioaficionado. Marconi era un profesional, con visión puramente comercial, que veía las radiocomunicaciones como un servicio y un negocio, y no investigaba y experimentaba como aficionado. Sin embargo, Marconi inspiró a cientos de personas a experimentar en las comunicaciones por radio. Y así, ya en esos primeros años de la radio, empezaron a surgir personas que por su cuenta quisieron experimentar con este nuevo sistema de comunicación, y que podrían considerarse los primeros radioaficionados de la Historia.

Marconi publicaba bastantes notas sobre sus experiencias, y uno de sus lectores, el inglés Meade Dennis (MJC Dennis), podría ser considerado el primer radioaficionado de la historia, ya que estuvo muy interesado en las experiencias que Marconi estaba llevando a cabo a finales del siglo XIX en Inglaterra, y en 1898 instaló en el Woolwich Arsenal (en la carretera de Dartford a Londres) una estación experimental para repetir los experimentos de Marconi. Fue quizá, la primera estación experimental de radioaficionado de la historia. De hecho el propio Dennis se consideraba el primer radioaficionado del mundo. Mucho más tarde, cuando se emitieron las primeras licencias de radioaficionado, Dennis usó el indicativo DNX, y más tarde, EI2B.

También ese año de 1898, en enero un aficionado inglés avanzado, Leslie Miller, publicó un artículo técnico en la revista The Model Engineer and Amateur Electrician (El ingeniero modelo y el Electricista aficionado) donde describía la sencilla construcción de un transmisor y receptor para uso de aficionados. El propio Miller usó la palabra “amateur” (aficionado) para referirse a ellos. Y en 1899, la revista científica norteamericana Scientific American publicó un largo artículo describiendo la construcción de la antena y los equipamientos de radio de Marconi. Y en julio de 1899, la revista American Electrician (El Electricista Americano) publicó un artículo de contenido similar al de Leslie Miller, con diseños (circuitos), e instrucciones para montar transmisores y receptores. Luego surgirían libros, como el escrito por D. Bottone, titulado “Wireless Telegraphy and Hertzian Waves” (Telegrafía sin hilos y ondas Hertzianas) que explicaban la nueva técnica de la radiotelegrafía sin hilos.

Estos artículos llamaron mucho la atención tanto de profesionales de las comunicaciones como de experimentados aficionados, siempre atraídos por las nuevas tecnologías, y la Telegrafía sin hilos era una de ellas. Las estaciones comerciales y estos “aficionados electricistas” fueron multiplicándose y ocupando el espectro radioeléctrico, y pronto comenzó a haber un desorden generalizado y muchas interferencias entre estaciones. La importancia que la telegrafía sin hilos (TSH) comenzó a adquirir en los siguientes años aconsejó a las principales universidades a incluir la tecnología de los transmisores de chispa en sus planes de estudio. La firma C.H. Stoelting Co. de Chicago vendió por 12 dólares unos módulos de enseñanza para que los estudiantes pudieran realizar sus prácticas.


 
Módulos de enseñanza fabricados por Stoelting Co.
Módulos de enseñanza fabricados por Stoelting Co.

 

En España el primer radioexperimentador fue Matías Balsera (1883-1953), andaluz nacido en Gibraleón (Huelva), y que en 1903, ya con 20 años de edad, ingresó en el cuerpo de Telégrafos. Pero antes de ingresar, ya había construido una estación de radiotelegrafía y había realizado ensayos de telegrafía sin hilos entre Cádiz y Puerto de Santa María, comunicando con su emisora de radiotelegrafía de uso personal (que además es la primera de que se tiene constancia en España), con los operadores de las estaciones de la Compañía Trasatlántica, que tenía esta compañía instaladas en la bahía de Cádiz para comunicar con sus barcos. Todo ello cuando aún era muy reciente la primera comunicación transatlántica de Marconi. Balsera, además de ser el primer radioexperimentador español (y por tanto, el primer radioaficionado español), fue un notable investigador español en el campo de la radiotelegrafía y posteriomente de la radiodifusión española.

Matías Balsera, el primer radioexperimentador español
Matías Balsera, el primer radioexperimentador español

En 1902, la revista Experimentel Science publicó un interesante artículo de A. Frederick Collins titulado Cómo construir un eficiente telégrafo sin hilos de bajo costo, en que explicaba, paso a paso, la construcción de un emisor y un receptor a baterías, capaz de alcanzar las 4,5 millas de distancia. Su popularidad entre la gente corriente fue creciendo hasta que comenzaron a surgir grupos de entusiastas que se procuraban los elementos para montar una pequeña estación. A pesar de no existir tiendas, talleres de equipos ni libros de referencia, los primeros radioaficionados lograron que sus toscos e imperfectos equipos de radio funcionaran. De ellos nacería en Estados Unidos la primera asociación de radioaficionados entre 1907 y 1909, denominada Junior Wireless Club Limited, que en 1911 se convertiría en el Radio Club of América, radioclub que hoy en día sigue existiendo.

A finales del año 1905 Hugo Gernsback (1884-1967), inmigrante luxemburgués recién llegado a Estados Unidos, presenta en el mercado un pequeño transmisor de TSH destinado para futuros aficionados a este nuevo modo de comunicación a distancia, que fue publicado en la prestigiosa revista científica Scientific American en noviembre de 1905. Hugo diseñó y puso, pues, el primer transmisor práctico de TSH al alcance de futuros aficionados, el Telimco Wireless Telegraph, el cual se vendía por 8,50 dólares a través de la compañía que Hugo había constituido en Nueva York para la venta mediante pedidos por correo de materiales y equipos eléctricos para la experimentación (algo novedoso por entonces), la Electro Importing Company, más conocida como Telimco (The Electric Importing Co).

El artículo publicado por Gernsback sobre este equipo en la revista Scientific American en noviembre de 1905 no le reportó apenas ventas, pero a principios de 1906 el artículo fue publicado en la revista Youth's Companion y el periódico The New York Times, y fue entonces cuando su equipo se popularizó, obteniendo miles de pedidos (en parte gracias al bajo precio del equipo) y siendo rápidamente copiado por competidores, por lo que en el mercado comenzaron a aparecer kits totalmente operativos que contenían los módulos emisor y receptor, las baterías y hasta un registrador telegráfico de cinta de papel, para construir una estación de telegrafía sin hilos para radioexperimentadores.

Como anéctoda, el equipo de Hugo Gernsback fue denunciado por sospecha de estafa por parte de las compañías radiotelegráficas AT&T y American Marconi Company, pues no les era concebible que el pequeño aparato presentado por Hugo pudiera funcionar teniendo en cuenta que las estaciones de TSH del momento requerían instalaciones mucho mayores, de gran potencia, y que costaban decenas de miles de dólares, pero lo cierto es que Hugo pudo probar a los investigadores de la policía que su económico equipo que vendía por sólo 8,5 dólares funcionaba tal como era anunciado y que sus transmisiones se podían recibir a distancias de hasta 2 Km, por lo que se concluyó que no había fraude alguno.

Hugo diseñó y puso, pues, el primer transmisor práctico de TSH al alcance de futuros aficionados. También es conocido por fundar pocos años después, en 1908, la revista Modern Electrics, de ciencia y tecnología, y por ser posteriormente uno de los impulsores del género literario de la ciencia ficción.

La revista Modern Electrics fue la primera revista dedicada casi completamente a las comunicaciones inalámbricas, y tuvo gran éxito, y en dos años pasó de una tirada de 2.000 ejemplares a 30.000 ejemplares. El éxito de esta publicación hizo que al poco tiempo apareciera en las librerías norteamericanas el primer libro para aficionados experimentadores de la telegrafía sin hilos, titulado Wireless Telegraph Construction for Amateurs (Construcción de telégrafos sin hilos para aficionados).


 
Hugo Gernsback
Anuncio del Telimco Wireless Telegraph
Hugo Gernsback y el primer anuncio de un transmisor y receptor vendido en kits para experimentadores, apareció publicado en la revista Scientific American en noviembre de 1905. Era el Telimco Wireless Telegraph (clic en el anuncio para ampliarlo).

 

El año en que nació la actividad de los radioaficionados es, posiblemente, el año 1907, en el cual la revista Electrician & Mechanic Magazine inicia con el título Cómo se hace;, la descripción de los componentes y aparatos para las comunicaciones TSH de pequeña potencia, explicando todos los detalles para la construcción de un equipo de estos.

Estos artículos eran escritos por aficionados, y divulgaban con todo detalle sus experiencias y sus resultados. Tales escritos se hacen diferenciar de los experimentadores profesionales divulgando el concepto según el cual el aficionado se dedica a los estudios técnicos sin ningún provecho económico. Sin embargo, hasta 1908 es difícil distinguir entre los experimentadores por motivos profesionales, comerciales y los aficionados verdaderos. Y como se ha citado anteriormente, es en estos años, en 1908, cuando se crea la primera asociación de radioaficionados, el Junior Wireless Club Limited, promovido desde la revista Electrician & Mechanic Magazine en 1908. A raíz de ello, en enero de 1909, Hugo Gernsback creó la asociación de radioaficionados Wireless Association of America (WAOA), la cual un año después decía tener 22.300 miembros.

La facilidad de construirse un receptor de TSH hizo que aparecieran muchos aficionados que se construyeron sus propios equipos receptores (debido a la inexistencia de receptores comerciales), aprendieran telegrafía, y se aficionaran a escuchar los comunicados entre barcos y entre estaciones militares.

Más tarde Marconi puso en marcha una descomunal estación de radio en Cabo Cod, algo muy distinto a lo que pueda imaginar cualquier radioaficionado de hoy en día. Constaba de un transmisor de chispa a base de un motor con un rotor que hacía girar un descargador de un metro de diámetro, capaz de transferir la potencia de 30.000 W a un amplio tendido de antena izado a 60 m de altura y sustentado por cuatro torretas sobre las dunas de South Wellfleet (Massachusetts, USA).

Así, en la primera década del siglo XX, en muchos países apareció una cantidad apreciable de emisoras de aficionados, que mayormente eran técnicos, universitarios y particulares que querían ensayar (muchas veces por simple curiosidad entre los particulares) y desarrollar este nuevo medio de comunicación, y sin tener mucho interés en la comunicación con otros a través de las ondas.

Citar que en España, la primera comunicación entre radioaficionados posiblemente fue la que tuvo lugar en Barcelona en 1911 por los pioneros de la radioafición española el Dr. Cirera Terre y su amigo Javier Canals, cubriendo una distancia relativamente corta entre sus domicilios (unos 5 km), respectivamente en el antiguo pueblo de Sarriá (actualmente barrio de Barcelona) y la calle Caspe, en el centro de Barcelona. Usaron transmisores de chispa ajustados a la longitud de onda de 500 metros.

 

Volver al índice

 

Las primeras legislaciones de radio. La Radio Act de Estados Unidos.

En aquellos años la radio carecía de legislación alguna, cualquier estación comercial, naval o amateur podía transmitir en cualquier frecuencia y sin ninguna restricción de potencia. No se necesitaba ninguna licencia ni había que llevar ningun registro de las comunicaciones. Por otro lado los transmisores de chispa de la época no disponían de circuitos de sintonía muy elaborados, sus transmisiones ocupaban un elevado ancho de banda, y ello provocaba que en las grandes ciudades, donde habían estaciones de todo tipo (incluidas las de radioaficionados), muchas veces surgieran problemas en el trabajo de las estaciones navales y comerciales por las interferencias que se causaban mutuamente (aunque operaran en frecuencias distintas). En estas condiciones, la radioafición floreció sin regulaciones ni códigos que la regulasen ni frecuencias propias asignadas.

Radioaficionado anónimo norteamericano con su transmisor de chispa
Aficionado norteamericano anónimo en su cuarto de radio, con su transmisor de chispa dotado de una enorme bobina transmisora vertical (capaz de generar tensiones muy elevadas).

Hay muy pocos datos sobre los radioaficionados de ese tiempo, que normalmente disponían de transmisores de poca potencia, que sólo les permitía cubrir desde pocos a unas decenas de kilómetros, pero en las grandes ciudades eran muy numerosos. Sólo en Boston había en 1909 cinco estaciones comerciales, una naval y se calcula que cincuenta radioaficionados. Podemos imaginar fácilmente las interferencias ocasionadas por una gran densidad de transmisores de chispa con circuitos de sintonía no muy elaborados, y cuyas transmisiones tenían anchos de bada de 100 a 300 kHz, dependiendo del tamaño de la bobina del transmisor y la potencia de transmisión. En muchas ocasiones se hacía imposible el trabajo de las estaciones comerciales y navales, que, por otro lado, al ser de potencias más elevadas, eran las que creaban más interferencias.

En 1910 se estima que a nivel mundial habían 488 barcos mercantes y de recreo dotados de instalación de TSH en Estados Unidos, unos pocos cientos en los países europeos, y unos pocos en Rusia, Brasil y Cuba. Solían operar en la banda de onda media, en 300-600 metros (1000-500 kHz) con potencias de entre 350 W (la mayoría) a 2 kW, empleando una relativamente pequeña antena Marconi (una restricción natural debida al tamaño del barco). Con sus transmisores de chispa sus transmisiones de banda ancha eran una auténtica fuente de ruido en las ondas, y con las antenas de pequeña dimensiones equipadas, tenían problemas para escuchar las transmisones de otras estaciones.

Durante el periodo de 1902 a 1912, veintiocho proyectos de ley relacionados con regulaciones de la radio fueron presentados al Congreso de EEUU. Una de ellas, incluso, pretendía que la Marina retuviera la completa propiedad y manejo de las estaciones inalámbricas. Afortunadamente todos estos proyectos de regulación fueron desechados. En 1909 el 80% de las estaciones en el aire eran de radioaficionados, y en 1910 se estimaba que tan solo en Estados Unidos habían unas 10.000 estaciones de aficionados.

El hundimiento del buque Republic en el Mar del Norte en 1906 y el importante papel que jugó la radio en el salvamento de su pasaje y tripulación creó una corriente de preocupación publica en los EEUU, que los periódicos se encargaron de airear. El Departamento Naval trató de aprovechar esta corriente popular para hacerse con el control total de la radio, y el Congreso de Estados Unidos en 1910 amenazó con prohibir la radioafición, pero la rápida reacción de los radioaficionados, que se agruparon en asociaciones para defender sus intereses, y las compañías comerciales, que temían que el control naval del éter les perjudicara sus negocios, lograron retrasar la medida. Destacó la vigorosa defensa que hizo Hugo Gernsback en Washington de los derechos de los radioaficionados.

Esto sirvió para poner el miedo en el cuerpo a los radioaficionados, y las diferentes asociaciones aconsejaron a sus miembros que no interfirieran a las estaciones comerciales y navales. Además avisaron que no iban a tolerar más que sus socios ensuciaran el éter con frivolidades, vituperios y obscenidades.

Al ir aumentando con los años el numero de radioaficionados, y ante el posible caos que se podía organizar en las bandas, así como el trágico hundimiento del Titanic la noche del 14 al 15 de abril de 1912 cerca de las costas de Canadá tras colisionar con un gran iceberg, en el que las comunicaciones radiotelegráficas tuvieron un importante papel en el salvamento de parte del pasaje, volvió a reactivar nuevamente el tema de la reglamentación, y esta vez las compañías comerciales se pusieron de acuerdo en esta necesidad. Lo que había pasado con el Titanic pesó mucho, y así el 18 de mayo el senador Smith planteó en el Senado norteamericano un proyecto de ley para regular las comunicaciones por radio. Entre otras cosas, obligaba a que los barcos dispusieran de tres radiooperadores para asegurar la atención por radio las 24 horas del día (cosa que antes no se hacía), y la necesidad de disponer de una licencia de emisión, así como asignar una frecuencia de transmisión y potencia de transmisión a las estaciones de radio, para evitar el monopolio de las ondas por parte de la compañía de Marconi. La proposición también pretendía eliminar las estaciones privadas no comerciales, entre las cuales estaban los radioaficionados.

Y así, ese mismo año de 1912, se promulgó en EEUU el Radio Act de 1912 (Acta de Radio, conocida originalmente como Ley Alexander), la primera ley doméstica para controlar las comunicaciones por radio. En su desarrollo inicial existía la idea de prohibir la radioafición, pero la defensa que hicieron de ésta diversos personajes importantes del mundo de la radio así como algunas asociaciones de radioaficionados que ya existían hizo que la radioafición norteamericana finalmente fuera reconocida el 12-08-1912 en dicha acta, siendo desde entonces una actividad legal en Estados Unidos. La Radio Act colocó a los licenciados y operadores de estaciones de radio bajo la Secretaría de Comercio y Trabajo en EEUU. La ley fue finalmente firmada por por el presidente William Howard Taft el 17 de agosto de 1912, ya casi al final de su mandato (1908-1912), y no encontró una resistencia organizada por parte de la fraternidad de radioaficionados por no estar organizados en alguna asociación que defendiese sus intereses.

Según esta ley, en su histórica Decimoquinta Regulación, se estableció que los más de mil aficionados existentes, y los nuevos, tenían que obtener una licencia federal, tenían limitada la potencia de entrada a 1000 vatios (consumo eléctrico máximo total de la estación), debían abandonar las ondas largas y medias (donde operaban las estaciones navales y comerciales), y operar con sus equipos en una longitud de onda no superior a los 200 metros, es decir, sólo podían operar a partir de la frecuencia de 1500 kHz, si bien con permisos especiales podían operar por encima de los 200 metros (por debajo de los 1500 kHz). Los radioaficionados fueron considerados estaciones privadas, y quedaron bajo el control de la Secretaría de Comercio.

Según las opiniones difundidas en aquel tiempo, hasta en el ambiente técnico y científico, y que no tenían mucho fundamento científico, las longitudes de onda inferiores a los 250 metros (frecuencias superiores a 1200 kHz) eran consideradas inútiles o muy poco aptas para realizar comunicaciones a largas distancias, no tenían valor comercial. Se había observado que el alcance de las ondas iba disminuyendo a medida que aumentaba la frecuencia, desde las ondas largas a la ondas medias. Por otro lado los transmisores de chispa usados entonces eran muy poco eficaces en frecuencias altas. Por todo ello se relegó, sin que hubiera oposición alguna en ello, la actividad de los radioaficionados de entonces a estas “inútiles frecuencias”, por debajo de los 200 metros (por encima de 1500 kHz). El rango de 250 a 200 metros se consideró aún útil para comunicaciones comerciales locales.

Y de hecho, con la potencia de entrada máxima permitida de 1 kW, los aficionados en 1914 conseguían comunicaciones a distancias de hasta 40 km, y a duras penas llegaban a comunicar a distancias de hasta 200 o 300 km, incluso con el empleo de receptores muy sofisticados en aquel momento. Los transmisores de chispa eran bastante ineficaces a longitudes de onda superiores a los 200 metros (lo que limitaba bastante el alcance de sus transmisiones) y eran difíciles de construir. Y con ello, relegando la actividad de los radioaficionados a estas frecuencias, también se pretendía que sus transmisiones con aparatos de chispa (de elevado ancho de banda) no afectaran a las frecuencias más bajas. También era el pensamiento del senador Smith de que en estas condiciones, los radioaficionados desaparecerían en pocos años. Y de hecho, de los aproximadamente 10.000 aficionados estimados en Estados Unidos antes de la entrada en vigor de esta ley, a finales de 1912 sólo unos 1200 habían solicitado y obtenido la licencia requerida para operar.

En Europa la cuestión se zanjó de otra manera: Los Gobiernos europeos se hicieron cargo del control del medio de la radio, prohibieron completamente la radioafición, y las estaciones comerciales sólo podían trabajar con autorización del Gobierno. Sólo después de la I Guerra Mundial, Francia e Reino Unido autorizaron la radioafición, aunque con bastantes restricciones. En otros países siguió prohibida o con fuertes restricciones hasta el año 1927.

Otra de las decisiones tomadas en la Radio Act fue la obligación de todas las estaciones de radio de Estados Unidos (incluidas las de radioaficionado) tuvieran una identificación o indicativo de llamada (callsign en nomenclatura inglesa).

En julio de ese mismo año de 1912, y motivado por la Radio Act norteamericana (que aún estaba debatiéndose), en Londres se inicia la segunda Conferencia Internacional de Radiotelegrafía (la primera se celebró en Berlín en 1906), y en la cual se estableció que a nivel mundial cualquier estación de radio debía tener una identificación, y asignó a cada estado miembro un indicativo propio constituido por dos o tres letras, lo que actualmente se denominaría un prefijo de radio. Este prefijo de radio internacional serían los primeros caracteres de los indicativos de radio de las estaciones de radio de dicho país. Tras 9 sesiones de discusiones, todos los estados miembros de la Conferencia aprobaron esta convención, y comenzaría a aplicarse a partir del 1 de julio de 1913.

Siguiendo esta segunda Conferencia Internacional de Radiotelegrafía, en Berna (Suiza) la Oficina de la Unión Telegráfica Internacional (Bureau of the International Telegraph Union) publicó desde agosto 1912 a abril de 1913 tres circulares al respecto, y un apéndice de 145 páginas en el que se listaban todas las posibles combinaciones para indicativos de radio, que quedó a disposición de las administraciones nacionales, compañías telegráficas e incluso usuarios privados.

En el marco de esta nueva convención, en Estados Unidos se asignó al Bureau of Navigation la responsabilidad de licenciar las estaciones de radio norteamericanas, incluidas las ya existentes que tenían indicativos de dos letras. Sin embargo, el Departamento de Comercio de Estados Unidos mantuvo durante unos años distintos esquemas de indicativos de llamada para las estaciones en barcos y comerciales por un lado, y para las estaciones terrestres (incluidos los radioaficionados) por otro lado. En el caso de las estaciones de radioaficionados, en mayo de 1913 se estableció que sus indicativos estarían constituidos por por una cifra seguida de dos letras. La cifra indicaba el distrito de radio (1 = Distrito de Boston, que incluye Maine, New Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut ; 2 = Distrito de New York, etc...). Así, por ejemplo, fue asignado el indicativo 1WH para Hiram Percy Maxim, y 1MO para Fred Schell, dos de los radioaficionados más conocidos en Estados Unidos aquellos años.

Aunque todos los estados que formaban parte de la Convención Radiotelegráfica Internacional fueron invitados por la misma a aplicar esta convención, en Europa y en muchos otros países tardó unos años en aplicarse en el ámbito de los radioaficionados, debido en gran medida a la inexistencia de radioaficionados experimentadores. En Europa sólo en Gran Bretaña, Bélgica y Francia había un puñado de radioaficionados que experimentaban de vez en cuando con transmisores de chispa. En los demás países europeos, los aficionados a la radio básicamente eran oyentes de la banda de 200 metros empleando receptores de cristal conectados a una larga antena. Por ello, hasta principios de la década de 1920 no se comenzarían a asignar indicativos a las estaciones de radioaficionado en Europa.

La Radio Act parecía que dificultaría la supervivencia de los radioaficionados por las condiciones que les fueron impuestas para poder operar, pero un suceso hizo que el gobierno norteamericano cambiara su mentalidad hacia ellos. En marzo de 1913 tiene lugar un severo huracán en el medio oeste de Estados Unidos, que derribó e inutilizó numerosas líneas eléctricas, telegráficas y telefónicas, sumiendo a la población en un apagón eléctrico y de las comunicaciones durante varias semanas. Pero gracias a las estaciones de los radioaficionados alimentadas por baterías, los radioaficionados pudieron mantener un efectivo servicio de comunicaciones de emergencias y oficiales, hasta que se reestablecieron los servicios afectados. Fue el primer servicio documentado de la historia de comunicaciones de emergencias llevado por los radioaficionados, y fue reconocido por el gobierno norteamericano, que vio a los radioaficionados útiles para situaciones de emergencias y desastres. El cambio de mentalidad del gobierno hacia los radioaficionados mejoró aún más en 1915 (una vez iniciada la I Guerra Mundial) cuando la estación de radioaficionados 2MN descubrió que desde una potente estación Telefunken en Sayville (Long Island, New York) se enviaba información a los submarinos alemanes acerca de los barcos aliados y neutrales, lo que permitió que el gobierno actuara y tomara el control de las estaciones de aficionados.

 

Volver al índice

 

El origen de la palabra Ham

De esta época viene la expresión inglesa Ham Radio para referirse a los radioaficionados (Radio Amateur en terminología inglesa), cuyo origen era la burla que hacían los operadores profesionales de estaciones de radio hacia los simples aficionados, que eran considerados malos operadores. No obstante, el origen de la palabra ham para designar a los radioaficionados, no se conoce bien, y se citan tres o cuatro posibles orígenes para esta palabra, ninguno de ellos comprobado.

El primero de ellos lo sitúa en el siglo XIX en plena era de la telegrafía terrestre (mucho antes de que Marconi iniciara las primeras experiencias radiotelegráficas), en la publicación The Telegraph Instructor de G. M. Dodge's, al referirse a los telegrafistas de líneas telegráficas terrestres que tuvieron que dejar sus despachos telegráficos al ser destinados a estaciones telegráficas costeras, y que se llevaron a sus nuevos destinos hábitos y jergas de su anterior profesión.

El segundo origen, explica que hacia 1910, cuando no había regulaciones en materia de radiotelegrafía, los transmisores de chispa generaban muchas interferencias por el gran ancho de banda de las transmisiones, imposibilitando en no pocas veces la recepción de los mensajes de estaciones gubernamentales, de barcos y comerciales. Además, en esos primeros tiempos en que la radio estaba desregularizada, los radioaficionados simplemente elegían su propia frecuencia e indicativo o identificación de sus estaciones.

Con el incremento del número de aficionados, que competían por el mismo espacio radioeléctrico, el problema se agravó, en especial con aquellos radioaficionados que operaban con potencias altas (con potencias incluso mayores que algunas estaciones comerciales) y que podían generar interferencias a cientos de kilómetros. De ellas, se dice que había una capaz de emitir con 5 kW de potencia y que podía ser escuchada a distancias de hasta 800 km, que se identificaba como H.A.M. (pero de la cual no hay constancia en los archivos de la época). Parece ser que cuando un operador comercial no conseguía escuchar una estación que llegaba con señales débiles a causa de las interferencias que provocaban las estaciones de radioaficionado, informaban a dicha estación con frases del tipo SRI OM THOSE B@$%#! HAMS ARE JAMMING YOU (Lo siento amigo, estos -insulto- HAMs le están interfiriendo). Ham significa en inglés jamón, por lo que los operadores profesionales se refirieron a estos molestos radioaficionados como jamones. Los radioaficionados, que parecieron no entender el significado real del término, adoptaron la palabra ham o hamradio para referirse a ellos mismos. Con el tiempo, el significado despectivo de la palabra cambió.

Otra versión, soportada por la Northern Ohio Radio Society (Sociedad de Radio del Norte de Ohio), es que la palabra HAM ya se aplicaba en 1908 y eran las letras que identificaban a la primera estación inalámbrica Amateur operada por algunos miembros del Harvard Radio Club. La operaban Albert S. Hyman, Bob Almy y Peggie Murray. Al principio utilizaron la identificación HYMAN ALMY MURRY (por sus apellidos), pero transmitir en código Morse algo tan largo pronto requirió de una revisión y cambiaron la identificación de la estación a HYALMU, usando las dos primeras letras de cada apellido. Pero a principios de 1909 se produjo alguna confusión con el indicativo HYALMU y la de un barco mexicano de nombre HYALMO, llevándoles a decidir a usar solamente la primera letra de cada apellido, y con ello el indicativo de la estación se convirtió finalmente en HAM.

Como algunos aficionados tenían potencias mayores que algunas estaciones comerciales, el problema de las interferencias que causaban a otras estaciones comerciales atrajo la atención de los Comités del Congreso en Washington y dedicaron mucho tiempo para proponer una legislación diseñada para limitar la actividad de la radioafición. En 1911, el propio Albert Hyman diseñó una controvertida normativa (la "Wireless Regulation Bill") como tópico para su tesis en la Universidad de Harvard. Su presentador en la universidad insistió que fuese enviada una copia de esta proposición al senador David I. Walsh, uno de los miembros de los comités relacionados con la elaboración de la normativa de radiocomunicaciones. El senador se impresionó tanto que le pidió a Hyman que compareciera frente al Comité.

Hyman fue presentado y describió como fue construida la pequeña estación de radioaficionado HAM. Poco le faltó para llorar cuando explicó a la concurrida sala del Comité que si la normativa seguía adelante, se verían forzados a cerrar la estación debido a no poder costear los pagos de una licencia y demás requisitos que se iban a exigir. El debate comenzó y la pequeña estación HAM se convirtió en un símbolo de todas las estaciones de radioaficionado de los Estados Unidos que suplicaban ser salvadas de las amenazas de las grandes estaciones comerciales que no los querían tener a su alrededor. Finalmente, la normativa que se proponía se derrumbó ante el Congreso y todos hablaron acerca de la pequeña y probrecita estación HAM. Se puede leer la historia completa en los archivos del Congreso bajo la denominación "Nationwide publicity asociated station HAM with Amateurs". Desde aquel día, hasta hoy y probablemente para siempre, un radioaficionado es un "HAM".

Finalmente, una última versión sobre el origen de la palabra Ham indica que dicha palabra se inventó en 1933 en una publicación con referencia a los radioaficionados, pero no hay más detalles al respecto. Ninguna de las leyendas sobre el origen de la palabra ham está confirmada (quizá la penúltima es la más verosímil), pero en cualquier caso la palabra se hizo sinónima de radioaficionado.

 

Volver al índice

 

Las primeras asociaciones nacionales de radioaficionado

En esta época también se formaron las primeras asociaciones nacionales de radioaficionados. En 1910 se funda en Australia el Wireless Institute of Australia (WIA), y en primavera de 1911 se funda en Derby (cerca de Londres, Inglaterra) el Wireless Club of Great Britain, y el 5 de julio de 1913 se formó en Londres el London Wireless Club, que en octubre pasaría a denominarse Wireless Society of London, nombre que mantendría hasta 1922, cuando pasó a denominarse la Radio Society of Great Britain (RSGB), que sigue siendo la actual y prestigiosa asociación nacional de radioaficionados británicos.

En Estados Unidos, Hugo Gernsback cerró en 1913 la publicación de Modern Electrics, substituyéndola por una nueva publicación, The Electrical Experimenter, publicación técnica en la que incluso se abordaba cómo sería la técnica en el futuro, y donde incluso Gernsback publicó de vez en cuando historias de ciencia ficción. La revista se convirtió de hecho en la publicación de la nueva asociación nacional de radioaficionados, la R.L.A. (Radio League of America), una asociación que consiguió ser reconocida oficialmente gracias al superintendiente del servicio de radio de la armada norteamericana capitán W.G.H. Bullard. Todos los socios recibían la revista y los comunicados de la asociación se hacían por medio de ella. A finales de 1915 Gernsback favoreció (sería más exacto decir “apadrinó”) la consolidación de la Radio League of America (R.L.A) en detrimento de la WAOA (la asociación de radioaficionados que había creado en 1909), cuyo presidente era William H. Kirwan (9XE).

 

Volver al índice

 

 

LA ARRL (AMERICAN RADIO RELAY LEAGUE)

En aquellos días, las ideas sobre propagación sostenían que el DX (comunicaciones a larga distancias) sólo podía hacerse en frecuencias bajas (los transmisores de chispa usados entonces eran muy poco eficaces en frecuencias altas). Por ello los radioaficionados norteamericanos se mantuvieron en el borde de los 200 metros (1500 kHz), y el ansia por conseguir algún DX les hacía traspasar en no pocas ocasiones esta frontera. Hay constancia de sanciones por transmitir entre 250 y 375 metros.

Los radioaficionados de otros países, cada vez más numerosos y preparados, comenzaron a construir y operar sus propios transmisores. Pero dado que el alcance de sus transmisiones todavía era muy limitado, los radioaficionados idearon una serie de rutas a través del éter para transmitir mensajes a largas distancias, que consistían en que una serie de estaciones de aficionado intermedias, retransmitían los mensajes hasta alcanzar su destino. Las estaciones intermedias se denominaban estaciones relay (estaciones relé o repetidoras).

Los radioaficionados norteamericanos demostraron que, aunque empleando una longitud de onda poco ventajosa y una potencia limitada, con sólo 5 estaciones intermedias bien ubicadas podían hacer llegar un mensaje desde la costa Atlántica hasta California en menos de una hora.

Todo empieza una noche de 1914 cuando Maxim Hiram Percy (1WH, más tarde W1AW), un inventor, ingeniero y apasionado radioaficionado de 44 años, trató, en vano, de comunicar con Springfield (Massachusetts) desde sus estación en Hardford (Connecticut), a unas 27 millas de distancia (unos 40 km). Intentaba contactar con otro radioaficionado que sabía que vendía una lampara audión que tenía, para comprarla con el fin de usarla en su receptor de radio. Por esos años los audiones no estaban fácilmente disponibles, pero los radioaficionados norteamericanos que podían ensayaban con ellos y habían aprendido que un receptor con audión podía escuchar señales en la banda de 200 metros a distancias de hasta unos 530 km (350 millas). Y aunque el equipo de Percy era de 1 kW de potencia, no podía cubrir esta distancia. Entonces, una estación ubicada a mitad de camino retransmitió los mensajes entre ambas estaciones, facilitando así a Hiram Percy la compra del audión.

Pero esta experiencia dio a Hiram Percy la idea de crear una organización nacional dedicada a la retransmisión de mensajes de radioaficionados en todo el país de una manera coordinada y con procedimientos estandarizados, organización que también serviría para proteger los intereses de los radioaficionados norteamericanos.

Por iniciativa de Mr. Percy Maxim, dos meses más tarde un grupo de radioaficionados norteamericanos pertenecientes al Radio Club Hartford se independizan de la RLA (Radio League of America) y constituyen en abril de 1914, en Hartford (Connecticut - USA), la ARRL (American Radio Relay League, Liga Americana de Radio Relés) con los deseos de coordinar la actividad de los aficionados norteamericanos, de crear un escenario para una representación nacional de los radioaficionados ante el gobierno norteamericano, y de realizar, mediante el método de las estaciones relay (lo que en términos modernos se denominarían Estaciones repetidoras), la retransmisión de mensajes con lugares ubicados en remotos confines de Estados Unidos. Percy contribuyó con ello a la difusión de la Radioafición en el mundo entero, y fue el primer presidente de la ARRL. Operaba con el indicativo 1WH. Clarence Tuska (1AY) fue otro de los cofundadores de la ARRL junto con Percy Maxim. La sede de la ARRL se estableció en Hartford, donde montó su propia estación de radio, con indicativo asignado 1MK.

Percy Maxim fue, igual que Armstrong, fue un prolífico inventor, pero también fue un gran orador, consiguiendo que en la revista Popular Mechanics escribiera artículos favorables hacia su nueva asociación sin ánimos de lucro, e incluso se entrevistó en Washington DC con representantes del Departamento de Comercio y el Comisionado de Navegación para explicarles los objetivos de la ARRL.

En septiembre de 1914 ya habían 237 estaciones relay, y rutas establecidas desde Maine a Minneapolis, y de Seattle a Idaho. Pero realizar enlaces a largas distancias en la banda de 200 metros aún no era posible, incluso empleando los modernos receptores regenerativos ideados por Armstrong, por lo que Maxim solicitó al Departamento de Comercio una autorización especial para poder utilizar la banda de 425 metros (706 kHz) las estaciones relays en áreas remotas. Ello le fue concedido. Tode ello contribuyó a que cada vez más, creciera el número de estaciones de radioaficionado y de estaciones relays de la ARRL. Como curiosidad, en las estadísticas del año 1915 los socios de la Liga tenían una edad comprendida entre los 15 y 64 años. Actualmente la ARRL es la mayor organización nacional de radioaficionados del mundo.

La RLA y la ARRL eran asociaciones similares y con unos objetivos muy parecidos. Eran asociaciones de ámbito nacional que aspiraban a crear rutas de radioaficionados haciendo de puente para enviar mensajes de un lado a otro de los EEUU. Al principio colaboraron juntas, pero no tardó en haber roces que acabaron en una verdadera trifulca dialéctica (la publicación The Electrical Experimenter, publicacion oficiosa de la RLA, solía referirse a la ARRL como la “QRM League of America”).

En diciembre de 1915 la ARRL publicó el primer número de la revista QST, que es el órgano oficial de difusión de esta asociación nacional de radioaficionados de Estados Unidos, y que se sigue publicando hoy en día. La publicación fue al principio una pequeña revista empleada como nexo de unión de la ARRL con el elevado número de estaciones relay que ya habían en aquellos años, y se distribuía mediante una pequeña subscripción. Entre otros artículos, en ese primer número aparecía una lista de 27 abreviaturas telegráficas y del código Q para uso de los radioaficionados. El código Q, ideado por el gobierno británico en 1909 para estandarizar las comunicaciones radiotelegráficas entre barcos británicos y estaciones costeras oficiales, consta de una serie de abreviaturas de tres letras, la primera de las cuales es la letra Q, y que tienen un significado concreto. El código se hizo internacional. Sin embargo, en la lista de abreviaturas del código Q de interés para los radioaficionados publicada en el primer número de la revista QST, sorprende que algunas de las abreviaturas no tienen el mismo significado que tiene el código Q internacional actual (y que se sigue utilizando), el cual sería aprobado por la sección de radiocomunicaciones de la ITU en 1927 en Washington, por lo que estas abreviaturas cambiaron con el tiempo.

En 1917 el sistema de estaciones relay de la ARRL permitía enviar un mensaje de costa a costa (de New York a California) en tan sólo 45 minutos. Pero algo iba a suceder que significaría un parón en la radioafición norteamericana.

 

Percy Maxim (derecha) en 1915 Transmisor experimental de una válvula alimentado por baterías
Percy Maxim (derecha) en 1915 Aspecto real de un transmisor experimental de una válvula (centro) alimentado por baterías.

 

Hiram Maxim Percy en 1914 Hiram Maxim Percy con su estación de radio, años 1930's
Hiram Maxim Percy, principal cofundador de la ARRL norteamericana, en 1914 (izquierda), y en los años 1930 operando su estación de radio (derecha). (Clic en las imágenes para ampliarlas).

 

En 1914 estalló la I Guerra Mundial, y los gobiernos implicados usaron la comunicaciones radiotelegráficas para conocer y dirigir todos los movimientos en el frente. Con la entrada de Estados Unidos en la guerra en 1917, el Congreso prohibió la radioaficion, ordenando desmantelar todas las estaciones de radio de aficionados así como el cese inmediato de sus transmisiones. Los radioaficionados fueron, pues, silenciados durante este periodo y estuvieron muy cerca de quedarse así permanentemente. El gobierno norteamericano tuvo el control completo de las comunicaciones durante el periodo de 1917-19, y algunos quisieron que este control perdurara.

Acabada la guerra, Hiram Percy Maxim dirigió la súplica de los radioaficionados por su actividad, y fue escuchada por el Gobierno, con lo que la actividad de la radioafición volvió a ser permitida (también en otros países), aunque a regañadientes (la Armada quería que la prohibición fuera permanente), y los radioaficionados regresaron al aire en Estados Unidos, por cientos, a partir del 1 de octubre de 1919, fecha en que se levantó la restricción a la radioafición. Y con ello volvieron a aparecer en la escena la RLA y la ARRL. En 1920 William Kirwan, de la RLA, firmaba las paces con Hiram P. Maxim y la RLA acabaría desapareciendo, subsistiendo la ARRL como única asociación nacional de radioaficionados de Estados Unidos.

Después de la Primera Guerra Mundial se registró un distinto desarrollo de actividad de los radioaficionados. Pero en Europa sólo habían decenas de emisoras de aficionados, principalmente en Gran Bretaña y Francia, mientras que en Estados Unidos, en 1920, habían ya 6000.

Con las mejoras introducidas con el empleo de los tubos electrónicos, tanto para recibir como para transmitir, se empezó a pensar seriamente en la conexión transatlántica utilizando potencias menores a 1 kW, en contraste con los centenares de kilovatios necesarios en las potentes emisoras comerciales de ondas largas.

También citar que un aficionado llamado Frank Conrad, operador de la estación aficionada 8YK en Pittsburgh (Pennsylvania, EEUU), comenzó a transmitir música desde su garaje, y en 1920, esta estación, se convirtió en la KDKA, la primera emisora de broadcasting (radiodifusión) comercial. Ya en 1923 habían 595 estaciones similares en el aire y trabajando en la misma manera, que transmitían mensajes, música, sermones y noticias. Obviamente, nuevas regulaciones se hicieron necesarias para poner orden. Con ello nació la radiodifusión, pero esto ya es otra historia.

Citar también que en España, en 1917 se constituyó el Radio Club Marconi de Almería, la primera asociación de radioaficionados de la que se tiene constancia en España. Un barnizador, Modesto Moreno, fue el encargado de impulsarlo. Los primeros socios usaban radios de galena. Años más tarde, en 1921, una revista publicó un curso de radio por entregas para atraer a más personas al mundo de la incipiente radioafición española.

 

Volver al índice

 

 

DÉCADA DE 1920. LOS PRIMEROS CONTACTOS A LARGA DISTANCIA.

Las primeras transmisiones a largas distancias. Las ondas cortas. Nacimiento de la IARU.

Válvulas triodo
Gracias a las válvulas triodo se pudo introducir la amplificación en los radioreceptores y transmisores.

Fue al final de la Primera Guerra Mundial que gracias a la válvula termoiónica triodo se pudieron construir receptores regenerativos e introducir la amplificación en los receptores, sustituir los transmisores de chispa por transmisores de onda continua (que se revelaron mucho más eficaces y mucho más limpios en sus transmisiones), y conectando varias válvulas en paralelo se lograba aumentar la potencia de transmisión. Además, se pudieron construir transmisores de fonía que usaban la modulación de amplitud (AM), cosa impensable con los transmisores de chispa. Los radioaficionados tenían un nuevo campo con el que experimentar.

En Francia, ya en la primavera de 1914 Pierre Louis y Pierre Conet habían conseguido establecer un enlace de fonía en la zona de Versalles, cubriendo una distancia de unos 70 km, aunque emplearon transmisores de arco (transmisor de onda continua desarrollado por Valdemar Poulsen la década anterior, no basados en válvulas termoiónicas). Pierre Luis moriría en la deportación durante la guerra que estallaría pocos meses después.

Como se comentó anteriormente, los radioaficionados norteamericanos estaban autorizados a transmitir en frecuencias por encima de los 1500 kHz (longitudes de onda inferiores a 200 m), ya que éstas estaban consideradas, sin mucho fundamento científico, como poco útiles para uso comercial, y se las suponía que tenían poco alcance. Las pruebas en estas bandas mostraban que las señales eran impredecibles y se desvanecían rápidamente. Lo que nadie se dio cuenta era que esas ondas llegaban, muchas veces fuerte y claro, desde cientos e incluso miles de millas de distancia, reflejadas desde el cielo mediante el mecanismo de propagación ionosférica, por entonces desconocido.

El sueño de los radioaficionados de entonces eran los contactos internacionales a largas distancias, pero estaban limitados por el uso de frecuencias que tenían poco alcance efectivo: En la banda de 200 m se podían alcanzar a duras penas distancias de 1500 a 2000 km como mucho.

Entre 1920 y 1921, J. Owen Smith, (2ZL) hizo una serie de experimentos en Long Island (New York) en los que comparó un transmisor de válvulas y un transmisor de chispa. El transmisor de válvulas constaba de dos válvulas en paralelo capaz de entregar 100 vatios. El transmisor de chispa era de chispero rotativo con un transformador de 1 kW de potencia de entrada (el máximo permitido por la ley) y era el mejor tipo de que disponían los radioaficionados. El transmisor de válvulas se reveló mucho mejor en todos los aspectos que el de chispa, siendo escuchado en la banda de 200 metros hasta una distancia de 2.200 km, que era una distancia que ninguna estación de radioaficionados con transmisor a chispa había logrado hasta entonces.

Después de ello, Owen realizó pruebas en bandas más altas, de 175 y hasta 150 metros para ver si eran prácticas, y aunque habían pocas estaciones de aficionados que podían llegar a sintonizar estas bandas, los resultados fueron alentadores. Primero modificó el transmisor para salir en 175 metros (1700 kHz). Se encontró que las estaciones sólo le podían escuchar ajustando sus receptores al límite de banda (variómetros y condensadores variables a cero). Después subió a los 150 metros (2000 kHz), pero había muy pocos receptores capaces de recibirle y volvió a bajar a los 175 metros. Tras numerosos contactos en los 175 metros empezaron a escucharse comentarios de otros radioaficionados que deseaban pasar a estas frecuencias más altas, ya que eran bandas menos ruidosas y sin interferencias, comparadas con la banda de 200 metros, y muchos radioaficionados se interesaron por estas frecuencias más altas. Y en efecto, los radioaficionados comenzaron a pasarse a frecuencias más altas, en gran medida gracias a John L. Reinartz (1XAM), que ideó un receptor regenerativo que poseía un margen de sintonía y flexibilidad nunca visto hasta entonces y que permitió acceder a estas frecuencias.

Los resultados obtenidos al operar en frecuencias más altas que la banda de 200 metros hicieron plantear la posibilidad de realizar contactos a través del Océano Atlántico, entre Estados Unidos y Europa. Radioaficionados de cada lado del océano conocían de la existencia de los del otro lado, y en ambos lados existían las mismas inquietudes. Simplemente no se oían entre ellos. Se suponía que la enorme masa formada por las aguas del océano constituía un obstáculo infranqueable para las pequeñas potencias empleadas en las emisoras caseras. Y en 1921 la ARRL organizó una experiencia que hizo historia: El salto del Atlántico en la banda de 200 metros.

Para ello la ARRL realizó una serie de pruebas preliminares invitando a todos los radioaficionados norteamericanos a cubrir una distancia de 1.500 km. Se clasificaron 27 estaciones, que se entendía que al poder cubrir dicha distancia, estaban en disposición de intentar el salto del Atlántico. Además el Radio Club America construyó para esta experiencia la estación 1BCG de 1 kW de potencia, obtenida con un transmisor especial de 4 tubos de potencia UV-204. Fue ubicada cerca de Greenwicht (Connecticut, Estados Unidos).

Y así, el 15 de noviembre de 1921 la ARRL decidió enviar a un aficionado experto, Paul F. Godley 2XE, a Ardrossan (Escocia) a bordo del trasatlántico Aquitania, llevando los mejores equipos receptores de la época con el fin de que intentara captar las señales de los radioaficionados norteamericanos. El 7 de diciembre los equipos se montaron en una cabaña en la costa de Escocia. Teniendo como testigo oficial a D.E. Pearson, de la Compañía Marina de Comunicaciones de Marconi, Godley se pasaba noches enteras esperando que la propagación se abriera y le permitiera escuchar señales desde Estados Unidos.

A las 01:42 UTC Godley pudo escuchar el primer CQ (llamada) sobre el ruido de estática de fondo. Era la estación 1AAW llamando. En el curso de los siguientes días pudo escuchar a más de 30 radioaficionados americanos, siendo la señal más potente escuchada la del transmisor de la estación especial 1BCG del Radio Club de América, ubicada cerca de Greenwich (Connecticut). Fue escuchado por primera vez el día 9 de diciembre a las 00:50 UTC en la banda de 230 metros (1300 kHz), y sólo dos días después Godley pudo escuchar el mensaje completo que desde la 1BCG le estaban enviado. La estación 1BCG estaba operada por 6 miembros del Radio Club de América (Radio Club of America), siendo uno de ellos Edwin H. Armstrong (el inventor de los receptores regenerativo, super-regenerativo y superheterodino).

Se había conseguido, por fin, escuchar las primeras estaciones de radioaficionados que atravesaron el Océano Atlántico, cubriendo unos 5000 km (más que la distancia que cubrió Marconi en su primera transmisión trasatlántica en 1901). Pero Paul Godley, que contaba con uno de los mejores equipos de escucha, sentía el no poder contestar a las señales recibidas. En su diario escribió esto: Daría un año de mi vida por conseguir un emisor de válvulas de 1 Kw. Estar forzado a escuchar a un radioaficionado americano y no poder contestarle es muy duro.

La experiencia arrojó también unos resultados inesperados: Godley no escuchó muchas de las estaciones que la ARRL había clasificado para esta experiencia, y sí escuchó a otras que no se habían clasificado. Un total de 32 estaciones fueron escuchadas, la mayoría eran con transmisores a lámparas, y muy pocas a chispa. Una de las estaciones, la 2AJW, transmitía con la “ridícula” potencia de sólo 30 watios. Incluso radioaficionados ingleses escucharon algunas estaciones norteamericanas, algunas de las cuales no fueron escuchadas por Godley.

Al echar un vistazo a los resultados, los organizadores exclamaron Los transmisores de chispa están horriblemente desfasados, son ineficaces y ridículos. No hay que invertir más dinero en los equipos de chispa. Fue el comienzo del final de los transmisores de chispa. Contribuiría a ello también el progresivo abaratamiento de los tubos electrónicos en la década de 1920.

El año siguiente (1922) continuaron las pruebas y los aficionados europeos confirmaron la recepción de 315 estaciones americanas, mientras que una estación francesa y dos inglesas fueron escuchadas en América. Sin embargo, los radioaficionados de ambos lados del Atlántico seguían sin poder establecer contacto entre ellos.

Hay que decir que el número de radioaficionados que habían en Europa era bastante bajo en estos años. Apenas habían unos 20 en Reino Unido en 1920, unos pocos en Francia (que operaban la mayoría en la zona de Marsella y de Niza), y algunos más en otros países europeos. Mientras, en Estados Unidos se estimaban 10.809 radioaficionados con licencia en 1921 y 16.467 en 1922.

Una vez que se pudo comprobar que las comunicaciones a través del Atlántico eran posibles, la próxima meta a conseguir fue establecer una comunicación bilateral ente Norteamérica y Europa.

Los trabajos para alcanzar este contacto comenzaron, pero ¿cómo conseguir más potencia? Muchas estaciones ya utilizaban la máxima permitida (1 kw). ¿Mejores receptores?, ya se utilizaba el receptor superheterodino, y en cuestión de antenas se había llegado prácticamente a la perfección. Entonces ¿que hacer? ¿Probar en otras longitudes de onda más cortas? Esto parecía ser la única opción, pero... ¿qué sucedía por debajo de los 200 m? Ahora bien, los grandes técnicos profesionales, los investigadores de fama mundial, ya se habían pronunciado rotundamente sobre la cuestión. Su dictamen había sido concluyente: las ondas cortas (por debajo de los 100 metros) no eran aptas para las comunicaciones inalámbricas. Sin embargo, también habían dicho lo mismo anteriormente acerca de los 200 metros, y los aficionados habían demostrado que los 200 metros eran perfectamente utilizables. Entonces, ¿por qué no probarlas? Se pensó entonces en la longitud de onda de 100 metros (3 MHz), una banda casi utópica por entonces.

En 1922, se efectuaron pruebas en 130 m con resultados alentadores. A principios de 1923, en Estados Unidos la ARRL patrocinó experiencias en longitudes de onda inferiores a 90 m con pleno éxito. La práctica demostraba que contra lo esperado, a medida que se reducía la longitud de onda (se aumentaba la frecuencia), los resultados eran mejores, se obtenían mayores alcances.

A finales de 1923, y tras innumerables pruebas y preparativos, la noche del 18 de noviembre de 1923 se pudo al fin establecer comunicación bilateral a través del Atlántico, cuando los norteamericanos Fred Schnell 1MO (posteriormente K6BJ y W4CF) en Detroit, y John L. Reinartz 1XAM (posteriormente K6BJ) en Hartford, comunicaron durante más de dos horas con Léon Deloy 8AB en Niza (Francia), operando las tres estaciones en 110 m (2,7 MHz), banda que había sido especialmente autorizada en Estados Unidos para este evento. Léon Deloy, presidente del radioclub de Niza, el año anterior apenas podía escuchar los radioaficionados americanos, y había mejorado su equipo receptor tras visitar ese año Estados Unidos y conocer el receptor superheterodino de Armstrong y los nuevos tubos electrónicos tetrodos. El 8 de diciembre Jack Partridge (G2KF) en Londres y Fred Schnell (1MO) en West Hartford (USA) consiguieron establecer comunicación, usando la telegrafía morse y equipos como el mostrado a continuación, que fue uno de los equipos usados.

Muy poco después de este primer contacto trasatlántico se consiguó el primer contacto entre Estados Unidos y el Reino Unido, exactamente en diciembre de 1923 entre Londres y West Hartford (Connecticut, USA).

 

Receptor de 1922
Uno de los primeros receptores lanzados al mercado en 1922.

 

Léon Deloy 8AB y el equipo transmisor de su estación de radio con la que consiguió el primer contacto Europa-América (fotos: ARRL)
Léon Deloy 8AB y el equipo transmisor de 4 lámparas de su estación de radio con la que consiguió el primer contacto Europa-América (fotos: ARRL). (Clic en la imagen para ampliarla).

 

Fred Schnell 1MO con su estación de radio (foto: ARRL) John Reinartz 1XAM con su equipo transmisor (foto: ARRL)
Fred Schnell 1MO con su estación de radio (foto: ARRL). (Clic en la imagen para ampliarla). John Reinartz 1XAM con su equipo transmisor (foto: ARRL). (Clic en la imagen para ampliarla).

 

A la vista de este éxito, muchas estaciones bajaron la longitud de onda de trabajo a 100 m y también pudieron establecer contactos trasatlánticos bilaterales; Se puede decir que todo esto fue el inicio de las comunicaciones en las ondas cortas. A partir de aquí se conseguirían muchos más contactos a largas distancias. El año 1924 fue un año loco para los radioaficionados, que cada vez iban estableciendo nuevos récords de distancia y además con potencias bajas. En los siguientes meses al primer contacto transoceánico al menos 17 estaciones americanas y 13 estaciones europeas ya estaban manteniendo comunicados trasatlánticos. También se aventuraron los radioaficionados a frecuencias aún más altas, pero la inestabilidad de sus equipos caseros en estas frecuencias tan altas fue un verdadero problema.

Sin embargo los radioaficionados estaban más interesados por conseguir contactos cada vez más largos, y no se dedicaron a realizar estudios de la propagación de las ondas en estas nuevas bandas. Y aunque los científicos seguían considerando que las ondas cortas eran inútiles, y que los largos contactos se debían a algunas condiciones de propagación esporádicas y al azar, y por tanto era imposible hacer un contacto estable a larga distancia en la onda corta, algunos investigadores serios, como el propio Marconi, comenzaron a experimentar seriamente con las ondas cortas en 1924.

Marconi (que nunca tuvo indicativo de radioaficionado) comenzó a experimentar seriamente en la onda corta con la ayuda de la estación de Poldhu (Inglaterra) y su yate Electra con vistas a su posible empleo en las comunicaciones comerciales. Consiguió resultados espectaculares en la banda de 30 metros (10 MHz) que demostraron las enormes posibilidades comerciales de la onda corta.

En Estados Unidos, en 1924 el Laboratorio de Investigación Naval en Washington solicitó la colaboración de los radioaficionados para aclarar el comportamiento de las ondas cortas hasta los 30 MHz. John Reinartz (1XAM), que disponía de un transmisor capaz de cubrir una amplia banda de frecuencias, se prestó a esta colaboración. El procedimiento que siguieron era establecer comunicación entre las dos estaciones en una banda baja, después Reinartz subía gradualmente la frecuencia hasta que el Laboratorio dejaba de recibirle. Normalmente al ir aumentando la frecuencia subía la intensidad de la señal hasta llegar a un punto en que caía bruscamente a cero. Esta frecuencia máxima dependía de la hora y variaba de un día a otro. Un día llamó un radioaficionado de Orlando, M.J. Lee, y comentó que cuando dejaban de recibir en Washington las señales de Reinartz, él seguía recibiéndole en Orlando. De esta forma Lee se unió a ellos. Más tarde también se unió Frank D. Bliley (8XC) de Erie. Se hicieron muchos experimentos que indicaron que en estas comunicaciones existía una zona de silencio. Este fue el descubrimiento de la distancia de salto.

Poco después el Departamento organizó un viaje de la Flota a Australia. Se invitó al mismo a Fred Schnell (1MO) para que enseñara a los operadores de radio las características de la onda corta, no en vano había sido teniente de navío durante la I Guerra Mundial. Durante la mayor parte del viaje se mantuvo en contacto diario con la ARRL y los radioaficionados del mundo. Al final de los experimentos el Departamento Naval expresó: Aunque los amateurs se interesaban más en la distancia que podían alcanzar y en el número de contactos que podían hacer que en estabilizar la frecuencia, su cooperación con la Laboratorio de Investigación Naval fue de gran valor para solucionar el problema del comportamiento de las ondas cortas.

Todas estas pruebas demostraron que la propagación variaba según la hora del día y la banda de onda corta empleada, y además tenía lugar mediante saltos, alternándose zonas de escucha y zonas de silencio con la distancia. En 1925 el Laboratorio Naval en colaboración con la Carnegie Institution confirmaba plenamente la teoría de Heaviside-Kenelly sobre la reflexión ionosférica y descubría la existencia de varias capas en la ionosfera (y no sólo una). Una vez que se comprendió el mecanismo de propagación de la onda corta se vio que no se podía emplear de la misma forma que la onda larga. Pero había enormes diferencias. La potencia necesaria para establecer un enlace de larga distancia en ondas cortas era mucho menor que en ondas largas y medias, y la relación señal/ruido era más favorable, pero la frecuencia a emplear dependía del día o la noche, del verano o del invierno.

 

La propagación ionosférica a largas distancias
La propagación ionosférica a largas distancias. La ionosfera está constituida por varias capas a diferentes alturas que se ionizan por la actividad solar convirtiéndose en una especie de “espejos” que pueden reflejar las señales de radio de HF a largas distancias, mucho más allá del horizonte, salvando la curvatura de la superficie terrestre (TX: Transmisor ; RX : Receptores).

 

Todo ello no pasó desapercibido para las estaciones de radio comerciales, que veían como los radioaficionados operando en sus inútiles bandas conseguían realizar comunicados a muy largas distancias con potencias muy inferiores a las que empleaban las potentes estaciones comerciales en las bandas de Onda larga y Onda media. Los radioaficionados, además de algunos otros investigadores como Marconi, habían demostrado que las hasta entonces consideradas inútiles bandas por debajo de los 200 metros eran muy aptas para las comunicaciones a largas distancias, incluso eran mucho mejores que las bandas de radio de Onda Media y Onda Largas que se estaban empleando comercialmente hasta entonces. Pronto muchas estaciones comerciales y de servicios empezaron a emigrar y emitir en las longitudes de onda alrededor de los 100 m e inferiores. Radiodifusión, agencias de noticias, servicios oficiales, transmisiones militares, todo el mundo se apresuraba a ocupar su huequecito en el espectro de las ondas cortas que aquellos chalados radioaficionados, como alguien los llegó a calificar, habían puesto de moda.

Obviamente tal cantidad de señales ocasionaron inevitablemente un sinnúmero de perturbaciones e interferencias. Las Administraciones pronto tomaron cartas en el asunto. No hubo otra solución de que se realizaran una serie de conferencias internacionales en las que se se acordara dividir y repartir las bandas de frecuencias para los distintos servicios de radio. Con ello, en 1924 la ARRL obtuvo las bandas de 80, 40, 20, 10 y 5 m para uso exclusivo de los radioaficionados.

Una vez iniciadas la pruebas en la nueva banda de los 80 m (3,7 MHz) y se comprobaron las muchas e inesperadas posibilidades de transmisión, comenzaron las pruebas en 40 m (7 MHz), lográndose comunicaciones transoceánicas bilaterales entre Estados Unidos y Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica casi inmediatamente. Así, el 16 de octubre de 1924, Cecil Goyder G2SZ y Frank Bell ZL4AAA establecieron el primer contacto a larga distancia entre el reino Unido y Nueva Zelanda (un contacto prácticamente entre puntos antípodas). El mismo León Deloy (8AB) contactó con Nueva Zelanda en la banda de 86 metros unos meses despúes de la primera experiencia trasatlántica.

El primer contacto trans-pacífico entre Estados Unidos y Australia tuvo lugar el 2 de noviembre de 1924 en la banda de 87 metros (3,4 MHz) cuando Max Howden (Walter Francis Maxwell) A3BQ en Box Hill (Australia), con su equipo de fabricación casera, contactó con William L. Williams U6AHP, de Pomona, en California (EE.UU.). Max utilizó un transmisor de un solo tubo con una potencia de 130 vatios, y una antena de seis hilos que se alzaban 80 pies en el aire. El contacto se consiguó en el transcurso de unas pruebas transpacíficas administradas por la División victoriana WIA (de Australia) en cooperación con la American Radio Relay League (ARRL) norteamericana. Nueve días más tarde Max logró el primer contacto bidireccional entre Australia y el Reino Unido en telegrafía, al contactar con EJ Simmonds G2OD, en Buckingham (Inglaterra), y en enero de 2015 Max A3BQ fue capaz de copiar a G2OD en fonía. Hasta entonces, los contactos a muy largas distancias habían sido posibles sólo en radiotelegrafía.

Tras estos primeros contactos transoceánicos muy pronto se prepararon equipos para la transmisión y recepción en la banda de 20 metros (14 MHz). Esta nueva banda reveló posibilidades inesperadas cuando 1XAM (John Reinartz) se comunicó con 6TS de la costa del Pacífico al mediodía. Al fin se había logrado el gran sueño del aficionado: el DX y en horas diurnas.

En 1925 por medio del radioaficionado F8JN se pudieron mandar mensajes al mundo entero desde Saigón (actual Ho Chi Minh, en Vietnam, entonces bajo dominio francés) a petición del general francés Ferrié.

Logos de la ARRL y de la IARU
Logos de la ARRL y de la IARU. La mayoría de los logos de las asociaciones nacionales y radioclubs de radioaficionados de todo el mundo son muy similares a éstos (adaptados del logo de la ARRL).

Todos los trabajos que habían hecho los radioaficionados en la onda corta eran muy conocidos en los círculos de la radio profesional, pero faltaba que llegaran a la gente de la calle. En 1925 se organizó la expedición del comandante MacMillan al Polo Norte, en la que tomó parte John Reinartz (1XAM) como invitado. Al llegar a su punto de destino se encontraron con muchos problemas para comunicar con los EEUU. Gracias a los equipos de onda corta de John Reinartz pudieron mantenerse en contacto diario con Everett Sutton y Arthur Collins (9CXX). Collins fundaría años más tarde la mítica compañía de fabricación de equipos de radio que lleva su nombre.

Ese mismo año también partió la expedición de Hamilton Rice para explorar el Amazonas. En su equipaje se incluían un transmisor de onda larga y uno de onda corta, gracias a este último se pudieron mantener en contacto diario con C. R. Runyon (2AG) en Nueva York. En esta expedición ocurrió una anécdota, y es que se perdió un grupo de expedicionarios. Este grupo llevaba un pequeño transmisor portátil de onda corta, con el que intentaron establecer contacto con el campamento base sin ningún éxito. 2AG captó sus señales en Nueva York, hizo de puente con el campamento base y organizaron el recate. Ambas expediciones tuvieron un amplio seguimiento en los periódicos, que hablaron de la onda corta y dedicaron grandes elogios al trabajo de los radioaficionados.

En abril de 1925 unos 200 delegados de 23 organizaciones nacionales de radioaficionados de distintos países se reunieron en París y fundaron el día 18 de ese mes la IARU (International Amateur Radio Union), un organismo internacional para agrupar organizaciones nacionales de radioaficionados de distintos países con el fin de organizar el espectro de radio utilizado por los radioaficionados a nivel mundial, potenciar el desarrollo de la radioafición, y para representar a los radioaficionados ante las agencias gubernamentales responsables de regular el espectro de radio. Inicialmente se adhirieron 25 países, y actualmente representa a los radioaficionados de 160 países (en 2017). La IARU forma parte actualmente de la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones), siendo un organismo que representa colectivamente los asuntos de la radioafición ante la ITU. En recuerdo de esa fecha, el día 18 de abril se ha adoptado como Día internacional del radioaficionado.

En 1926 se establecieron enlaces en las bandas de 32 m y 75 m con los navíos Jacques Cartier y el Velle d´Ys. También ese año Brandon Wentworth (6OI) consiguió contactar con todos los continentes con su estación en California. No sería hasta 1930 cuando la ARRL estableció el sencillo diploma WAC (Worked All Continents, Todos los Continentes Trabajados) para conceder a todos los radioaficionados que demostraran haber realizado un contacto con al menos una estación de cada una de las 6 áreas continentales del mundo (Europa, Asia, África, América del Norte, América del Sur, y Australia-Oceanía). Actualmente este diploma sigue vigente, y al ser bastante fácil de obtener, está enfocado más bien para los radioaficionados novicios.

Y en 1927, dos años después de la fundación de la IARU, en la primera Conferencia Internacional de Regulaciones de Radiotelegrafía, celebrada en Washington D.C., es reconocida formalmente la radioafición, y se asignan varias bandas para la radioafición, que se siguen utilizando hoy en día: las bandas de 160, 80, 40, 20 y 10 metros. Además, se asignaron nuevos distintivos de llamada internacionales y se modificaron otros.

La obsesión por las ondas cada vez más cortas continuó, y se siguió experimentando con frecuencias más altas, pero se comprobó tras numerosas y concienzudas pruebas, que las frecuencias por encima de los 30 MHz (10 metros), lo que hoy en día se denomina VHF, ya no eran apropiadas para comunicaciones regulares a largas distancias, y que tenían un alcance menor y cada vez eran de alcance más local a medida que aumentaba la frecuencia. Por ello los 30 MHz se considera el límite superior de lo que se denominan Ondas Cortas o HF (High Frecuency, 3-30 MHz).


 
Operador del buque Jacques Cartier   Edmund B. Durham (3VM) en 1914
En 1926 se hicieron enlaces en las bandas de 32 y 75 m con los navíos Jacques Cartier y Velle d´Ys. En la fotografía se ve al operador de la estación del buque Jacques Cartier. (Clic en la imagen para ampliarla)   Edmund B. Durham (3VM) en 1914. Era un experto operador. Construyó sus 2 equipos y emitia en CW (Telegrafía) a 30 palabras por minuto, usando una antena en forma de T sintonizada en 180 metros.

 

Por entonces en EEUU ya existian revistas como Modern Electrics (revista fundada por Hugo Gernsback), que ponía en circulacion 52 mil ejemplares cuando ya se contabilizaban unos 10 mil radioaficionados en el país. Con esa cantidad de radioaficionados, tanto aficionados como comerciales, el nivel de interferencias empezaba a ser un problema serio, especialmente en las comunicaciones marítimas, que eran las que más usaban la radiotelegrafía.

 

Harold H. Beverage, alias "BEV" Raymond H. Williamson, 9AHH
Harold H. Beverage, alias BEV Raymond H. Williamson, 9AHH

 

A la izquierda Harold H. Beverage, alias BEV, en su trabajo, seguramente en su cuarto de radio en la Universidad de Maine. Era el año 1915. El doctor Harold H. Beverage (1894 - 1993) es conocido por desarrollar en la década de los años 1920 una innovadora antena horizontal de hilo muy largo, bastante directiva, para escuchar las bandas bajas de radio (Ondas Medias y Largas), antena que lleva su nombre. A la derecha puedes ver al norteamericano Raymond H. Williamson, 9AHH, en 1921. En la fotografía tenía 14 años y esta operando en CW. Fue uno de los primeros amantes del DX.

Abajo a la izquierda puedes ver una vista del cuarto de radio de la ARRL de la década de 1910 publicada en la portada de uno de los números de la revista QST (revista oficial de la ARRL) del año 1925. Estaba ubicado en la entonces sede de la ARRL en Hartford (Connecticut - USA), y la estación tenía asignado el indicativo 1MK. Abajo a la derecha, portada de la revista QST de abril de 1930. Por entonces la radioafición ya contaba con muchos adeptos, sobre todo en EEUU y Europa.

 

Antiguo cuarto de radio de la ARRL, portada de QST en 1925   Portada de la revista QST de abril de 1930
Antiguo cuarto de radio de la ARRL, portada de QST en 1925.   Portada de la revista QST de abril de 1930. (Clic en la imagen para ampliarla)

 

A continuación una foto histórica, la casa de Marconi (Marconi House) en The Strand, Londres, en 1923. Desde allí emitía con el indicativo 2LO. Por aquel entonces, incluso hoy pasaría, los dipolos resultaban sospechosos. Pero tranquilos, es que allí vivían los marconianos, y casi todo el mundo lo sabía.

 

Casa de Marconi en Strand, Londres, en 1923.
Casa de Marconi (Marconi House), 2LO, en The Strand, Londres, en 1923. Desde 1919 fue la sede de la empresa de Marconi en Gran Bretaña.

 

Volver al índice

 

Los indicativos de radio

En el mundo hay actualmente millones de radioaficionados y cada uno de ellos tiene un indicativo o distintivo de llamada (callsign en inglés) que lo identifica de forma personal y única. Desde los inicios de lo que sería la radioafición, allá por la década de 1900, los primeros usuarios particulares aficionados a la radio (los primeros radioaficionados) utilizaron combinaciones de letras y números para identificarse individualmente ante los demás. Eran combinaciones que no seguían unas reglas dadas, la fórmula más común era usar las letras iniciales del nombre y apellidos del aficionado o un nombre corto.

Ya en la Primera Conferencia Internacional de la Unión Telegráfica Internacional (UIT), celebrada en Berlín en 1906, en la que se establecieron las primeras regulaciones en materia de este nuevo sistema de comunicación que era la radiotelegrafía, se había establecido que las estaciones radiotelegráficas se identificaran con un indicativo constituido por un grupo de tres letras, que fueran propio de cada estación y por tanto no asignable a otra estación radiotelegráfica.

En 1912 se aprueba en Estados Unidos la Radio Act, la primera regulación seria en materia de radiococomunicaciones en Estados Unidos, y una de las cosas que estableció es la obligación de que todas las estaciones de radio de Estados Unidos (incluidas las de radioaficionado) tuvieran una identificación o indicativo de llamada. Ese mismo año, en canadá, la Wireless Association of Ontario recomendó el uso de indicativos de tres letras, siendo la primera letra la “X” para indicar que se trataba de una estación experimental. Este formato de indicativos sería oficialmente aceptado en Canadá en 1914.

Influenciado por la Radio Act norteamericana, en la Segunda Conferencia Radiotelegráfica Internacional de la UIT, celebrada en Londres también en 1912, se tomó la convención de asignar a las estaciones de radio de todo el mundo indicativos o distintivos de llamada para su identificación, indicativo s que debían ser propios de cada estación y que debía estar encabezado por dos o tres letras, lo que sería un prefijo de radio. Este prefijo de radio internacional serían los primeros caracteres de los indicativos de radio de las estaciones de radio de dicho país. Aprobada esta convención por todos los estados miembros que asistieron a la Conferencia, los acuerdos tomados comenzaron a aplicarse a partir del 1 de julio de 1913. Mientras, y al amparao de esta Conferencia, en Berna (Suiza) la Oficina de la Unión Telegráfica Internacional (Bureau of the International Telegraph Union) publicó desde agosto 1912 a abril de 1913 tres circulares al respecto, y un apéndice de 145 páginas en el que se listaban todas las posibles combinaciones para indicativos de radio, que quedó a disposición de las administraciones nacionales, compañías telegráficas e incluso usuarios privados.

En Estados Unidos se comenzaron a asignar pronto los indicativos de radio o “callsign”, asignándose a los radioaficionados indicativos constituidos por una primera cifra (la cual indicaba el “distrito de radio” dentro del país) seguida de dos letras. Pero en Europa, donde habían muy pocos radioaficionados, esta convención sobre indicativos no empezó a aplicarse a los radioaficionados hasta la década de 1920. Los indicativos de radioaficionados comenzaron a asignarse con un esquema parecido al empleado en Estados Unidos, esto es, constituidos por una primera cifra seguida de dos letras, y la primera cifra actuaba como prefijo de radio, que identificaba al país.

Así, en Reino Unido asignó los prefijos 2 (en 1920), 6 y 7 (en 1921). Francia asignó el prefijo 8 (en 1921), Luxemburgo e Italia asignaron el prefijo 1 (en 1923), y en 1924 Finlandia asignó el prefijo 3, Bélgica y Alemania el 4, Dinamarca el 7, Suecia el 9 y Holanda el 0.

Así, por ejemplo, en Francia André Riss (de Boulogne-sur-Mer) recibió la primera licencia con el indicativo 8AA. Léon Deloy (de Niza) recibió el indicativo 8AB, etc...

En Estados Unidos, después de la I Guerra Mundial, surgieron algunos problemas para asignar los indicativos a las distintas estaciones de radio de todo tipo, y además habían diferencias entre el sistema de indicativos asignados a las estaciones terrestres y las marítimas, y pronto comenzaron a faltar letras para seguir asignando identificativos de radio. Por ello en 1922 se comenzaron a asignar indicativos de 4 letras a las estaciones de radiodifusión de Estados Unidos, mientras que los radioaficionados continuaban usando los indicativos constituidos por una cifra y dos o tres letras.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos, responsable de las radiocomunicaciones, estableció ese año el uso de los prefijos nacionales K y W para todas sus estaciones de radio: El prefijo W se utilizaría para las emisoras de la mitad este del país, y el prefijo K para las que estuvieran en la mitad oeste. En enero de 1923 se estableció el límite para estos prefijos en el río Mississippi, que corta Estados Unidos (en vertical sobre el mapa) en dos mitades prácticamente iguales, con lo cual el prefijo K se asignó para todas las estaciones al este del río Mississippi y el prefijo K para todas las estaciones al oeste del río. Extrañamente, a las estaciones de barcos en el Atlántico y Golfo de Mejico se les asignó el prefijo K, mientras que a las del área del Pacífico se les asignó el prefijo W. Es decir, contrariamente a las asignaciones de las estaciones terrestres. Quizá se hizo así para no confundir las estaciones terrestres con las marinas en cada mitad del país.

A medida que la radioafición crecía y se iba haciendo más popular, y se conseguían cada vez mayores distancias, comenzó a aparecer otro problema: la posibilidad de duplicación de indicativos (es decir, que hubieran dos estaciones con el mismo indicativo), por lo que las autoridades de cada país decidieron asignarlos y por acuerdo de la mayoría de ellas comenzaron a utilizar el formato de un número seguido por dos letras, por ejemplo: 2AB, 3CL, etc. Este problema se hizo bastante evidente cuando comenzaron las primeras comunicaciones trasatlánticas a finales de 1923, ya que en Estados Unidos y en Europa habían numerosas estaciones con el mismo indicativo. La ARRL (American Radio Relay League) incluso propuso un sistema de prefijos para los indicativos de radio en los que la primera letra indicaba el continente y la segunda el país. Así, por ejemplo, en el indicativo NC3AL la N indicaba Norteamérica y la letra C Canadá.

El sistema de indicativos con un prefijo numérico seguido de varias letras se demostró no satisfactorio para los radioaficionados, sobre todo en las comunicaciones trasatlánticas por el problema de la duplicidad de indicativos. En una conferencia de radioaficionados en París en el año 1924, se propuso otro sistema de indicativos ideado por el francés Leon Deloy (8AB), que fue ampliamente utilizado en Europa, y que sería el precursor del sistema de prefijos actualmente en uso por la UIT. En la citada conferencia, se discutieron los méritos relativos a ambos sistemas de indicativos pero no se resolvió nada en esa conferencia.

En la conferencia de fundación de la IARU de 1925 varios miembros indicaron que el sistema de indicativos empleado (con un prefijo numérico) no era satisfactorio. Basándose en el sistema de prefijos propuesto por Leon Deloy, Francia sugirió emplear la letra F como prefijo nacional y Luxemburgo la letra L. Otros prefijos se asignaron a los estados miembros. El acuerdo sobre estos prefijos se firmó, pero no se llevó aún a cabo.

Fue en 1927 cuando todos los radioaficionados de Estados Unidos añadieron los prefijos K y W a los prefijos que estaban utilizando, dependiendo de su lugar de residencia. Así, la estación oficial en la sede de la ARRL, que tenía el indicativo 1MK, pasó a tener el indicativo W1MK, prefijo que mantuvo hasta que la sede de la ARRL fue desplazada a Newington (Connecticut), cambiándolo por el indicativo W1AW.

Ese mismo año tuvo lugar la primera Conferencia Internacional de Regulaciones de Radiotelegrafía en Washington D.C., en la que se reconoció formalmente la radioafición, se asignaron varias bandas para los radioaficionados, y se se asignaron nuevos distintivos de llamada internacionales y se modificaron otros. En dicha conferencia se estableció una lista oficial de prefijos nacionales, asignados en bloques de letras a los distintos países, y estableciéndose para las estaciones de aficionado que los indicativos de llamada deberán construirse tomando la primera o primeras letras del prefijo (o de uno de los prefijos, si habían varios) asignados al correspondiente país, para así indicar la nacionalidad de la estación de aficionado. A este prefijo (normalmente de dos o tres letras) seguiría una cifra y dos o tres letras, dependiendo de la cantidad de radioaficionados existentes en el país. Básicamente el sistema de indicativos para radioaficionados que se aprobó fue el sistema de prefijos propuesto por Leon Deloy, con algunos cambios.

Entre el 10 de diciembre de 1928 y el 5 de enero de 1929 tuvo lugar una conferencia de la ITU en Washington, en la cual se revisaron los prefijos nacionales de todos sus estados miembros. Estados Unidos recibió las letras A, N, W y de KDA a KZZ, Alemania recibió las letras DAA a DQZ, Francia recibió las letras FAA a FZZ, Gran Bretaña y sus colonias recibieron las letras G y M, Rusia la R, Bulgaria LXA a LXZ, Bélgica y sus colonias ONA a OTZ, etc... Así quedó establecido el actual sistema de prefijos de radio nacionales (que lógicamente ha ido variando con el tiempo por las apariciones de nuevos países, desaparición de otros, etc...).

Con ello en 1929 todos los miembros de la ITU revisaron su sistema de indicativos de llamada de todas sus estaciones de radio (incluidos las de radioaficionado), y se incluyó el prefijo nacional de radio como inicio de los indicativos de radio. A partir de ese momento fue posible identificar el país al que pertenecía una estación de radio por su indicativo y finalmente se consiguió evitar el problema de la duplicación de indicativos. Con este sistema sólo era necesario conocer los primeros dos caracteres de un indicativo, esto es, su prefijo nacional de radio, para saber en qué país estaba cada estación. La cantidad mínima posible de letras para los sufijos fue escogida, de manera que algunos indicativos tenían sufijos de una única letra, y otros tenían dos letras. Pero al incrementarse el número de radioaficionado, en los países más poblados se tuvo que añadir con el tiempo una tercera letra al sufijo.

Con el paso del tiempo, al cabo de unas décadas tras la conferencia de la ITU en Washington de 1929, debido al incremento del número de estaciones de aficionado en varios países, la ITU asignaría nuevos prefijos para las estaciones de aficionado de varios países, como por ejemplo 2A para Reino Unido, 3A para Mónaco, 8Z para Arabia Saudí, etc...

En Estados Unidos, hasta el final de la II Guerra Mundial, la administración asignó los prefijos W a todas las estaciones de radio del continente, y el prefijo K a las posesiones de Estados Unidos (Alaska, Puerto Rico, Guam, Hawaii, etc...). Sólo en los años 1950's se comenzaron a asignar los prefijos K a los radioaficionados de Estados Unidos al agotarse los indicativos con el prefijo W.

Actualmente, el sistema de indicativos de los radioaficionados deriva de los primeros dos caracteres del bloque asignado por la ITU (actual Unión Internacional de Telecomunicaciones) a cada estado o nación. Estos son los prefijos nacionales de radio. Tras el prefijo nacional de radio, las administraciones nacionales de cada país asignan un sufijo que consiste en un número, seguido por una, dos o tres letras. El prefijo de radio ha de estar de acuerdo con la asignación de bloques de prefijos por la ITU a cada país, pero el sufijo lo asigna cada país a sus radioaficionados informalmente y sin ninguna coordinación internacional. Típicamente el numeral que sigue al prefijo identifica en muchos países a áreas específicas (regiones y otros territorios) dentro del país, mientras que las letras que siguen se asignan individualmente a cada radioaficionado.

 

Volver al índice

 

Las primeras comunicaciones móviles. Uso de bandas de VHF y UHF.

Portada de QST de agosto 1929
Portada de QST de agosto 1929

Hacia mitad de la década de 1920 unos cuantos radioaficionados norteamericanos se aventuraron a utilizar la nueva banda de 5 metros, entre 65 y 75 Mhz, una banda enmarcada dentro de lo que es la VHF (Very High Frequency, Muy Alta Frecuencia). En marzo de 1925 recibieron el permiso para usar un pequeño segmento de la banda de 75 cm (400-401 Mhz), una banda muy alta por entonces, ubicada en lo que hoy conocemos como UHF (Ultra Hihg Frequency, Ultra Alta Frecuencia). Pronto se hicieron frecuentes los artículos en la revista QST de su editor técnico Robert S. Kruse sobre equipos y antenas para UHF. Fue entonces cuando unos cuantos radioaficionados empezaron a experimentar con emisores, receptores y antenas a bordo de sus automóviles.

En marzo de 1927 tuvieron lugar varios contactos en la banda de 5 metros entre 2EB de Nueva York y 2NZ en Nueva Jersey, a sólo 24 km de distancia. No era una gran distancia, pero fueron considerados en la revista QST como los primeros comunicados entre estaciones a bordo de automóviles. En junio de ese año se rompió la barrera de las 1000 millas (1609 km) y en junio de 1927 la ARRL organizó el primer concurso 5 meter CQ party. Nacían así las comunicaciones móviles entre radioaficionados.

Así, al final de la década, los radioaficionados tenían permitido operar en varias bandas entre los 160 y los 5 metros, así como en 75 cm. La banda de 2 metros no les sería autorizada hasta después de la II Guerra Mundial, aunque antes obtendrían la banda de 1,5 metros (112 MHz).


 

Volver al índice

 

Otros hechos varios de la década de 1920

Por citar algunos de los que afectan a la historia de la radioafición:

En julio de 1919 el anteriormente mencionado Hugo Gernsback creó en New York una nueva publicación para radioaficionados, la Radio Amateur News, que se hizo muy popular, no sólo entre los radioaficionados, siendo una revista dedicada solamente a la radio, y que a mitad de 1920 suprimió la palabra “Amateur” para pasar a ser Radio News. Radio News fue la revista de radio y tecnología más exitosa en las primeras décadas de la radiodifusión, y se publicaron 477 números hasta abril de 1959, con varias variaciones del título de la revista. En 1948 el título cambió nuevamente, a Radio y Televisión News, y desde abril de 1959 a diciembre de 1971 se publicó como Electronics World.

Logotipo de la RSGB
Logotipo de la RSGB

El 11 de noviembre de 1922, en Gran Bretaña el Wireless Society of London, radioclub fundado en 1913, pasó a denominarse Radio Society of Great Britain (RSGB), la actual y prestigiosa asociación nacional de radioaficionados británicos.

En los años 1920 la industria de radiodifusión de Estados Unidos entra en caos al carecer de una legislación, y ello obligó al gobierno a lanzar una nueva Radio Act en 1927 y a crear la Comisión Federal de Radio (Federal Radio Commission, FRC). Esta comisión federal pasaría a denominarse en 1934 Federal Communications Commission (FCC), la cual asumió también los nuevos servicios de televisión. La FCC es actualmente el organismo estatal norteamericano que regula las comunicaciones en Estados Unidos, tanto entre estados de la Unión como a nivel internacional, de radio, televisión, telefónicas, por satélite, y por cable. Su juridisción cubre los 50 estados de la unión, el distrito de Columbia, y las posesiones exteriores de Estados Unidos. Sus equivalentes actuales en otros países son OFTEL en Reino Unido, ART en Francia, RTP en Alemania, IBPT en Bélgica, AGC en Italia, o MCI en Rusia, por citar algunos.

Bélgica es uno de los primeros países en establecer una tasa para las licencias de radioaficionado, de acuerdo a su ley de 1920, inicialmente de 10 francos por estación. Por entonces se habían formado en varias ciudades belgas varios radioclubs, que en 1924 se unieron para fundar la Unión de Radio Clubs de Bélgica (Union des Radio Clubs de Belgique, URCB ). Sus miembros se dedicaban a construir receptores para escuchar las emisiones de la Torre Eiffel de París y otras estaciones de radio, no se dedicaban aún a realizar sus propias transmisiones (como también ocurría en España y en otros países europeos). En 1926 la administración belga emitió las primeras licencias de radioaficionado emisorista, con una tasa que dependía de la potencia de emisión. Los indicativos de llamada usaban el prefijo EB (de Europe Belgium) seguido del número 4 y dos letras (Ej: EB4CQ), que se emplearon hasta 1929, cuando fueron cambiados como consecuencia de los acuerdos de la Conferencia de la ITU en Washington de 1929.

En España la radio estaba vetada de forma legal a los radioaficionados, y desde las experiencias de Matías Balsera en 1903, sólo algunos privilegiados realizaban sus experiencias al amparo de sus profesiones u oficios de forma tolerada por las autoridades competentes, pero fuera de la ley. El 15 de junio de 1924 se aprueba el primer reglamento sobre estaciones radioeléctricas en España, en el cual se reconocen las estaciones de radioaficionado (como “estaciones radioeléctricas de quinta categoría”). Hasta entonces, y como en otros países europeos, los radioaficionados españoles básicamente se dedicaban a construir sus propios receptores para escuchar emisiones de radio. Reglada ya la radioafición en España (a la que sólo algunos pudieron acceder en un primer momento, dadas las estrictas condiciones exigidas a los aspirantes), los pocos radioaficionados emisoristas españoles de la época constituirán el 13 de marzo de 1926 la la primera asociación de radio emisores españoles denominada Españoles Aficionados a la Radiotécnica (E.A.R.), asociación nacional de radioaficionados y miembro de la IARU. Estuvo presidida por Miguel Moya Gastón de Iriarte EAR-1. Como indicativos de llamada, los radioaficionados españoles habían conseguido anteriormente de la Administración española que les asignara indicativos EAR seguidos de un número de serie. Por entonces, España tenía asignada la letra E como prefijo nacional).

En 1925 surgen en Japón los primeros radioaficionados (aunque sin ningún tipo de licencia) y en 1926 un grupo de 23 de ellos fundan la asociación nacional de radioaficionados de Japón, la Japan Amateur Radio League (JARL). El siguiente año la administración japonesa concede la primera licencia de radioaficionado a Kankichi Kusama, JXAX. Ese año se emitieron 10 licencias de aficionado y a finales de año las estaciones se vieron sujetas a una regulación muy estricta sobre rangos de frecuencia, potencias y procedimientos de operación. En 1929 se adoptan los prefijos de radio J0 a J9, distribuidos por distritos de radio en Japón, y la JARL publica su primer boletin JARL News. En 1934 la IARU admite la JARL como miembro.

En la Conferencia de Regulaciones Radiotelegráficas de Washington de 1927 se crea el Comité Consultivo Internacional de Radio, CCIR (International Radio Consultative Committee). Tanto este comité como el Comité Internacional Consultivo de Telefonía (CCIF en acrónimo francés), fundado en 1924, y el Comité Internacional Consultivo de Telegrafía (CCIT en acrónimo francés), fundado en 1925, se hicieron responsables de la coordinación de estudios técnicos, pruebas y medidas que se realicen en sus respectivos ámbitos de las telecomunicaciones, así como redactar estándares internacionales. La ITU (Unión Internacional Telegráfica, futura Unión Internacional de Telecomunicaciones) encabezó estos comités.

En 1928, para reforzar el espíritu de camadería entre radioaficionados, el radioaficionado norteamericano Paul M.Segal W9EEA sugiere un código ético que cualquier radioaficionado debería estar orgulloso de respetar. Este código moral fue pronto adoptado por la ARRL, que lo publica desde entonces en la página de introducción de su publicación ARRL Handbook for the Radio Amateur (El manual del radioaficionado de la ARRL, que se publica actualizado cada pocos años). Este código del radioaficionado es el siguiente:

 

El radioaficionado es:

 

 

En esta década, en Japón, el Dr. Hidetsugu Yagi, de la Universidad Imperial de Tohoku, y su asistente, el Dr. Shintaro Uda, desarrollaron en 1926 un nuevo diseño de antena que combinaba una estructura simple con un alto rendimiento. Era una antena directiva hecha de varios segmentos paralelos (un elemento activo tipo dipolo y varios elementos pasivos denominados “parásitos”) sostenidos por un listón o travesaño (“boom”) y dispuestos en el mismo plano, normalmente horizontal (paralelos al suelo). Fue dada a conocer en un artículo publicado en inglés en el año 1928. Esta antena se conocerá más adelante como antena Yagi-Uda o simplemente antena Yagi, y en el ámbito de la radioafición sería usada en las bandas de HF y frecuencias superiores.

La antena Yagi llegó adelantada a su tiempo y en Japón no se comprendía su utilidad, ya que el Dr. Yagi pretendía utilizarla para la transmisión inalámbrica de energía a distancia. Por el contario, en Europa y América del Norte, esta revolucionaria antena sería empleada como antena receptora, principalmente para receptores de radio y posteriormente de televisión. Se dice que los japoneses se dieron cuenta del verdadero valor de la antena Yagi más de una década después, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando descubrieron que era utilizada como antena de radar por las Fuerzas Aliadas gracias a su notoria directividad.

La ARRL se haría eco de este descubrimiento, y los radioaficionados de Estados Unidos comenzaron a experimentar con este nuevo diseño de antena en la década de los 40 y sobre todo en los 50, y pronto fue reproducida en cientos de unidades, utilizando en su construcción un “boom” (el listón o travesaño) de hierro o madera. Aunque para las bandas de HF era una antena un tanto voluminosa, muchos radioaficionados la comenzaron a utilizar en esas décadas porque no sólo era fácil de realizar, sino que ofrecía una importante directividad y ganancia en comparación con las antenas dipolos y verticales que se venían utilizando.

 

El Dr. Hidetsugu Yagi y su antena directiva.
El Dr. Hidetsugu Yagi y su antena directiva. (Clic en la imagen para ampliarla).

 

Volver al índice

 

 

1930-1941: LA ÉPOCA DORADA DE LA RADIOAFICIÓN (EN ESTADOS UNIDOS)

La epoca dorada de la radio fue entre 1929 y 1941. En este tiempo se desarrollaron importantes técnicas que sentaron la base de la radioafición de hoy día. En dicho período se pusieron en marcha nuevos sistemas de comunicaciones como fueron la VHF, FM (modulación de frecuencia), SSB (banda lateral única), receptores de doble conversión y antenas directivas de alta ganancia. Fue un período de confusión y de un gran avance técnico a pesar de la Gran Depresión económica y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Pese a todo, fueron los años dorados para la Radioafición en los Estados Unidos. El número de radioaficionados norteamericanos saltó de 16.829 en 1929 a 54.502 en 1941. Antes de 1929 el público americano estaba absorto por la radio broadcasting (radiodifusión comercial), la cual alcanzó elevados índices de audiencia.

En esta década hay que lamentar dos grandes pérdidas. En 1936, uno de los cofundadores de la ARRL y la IARU, Hiram Percy Maxim, falleció. La comunidad de radioaficionados perdió a un inventor, un ingeniero, un autor, un fotógrafo y un talentoso líder y gerente, que luchó para que los radioaficionados tengamos derecho a estar en el aire. Y el 20 de julio de 1937, después de más de cuarenta años en la industria inalámbrica, otro grande la radio, Guglielmo Marconi, fallece a la edad de 62 años en Bezzi-Scali, cerca de Roma (Italia), no lejos de su lugar de nacimiento en Bolonia. Tenía 62 años. En un homenaje que nunca más se ha repetido, las estaciones inalámbricas de todo el mundo se apagaron durante un minuto y, por primera vez durante cien años, el silencio invadió nuevamente a los receptores. Las ondas se volvieron tan silenciosas como lo eran antes del nacimiento de Marconi.

 

Volver al índice

 

Llega la Gran Depresión

En 1929 se inicia en Estados Unidos una gran crisis económica que tendrá alcance mundial en la década de los 30, la Gran Depresión, y que se produjo al mostrarse el sistema económico mundial inestable, y por la incapacidad de Bran Bretaña y la desgana de Estados Unidos en asumir responsabilidades para estabilizarlo. Uno de los factores que desencadenó esta crisis fue la superproducción de ciertas materias primas a lo largo de la década de 1920 que saturaron los mercados, especialmente el maíz, factores que no se supieron (o no quisieron) manejar. Ello condujo finalmente en Estados Unidos el viernes 29 de octubre de 1929 (el desde entonces conocido como Viernes Negro) a un gran crash económico, llevando a la quiebra a cientos de bancos y empresas, y dejando en pocos años sin trabajo a decenas de millones de trabajadores en Estados Unidos. La recesión económica se extendió a nivel mundial, si bien en Europa, donde llegó en 1932, sus efectos fueron menores, y duró varios años, finalizando en Estados Unidos al entrar en la II Guerra Mundial. En cualquier caso, esta crisis produjo un parón en la radioafición, sobre todo en 1930, cuando la economía de los americanos se redujo drasticamente a la mitad. Sin embargo, la Gran Depresión no detuvo los avances de la ciencia y la técnica.

Los años pasarían. Nuevas estaciones de radio iban apareciendo cada día. También empezaron a aparecer en aquellos tiempos los kits (toma los componentes y constrúyalo usted mismo) de radio y el público en general adoptó este medio de comunicación como si de un nuevo deporte se tratara. Gradualmente el público tomó conciencia de que los pioneros en la transmisión de onda corta eran los radioaficionados, gracias a los cuales se lograron avances importantes en las comunicaciones en onda corta y que alcanzaban grandes distancias por medio de comunicaciones en estas bandas.

Al final de 1932, cuando la gran depresión económica, en la que una de cada tres personas laboralmente apta estaba sin trabajo en Estados Unidos y principalmente los jóvenes con mucho tiempo libre, se fue descubriendo y revalorizando el apasionante mundo de la recepción de ondas cortas. El radioaficionado de 1930, probablemente en paro laboral forzoso y con poco dinero, aprendió radioelectricidad por correspondencia; solamente un pequeño porcentaje de radioaficionados eran ingenierios o tenían estudios técnicos. Muchos de los viejos radioaficionados trabajaban en la industria de la radio o en las emisoras comerciales.

En aquellos tiempos los componentes de un aparato de radioaficionado eran relativamente baratos y existían probablemente muchas mas tiendas que hoy; los plazos a crédito no se conocían. Para hacerse la idea del poder adquisitivo de un radioaficionado diremos que ellos ganaban de cuatro a seis veces más que una persona con título de graduado escolar.

 

Volver al índice

 

Algunos avances técnicos

En 1932 llega la primera experiencia de la recepción panorámica, obra del ingeniero y radioaficionado francés Marcel Wallace (F3HM). El llamado Panadaptor (Panoramic Panadaptor) fue el primer analizador de espectro que mostraba de forma visual las señales de radio en una zona seleccionada de la banda de radio donde se estaba operando. Este equipo periférico se conectaba a los receptores de radio en la etapa convertidora de FI del receptor (para tener un espectro de mayor ancho de banda que conectándolo a una etapa posterior de FI, donde la señal ya está muy filtrada), y empleaba un tubo de rayos catódicos para visualizar el espectro de las señales de radio. El aparato permitía comprobar la limpieza de las transmisiones de AM y CW de los radioaficionados, lo que servía de ayuda para corregir posibles problemas de transmisión. Sin duda, uno de los equipos más valorado por entonces era éste.

La tecnología de la recepción panorámica no sería reconocida hasta 1936, cuando en un artículo de la revista QST (revista oficial de la ARRL) reconoció que el tubo catódico (del adaptador panorámico) era un excelente indicador de sintonía para el receptor. El primer artículo sobre el Panadaptor no se publicaría hasta 1942, cuando el fabricante de receptores de radio Hallicrafters anunció el lanzamiento del primer receptor de radio multibanda dotado del adaptador panorámico cuando los receptores de radio de onda corta estuvieran de nuevo disponibles (eran los años de la II Guerra Mundial y la radioafición estaba silenciada). Inmediatamente, las revistas QST y Radio News describieron el importante papel que la recepción panorámica tenía durante la II Guerra Mundial para monitorizar visualmente las frecuencias empleadas por las tropas aliadas y enemigas para cocordinar operaciones militares. Finalmente, en 1946 se lanza al mercado el Panadaptor modelo 'PCA-2 T-200' de la firma Panoramic Radio Company, que también fue vendido por Hallicrafters con el nombre de 'SP-44 Skyrider Panoramic'.

 

PCA-2 T-200 Panadaptor Radio News, marzo 1947 Display panorámico del Panadaptor
A la izquierda el 'PCA-2 T-200' Panadaptor de la firma Panoramic Radio Company, puesto en el mercado a partir de 1946, y que también fue vendido por Hallicrafters con el nombre de 'SP-44 Skyrider Panoramic', encima de un equipo receptor de la época de la firma Hallicrafters Inc. (el modelo Hallicrafters S-20R). Estaba diseñado para receptores con una FI de 455 kHz (o próxima). En el centro, la portada de marzo de 1947 de la revista Radio News, mostrando el Panadaptor usado en la Expedición Gatti-Hallicrafters en Sudáfrica, sobre un receptor modelo Hallicrafters SX-42. A la derecha, una imagen del visualizador de espectro del Panadaptor. (Clic en las dos primeras imágenes para ampliarlas).

 

Hasta entonces los radioaficionados usaban transmisores de telegrafía y de fonía en amplitud de modulación (AM). Las transmisiones en telegrafía (CW, Continuous Wave) requerían equipos transmisores que eran mucho más sencillos que los empleados en fonía, y además la telegrafía permitía alcances superiores que las obtenidas con las transmisiones de fonía en AM a igualdad de potencia. En efecto, en condiciones de recepción de señales muy débiles o con mucho ruido, las señales de fonía AM podían ser ininteligibles, mientras que los pitidos telegráficos aún podían ser escuchados y decodificados por los oídos de radiotelegrafistas bien entrenados.

Nace la Banda Lateral Única: En el número de sept-oct. de 1933, la revista R/9 de Los Angeles, publicó un pequeño artículo en tres partes titulado Single Sideband transmission for amateur radiophones, escrito por Robert M. Moore (W6DEI). Hablaba de un experimento en la banda de 75 metros que consistía en no usar la AM para comunicarse, sino una modulación llamada Single Side Band Suppressing Carrier, un modo que entonces denominaban como SSSC, y que hoy denominamos SSB (Single Side Band) o Banda Lateral Única (BLU en español).

Dicho artículo no interesó demasiado al principio, aunque los radioaficionados entendían perfectamente cual podría ser el beneficio de este nuevo tipo de modulación en el que se suprime la portadora de AM. Pese a ello, no se asoció ese concepto a la capacidad de emitir y recibir en ese modo. Por tanto, no tuvo éxito alguno. No sería hasta 1947 cuando la SSB comenzaría a ser usada y desarrollada por los radioaficionados. Influyó bastante en ello las numerosas interferencias entre radioaficionados debidas a las transmisiones en AM cuando emitían en frecuencias muy próximas.

Otro avance técnico de esta década fue la aparición de la FM (Modulación de frecuencia). Fue el 6 de noviembre de 1935 cuando el ya citado genio y prolífico ingeniero norteamericano Edwin Howard Armstrong presentó algo completamente nuevo en un artículo titulado “Un método para reducir las perturbaciones en la señalización de radio mediante un sistema de modulación de frecuencia” (“A Method of Reducing Disturbances in Radio Signaling by a System of Frequency Modulation”). Fue la primera descripción de la denominada Modulación de frecuencia (FM). Los estudios sobre la FM los había iniciado Armstrong en 1933, obteniendo la patente correspondiente ese año, mientras aún estaba en curso su largo pleito con AT&T por la patente del circuito regenerativo.

La modulación de frecuencia (FM) presenta una serie de ventajas sobre la modulación de amplitud (AM), como su mayor calidad de sonido y su mayor inmunidad a los ruidos radioeléctricos e interferencias, por lo cual era un tipo de modulación muy apto para radiodifusión, al permitir transmitir un sonido más claro y limpio. Armstrong inició las primeras transmisiones de radiodifusión en modulación de frecuencia en 1935 en Pensilvania (Estados Unidos), en la frecuencia de 42,80 MHz, y pondría en marcha a principios de los 40's, poco antes de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, un número pequeño de potentes estaciones de radiodifusión en FM en los estados de Nueva Inglaterra, conocido como la red Yankee.

Sin embargo, en el ámbito de la radioafición la FM no llamó la atención y no se comenzaría a utilizar hasta dos décadas más tarde. Mientras, los radioaficionados siguieron usando tanto la telegrafía morse (CW) como la modulación de amplitud (AM).

Otro avance técnico de la época fue la indroducción del cable coaxial. Aunque fue inventado en 1880 por Oliver Heaviside, fue patentado en Estados Unidos en diciembre de 1931 por Lloyd Espenschied y H.A. Affel, de la compañía telefónica AT&T. Sin embargo, no sería de interés de los radioaficionados, y sería empleado principalmente en televisión y en telefonía, a causa de su capacidad de transmitir señales de gran ancho de banda, como las señales de televisión o las transmisiones telefónicas multicanales. En 1938 la publicación británica British Admiraly Handbook of Wireless Telegraphy ya comentaba que este tipo de cable podía tener muchas aplicaciones, una de ellas la conexión de las antenas a los equipos receptores. Ese año comenzó a aplicarse los números RG/U (Radio Guide Utility) a los distintos modelos de cables coaxiales (de ahí viene la denominación RG para numerosos cables coaxiales). Sin embargo, los radioaficionados no tuvieron interés en este tipo de cable para sus instalaciones de radio, con lo que continuaron usando líneas de transmisión paralelas y de un sólo hilo para conectar sus equipos a las antenas. Hasta pasada la II Guerra Mundial, el cable coaxial no comenzaría a ser adoptado por los radioaficionados.

 

Volver al índice

 

Los primeros fabricantes de quipos de radioaficionado

En plena Depresión económica en Estados Unidos, fue a partir de 1934 cuando la industria de la radio creció espectacularmente, produciendo en gran escala los componentes electrónicos adecuados, lográndo que los radioaficionados se sintieran felices ya que podían construirse sus aparatos con poco dinero.

Y es que los radioaficionados se solían construir sus propios equipos de radio, especialmente los transmisores. Como receptores se podían emplear incluso receptores comerciales de radiodifusión dotados de bandas de onda corta, los cuales recibían las estaciones de radiodifusión en AM, pero también cualquier otra transmisión en AM que se captara dentro de las bandas de onda corta equipadas en el receptor. Incluso, se llegaron a realizar circuitos conversores de banda (de una lámpara), que permitían recibir las bandas de radioaficionado y escucharlas en un receptor comercial de radiodifusión en otra banda equipada en éste, típicamente en la onda media.

En aquellos años muchos radioaficionados podían construirse pequeños transmisores de un solo tubo electrónico, que les permitían transmitir en telegrafía morse (CW) con potencias comprendidas entre 5 y 10 vatios, en las bandas de HF (ondas cortas).

En la figura siguiente se representa el esquema de uno de los transmisores más populares de la época, construido en los años 30, usando un solo tubo electrónico modelo 45 (un antiguo triodo de caldeo directo). Este transmisor del tipo llamado Hartley, sencillo, económico y muy estable, operaba en la banda de los 80 m con una tensión de placa de 300 voltios, dando una potencia de salida de unos 7 vatios. En B+ y B- se aplica la tensión de alimentación (entre 100 y 200 V típicamente), y en los terminales “key” se conectaba el manipulador telegráfico (designado popularmente como “key”, llave telegráfica).

 

Esquema eléctrico del transmisor Hartley
Esquema eléctrico del transmisor Hartley, con una sola lámpara. (Clic en la imagen para ampliarla).

 

Transmisor sencillo Hartley para CW
Ejemplo de transmisor sencillo para CW, de una sola lámpara, de construcción casera, tipo Hartley. Los transmisores Hartley eran sencillos, económicos y bastante estables. Como muchos montajes caseros de la época, el circuito está montado sobre una tabla de madera plana de las utilizadas como base para cortar sobre ella el pan con un cuchillo (una “Breadboard”). La técnica de las placas de circuito impreso no comenzaría a utilizarse hasta un par de décadas después. (Clic en la imagen para ampliarla).

 

Las antenas empleadas eran típicamente antenas dipolo y antenas de hilo largo, que eran conectadas a los equipos de radio mediante líneas paralelas o líneas unifilares. Las antenas directivas para las bandas de HF y las líneas coaxiales no comenzarían a utilizarse hasta los años 50.

En esta época también aparecen en Estados Unidos los primeros fabicantes de equipos de radioaficionados, y aparecen importantes marcas como fueron National, Hammarlund, Hallicrafters, Collins, y muchas otras, que se dedicaron a fabricar algún tipo de equipamiento para aficionados. Transmisores y receptores eran fabricados por separado, y cualquier equipamiento de una estación de aficionado de la época constaba de un equipo transmisor y un equipo receptor por separado (los transceptores no aparecerían hasta la década de los 50). Muchas de estas firmas sobrevivirían dominando el mercado de los radioaficionados durante los siguientes 30 a 50 años (prácticamente hasta las décadas de los 60-80), desapareciendo posteriormente o abandonando el mercado de los radioaficionados para dedicarse de lleno a otros mercados de radio más profesionales.

National Co. fue fundada en 1914 como empresa fabricante de juguetes (National Toy Co.), y no fue hasta 1928 cuando de la mano de James Millen comenzó a dedicarse a la producción de receptores de radio, lanzando el SW-5 Thrill Box en 1930, un receptor destinado a los radioescuchas, pero que pronto encontró sitio en muchos cuartos de radioaficionados. En octubre de 1934 presentó el receptor HRO, aunque no salió a la venta hasta marzo de 1935, y fue un receptor con mucho éxito entre los radioaficionados, considerándose un receptor modelo en su época, el mejor antes de la II Guerra Mundial. Este receptor evolucionaría en diversos modelos (que conservaban prácticamente la misma línea estética) bajo la denominación HRO durante las siguientes dos décadas.

Hammarlund fue fundada en 1910 por Oscar Hammarlund (inmigrante de origen sueco que llegó a Estados Unidos en 1882) como compañía fabricante de dispositivos para telegrafía y comunicaciones por hilo, y hacia mitad de la década de 1920 fue cuando comenzó a construir equipamientos para radio, construyendo su primer receptor de radio en 1931, el Comet Pro, destinado al mercado de aficionados, y que obtuvo mucha aceptación entre éstos. El Panadaptor citado anteriormente fue un producto de esta firma.

Hallicrafters Inc. fue fundada en 1932 en Chicago (Illinois - USA) por William J. Halligan (W9WZE), comenzando su producción en 1933 fabricando receptores del tipo TRF (Radiofrecuencia sintonizada). Sus primeros receptores fueron construidos para otras compañías, como Howard Radio, y a principios de 1936 se alió con Case electric para poder utilizar la licencia sobre el receptor superheterodino que disponía, concedida por su propietaria, RCA. A finales de 1936 lanzó su modelo de receptor SX-9, receptor superheterodino que era muy superior a sus anteriores modelos de tipo TRF, y construido con componentes fabricados por diversos fabricantes. Tenía una gran apariencia de receptor de radioaficionados. Le seguirían posteriormente los modelos SX-10 y SX-11, y el S-20R (receptor multibanda de simple conversión, producido entre 1939 y 1945). Durante la II Guerra Mundial Hallicrafters Inc. sería uno de los suministradores de equipos de radio a las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Collins Radio Co. fue fundada por Arthur Collins (9CXX) a principios de los años 30, dedicándose a la fabricación de transmisores para radioaficionados (fue una de las pocas firmas que se dedicó exclusivamente a los transmisores de radioaficionado). No sería hasta la década siguiente, con la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial, cuando amplió su negocio de equipamientos de radio al ámbito comercial y al militar, fabricando receptores de gran calidad.

 

El receptor Comet-Pro, primer receptor de Hammarlund.
El receptor Comet-Pro, primer receptor de Hammarlund, lanzado en 1930 para el mercado de los radioaficionados. Constituido por 8 lámparas, bobinas enchufables y etapa de alimentación incorporada, cubría desde 545 kHz hasta 33 MHz en modos AM y CW. Era un receptor de simple conversión, con FI de 465 kHz. En 1933 se la añadió un filtro a cristal. Dejó de fabricarse en 1935.

 

Receptor HRO original de 1934-35 de la firma National
Receptor HRO original de 1934-35 de la firma National. Diseñado por James Millen (mecánica) y Herbert Hoover Jr (eléctrica), fue considerado el mejor receptor de radioaficionados de la época. Usaba el menor número de lámparas posibles, y todas sus etapas trabajaban a máxima eficiencia. Muy sensible y de bajo ruido interno, usaba 9 lámparas y bobinas enchufables. Disponía de un dial micrométrico bastante preciso, un indicador de sintonía (s-meter) y reguladores de ganancia de RF y de audio. Requería una fuente de alimentación separada, constituida por una lámpara electrónica (una lámpara rectificadora).

 

Volver al índice

 

ARES : Primera red de emergencias de los radioaficionados.

La colectividad de los radioaficionados de Estados Unidos fue reconocida por el Congreso como servicio por ley en 1932. Uno de los propósitos del Servicio de Radioaficionados, citado en la Ley de Comunicaciones, fue la creación de un grupo de operadores radioaficionados que estuvieran capacitados para ayudar durante emergencias y catástrofes.

Inicialmente, el objetivo era incluir a estos aficionados técnicamente capacitados en programas de comunicaciones militares y gubernamentales, pero ese enfoque cambió a la preparación para emergencias y la necesidad de un sistema de comunicaciones de respaldo en situaciones de emergencias y desastres, en los que pueden fallar los demás sistemas de comunicaciones.

La ARRL patrocinó una organización nacional de voluntarios dedicada a la preparación para las comunicaciones de emergencia: el Servicio de Emergencia de Radioaficionados, ARES (Amateur Radio Emergency Service), que fue creado ese mismo año de 1932. Este servicio se organiza a nivel nacional basado en secciones creadas en cada estado (el número de secciones depende de la población de cada estado).

Aunque esta idea del servicio de los radioaficionados a la nación fue siendo adoptada posteriormente por la mayoría de los otros países en sus regulaciones de los radioaficionados, en Estados Unidos daría lugar a la creación de verdaderas redes de voluntarios, incluyendo redes dentro del ejército (MARS, Military Affiliate Radio System, creada en 1948). Con ello Estados Unidos es uno de los no muchos países hoy en día en los que se han desarrollado tales redes de emergencia que trabajan conjuntamente con las autoridades locales y nacionales.

Actualmente, y desde hace varias décadas, en países como Reino Unido, Francia, Alemania y Bélgica, los radioaficionados colaboran con los servicios de emergencia (como la Cruz Roja). Los radioaficionados de estos países no tienen redes de emergencia tan desarrolladas como en los Estados Unidos. Y por supuesto, con el desarrollo de la telefonía móvil celular (a partir de los años 80) y otras modernas tecnologías de comunicación, estas redes de radioaficionados son actualmente secundarias, pero no han perdido su utilidad por varias razones. En primer lugar, sus llamadas pueden ser escuchadas simultáneamente por cientos de personas en todo el mundo (operando en HF), y los equipos de radioaficionado siempre pueden reemplazar a un teléfono móvil si se descarga su batería o queda fuera de cobertura, o si las redes de comunicaciones terrestres quedan fuera de servicio tras un desastre.

 

Volver al índice

 

Los primeros trofeos DX, los concursos DX y las entidades DXCC.

En el número de noviembre de 1934 de la revista R/9 de Los Angeles anunció un trofeo (un diploma) que premiaba a los radioaficionados que realizaran contactos a largas distancias (DX) con diversas partes del mundo, y que se llamó R/9 DX Zones of the World. Fue el primer trofeo de este tipo.

En 1936 la revista Radio News instaura el diploma WAZ. Su acrónimo significa “Worked All Zones” (Todas las zonas trabajadas) y fue instaurado como premio para los radioaficionados que demostraran que habían establecido comunicaciones con cada una de las 16 “zonas DX” definidas en ese momento. El primer mapa WAZ de zonas DX también estableció las zonas CQ (zonas de llamada), dibujándolas a lo largo de los límites de los estados o territorios en los que la radioafición estaba activa.

Posteriormente a la creación del diploma WAZ, en 1939 Radio News tuvo la oportunidad de crear el primer concurso CQ WW DX (llamada DX mundial). Duró 96 horas distribuidas en 2 fines de semana entre el 25 de noviembre y el 2 de diciembre de 1939. 204 estaciones participaron en el concurso, 127 de 19 países en telegrafía (CW) y 77 de 15 países en fonía (AM). Los resultados se publicaron en la edición de junio de 1940 de Radio News.

El diploma WAZ se mantendría después del parón de la radioafición estadounidense motivado por la II Guerra Mundial en la siguiente década, ver aquí.

En 1936, la ARRL publicó el diploma WAS (“Worked All States”), que se concede a todos los radioaficionados que consiguen contactar con todos los estados que constituyen los Estados Unidos. Además del WAS básico, la ARRL emitió décadas después diplomas WAS específicos para una variedad de bandas y modos, incluyendo RTTY (Radioteletipo), SSTV (Televisión de barrido lento), QRP (baja potencia) e incluso EME (Rebote lunar).

En 1935, Clinton B. DeSoto W1CBD, asistente del secretario de la ARRL, publicó en la revista QST un artículo en el que definió lo que es una entidad en el contexto del radioaficionado. Escribió: “La regla básica es simple y directa: cada entidad geográfica o política discreta se considera un país”. Tomó varios ejemplos: “Alaska, México y los Estados Unidos están separados debido a la división geográfica o los límites políticos. Islas como ZS, ZT y ZU se cuentan como un país porque no hay distinción geográfica y política”.

El concepto de “entidad” de radio, también conocida como radiopaís, pues, son entidades geográficas o administrativas del mundo que son consideradas como paises distintos a efectos de concursos. Una entidad o radiopaís suele coincidir en muchas ocasiones con los países o naciones actuales, pero en otros casos no necesariamente, diversos territorios de un mismo país o nación pueden ser distintas entidades si están suficientemente separados geográficamente (como el caso de Estados Unidos continental, Alaska, las islas Hawái, etc...).

En 1937, la ARRL emitió el famoso certificado DXCC (DX Century Club), un programa cuyo objetivo es animar a los radioaficionados a contactar con al menos 100 estaciones DX de diferentes entidades de la lista de entidades o radiopaíses del DCXX. Con 100 contactos de diferentes entidades se entregaba el diploma, que acreditaba al radioaficionado su pertenencia al Century Club. Pronto se creó un “Honor Roll” (“Cuadro de Honor”) para aquellos radioaficionados que consiguieran contactar con todos los radiopaíses de la lista de entidades DCXX. Esta lista actualmente incluye más de 330 entidades, y se suele referir a las entidades con este nombre, evitando el uso de la palabra “radiopaís” para evitar posibles equívocos, susceptibilidades y connotaciones políticas.

El concepto de entidad actualmente está discutido por no pocos radioaficionados, ya que algunas entidades incluidas en el DXCC son rocas aisladas perdidas en el océano Pacífico y en otros mares, o islas o territorios donde está prohibido acceder por razones políticas u otras, en las cuales no hay durante años la menor actividad de radio. Algunas de estas islas son accesibles (algunas solicitando los permisos correspondientes), por lo que de vez en cuando alguna expedición de radioaficionados se desplazan a ellas unos días para poder “activarlas” (ponerlas en el aire) y dar así oportunidad a la comunidad de radioaficionados de conseguir estas difíciles y buscadísimas entidades DCXX.

Sirva como ejemplo, en el caso de España, la ARRL considera como entidades DXCC distintas (o radiopaíses) a la España peninsular (EA), las islas Baleares (EA6), las Islas Canarias (EA8), y conjuntamente las dos ciudades de Ceuta y Melilla (EA9). Por supuesto, cualquier entidad DXCC tiene asignados los prefijos de radio que corresponden oficialmente al país o nación del que forman parte (como los prefijos EA-EH en el caso de España).

 

Diploma de pertenencia al DXCC, del año 1970
Diploma de pertenencia al DXCC, del año 1970, otorgado a PA0ABM. (Clic en la imagen para ampliarla).

 

Volver al índice

 

La radioafición y los inicios de la radioastronomía

Con la invención de la radio, Thomas Edison fue probablemente el primero en reconocer la posibilidad de escuchar las señales emitidas por las estrellas. Ya en los primeros años de la radio, el profesor A. Kennelly, uno de los asistentes de Edison, le sugirió un experimento en esa dirección. En una carta dirigida a un astrónomo que trabajaba en el Observatorio Lick, sugirió, entre otras cosas: “Simultáneamente, a las perturbaciones electromagnéticas procedentes del Sol, y que percibimos, como ustedes saben, en forma de luz y calor, perturbaciones en longitudes de onda más largas son perfectamente plausibles. Si fuera así, podríamos convertirlas en sonido”. Aunque su experimento no fue concluyente, su proyecto fue dar a luz a una sorprendente innovación, la radioastronomía.

Pasan los años, y una vez que los radioaficionados demostraron el valor de las ondas cortas en la década de 1920, sobre todo para comunicaciones a largas distancias, muchas firmas comerciales se interesaron por éstas, en particular las compañías telefónicas, y muchas migraron a estas bandas.

Para reducir el ruido presente en las ondas cortas, los laboratorios Bell Telephone asignaron a principios de la década de 1930 a un joven ingeniero de radio, Karl Guthe Jansky (Oklahoma, 1905-1950), la tarea de identificar los ruidos de las ondas cortas. Jansky construyó antenas altamente directivas para la banda de 22 MHz (14,6 metros), e inició observaciones sistemáticas. Encontró que la mayor parte de los ruidos se debían a tormentas eléctricas y a causas terrestres. Pero también encontró en 1932 una fuente de ruido que cada día aparecía cuatro minutos antes que el día anterior, y como los astrónomos saben, esto es una señal reveladora de que es algo que está fuera de la Tierra, en el espacio.

Jansky demostró que la radiación que había encontrado no procedía del Sol, sino que era el ruido radioeléctrico emitido por el centro de nuestra Vía Láctea, hacia la constelación de Sagitario, donde a primera vista no había ninguna fuente visible de radiación. El hallazgo fue publicado en los Proceedings (Actas) del antiguo IRE (Institute of Radio Engineers, en Nueva York, IEEE desde 1963) y en el New York Times en 1933. Pero este descubrimiento sólo fue una simple curiosidad para los astrónomos más profesionales, y se decidió no continuar con estas experiencias. Jansky fue asignado a otro proyecto en los Laboratorios Bell, donde trabajaba, y no pudo seguir investigando sobre estas emisiones de radio. Sin embargo, el descubrimiento de Karl Jansky fue el inicio de la radioastronomía.

Pocos años después, el ingeniero radioaficionado Grote Reber W9GFZ (Chicago 1911 - Tasmania 2002), comenzó a mirar el cielo. En 1936 Grote Reber ya había contactado con radioaficionados de más de 60 países y obtuvo el premio WAC, y pensó que “no parecía haber más mundos para conquistar”. Después de haber leído el artículo de Karl Jansky en los Proceedings del IRE, explicando cómo descubrió la primera emisión de radio del centro de la galaxia, Rebert encontró un nuevo desafío DX.

Grote Reber pasó las vacaciones de verano de 1937 construyendo su propio radiotelescopio en el patio de su casa, en Wheaton, un suburbio de Chicago, que finalizó en 1937. La antena tenía un diseño mucho más avanzado que la de Jansky, y era una antena parabólica metálica de casi 10 metros de diámetro enfocada hacia un radiorreceptor a 8 m sobre el reflector parabólico. El dispositivo estaba montado en un soporte inclinable que permitía apuntarlo en varias direcciones, aunque no girarlo. Esta antena originó sorprendentes comentarios de sus vecinos.

Reber comenzó a buscar emisiones de radio del exterior. Por entonces los satélites artificiales eran un sueño y la televisión estaba en sus primeras etapas. Primero operó en la banda de 3300 MHz, sin resultados, después en la banda de 900 MHz, sin obtener tampoco resultados, y finalmente operó en 160 MHz. Fue entonces cuando en la primavera de 1939 pudo detectar emisiones cósmicas de radio, confirmando así el hallazgo de Jansky.

Reber realizó en 1941 su primera inspección del cielo en longitudes de ondas de radio. Desubrió las emisiones de radio del Sol, las tormentas de Júpiter, la emisión de la Vía Láctea y varias radiofuentes en el cielo profundo, entre ellos Cygnus-A y Cassiopeia-A. Reber continuó trabajando en radioastronomía durante muchos años, y sus resultados fueron publicados en las publicaciones científicas Proceedings of the Institute of Radio Engineers (IRE), Astrophysical Journal, y Journal of Geophysical. En 1944 publicó el primer mapa de radio de la Vía Láctea. Su actividad cartográfica durante la postguerra fue el disparador de la explosión en el interés por la radioastronomía. Reber pronto pasó a trabajar en el NRAO (Observatorio Nacional de Radioastronomía), donde también estaba Karl Jansky, que había dejado los laboratorios Bell Telephone.

La Radioastronomía había comenzado a florecer en Estados Unidos y Europa tras la Segunda Guerra Mundial y comenzaron a desarrollarse importantes mejoras en este campo. En 1946 Martin Ryle, de, Cavendish Astrophysics Group en Cambridge, introdujo la radiointerferometría (obtuvo un Premio Nobel por ello), y Joseph Pawsey, de la Universidad de Sydney (Australia) desarrolló casi al mismo tiempo y de forma independiente el espejo interferómetro de Lloyd.

Volviendo a Reber, en 1950 quiso retomar su actividad en Radioastronomía, pero el campo ya estaba cubierto con nuevos instrumentos más grandes y más caros. En los años 60 Reber donó su antena al Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO) y contribuyó en su reconstrucción en en los terrenos de NRAO en Green Bank (Virginia Occidental). Allí el instrumento fue montado en una mesa giratoria, permitiendo cualquier orientación deseada. También colaboró en la construcción de una réplica del radiotelescopio original de Jansky. Actualmente ambas antenas están instaladas una al lado de la otra en los terrenos de NRAO en Green Bank.

Reber pasó cuatro años trabajando para la Oficina Nacional de Estándares (el actual NIST, National Institute of Standards and Technology), pero volvió su atención a las señales de radio de muy baja frecuencia procedentes del espacio, un área por entonces descuidada. Como estas señales son filtradas por la ionosfera terrestre, Reber se desplazó a Tasmania buscando un lugar más propicio para realizar sus observaciones en momentos de baja actividad solar. Reber continuó estudiando el cielo y publicó muchos trabajos científicos hasta finales de los años ochenta. Falleció en Tasmania el 20 de diciembre de 2002.

La conexión entre radiaficionados y radioastronomía sigue siendo actualmente bastante fuerte, hay muchos radioaficionados que se dedican también a la radioastronomía. En memoria a Grote Reber, en 1997 el Club de Radioaficionados del Observatorio Nacional de Radioastronomía norteamericano obtuvo del FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) la licencia para una estación de radioaficionados con el indicativo W9GFZ, el mismo que tenía Grote Reber en los años 30.

 

Volver al índice

 

 

LOS AÑOS 40

Llega la II Guerra Mundial

En septiembre de 1939 Europa entra de nuevo en guerra. En toda Europa se suspende la actividad de los radioaficionados. Incluso la mayoría de la Commonwealth británica siguió esta decisión, incluyendo Canadá. Esta suspensión duraría hasta 1946. Pese a ello, algunas estaciones alemanas permanecieron activas durante la guerra (1939-1945) convirtiendose en estaciones espías al servicio de los nazis. Durante la guerra muchos radioaficionados fueron enrolados en cuerpos especiales del ejército.

Los radioaficionados de Estados Unidos siguieron operando, pero en junio de 1940 la FCC prohíbe a los radioaficionados norteamericanos contactar con estaciones de la zona en guerra. Pero después de lo ocurrido en Pearl Harbour (Hawái) el 7 de diciembre de 1941, el ataque aéreo japonés por sorpresa, Estados Unidos entra en guerra con Japón y el Congreso de los Estados Unidos suspende totalmente la actividad de los radioaficionados norteamericanos, que entonces eran más de 60.000.

 

Cuarto de radio de W5FGQ en 1940, un año antes de la entrada de Estados Unidos en la guerra.
Cuarto de radio de W5FGQ en 1940, un año antes de la entrada de Estados Unidos en la guerra.

 

La mayoría de los radioaficionados norteamericanos fueron llamados a prestar su servicio en los distintos cuerpos de las Fuerzas Armadas (se estima en unos 25.000 radioaficionados), a muchos de los cuales se les confiaron las comunicaciones. Con parte de ellos se creó el War Emergency Radio Service (Servicio de Radio de Emergencia de Guerra) y ésta era la única actividad que podían realizar con sus equipos. Operaban en la banda de 2,5 m (112 MHz) y su misión era las comunicaciones en los eventuales ataques aéreos que pudieran sufrir. Este servicio estuvo activo hasta el final de la guerra en 1945. Otros 25.000 radioaficionados norteamericanos, de perfil más técnico, desarrollaron durante la guerra tareas civiles de investigación en el campo de la electrónica o se inscribieron como instructores en escuelas militares. La ARRL continuó funcionando y publicando la revista QST, aunque con muchas menos páginas debido al racionamiento de papel.

Poco antes del ataque japonés a Pearl Harbour, las cerca de 300 estaciones de radioaficionados japonesas fueron obligadas a detener sus operaciones, y las actividades de la JARL (Asociación nacional de radioaficionados japoneses) también fueron suspendidas. Y aunque para Japón la guerra acabaría en agosto de 1945, tras los bombardeos atómicos de las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki, y aunque en septiembre el Gobierno Nacional levantó su prohibición de recibir las ondas cortas, los radioaficionados japoneses no fueron autorizados a transmitir hasta 1951 (con la firma del Tratado de San Francisco de Japón con Estados Unidos).

En la Europa occidental, en los países ocupados por los alemanes, escuchar la radio se hizo bastante difícil, y mucho menos emitir. Muchos equipos de radio fueron requisados, y además, las las fuerzas de ocupación al atardecer cortaban la red eléctrica con fines de ocultación, para que las fuerzas aliadas no pudieran ver por las noches ninguna luz que pudiera ayudarles a identificar sus objetivos. Este método de racionamiento de la energía eléctrica se utilizó principalmente en lugares estratégicos como las zonas costeras.

Pero aparecieron métodos para poder escuchar la radio en estas condiciones. La Resistencia Francesa, aficionados a la radio, etc... esperaban escuchar las noticias vitales transmitidas por la BBC y las emisoras de radio clandestinas. Pero se necesitaban equipos de radio de bajo consumo. Un receptor de radio típico de esos años consumía unos 80 vatios. Las radios de galena podían ser una solución, ya que no requieren alimentación, pero son poco sensibles, poco selectivos, y a causa de esa baja selectividad, eran afectados por las interferencias deliberadas (“jaming”) que provocaban los alemanes, por lo que no eran eficaces.

La solución francesa fue usar receptores regenerativos de un único tubo de bajo consumo, y se usaron tubos fabricados por Phillips (los tubos EF6, EF9, ECH3...), que requerían un consumo de energía en torno a los 2,5 vatios (usaban filamentos calefactores de 6,3 V y 0,2 A). Para proporcionar energía eléctrica a estos receptores, se recurrió al uso de las dinamos de las bicicletas, muchas de las cuales proporcionaban 6 voltios y 3 VA. Usando un elevador de tensión adecuado, se podía proporcionar al receptor la tensión suficiente para funcionar. Para la escucha eran necesarios audífonos de alta impedancia. Este sistema, conocido como “Système D”  (Sistema D) era un tanto primitivo, pero funcionaba. Sólo había que utilizar una bicicleta con una dinamo conectada a la rueda trasera, poner la bicicleta con el manillar y el sillín apoyados en el suelo, y “pedalear” a mano, para poder escuchar la radio.

Como hecho destacado para la radioafición, aunque luctuoso, durante la II Guerra Mundial, fue la muerte del sacerdote católico franciscano polaco Maximilian Kolbe (Maximilian Maria Kolbe Dragoska, 1894-1941), que también era radioaficionado desde 1937 con el indicativo SP3RN. Kolbe había fundado en 1927 el complejo franciscano Niepokalanów (Ciudad de la Inmaculada), a unos 40 km de Varsovia, un lugar que alojaba una institución que tuvo mucho éxito y expansión, y cuyo principal edificio fue una gran basílica dedicada a la Inmaculada.

Maximilian Kolbe SP3RN en 1936
Maximilian Kolbe SP3RN en 1936

Al principio de la ocupación alemana de Polonia en septiembre de 1939, el padre Kolbe, fue arrestado por los alemanes, bajo la acusación de una supuesta vinculación de sus transmisiones como radioaficionado al espionaje, y fue enviado junto con sus colaboradores al campo de concentración (y de exterminio) de Auschwitz. Una noche de finales de junio de 1941 se fugó un prisionero de este campo, que no fue localizado, y en represalia uno de los jefes del campo de concentración, el coronel de las SS Karl Fritzsch, seleccionó al día siguiente aleatoriamente 10 prisioneros de entre los 2000 internados en el pabellón al que pertenecía el prisionero fugado, siendo condenados a morir como castigo por la fuga del prisionero. Entre los 10 prisioneros seleccionados había un judío, Franciszek Gajowniczek, sargento polaco de 40 años de edad que tenía esposa e hijos.

Gajowniczek se lamentó en voz baja de esta circunstancia, y Maximilian Kolbe, afectado por una tuberculosis desde bastante antes, estaba cerca y lo oyó, y ante esa situación, Kolbe se ofreció al coronel de las SS como voluntario para morir en lugar de Franciszek Gajowniczek. El oficial nazi, aunque irritado, finalmente aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía entonces 47 años, fue puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado para que muriera. Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea el 31 de julio de 1941.

El 14 de agosto, tras padecer tres semanas de hambre extrema, Kolbe aún sobrevivía junto a otros tres condenados, y los oficiales a cargo del campo querían dar otro destino a la celda donde estaban encerrados, por lo que Kolbe y sus tres compañeros de celda fueron asesinados administrándoles una inyección de fenol. Los cuerpos fueron incinerados en el crematorio del campo. Mientras, Franciszek Gajowniczek, el hombre cuya vida fue salvada por el sacrificio de Kolbe, sobrevivió a la guerra y murió plácidamente el 13 de marzo de 1995 a la edad de 94 años, en su casa en las cercanías de Varsovia. Gracias a él se pudo conocer este suceso.

Por este gran gesto 17 de octubre de 1971 Maximilian Kolbe fue beatificado por el papa Pablo VI (a la fiesta de beatificación asistió el propio Franciszek Gajowniczek, ya con 70 años de edad) y fue canonizado como santo de la Iglesia Católica Romana el 10 de octubre de 1982 por el papa Juan Pablo II. Por ello los radioaficionados de Sudamérica lo consideraron como el santo patrono de los radioaficionados. Posteriormente a su canonización, a petición de los radioaficionados polacos, fue declarado santo patrón de los radioaficionados. El día 14 de agosto es la festividad de san Maximilian Maria Kolbe, en conmemoriación del día de su muerte. Su indicativo de radioaficionado, SP3RN, actualmente permanece desierto en su honor. En España, desde febrero de 2013 y gracias al radioclub Islas Canarias, su imagen puede verse en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de Casas de la Cumbre, en Anaga, en la isla canaria de Tenerife. También hay una película sobre su vida.

En enero de 1945, ya estaba claro que Alemania había perdido la guerra y que acabaría en Europa en cuestión de pocos meses (Alemania capituló oficialmente el 8 de mayo). En estas condiciones, el editor de la revista Radio News fundó la revista CQ (subtitulada “The Radio Amateur's Journal”) para satisfacer las necesidades de los aficionados. Su principal propósito era era promover la operación en móvil del radioaficionado móvil. Volveremos a ésta un poco más adelante.

La II Guerra Mundial supuso un gran parón en la radioafición, la mitad de los 250 radiopaíses que formaban el DXCC fueron privados de salir al aire. Pero también dio lugar a grandes avances en materia de radiocomunicaciones y tecnología electrónica de la época para su aplicación en los equipos de guerra: Se diseñaron tubos electrónicos mejores que hicieron los equipos de guerra más compactos y de mejores prestaciones. Las investigaciones sobre el radar y comunicaciones en frecuencias elevadas supusieron grandes avances en las bandas de VHF y UHF. El empleo del cable coaxial para alimentación de antenas y el conector de antena SO-239 se convirtieron en la norma (hasta entonces las líneas de alimentación de las antenas eran de tipo de escalerilla o paralelas). (Nota: El cable coaxial ya había sido patentado en 1880 por el el ingeniero eléctrico inglés Oliver Heaviside, quien el 1902 intuyó la existencia de la ionosfera y su afectación a la propagación de las ondas de radio, pero no comenzó a utilizarse en sistemas de comunicaciones hasta la década de 1930).


 

Volver al índice

 

Tras acabar la guerra

La guerra terminó el 17 de agosto de 1945 con la rendición de Japón. Cuatro días más tarde y gracias a la ARRL, se permitió el uso de una banda de VHF para los radioaficionados en Estados Unidos. Con el tiempo, muchas bandas más se fueron abriendo para los radioaficionados, y se volvería a permitir la radioafición en otros países donde había sido prohibida a causa de la guerra. Para el verano de 1946, los radioaficionados estadounidenses vieron todas sus bandas de HF restauradas.

En Europa, la radioafición se reanudó más lentamente, y algunas administraciones europeas aprovecharon para modificar la normativa nacional sobre radioaficionados. Por ejemplo, en Francia, antes de la guerra habían dos tipos de licencias de radioaficionado, una para la telegrafía y otra para la fonía. Al restablecerse las emisiones de los radioaficionados en 1946, la prueba de telegrafía Morse fue obligatoria para acceder a la licencia de radioaficionado, cualquiera que fuera la banda utilizada. En Bélgica se hizo obligatoria en julio de 1947 las pruebas de telegrafía Morse y de conocimientos de radioelectricidad para obtener la licencia. Incluso los radioaficionados belgas que habían antes de la guerra tuvieron que pasar por estas pruebas si querían reestablecer sus licencias. Las pruebas de telegrafía Morse y de conocimientos de radioelectricidad se hicieron obligatorias en muchos países para obtener la licencia de radioaficionado.

Tras volver a permitirse la actividad de la radioafición en Estados Unidos y otros países, los radioaficionados norteamericanos se encontraron con muchas toneladas de equipos electrónicos de guerra sobrantes, que se conocieron como “surplus” (excedentes militares), o “American Stock” fuera de Estados Unidos, y que el ejército norteamericano vendía a buen precio, muchos de los cuales serían aprovechados por los radioaficionados, encontrando un hogar en sus estaciones. Se vendieron así cientos de transmisores, receptores, tubos de potencia, rotadores y todo tipo de componentes, que contribuyeron a que los radioaficionados norteamericanos tuvieron la oportunidad de operar en las bandas V/UHF, instalar robustas antenas de HF, y experimentar nuevos modos de tráfico como el radioteletipo (RTTY).

 

Conjunto transmisor-receptor AN/ARC-5 de la aviación de la Navy norteamericana, aprovechados posteriormente por los radioaficionados como 'surplus'
Conjunto transmisor-receptor AN/ARC-5 de la aviación de la Navy (Marina) norteamericana. A la izquierda el transmisor T-23 y a la derecha el receptor ARC-5. Hubieron varios modelos de esta familia de transmisores y receptores, cubriendo diversas bandas de radio. Tras la guerra, la mayoría de estos equipos pasaron a ser “surplus”, y los modelos que operaban en las bandas de HF fueron muy utilizados por los radioaficionados norteamericanos, adaptándolos a sus necesidades. (Clic en la imagen para ampliarla).

 

La radioafición de la postguerra quedaría rápidamente marcada por los avances tecnológicos que se desarrollaron para aplicaciones militares durante la guerra. Ello se notó principalmente en las bandas más altas que empleaban los radioaficionados hasta entonces, las bandas de VHF de 56 y 112 MHz. En ellas operaban con sencillos receptores superregenerativos y transmisores con osciladores modulados en amplitud (AM). Las tecnologías de VHF y microondas dieron un salto adelante durante la guerra, y las nuevas mejoras fueron incorporadas por los aficionados.

En noviembre de 1945 la FCC comenzó a reorganizar las bandas de radioaficionado, y una de las consecuencias que trajo es que movió las bandas de VHF asignadas a los radioaficionados, que hasta entonces en Estados Unidos eran las bandas de 56 MHz (5 metros) y de 112 MHz (2,5 metros). Primero movió la banda de 56 MHz a los 50 MHz, dando lugar a la banda de 6 metros. Esto se hizo para que la televisión pudiera utilizar el canal 2 de VHF (54-60 Mhz) sin que interfiriera con otros servicios. Y en marzo de 1946, la banda de 112 MHz fue cambiada por la de 144 MHz, dando lugar a la banda de 2 metros, no sin disgusto de muchos radioaficionados, que tuvieron que adaptar o reemplazar todo su equipamiento y antenas a la nueva banda. También estaba asignada la banda de 220 MHz (2,5 m) para los radioafcionados (en Estados Unidos). Los radioaficionados comenzaron a utilizar estas bandas, y en ellas comenzaron a experimentar la modulación de FM (que comenzaría a sustituir la AM), y a ensayar con un nuevo modo de propagación, la dispersión meteórica o Meteor Scatter.

También en 1947, a nivel internacional, en la banda de 10 metros, establecida entre 28,0 y 30,0 MHz, se suprimieron para el uso de los radioaficionados los últimos 300 kHz de la banda, quedando la banda de 10 metros establecida entre 28,0 y 29,7 MHz, asignación que se mantiene actualmente.

 

Antiguo receptor usado por los aficionados de la década de los 40's, de la marca Hallicrafters Inc., modelo SX42. Foto de 'RigPix database'(www.rigpix.com).
Antiguo receptor usado por los aficionados de la década de los 40's, de la marca Hallicrafters Inc. Es el modelo SX-42, era un receptor superheterodino de simple conversión constituido por 15 válvulas o tubos electrónicos, que cubría el rango de 0,54 MHz a 110 MHz (HF y VHF) distribuido en 7 bandas de radio seleccionables, y fue fabricado entre 1946 y 1948. Hallicrafters Inc. fabricó otros modelos de receptores de radio en aquella época con diseños estéticos muy similares a éste. Foto del RigPix database. (Clic en la imagen para apliarla).

 

Pero al mismo tiempo que en Estados Unidos los radioaficionados iban retomando su actividad, apareció un problema que les afectaba directamente: Las interferencias en televisores y otros aparatos domésticos. Las familias estadounidenses comenzaron a comprar los primeros televisores, pero estos no estaban diseñados con protecciones contra emisiones cercanas, que les provocaban interferencias, y las emisiones de los radioaficionados provocaban estas interferencias en televisores y otros equipos electrónicos de sus vecinos. Además, el canal 2 de televisión era vecino a la nueva banda de radioaficionados de 6 metros, y esto agravaba el problema. Aunque al principio fueron pocos los radioaficionados que se encontraron en esta situación, muy pronto se vio que esto era un problema que había que resolver. En general, la culpa no era de los radioaficionados, sino de la falta de protecciones de los televisores, y los cables de conexión y sistemas de alimentación asociados, frente a señales fuertes de radiofrecuencia o muy próximas en frecuencia (caso de la banda de 6 metros).

También, acabada la guerra y reestablecidas las bandas de HF de radioaficionados (en 1946), la ARRL reestableció el programa DXCC, para alegría de los radioaficionados, mientras que la revista CQ, creada en enero de 1945 por el editor de la revista Radio News, mantuvo el diploma WAZ con su diseño de antes de la II Guerra Mundial, así como el concurso “WW DX”, que antes habían sido creados y mantenidos por la revista Radio News. En 1949 se activaron 40 zonas CQ y se actualizaron y anunciaron las condiciones generales del diploma WAZ en la revista CQ. Estas zonas CQ son totalmente diferentes de las 75 zonas ITU que la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones) definió cuando trasladó su sede a Ginebra (Suiza) después de la Segunda Guerra Mundial.

Ya en las siguientes décadas (años 60 y 70), se crearán nuevos diplomas WAZ. Primero, un diploma de 40 zonas trabajadas en cada una de las 5 bandas de HF (200 zonas en total), denominado 5-Band WAZ o 5BWAZ. Posteriormente se emitieron diplomas WAZ específicos para la banda de 160 metros, la banda de 6 metros y para satélite. El diploma 5BWAZ se puede obtener ya con conseguir sólo 150 zonas, y es un diploma difícil de conseguir (en 1966 sólo lo obtuvieron 1000 operadores). Si se consiguen las 200 zonas, se otorga al operador un sello especial de oro para que lo pueda añadir a su diploma 5BWAZ.

Actualmente la revista CQ es la principal competidora de la revista QST (la publicación oficial de la ARRL).

 

Primer número de la revista CQ (Enero 1945)   Portada de la revista Radio News de abril de 1946
Dos revistas norteamericanas de esos años, competidoras de la revista QST de la ARRL, del mismo editor. En la izquierda, el primer número de la revista CQ, de enero de 1945. En la derecha, portada de la revista Radio News de abril de 1946, donde se ve a Bill Shaw W9UIG en su cuarto de radio. Bill operaba con un emisor de 500 vatios, un receptor Hammarlund HQ-120X, y una antena directiva Yagi de 3 elementos. (Clic en las imágenes para ampliarlas).  

 

En 1945 se funda en San Francisco (California, Estados Unidos) la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y establece su sede en Nueva York. La ONU pretende agrupar todos los países del mundo y trabaja para mediar en cualquier problema político entre países. Se trata de evitar nuevos conflictos entre países. La ITU pasó en 1947 a ser una agencia especializada de las Naciones Unidas, y en 1948 transfirió su sede de Berna a Ginebra (Suiza). La ITU había sido creada en 1865 por 20 países como Unión Internacional Telegráfica para regular y estandarizar las comunicaciones telegráficas a nivel mundial. Creció rápidamente, en 1885 la UIT regularía también las comunicaciones telefónicas, y en 1906 añadiría las radiocomunicaciones, y en 1932 pasaría a ser la actual Unión Internacional de Telecomunicaciones. Tras acabar la guerra ya formaba parte de ella 150 países (189 países en 2005).

Logo actual de la ITU, desde 1947.
Logo actual de la ITU, desde 1947.

La ITU se encarga de proveer prácticas y procedimientos estandarizados en todas las ramas de las telecomunicaciones. Forman parte de ella tres comités consultivos internacionales:

A título informativo, la estructura de la ITU incluye cuatro juntas permanentes: los tres comités consultivos internacionales (IFRB, CCIR y CCITT) y el Secretariado general (consejo directivo), el cual toma las disposiciones financieras y administrativas para los tres comités consultivos. El Consejo de Administración de la UIT se reúne una vez al año. Está constituido por 36 países principales como Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Francia, Alemania, Japón, etc. Su misión es auditar las funciones administrativas y coordinar las actividades de las cuatro juntas permanentes que se encuentran en Ginebra. La dirección suprema de la UIT es confiada a la Conferencia de Plenipotenciarios. Los países miembros de la ITU se reúnen aproximadamente cada 5 años con ocasión de una Conferencia de Plenipotenciarios, y participan en las Conferencias Mundiales de Radiocomunicaciones (WARC, World Administrative Radiocommunication Conferences, WRC desde 1992), así como en Conferencias Administrativas Regionales. En 1992, la ITU se reforma, y los tres comités consultivos internacionales fueron disueltos, y sus funciones fueron asignadas a tres nuevos sectores de la ITU que fueron creados: Sector de Radiocomunicaciones (ITU-R), Sector de Normalización (estandarización) de las Telecomunicaciones (ITU-T) y Sector de Desarrollo de las Telecomunicaciones (ITU-D).


 

Volver al índice

 

La FM en bandas decamétricas

La modulación en amplitud (AM) fue la reina en los años de posguerra entre los radioaficionados, y solían usarse equipos de grandes componentes, dimensiones y peso, difíciles o implosibles de transportar por una sola persona en algunos casos (los equipos más potentes estaban montados en bastidores de más de metro y medio de altura). Por aquel entonces, y para conseguir una mejor eficiencia en el uso del espectro de frecuencias de radioaficionados, la ARRL promovió el empleo de modulación de frecuencia de banda estrecha (NBFM) en algunas partes del espectro de HF, pero la iniciativa no prosperaría.

Ya en el número de marzo de 1941 de la revista QST, George Grammer (W1DF) citaba a la modulación de FM en banda estrecha (NBFF, Narrow Band FM) como un “eventual sistema para radioaficionados” bajo el argumento de que en el caso de señales débiles, la recepción de éstas es mejor si están moduladas en FM que en AM. También la revista incluía el diseño de un adaptador de FM para conectar en la última etapa de FI de un receptor superheterodino de comunicaciones, constituido por dos etapas limitadoras y un discriminador de frecuencia que entregaba una señal de audio que debía ser inyectada en la entrada de la etapa de audio del receptor de radio.

Pero la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial a finales de 1941 y el cese de la actividad de los radioaficionados hizo que no hubieran oportunidades de desarrollar la NBFM para radioaficionados, hasta que la radioafición volviera a estar permitida después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Entonces de vio la posible utilidad de la NBFM como alternativa a la AM en bandas de HF por los crecientes problemas de interferencias que provocaban los radioaficionados en equipos de radio vecinos y en los televisores de la época, y la ARRL estudió seriamente el impulsar esta nueva modalidad. La FCC autorizó temporalmente el uso de la NBFM en agosto de 1947 en algunas bandas de HF, algunos fabricantes sacaron algunos equipos de HF que incluían esta modalidad, pero algunos problemas que presentó el uso de la NBFM en las propagaciones ionosféricas multitrayecto, restricciones posteriores para su uso en bandas de fonía de HF, y el desarrollo de la Banda Lateral Única (SSB), la hizo caer casi en el olvido, quedando relegado su uso a la banda de 10 metros.

 

Volver al índice

 

1947 : Por fin la SSB

Fue en septiembre de 1947 cuando Oswald Garrison “Mike” Villard (W6QYT) y un grupo de estudiantes radioaficionados de la Universidad de Stanford, comenzaron a experimentar con la SSB (Single SideBand, Banda Lateral Única), aquella famosa tecnología de la que se había hablado tímidamente en 1933-1934. Sus primeras experiencias con la SSB, realizadas en la estación del Radioclub de la Universidad de Stanford (de indicativo W6YX), universidad donde Mike Villard estaba finalizando su doctorado, fueron publicadas en el número de enero 1948 de la revista QST en un artículo en tres partes que trataba de la “Single Sideband, Suppressing Carrier” (SSSC). La SSSC (o SSB) fue presentado como un modo de fonía de menor ancho de banda que la AM, y menos sensible a las interferencias. Poco después la SSB estaba ya en boca de todos los radioaficionados y comenzó a ser la moda.

La modulación de amplitud (AM) suele ser representada como la portadora de radio cuya amplitud varía con la amplitud de la señal moduladora (de fonía). Si no hay fonía, la portadora tiene una amplitud constante, pero cuando hay fonía, la amplitud de la portadora varía siguiendo la forma de onda de la señal moduladora, siendo las variaciones de amplitud mayores cuanto mayor es el nivel de la señal moduladora. Esto es lo que se ve cuando se observa una señal modulada en AM en la pantalla de un osciloscopio. Sin embargo, si se analiza una señal modulada en amplitud con un analizador de espectros, se observa que la amplitud de la portadora siempre es constante, y al aplicar la señal moduladora, aparecen a ambos lados de la portadora dos señales, que son las bandas laterales, cuya frecuencia y amplitud dependen de la señal moduladora. Si la frecuencia de la portadora es Fp y la frecuencia moduladora es Fm, las frecuencias de las dos bandas laterales serán Fp+Fm y Fp-Fm. La primera es la Banda lateral Superior o USB (Upper Side Band), ya que está por encima de la frecuencia de la portadora, y la segunda es la Banda lateral Inferior o LSB (Lower Side Band), por estar por debajo de la frecuencia de la portadora.

Con este análisis de frecuencia, en una transmisión de AM, la portadora no transporta ninguna información (ya que su amplitud es fija), mientras que las dos bandas laterales transportan la misma información de la señal moduladora, y sólo aparecen las bandas laterales cuando hay modulación. Por tanto, en una transmisión de SSB lo que se hace es suprimir la portadora y una de las dos bandas laterales. Hay, pues, un importante ahorro de consumo energético, y además el ancho de banda de la transmisión se reduce a la mitad que para una transmisión de AM. Son dos importantes ventajas de la SSB frente a la AM.

A continuación, a la izquierda una foto de Mr. SSB (Oswald G. M. Villard) en 1947. A la derecha el equipo Collins KWS-1, sin duda el equipo soñado por todos en esa época. Puesto a la venta en 1955, fue el primer transmisor de hasta 1 kw de potencia en antena que incorporaba la SSB.

 

Oswald G. Mike Villard (W6QYT) en 1947 Collins KWS-1 (1955)
Oswald G. “Mike” Villard (W6QYT, “Mr. SSB”) en 1947. Collins KWS-1 (1955)
(Clic en las imágenes para ampliarlas)

 

Esta vez la SSB tuvo éxito porque el mercado ya proporcionaba los materiales adecuados para su implantación, incluyendo excitadores SSB para la banda de 144 MHz (2 metros), lo que permitiría crear los primeros equipos de radio con la SSB incorporada.

Y pasan los años...

 

Volver al índice

 

 

LOS AÑOS 50

Sin duda lo que más destacó en esta década fue el nacimiento de los transistores y los circuitos integrados.

En los 50, los radioaficionados no solían trabajar en todas las bandas de 160 a 2 m (la banda de 2 metros, en VHF, ya se utilizaba), y hacían sus contactos principalmente en las bandas de 75 y 80 metros (las bandas más bajas), que solían limitar sus comunicaciones a contactos regionales. Aquellos que se atrevían con los 40, 20 y 10 metros eran considerados poco menos que genios. Y los que se atrevían con la banda de 2 m (145 MHz), tenían algo de fontaneros, ya que sus circuitos resonantes en esas frecuencias estaban realizados en la mayoría de los casos con líneas paralelas construidas con tubos de cobre utilizados por los fontaneros.

El equipamiento del cuarto de radio de estos últimos solía estar constituido por un voluminoso receptor, un transmisor, una fuente de alimentación, vatímetro, preamplificador y otro amplificador, a menudo instalados en bastidores voluminosos, como se ve en el impresionante cuarto de radio de Paul Wilson (W4HHK) del año 1950 que se muestra en la siguiente fotografía.

 

W4HHK Paul Wilson en 1950
Paul Wilson (W4HHK) en su cuarto de radio en 1950. Ya estaba activo en la banda de 2 metros.

 

En esta década aparecen los primeros transmisores dotados con la SSB (Banda Lateral Única), como el Collins KWS-1 mencionado en el apartado anterior, y que salió a la venta en 1955. La aparición de la SSB en las bandas de HF daría lugar a una costumbre entre los radioaficionados que se convirtió en un estándar de operación de facto, que se mantiene incluso hoy en día: Las bandas bajas de HF (40, 80 y 160 m) se operan en LSB (Banda Lateral Inferior), y las bandas altas de HF (20, 15, 10 m, y posteriormente, las denominadas bandas WARC) se operan en USB (Banda Lateral Superior).

La razón de esto hay que buscarla en el diseño de los primeros transmisores de SSB. Para realizar la modulación SSB se requiere utilizar una frecuencia fija, sobre la que se realiza la modulación, y después ésta se mezcla en un circuito mezclador con la señal generada por un oscilador de RF variable de bastante estabilidad para llevar, por suma o diferencia de frecuencias, a la banda de HF deseada. En los primeros transmisores de banda lateral única la frecuencia fija era de 9 MHz, generada por un oscilador controlado por cristal de cuarzo. En un “modulador balanceado” se combina con la señal de voz moduladora, generando a su salida una señal de 9 MHz modulada en banda lateral doble (DSB, o AM con portadora suprimida), y a continuación se hace pasar esta señal por un filtro muy bien calculado constituido por cristales de cuarzo de 9 MHz bien elegidos, que gracias a su elevada selectividad (de tan sólo 3 kHz), es capaz de dejar pasar sólo una de las dos bandas laterales de la señal DSB y no dejar pasar la otra, obteniéndose a la salida la señal de 9 MHz ya modulada en banda lateral única.

En aquellos primeros transmisores de SSB la señal fija de 9 MHz era modulada sólo en USB (Banda lateral superior), no había conmutación entre USB y LSB. Si a continuación se mezclaba con la señal de un oscilador variable de 5 MHz, por suma de frecuencias la señal se llevaba a los 14 MHz, banda de 20 metros (9 MHz + 5 MHz = 14 MHz). Lo mismo se hacía para las bandas de 15 m (21 MHz) y de 10 m (28 MHz), cambiando de rango de frecuencia del oscilador variable. En cualquier caso, la señal transmitida al aire en estas bandas era en modo USB. Sin embargo, para generar las bandas de HF inferiores, de 40 m (7 MHz), 80 m (3,7 MHz) y 160 m (1,8 MHz), la señal de 9 MHz debía ser restada de la frecuencia del oscilador variable: Así, para generar los 40 m el oscilador variable debía funcionar en 16 MHz (16 MHz - 9 MHz = 7 MHz). Al ser restada la frecuencia de la señal de 9 MHz, como consecuencia se invierte la modulación SSB y por ello la modulación USB de la señal de 9 MHz pasa a ser modulación LSB en las bandas inferiores.

Posteriormente se añadió un segundo cristal de cuarzo de 9 MHz al oscilador de frecuencia fija, de manera que la frecuencia de ambos cristales de cuarzo estaban uno justo por encima y el otro justo por debajo de la banda pasante del filtro de cristales de banda lateral única. Esto ya permitió que la señal de 9 MHz pudiera ser modulada en USB o LSB (seleccionando el cristal oscilador), y por tanto se pudiera emplear una u otra modulación en cualquier banda de HF. Sin embargo, persistió (y se sigue manteniendo) el uso de la USB en las bandas altas de HF y de la LSB en las bandas bajas de HF.

A finales de los 50 nacería también la SSTV (Slow Scan TV, Televisión de barrido lento), que a pesar de su nombre, es un método de transmisión de imágenes fijas (y no móviles), pero no empezaría a desarrollarse hasta la década de los 60, la veremos más adelante.

 

Volver al índice

 

Los primeros transceptores

Técnicamente, en esta década surgen los primeros equipos transceptores. Hasta entonces las estaciones de radioaficionado estaban constituidas por equipos transmisores y receptores separados, que se podían interconectar externamente en mayor o menor grado entre sí. Aunque podía habérsele ocurrido antes a alguien, no existían equipos que aunaran transmisor y receptor interconectados bajo una misma carcasa. Fue la expansión de la SSB la que hizo que el concepto de transceptor resultase tan práctico como atractivo.

En su forma más básica, un transceptor emplea una serie de circuitos que son comunes tanto para la parte de transmisión como para la de recepción, como son los osciladores que controlan las frecuencias de transmisión y recepción. Y por otro lado presentan la gran ventaja de que un solo equipo sustituye al transmisor y receptor separados, y con menos mandos.

El primer transceptor comercial llegó de la mano de Collins Radio en 1957 con el modelo KWM-1, que fue una referencia no sólo para Collins sino también para el resto de fabricantes. Este transceptor de AM/CW/SSB y con una potencia máxima en torno a los 90 vatios en antena, estableció el principio del fin de los transmisores y receptores separados en las estaciones de radioaficionado. Sin embargo, unos pocos fabricantes como Collins y R. L. Drake siguieron produciendo transmisores y receptores separados unos 20 años más, pero diseñados de forma que se podían interconectar entre sí para funcionar en conjunto como un transceptor. A medianos de los años 70, ya eran pocos los que aún fabricaban transmisores y receptores separados.

 

Volver al índice

 

Una película da visibilidad a la radioafición

Christian-Jaque
Christian-Jaque (1904-1994)

En 1956, el director de cine francés Christian-Jaque (de nombre real Christian Maudet) y el guionista Henri-Georges Clouzot estrenaron la película titulada Si tous les gars du monde... (Si todos los hombres del mundo...), basada en la novela homónima de Jacques Rémy. Esa película dura casi dos horas y habla de la historia de un comandante de un pesquero de arrastre con problemas en el mar y cuya tripulación es salvada gracias a los radioaficionados. Fue interpretada por los actores André Valmy, Jean Gaven, Marc Cassot y Georges Poujouly.

A pesar de que la película no incluía en su tama crímenes, disparos, ni la interpretaban estrellas, sino sólo jóvenes actores, tuvo un gran éxito y dio mucha publicidad a la radioafición. No fue una película divertida, sino dramática y conmovedora y bastante realista (se empleó en ella el modesto cuarto de radio del radioaficionado francés F8YT), y sin embargo plasmó como nadie la estupenda labor humanitaria de los radioaficionados en acciones de ayuda (en desastres, búsquedas de medicamentos, etc...) y salvamento, algo que era ciertamente conocido por muchas personas ajenas a la radioafición, y que potenció aún más esta película. No en vano, la radioafición está reconocida internacionalmente como un servicio público. Esta película, que en España se titulo T.K.X. no contesta, fue galardonada con el Premio Especial de la Organización de las Naciones Unidas ese mismo año, y es prácticamente la primera película en la que la radioafición es el hilo conductor de la trama.

Si tous les gars du monde... T.K.X. no contesta
Si tous les gars du monde... T.K.X. no contesta.
(Clic en las imágenes para ampliarlas).

Básicamente, el argumento de la película es el siguiente: Los tripulantes del pesquero Lutèce que faena en el Mar del Norte van cayendo enfermos uno tras otro y solamente una vacuna, administrada en las siguientes doce horas, podrá salvarlos. Una desesperada llamada de socorro por radio desde el pesquero es captada por un radioaficionado e inicia una cadena de solidaridad: en un poblado de Togo (en el Golfo de Guinea, África) consiguen diagnosticar el envenenamiento, en París (Francia) consiguen la vacuna, que es enviada a Berlín y tras pasar al sector ruso (entonces Alemania, y la capital Berlín, estaban divididas en sectores controlados por las potencias vencedoras en la II Guerra Mundial), finalmente, un avión danés la lanza en paracaídas sobre el pesquero. Gracias a la dedicación y esfuerzo de todos, y particularmente a la de los radioaficionados, la tripulación regresará sana y salva.


 

Volver al índice

 

Aparecen los transistores

Otro hito importante de los años 50's, que revolucionó la electrónica en general, fue la aparición del transistor. La tecnología electrónica, y por tanto la tecnología de las comunicaciones, se basaba desde sus orígenes en las válvulas de vacío o tubos electrónicos, pero a finales de 1947 los laboratorios Bell de Norteamérica presentaron algo nuevo, el transistor. Se trata de un dispositivo de estado sólido con tres electrodos de conexión y de pequeño tamaño, que por su comportamiento podría decirse que era una especie de triodo de estado sólido, e inició la era de la electrónica de estado sólido, al ir reemplazando desde los años 50 a la electrónica de los tubos electrónicos.

El primer receptor de radio a transistores se lanzó al mercado en octubre de 1954, fue el modelo TR-1 de Regency, empresa de Indianápolis, al entonces desorbitado precio de 49,95 dólares USA. Era un pequeño receptor de bolsillo de Onda Media que incorporaba cuatro primitivos transistores de germanio. Regency produjo en 1956 el primer equipo transistorizado para radioaficionados, el conversor de recepción ATC-1 para las bandas de 80 a 10 metros (que permitía escucharlas con un receptor de Onda Media), y Hallicrafters comercializó un elaborado y costoso transceptor a transistores en 1959, el FPM-200, que incorporaba dichos componentes en su diseño, salvo en las etapas excitadora, amplificadora final y reguladora de tensión, que aún estaban realizadas con válvulas. Los transistores de esa época sólo soportaban tensiones y potencias bajas, por lo que debían seguir empleándose válvulas de vacío donde no podían emplearse transistores. Varias compañías más emplearon ese esquema hibrido (lámparas + transistores) a lo largo de los años 60.

Los primeros transistores, de germanio, eran bastante caros (y a veces no muy fiables), podían costar hasta 20 veces el precio de un tubo electrónico. Pero la introducción de los transistores trajo varias ventajas: Un bastante menor tamaño de los equipos, lo que permitía crear equipos más pequeños y más fácilmente transportables (como ocurrió con los pequeños receptores de radio de bolsillo, algo casi impensable anteriormente con receptores de válvulas), y que requerían unas tensiones de alimentación bastante bajas, por lo que podían ser alimentados con pilas de bajo valor de tensión e incluso con la batería de los automóviles: ello permitió que surgieran equipamientos electrónicos para automóviles. Pero todo esto comenzaría a desarrollarse plenamente en la siguiente década.

 

Volver al índice

 

Otros hitos de los años 50

Otros hitos de la década de 1950 fueron la aparición en 1955 de las primeras antenas directivas para operación en bandas de HF (antenas yagi), la Exposición Universal de Bruselas de 1958, en la cual se instaló una estación de radioaficionados (la ON4UB), el éxito de la banda de 6 metros (50 MHz), que comenzó a estar tan concurrida como la banda de 2 metros (144 MHz) a finales de la década, o el nacimiento de la actual Banda Ciudadana en los 11 metros (27 MHz) en Estados Unidos en 1958.

La Exposición Universal de Bruselas de 1958 fue todo un acontecimiento, donde se presentaron increíbles creaciones, a menudo futuristas en su diseño, y en ocasiones de gran tamaño. Los principales pabellones fueron los de Estados Unidos, la URSS y Francia, y se pudieron ver avances futuristas como las aplicaciones del aluminio, las invenciones de Bell Telephone, Coca-Cola, IBM, Kodak, Philips o Solvay. De aquella exposición se conserva hoy en día el famoso edificio “Atomium”, realizado en metal.

La UBA, rama belga de la IARU, consiguió una sala en el recinto de la Exposición, donde se instaló una estación de radioaficionados, la ON4UB, que comenzó a emitir el 11 de mayo de 1958, un mes después de la apertura de la Exposición, con una antena dipolo. Durante los 6 meses que duró la exposición (hasta octubre 1958) se establecieron 3.142 contactos en 6 bandas con 88 países. Gracias a este éxito, se consiguió tras el cierre de la Exposición un local permanente donde se instaló la estación ON4UB, que se convirtió en la voz de la radioafición en Bélgica, la estación nacional de los radioaficionados belgas.

En la década de los 50 también tuvo un gran auge el uso de las bandas de VHF de 2 y 6 metros (y la de 220 MHz en Estados Unidos), que se comenzaron a usar tras la II Guerra Mundial, sobre todo para experimentar nuevos modos de propagación y diseños de antenas para estas bandas, buscando lograr cubrir largas distancias (DX) en estas bandas de alcances típicamente locales o regionales. Hacia 1955 fue típica la actividad DX usando apilamientos de antenas Yagi, destacando el apilamiento “cinco sobre cinco”. La banda de 6 metros (50 MHz) resulto ser muy interesante, ya que a las condiciones de propagación local típicas de las bandas de VHF, en ocasiones se conseguían comunicaciones a largas distancias mediante mecanismos de propagación ionosférica más propios de las bandas de HF. En 1958, por primera vez, la banda de 6 metros ya estaba tan concurrida como la banda de 2 metros.

 

Volver al índice

 

Aparece la Banda Ciudadana en 27 MHz

Al Gross, padre de la CB.
Al Gross, padre de la CB y uno de los inventores del walkie-talkie.

La Banda Ciudadana (CB, Citizen Band) surge como un medio de comunicación personal a través de equipos de radio de uso para el ciudadano corriente en Estados Unidos, y sus orígenes se remontan a 1944 cuando el joven ingeniero norteamericano Alfred Gross (Al Gross, 1918-2000) propuso al FCC (Federal Communications Commission) la creación de este servicio para uso del ciudadano (para comunicaciones personales, familiares y de tipo profesional), aprobándose un servicio de este tipo en la banda de 462 MHz (UHF) después de acabada la II Guerra Mundial, en 1946, bajo la denominación de “Banda Ciudadana de Clase A”. En 1958 el FCC creó la “Banda Ciudadana de clase D”, para comunicaciones personales de tipo familiar y comunicaciones individuales en empresas. Fue asignada en la banda de 27 MHz, que entonces era una banda de uso gubernamental (asignada a título primario al servicio forestal y de uso militar, y a título secundario al servicio de radioaficionados norteamericanos). Fue esta banda a la que el gran público asoció el acrónimo “CB” (Citizen Band, Banda Ciudadana), y a partir de los años 60's empezó a popularizarse entre trabajadores de pequeñas empresas y autónomos (electricistas, fontaneros, carpinteros...), y en empresas de servicios de transporte (transportistas, taxistas, etc...).

Los camioneros transportistas norteamericanos estuvieron a la cabeza de la difusión de la CB en los 60's, y sobre todo en los años 70's, con motivo de la limitación de la velocidad en carretera a 90 km/h a causa de la crisis del petróleo de 1974. La Banda Ciudadana se convirtió en un medio para avisarse entre conductores de la presencia de patrullas de policía de carretera, y ello popularizó mucho la CB en Estados Unidos. Se formaron muchos clubs de cebeístas (usuarios de la CB), y se desarrolló un argot de palabras para las comunicaciones en CB. En varias películas y series de televisión norteamericanas de mitad y finales de los 70's aparece el uso de los equipos de CB, y en algunas tenían un gran protagonismo (en películas que se desarrollaban en carreteras, de camioneros, etc...). Y siendo la CB un medio de comunicación personal genuinamente de Estados Unidos, a partir de la década de 1970 comenzó a extenderse rápidamente a otros países, principalmente de Europa, en los cuales se iría legalizando su uso.

Pero debe tenerse en cuenta que la Banda Ciudadana no es radioafición, aunque tengan en común el uso de equipos de radio. La CB es un medio de comunicaciones personales y de entretenimiento, y cualquier ciudadano puede acceder a una licencia de CB sin tener conocimientos de radio. En cambio, la radioafición es una actividad básicamente de experimentación de radio, y para acceder a una licencia de radioaficionado, el candidato ha de demostrar (mediante algún tipo prueba o examen oficial) unos conocimientos suficientes en materias de radioelectricidad, reglamentación sobre radioafición, e incluso del conocimiento del código Morse y la práctica de telegrafía (algo que en 2003 dejó de ser estrictamente obligatorio para los países de la UIT, pudiendo eliminar si así lo deseaban el requisito de demostrar conocimientos de Código Morse y cierta práctica de la telegrafía para la obtención de la licencia de radioaficionado).

Al Gross (que también fue radioaficionado con indicativo W8PAL) es considerado “el padre de la CB ” por su gran protagonismo en la creación de sistemas de comunicaciones personales por radio así como por el diseño y fabricación de equipos para estos servicios. Pero a Al Gross se le conoce también por ser un pionero en las modernas técnicas de radiocomunicaciones personales, siendo erróneamente considerado por muchos el inventor del Walkie-talkie en 1938, cuando aún era estudiante de ingeniería en Cleveland, equipo que puso la posibilidad de poner las comunicaciones personales por radio de corto alcance en manos del público en general, de ahí que fuera el principal artífice en la creación de la Banda Ciudadana.

Estrictamente hablando, el mérito de la invención del walkie-talkie hay que atribuírselo al ingeniero canadiense (de origen inglés) Donald Lewes Hings (1907 - 2004), el cual desarrolló el primer equipo de radio transmisor-receptor portable de la historia, al que denominó “Packset” (o “wireless set”) en 1937, para utilizarlo como aparato de comunicaciones por radio de los pilotos forestales de la compañía para la que trabajaba, la compañía minerometalúrgica Consolidated Mining & Smelting Company (CM&S, actual Teck Resources Limited). Así que cuando Al Gross inventó su walkie-talkie en 1938, el packset de Donald Hings ya estaba en producción.

Los primeros Walkie-talkies de Al Gross operaban en 250-300 MHz y usaban tubos electrónicos miniatura especialmente adaptados para operar a estas frecuencias entonces tan elevadas, y de bajo consumo eléctrico, lo que permitía alimentar el aparato con pilas o baterías de tamaño reducido. La denominación walkie-talkie para estos aparatos de mano viene a decir que es un aparato que permite pasear (walk) y hablar (talk) simultáneamente, y no entrarían en el ámbito de la radioafición hasta los años 60-70's, para su empleo en bandas de VHF (2 metros) y gracias al uso de los transistores en lugar de los tubos de vacío.


 

Volver al índice

 

LOS AÑOS 60 Y 70

En los años 60's se va consolidando en las bandas de HF la SSB sobre la AM. Según una encuesta de la revista QST (la revista de la ARRL) entre sus lectores sobre sus hábitos de operación realizada en 1960, en fonía aproximadamente la mitad (50%) ya usaban la SSB y la otra mitad la AM, salvo en la banda de 20 metros, donde la SSB dominaba la fonía en un 75%. La SSB va desplazando a la AM en las bandas de HF, y a finales de los años 70 ya quedaban muy pocos radioaficionados que seguían usando la AM en bandas de HF.

En el caso de España, la SSB no fue autorizada hasta 1960, sólo estaba permitida la telegrafía y la AM. La SSB (y las estaciones móviles) fueron autorizadas por el gobierno español tras comprobar en unas experiencias conjuntas de radioaficionados con Protección Civil la potencialidad de utilizar los radioaficionados como cuerpo de transmisiones de Protección Civil.

Los transceptores de HF se fueron imponiendo rápidamente a los conjuntos de transmisor y receptor separados, y ya a finales de los 70 ya casi no se fabrican transmisores y receptores por separado. Entre los primeros transceptores que ya incluían la SSB se cita al Heathkit SB-100 y la línea S de Collins.

 

Volver al índice

 

Los diexistas y el auge de la CB

Las tensiones políticas entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética surgidas tras el final de la II Guerra Mundial, da lugar a una larga época de tensión entre ambos países y sus aliados, que se ha conocido como “Guerra Fría ”, un tenso periodo de paz armada motivado por razones económicas y políticas entre el totalitarismo oriental frente al capitalismo occidental, junto con varios incidentes de espionaje entre ambos bloques, y que duró hasta principios de los 90, tras la caída del Muro de Berlín. En los 60 comienza a haber una gran actividad en las bandas de radiodifusión de Onda Corta (HF) donde emisoras de un bando y otro transmiten sus programaciones, muchas veces de marcado carácter político y propagandístico, hacia potenciales oyentes en todas partes del mundo, y usando numerosas lenguas en sus programaciones. Por ello a principios de los 60's surgen los primeros entusiastas de la radioescucha de la onda corta, conocidos como SWL (Short Wave Listener, Escuchantes de la Onda Corta) o Diexistas de Onda Corta. La actividad del Diexismo en Onda Corta alcanzó sus máximos en los años 70 y 80's, creándose clubs de diexistas o SWL en muchos países.

Anteriormente ya existían oyentes de las ondas cortas, y solían ser una cantera de radioaficionados, pero con la aparición de la Banda Ciudadana en 1958 en la HF (en 27 MHz, 11 metros) y la progresiva implantación de la SSB en las transmisiones en HF de los radioaficionados, en Estados Unidos se notó en los años 60 una sensible bajada en solicitudes de licencia para radioaficionado. Hubo un decrecimiento del interés por la radioafición que alcanzó su punto máximo en 1966, debida a esos dos motivos.

Por un lado, muchos radioaficionados “desaparecieron” de las bandas de HF en los receptores de los radioescuchas de onda corta, que solían utilizar equipos receptores, muchas veces de construcción casera realizados con dos a 4 tubos, o comerciales como el receptor Hallicrafter S-38, que no contaban con la SSB. Y aunque estaban ahí, los radioaficionados que cada vez más utilizaban la SSB dejaron de poder ser escuchados en estos receptores.

Por otro lado, en CB, las transmisiones eran en AM, y se podían recibir perfectamente con los receptores de los oyentes de onda corta (SWL). Pero además, muchos aspirantes a radioaficionados vieron que para la CB no se necesitaba tener que obtener una licencia que implicara exámenes de conocimientos de radiotécnica y prueba de telegrafía (la licencia de CB no contemplaba nada de eso, simplemente había que solicitarla) y además podían trabajar DX (largas distancias) igual que los radioaficionados, ya que en aquellos años en la banda de 11 metros había propagación a largas distancias, y con ello, una actividad DX intensa (ayunque restringida a Estados Unidos). En los años 60, el número de usuarios de la CB fue aumentando notablemente.

 

Volver al índice

 

El radioclub de la ITU

En 1962, algunos miembros de la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones) decidieron establecer un club de radio en el quinto piso del primer edificio de la sede de la ITU construido un año antes en Ginebra (Suiza). Algunos años más tarde, un intento de mover la estación al piso 19 del edificio construido en 1970 fracasó, porque no todos los miembros de la UIT apreciaron ver todas estas antenas en el techo del edificio. El radioclub de la ITU, equipado con la estación 4U1ITU, comenzó a emitir el 10 de junio de 1962 al mediodía, hora de Greenwich.

4U1ITU es un club de radio internacional que sobrevive, como muchos otros, gracias a las suscripciones de sus miembros y la dedicación de algunos mánagers, la mayoría de ellos miembros del instituto. 4U1ITU quería estar activo en todas las bandas y en todos los modos. En la práctica, se instalaron varias antenas a 25 m de altura sobre el techo del edificio. Está abierto a cualquier radioaficionado con licencia en vigor que quiera operar la estación del radioclub.

 

ON4AW operando la Estación de radioaficionados de la ITU (4U1ITU), año 1958.
El radioaficionado belga ON4AW operando la Estación de radioaficionados 4U1ITU de la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones), con sede en Ginebra (Suiza), año 1958. Cuatro años después se constituyó el radioclub de la ITU en esta sede.

 

Estación del radioclub de la ITU, año 1970
La estación 4U1ITU del Radioclub de la ITU en Ginebra, en 1975, con un flamante transceptor Yaesu FT-101ZD HF en primer plano que ya disponía de las bandas WARC. (Clic en la imagen para aumentarla).

 

Volver al índice

 

Los semiconductores se van imponiendo

La transistorización se va imponiendo rápidamente sobre la antigua tecnología de tubos de vacío, y a principios de la década de los 60 ya surgen los primeros circuitos integrados, que permiten reducir aún más el tamaño de los equipos. Empresas surgidas a finales de la década de los 50 que impulsaron la creación de los primeros circuitos integrados fueron Fairchild Semiconductor (fundada en 1957) y Texas Intruments. Texas Instruments creó un chip monolítico en 1958 constituido por componentes electrónicos individuales alojados en una unidad sellada herméticamente, Fairchild Semiconductor patentó y lanzó su primer circuito integrado al mercado en 1961.

Los fabricantes de equipos para radioaficionados no son ajenos a todo ello, y ya en 1969 la firma norteamericana Ten-Tec elaboró una serie de módulos de estado sólido (totalmente transistorizados) para construir transmisores y receptores de CW. En 1971 Ten-Tec presentó el Argonaut 509, transceptor de SSB y CW para HF con 5 vatios de salida, y en 1973 lanzó el Triton, que supuso todo un hito: era un transceptor de SSB y CW para HF ya totalmente de estado sólido, con todas las funciones necesarias, y con dos versiones de 100 y 200 vatios de entrada.

La implementación de los semiconductores y circuitos integrados en los años 60 y 70's hizo que los equipos fueran de tales características de diseño y complejidad, que hizo difícil que los radioaficionados pudieran por si mismos, continuar construyendo sus equipos, algo bastante habitual en décadas anteriores.

 

Volver al índice

 

Sobre las licencias de radioaficionado

En los años 60 también cambia el sistema de licencias de radioaficionados en varios países, entre ellos Estados Unidos, donde el número de radioaficionados es bastante alto. En 1952 la FCC había modificado los tipos de licencia existentes para radioaficionado, y todos pudieron acceder a las bandas de HF. Se establecieron tres tipos de licencia, que sustituyeron a las anteriormente existentes, y que daban más o menos privilegios para operar en las bandas de HF y en bandas mas altas según el tipo de licencia: Novice (principiantes), Technician (técnico) y Extra. Además, se redujo el requisito en la prueba de telegrafía necesaria para acceder a la licencia Novice de radioaficionado (para los nuevos radioaficionados) de transmitir y recibir en morse de 15 WPM (palabras por minuto) a 5 WPM. Por ejemplo, los principiantes (novice), que antes no podían operar en HF, fueron autorizados a operar en telegrafía en sendos segmentos de dos bandas de la HF y de la banda de 2 metros.

A principios de los 60 muchos radioaficionados muy experimentados quisieron recuperar el anterior sistema de licencias de incentivos e informaron de ello a la ARRL en octubre de 1963. Fue seguido con un gran debate durante el cual el número de radioaficionados autorizados disminuyó gradualmente en los Estados Unidos, como se ha comentado anteriormente (auge de la CB, Diexismo, etc...). Al final, la FCC restableció el sistema de licencia de incentivos el 24 de agosto de 1967, creando las licencias General (principiantes), Advanced (Técnicos) y Extra (Experimentados). Se reservaron segmentos exclusivos en bandas de 80, 40, 20, 15 y 6 metros para poseedores de licencias de la clase Extra y Advanced y se las retiraron a las licencias de clase General. Por supuesto, esta decisión disgustó a todos los poseedores de esta licencia (la más básica), que perdieron el acceso a una parte de sus bandas.

En la mayoría de los demás países, tales “exclusividades” no se dieron, la licencia era única (caso de España), y sólo en unos cuantos países había una licencia con categoría de principiante, como en el Reino Unido, que tenía restricciones de uso de bandas, potencias de transmisión y otras. Y también en esta década, en algunos países, como Bélgica, se eliminó el requisito de la prueba de telegrafía Morse para obtener una licencia que permitiera operar en las bandas superiores a los 30 MHz, es decir, en VHF (y superiores). Otros países europeos irían eliminando en los siguientas años el requisito de la prueba de telegrafía para acceder a una licencia que permitiera operar las bandas superiores a 30 MHz. Pero de momento, en Estados Unidos, la FCC se negó a ello.

 

Volver al índice

 

La televisión de barrido lento (SSTV)

La década de los 60 también contempla el nacimiento de la Televisión de barrido lento (SSTV) (Slow Scan TV), que a pesar de su nombre, es en realidad un sistema de envío de imágenes fijas a través de un canal de radio con un ancho de banda de un canal de fonía (3 kHz), más parecido a un sistema de Fax que a una verdadera transmisión de televisión. El concepto de la SSTV fue definido en 1957 por Copthorn Macdonald (WA2BCW, posteriormente VY2CM), el cual también desarrolló la primera cámara de video, la videocámara Westinghouse 7290 en 1958. En 1960, la FCC otorgó una autorización para transmitir SSTV en Estados Unidos, pero estaba limitada a aquellos a quienes Macdonald les había dado 7290 vidicones. Los vidicones eran unos tubos de vacío especiales que se usaban en la época para la captura de imágenes en las cámaras de televisión.

Mientras que la televisión comercial (analógica por entonces) requiere un ancho de banda de algunos megahercios, en las bandas de ondas hectométricas y decamétricas las señales sólo pueden utilizar un ancho de banda de sólo unos pocos kilohertzios. Por lo tanto, era imposible exprimir los treinta cuadros de imagen por segundo, de 525 líneas (estándar de televisión que regía en Estados Unidos) en un ancho de banda tan estrecho. Macdonald creó así un nuevo modo de operación, la SSTV. La primera transmisión SSTV utilizó un ancho de banda que variaba de 1500 a 2300 Hz, un rango lo suficientemente amplio como para representar una escala de grises de blanco a negro. La transmisión completa de una imagen tomaba 8 segundos, y era una imagen de baja resolución (de 120 líneas).

Las primeras pantallas utilizadas para visualizar las imágenes recibidas fueron pantallas de radar procedentes de surplus (excedentes militares) con fósforo de muy larga persistencia óptica (fósforo P7). La transmisión era, como se ha dicho, de 8 segundos, y aunque la imagen se iba desvaneciendo a medida que se iba recibiendo, aún era visible completa al final de la transmisión gracias a la persistencia luminosa del fósforo. Las tranmisiones son en blanco y negro (B/N), o más exactamente, en escalas de grises, pero también se realizaron pruebas para enviar imágenes en color. Para ello, el remitente tenía que transmitir la misma imagen tres veces, cada vez con un filtro rojo, verde o azul (filtros RGB) delante del vidicon. El operador que las recibía (las tres en B/N) debía fotografiar cada una de ellas sobre el mismo fotograma de la película fotográfica de color, colocando los filtros RGB delante de la lente de la cámara fotográfica. Esto se conocío como SSTV de secuencia de cuadros de color.

En el otoño de 1968, la SSTV fue autorizada en Estados Unidos por la FCC. Este nuevo modo de trabajo permite al aficionado transmitir y recibir imágenes estáticas B/N o en color. La SSTV utiliza un ancho de banda de 3 kHz en frecuencias dedicadas. Ese mismo año, WB8DQT y K7YZZ desarrollaron unos vidicones estándar.

En 1970, W7FEN inventó la SSTV de doble banda lateral, que proprocionaba simultáneamente voz en la banda lateral inferior y SSTV en la banda lateral superior. Como las imágenes tomadas con el tubo vidicon sufrían algunas distorsiones (alfiletero y barril) a medida que los electrones viajan a lo largo del tubo del vidicón, el método de secuencia de cuadros también tuvo problemas con ellos. La imagen en color no se completaba hasta que se recibía el último cuadro, y los tres cuadros sufrían este problema, apareciendo distorsiones al ser superpuestos para obtener la imagen final. Y lo peor es que cualquier ruido o interferencia en el canal de radio podía arruinar el registro de la imagen y estropear la imagen.

A mediados de los años 70, la tecnología de estado sólido ya permitió guardar las tres imágenes RGB en una memoria y mostrarlas simultáneamente en un televisor en color. El siguiente paso para la SSTV fue el método de línea secuencial. La imagen era explorada línea a línea, y cada línea de imagen es escaneada tres veces, una vez para cada color fundamental. Las imágenes se podían ver a todo color a medida que se iban recibiendo línea a línea (se iba construyendo en el monitor o televisor) y los problemas de superposición de los cuadros se redujeron.

En resumen, en esta época en que aún no existían los modernos ordenadores, los primeros sistemas de SSTV utilizados por los radioaficionados eran de baja resolución y en blanco y negro (aunque podían realizarse transmisiones en color mediante el truco de transmitir la misma imagen en blanco y negro tres veces con filtros de color y luego superponerlas), pero permitían la transmisión de pequeñas imágenes fijas en pocos segundos y con pequeño ancho de banda. Las imágenes a transmitir se captaban con scánners analógicos, y también con tubos vidicones empleados en las cámaras de TV, modificados para la captura de imágenes fijas. Las imágenes eran escaneadas por líneas horizontales sucesivas, desde el borde superior de éstas hasta el borde inferior. La información de brillo a continuación modula una señal portadora de baja frecuencia, que es la que a continuación modula la portadora de radio y se transmite por el canal de radio, transmitiéndose la imagen línea a línea. En la estación receptora las imágenes recibidas se recomponen línea a línea, y su reproducción se realizaba mediante el uso de tubos de rayos catódicos (TRC's) de los empleados para radar, caracterizados por tener una pantalla con fósforos de alto tiempo de permanencia de las señales de brillo (de varios segundos): Si todo iba bien, cuando entraba la última línea de la imagen comenzaba a desvanecerse la primera, cuando comenzaba a difuminarse una imagen, entraba la siguiente. Para este último cometido los radioaficionados norteamericanos de la época solían usar material de “surplus”, esto es, material de excedente militar, que era bastante abundante y que era vendido por el ejército norteamericano a buen precio. Y fotografiar la pantalla era el único medio para poder obtener una copia impresa de la imagen recibida. También existía la posibilidad de grabar el sonido de la señal recibida para su posterior tratamiento o visualización, posibilidad que era utilizada por muchas estaciones que, para suplir la carencia de medios para obtener las imágenes para transmitir, retransmitían el audio grabado de las imágenes recibidas.

Basados en el sistema de barrido de imagen por líneas aparecerían posteriormente modos de SSTV como el Martin, Scottie y Wraase SC-1, tres modos SSTV RGB que aceptan hasta 256 líneas de imagen. Y también no tardaron en aparecer los dispositivos de carga acoplada (CCD), sensores ópticos semicondutores que sustituyeron en las cámaras a los vidicones y tubos de captura de imágenes similares.

 

Volver al índice

 

Los repetidores de FM. Los equipos japoneses.

En los años 70 aparecen los primeros repetidores de FM o “estaciones repetidoras” en las bandas de VHF. Ello aportó una nueva faceta a la radioafición y a la operación en móvil y en portátil. Los repetidores permitían que dos radioaficionados que no pudieran contactar directamente entre ellos, sí lo podían hacer a través de la estación repetidora, siempre que estuvieran dentro del área de cobertura de la estación repetidora. La repetidora trabaja en dos frecuencias: Recibe en una frecuencia (frecuencia de entrada al repetidor), y reenvía las señales recibidas en otra frecuencia (frecuencia de salida) de la misma banda que no interfiera con la frecuencia de entrada (en la banda de 2 metros, la diferencia de frecuencias o “salto del repetidor” es de 600 kHz). Para aumentar el área de cobertura de las estaciones repetidoras, éstas se instalan en lugares elevados: en lo alto de edificios altos en áreas urbanas, en la cima de montañas, etc... Algunas estaciones repetidoras se asemejan a estaciones de telefonía móvil, con las antenas ubicadas en lo alto de un largo mástil o torreta, y los equipos de radio y de alimentación alojados en una caseta anexa a la torreta.

Rápidamente los fabricantes se adaptaron a la nueva demanda y aparecieron equipos de producción norteamericana para estas bandas, como el Regency HR-2A, lanzado en 1972, para la banda de 2 metros y preparado para la operación con repetidores y en móvil (ya que podía alimentarse con los 13,8 V de las baterías de los automóviles al ser un equipo totalmente transistorizado). También aparecen receptores escáneres de frecuencias, que exploran automáticamente estas bandas. El uso de las estaciones repetidoras se extiende rápidamente, y en 1972 ya había más de 310 repetidores de VHF en estados Unidos y 52 en Canadá. Y no sólo se establecieron repetidoras en la banda de 2 metros (145 MHz), sino también en las de 1,5 metros (220 MHz, banda de radioaficionados en Estados Unidos) y más adelante en 70 cm (430 MHz, ya en la UHF).

Por otro lado, en los años 70 llegan cada vez más equipos de VHF y HF procedentes de Asia, principalmente fabricados en Japón y Corea, que entran en rivalidad con los equipos de producción norteamericana. Pronto estos equipos, de marcas como Icom o Yaesu, coparon gran parte del mercado de equipos para radioaficionados, en detrimento de los equipos de fabricación norteamericana. También de manos de estas firmas comienzan a llegar walkie-talkies para las bandas de VHF y UHF, que se popularizan rápidamente por ser equipos de mano y capaces de operar a través de los repetidores instalados en las bandas de V/UHF, que incrementan notablemente la cobertura de estos equipos de mano. A continuación se muestran dos buenos ejemplos de los equipos de principios de los 70: el japones YAESU FT101 y el norteamericano DRAKE TR-4C, ambos para bandas de HF (o bandas decamétricas), dotados de la SSB (Banda Lateral Única).

 

FT101 de Yaesu TR-4C de Drake
FT101 de Yaesu TR-4C de Drake
(Clic en las imágenes para ampliarlas)

 

QSL de K1WHS
QSL de K1WHS

 

Volver al índice

 

El Meteor Scatter

En 1971 un radioaficionado de Sussex (Inglaterra) durante la lluvia de meteoritos de las Perseidas, registró señales procedentes de una emisora de radiodifusión FM en 70,31 MHz, procedentes de Gdansk (Polonia). Con ello surge una nuevo modo de comunicación entre los radioaficionados, denominado “Dispersión meteórica” o “Meteor Scatter” en terminología inglesa. Este modo de propagación permite el establecimiento de enlaces de corta duración entre estaciones a cientos de kilómetros mediante el mecanismo de la reflexión de las ondas de radio en la estela que dejan los meteoros al entrar en la atmósfera terrestre y evaporarse éstos por el gran calentamiento que sufren al friccionar a gran velocidad con el aire. Estas estelas están ionizadas, y su comportamiento es similar al de las capas de la ionosfera, las capas que permiten la propagación de las ondas a largas distancias en HF.

Estas estelas, si están fuertemente ionizadas, permiten reflexiones a frecuencias muy elevadas (de incluso UHF, las cuales no son reflejadas a largas distancias por la ionosfera), pero lo normal es que cuanto mayor sea la frecuencia, menor es el grado de reflexión que presentan. Y además las estelas desaparecen rápidamente, con lo cual los enlaces sólo tienen un tiempo escaso para establecer una comunicación satisfactoria, en el mejor de los casos, de unos pocos segundos (menor cuanto más alta sea la frecuencia de trabajo), y ello obligó al uso de modos de trabajo que aprovecharan bien este escaso tiempo para establecer y confirmar un enlace entre dos estaciones, como es el uso de la telegrafía a muy alta velocidad (típicamente se usaron mensajes grabados a gran velocidad en cintas de casette para su transmisión, y magnetófonos para grabar posibles respuestas).

El fenómeno de las reflexiones en estelas meteóricas ya había sido observado por los radioaficionados norteamericano tras la II Guerra Mundial, tras la creación de las bandas de 6 m y 2 m.

 

Volver al índice

 

Las nuevas bandas WARC

Y finalmente decir sobre la década de 1970 que en 1979 la ITU celebró en Ginebra una Conferencia Mundial Administrativa de la Radio (conferencias que se celebran regularmente cada pocos años), en la cual, gracias al empeño de la IARU, se aprobaron tres nuevas bandas que fueron asignadas para el servicio de radioaficionados: 30 metros (10 MHz), 17 metros (17 MHz) y 12 metros (24 MHz). Hoy en día estas bandas son conocidas por muchos radioaficionados como las Bandas WARC (WARC es el acrónimo inglés de Conferencia Mundial Administrativa de la Radio, desde 1992 se denominan WRC).

La banda de 30 m (10,100-10,150 kHz) se asignó a los radioaficionados como servicio primario fijo para modos digitales (digimodos) de banda estrecha y CW. Al ser muy estrecha de banda, no está permitida la fonía en ella. La banda de 17 metros (18,068-18,168 MHz) es una banda compartida por igual entre el servicio de aficionados, incluidos los aficionados por satélite, y el servicio fijo (máximo 1 kW) en algunos países de Europa oriental. Los modos CW, RTTY y fonía en USB están permitidos. Finalmente, la banda de 12 metros (24,890-24,990 MHz) se asignó primariamente al servicio de aficionados y al servicio de aficionados por satélite. Los modos de operación permitidos son CW, FSK y fonía en USB. Como esta banda se acerca a los 30 MHz, las tranmisiones a largas distancias suelen ser limitadas, principalmente durante el día durante los años de alta actividad solar.

Los concursos fueron expresamente prohibidos en las tres bandas WARC. Son excelentes para el DX así como para contactos regionales, y están menos llenas que las otras bandas debido a esta restricción para los concursos, los cuales llenan de actividad las otras bandas de HF, sobre todo los fines de semana, en detrimento de aquellos radioaficionados que no participan en estos concursos.

 

Volver al índice

 

 

LA RADIOAFICIÓN VA AL ESPACIO

La radioafición comenzó a extender su actividad en la década de los 60 a un nuevo ámbito, más allá de la Tierra, el espacio. Se lanzaron los primeros satélites espaciales para uso de los radioaficionados, auténticos repetidores situados a cientos o miles de kilómetros por encima de la superficie terrestre, a la vez que surge otro sistema de comunicación que utiliza la Luna como estación repetidora muy distante, el rebote lunar.

 

Los primeros satélites de radioaficionados. Nace AMSAT.

Tres años después de finalizar la II Guerra Mundial comenzó el tenso periodo de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la antigua URSS (Unión Soviética) y sus respectivos aliados, que duró hasta principios de los 90. Un momento bastante tenso de este periodo llegó cuando la URSS lanzó el 4 de octubre de 1957 el primer satélite artificial que orbitó alrededor de la Tierra, el Sputnik I, lo que en cierta manera era una forma de decirle a los americanos “cuidado chicos, estamos aquí y podemos hacerlo”. El Sputnik I podía sobrevolar el territorio de Estados Unidos sin impedimentos, y podía dar a entender que la URSS estaba mucho más adelantada tecnológicamente que los Estados Unidos, cosa que en realidad no era cierto.

Dicho satélite era una bola de aluminio de 83,6 kg de masa y 58 cm de diámetro, girando en torno a la Tierra en una órbita elíptica inicial que iba de 235 a 935 Km de altura sobre la superficie terrestre, y se desintegró al reentrar en la atmósfera terrestre entre el 4 y el 10 de enero de 1958 tras ser frenado lenta pero progresivamente por la fricción con la alta atmósfera terrestre (aún presente, pero muy enrarecida, por encima de los 230 km de altura).

El Spuknit I tenía una radiobaliza de pequeña potencia que transmitía en la frecuencia de 20,007 Mhz un sonido de tipo “bip...bip..”, y que fue escuchado por muchos radioaficionados de todo el mundo.

 

Roy Welch (W0SL) y a sus amigos escuchando el Sputnik A la izquierda puedes ver a Roy Welch (W0SL) y a sus amigos escuchando el Sputnik el 7 de octubre de 1957 en una feria del estado de Texas. Para acallar a los rusos y ganar la confianza de la población, Estados Unidos creó inmediatamente la Agencia Espacial Norteamericana, la NASA, y a los pocos meses lanzaba el primer satélite americano, el Explorer-I, el 01-02-1958, que en 1958 enviaba este sonido en la frecuencia de 108,027 Mhz. Había comenzado la "Carrera espacial " entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética.

 

Como respuesta a la URSS, Estados Unidos fundó a los pocos meses la agencia espacial NASA, y bajo la dirección de Wernher von Braun, lanzó el 31 de enero el primer satélite norteamericano, el Explorer-I, que también transitió algún tipo de sonido en las frecuencias de 108,0 MHz y 108,03 MHz, y que llevaba así como un experimento del científico James A. Van Allen, para medir la densidad de electrones e iones en el espacio, y que dio como resultado el descubrimiento inesperado de un cinturón de electrones e iones de alta energía que rodea la Tierra, en la magnestosfera terrestre (más arriba que la ionosfera y sobre el ecuador terrestre), y que se denominó “Cinturón de Van Allen”. El satélite cesó de transmitir el 28 de febrero de 1958, y permaneció en órbita hasta marzo de 1970, incinerándose al reentrar en la atmósfera terrestre.

Tras el Explorer-I, a los pocos días la NASA puso en órbita el Vanguard I (lanzado el 17-03-1958), que también transmitía en la banda de 108 MHz, con una potencia aproximada de tan solo 10 mW. Se iniciaba así la era de los satélites, y poco tiempo después, los satélites norteamericanos pasaron a utilizar frecuencias de 136 MHz, frecuencias que aún utilizan hoy en día los actuales satélites meteorológicos de baja órbita.

En los años siguientes a estos lanzamientos, los norteamericanos lanzaron dos satélites para comunicaciones de tipo “pasivos”, los satélites de la serie Echo, que en realidad eran una especie de globo inflable, constituido por una cubierta metalizada de 12 milésimas de mm, que se enviaba al espacio plegada, y que a causa del vacío espacial, el poco aire que había dentro de la cubierta plegada era suficiente para hincharlo totalmente. Eran globos de 30 m (Echo I) y de 42 metros (Echo II) de diámetro, que permitían reflejar las señales de radio que eran dirigidas hacia ellos, por lo que fueron los primeros satélites de comunicaciones, aunque pasivos.

En 1960 un grupo de entusiastas radioaficionados de Sunnyvale (California), cuya ocupación profesional estaba vinculada con el espacio o con las comunicaciones, y animados por el gran éxito que tuvo tan sólo tres de años antes la antigua Unión Soviética al lanzar y poner en órbita el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik-I, crearon la asociación Poject OSCAR (Orbiting Satellite Carrying Amateur Radio, Satélite Orbital Portando Radio de Aficionados), cuyo objetivo era diseñar y construir satélites para radioaficionado. Su misión más inmediata: Poner en órbita un satélite para uso de los radioaficionados.

El primer satélite del proyecto OSCAR se diseñó y construyó en un tiempo récord, menos de un año. Y luego tuvieron que convencer a los militares, que tenían el control de los lanzamientos espaciales en aquellos años, para incorporar el satélite en algún lanzamiento de algún cohete al espacio, y para ello solicitaron sustituir parte del lastre del cohete por el satélite, un paquete de unos 4,5 Kg de peso y un tamaño de aproximadamente 30 × 25 × 12 cm. Tras varias negociaciones con los militares, que no daban crédito a la petición de los radioaficionados, accedieron incluir el satélite como carga secundaria en el lanzamiento del Discoverer-36, un satélite militar.

Y así, el 12 de diciembre de 1961, desde la base militar de Vanderber (California), fue lanzado al espacio, a bordo de un cohete Thor-Agena B, el satélite OSCAR-1, apenas cuatro años después del lanzamiento del primer Sputnik de Rusia. En la última fase del lanzamiento se desligó del cohete mediante un resorte mecánico, que, además de ponerlo en funcionamiento, desplegó una antena de látigo de un cuarto de onda.

El satélite transmitía en modo baliza la palabra HI (Hola) en telegrafía 60 veces por minuto, junto con datos de temperatura interna del satélite, en la frecuencia de 144,983 MHz y con una potencia de transmisión de sólo 140 mW. El transmisor estaba alimentado por unas baterías no recargables, y estuvo estuvo activo durante 22 días, siendo escuchado por primera vez desde la Antártida por la estación KC4USA al pasar el satélite sobre su ubicación, y escuchándose por última vez el 3 de enero de 1962, al agotarse sus baterías. Veintiocho días más tarde, el 31 de enero, el satélite se volatilizó al entrar en contacto con la alta atmósfera terrestre, después de 312 revoluciones alrededor de la Tierra. Pese a estar activo sólo 3 semanas, 570 radioaficionados en 28 países consiguieron captar su señal.

Pocos meses más tarde, el 2 de junio de 1962, fue puesto en órbita el OSCAR II, con las mismas características de su predecesor. Su emisor resultó mucho más eficaz y estuvo activo durante 18 días.

De ahí en adelante y hasta el 23 de enero de 1970, los radioaficionados construyeron 4 satélites más. OSCAR III y OSCAR IV fueron puestos en servicio respectivamente el 9 de marzo y el 21 de diciembre de 1965. El quinto satélite, el Australis OSCAR-5, fue lanzado en la fecha antes indicada. Estos satélites fueron de corta vida, experimentales y de órbita baja.

De los éxitos de los primeros pasos en las comunicaciones vía satélite mediante el proyecto OSCAR, surgió la necesidad de un nuevo grupo que llevara adelante los proyectos de organización de la actividad satelital de radioaficionados. Y así, el 3 de marzo de 1969 se fundaba en Washington DC la Radio Amateur Satellite Corporation, AMSAT (abreviatura de AMateur by SATellite).

AMSAT nació en Estados Unidos para agrupar con más formalidad a los radioaficionados del mundo interesados en las comunicaciones espaciales, y fomentar la participación de la radioafición en la investigación y comunicación espacial. AMSAT tuvo originalmente la responsabilidad de construir y operar los satélites OSCAR-6, 7 y 8 (lanzados en los años 1972, 74 y 78 respectivamente). Después nacería en Reino Unido la Corporación AMSAT-UK, la que a través de NASA, lanzó al espacio el 6 de octubre de 1981 el satélite UOSAT OSCAR-9, que fue el primero en llevar una cámara CCD para enviar imágenes de la tierra, formateadas de manera tal, que era posible observarlas en una pantalla de televisión, después de un mínimo procesamiento.

AMSAT es actualmente una fundación de ámbito mundial con base en Estados Unidos, dedicada al estudio y práctica de la modalidad de comunicaciones por satélite al amparo de la IARU (Internacional Amateur Radio Union). Es una subasociación promovida y sostenida por los socios de la IARU que investigan esta actividad y cuyos resultados son los satélites de radioaficionados que orbitan la Tierra.

El primer satélite de esta nueva organización fue el mencionado anteriormente AUSTRALIS-OSCAR-5, lanzado el 23 de enero de 1970, y fue construido por estudiantes de la Universidad de Melbourne (Australia) y funcionó durante 52 días. A este lanzamiento seguirían otros, lanzándose nuevos satélites de radioaficionado que ya disponían de transpondedores de radio que permitían recibir en una banda de radioaficionados y reemitirlas en otras bandas (típicamante en VHF y UHF). Así, se pudo disponer de una serie de “repetidores volantes” que desde alturas de varios cientos de kilómetros permitían comunicar entre sí a estaciones de radioaficionado de todo el mundo siempre que tuvieran a la vista de sus antenas el satélite.

Los radioaficionados de la antigua Unión Soviética también dispusieron de satélites para su uso por los radioaficionados: El 26 de octubre de 1978 la antigua URSS lanzó un satélite de investigación de la serie Cosmos desde Plesetsk. Le acompañaban los dos primeros satélites soviéticos diseñados por estudiantes y radioaficionados para las comunicaciones de radioaficionados, el Radio-1 y Radio-2 (RS-1 y RS-2). Fueron los dos primeros satélites de la serie RS (Radio Sputnik). A ellos seguirían en años posteriores nuevos satélites de la serie RS y satélites de la serie Iskra, aunque no todos fueron para uso de los radioaficionados.

Varios de los primeros satélites de radioaficionado usaban como enlace descentente (hacia Tierra) frecuencias de HF, en 29 MHz e incluso en 20 o 21 MHz (lo que se denominó modo A satelital), y pronto se dieron cuenta que el enlace descendente, al atravesar la atmósfera, se veía afectado por la ionización de la capa F2 durante los períodos de alta actividad solar en horas diurnas. Este modo de operación presentaba inconvenientes, no era la panacea para trabajar por satélite y pronto aumentaron las frecuencias para operar con los satélites, usando primeramente las bandas de VHF y UHF, pero en una época en que los equipos comerciales todavía no eran fáciles de encontrar y aún eran demasiado caros. Con ello nacieron nuevos modos satelitales (los modos indican cuáles son las frecuencias de subida y de bajada al satélite: el modo A era subida en VHF 2 metros y bajada en HF 10 metros, el modo K era subida en 15 metros y bajada en 10 metros, ambos en HF, el modo B era subida en UHF-70 cm y bajada en VHF-2 metros, etc...).

El año 1981 fue un año récord, ya que 8 satélites de aficionado fueron lanzados con éxito. Este registro solo se rompió en los años 90, demostrando el grado de compromiso de los radioaficionados para explotar las últimas tecnologías espaciales. A finales de los 80 AMSAT ya había puesto en órbita una veintena de satélites OSCAR-AMSAT. El acrónimo OSCAR todavía se utiliza hoy en día para identificar a la mayoría de los satélites de radioaficionados.

 

Volver al índice

 

El rebote lunar o EME

Una fecha clave de la radioafición espacial fue enero de 1953. Un día de ese mes Ross Bateman (W4AO) y Bill Smith (W3GKP) estaban hablando en la banda de 2 metros cuando se dieron cuenta que escuchaban unos ecos muy débiles de sus modulaciones, que se demostró que procedían de la Luna. Sus señales salían hacia el espacio exterior y alcanzaban la Luna, que actuando como reflector pasivo las devolvía de nuevo hacia la Tierra. Debido a la distancia total recorrida por las señales (en torno a los 800.000 km, ida y vuelta), y la baja reflectividad de la superficie lunar a las ondas de radio, las señales emitidas sufrían una atenuación total de unos 250 decibelios (dB), muy elevada, y aunque fueron emitidas con unos pocos kilowatios de potencia, los ecos en la Luna apenas fueron captados por encima del ruido de fondo, pero aquello funcionaba. El primer contacto real mediante rebote lunar tendría lugar años después, el 21 de julio de 1960, entre las estaciones de los radioclubs norteamericanos W6AY y W1BU en la banda de 23 cm (1215-1300 Mhz).

Así comenzaba con que hoy conocemos como “Rebote lunar” o EME (Earth-Moon-Earth, o Tierra-Luna-Tierra), un modo de comunicación operable a la práctica sólo en bandas de VHF y superiores. Comenzaba una era de la radioafición, la era de las comunicaciones a través del espacio (el primer satélite de radioaficionados, Oscar-1, no se lanzaría al espacio hasta año y medio después). Actualmente utilizando nuestro satélite natural se obtienen comunicaciones transoceánicas entre aficionados.

Como se ha dicho, un trayecto completo de rebote lunar (ida y vuelta) tiene una atenuación en torno a los 250 dB, muy elevada, lo que obliga a transmitir con potencias muy elevadas (cientos, o miles de vatios) y usar antenas altamente directivas y de elevada ganancia. Esto obliga a operar en las bandas de VHF y UHF (y superiores), en las cuales se pueden construir antenas con esas características de un tamaño razonable. Típicamente se utilizan apilamientos de antenas yagi enfasadas, o antenas parabólicas en las frecuencias más altas (microondas).

El primer contacto mediante rebote lunar (EME), del 21 de julio de 1960, se realizó en la banda de radioaficionados de 1296 Mhz (banda UHF de 23 cm). Este contacto récord fue establecido por un equipo de aficionados de la estación W1BU de la Rhododendron Swamp VHF Society en Massachusetts, encabezado por Sam Harris (W1FZJ), y el Radio Club Eimac (W6AY) en California, dirigido por O.H. “Hank” Brown (W6HB). Ambas estaciones usaron emisores equipados con tubos klistrones procedentes de surplus (excedentes militares) de 1 kW de potencia y antenas parabólicas. Eran instalaciones bastante diferentes de una estación típica de radioaficionado de aquella época.

En 1965, el mayor radiotelescopio del mundo, el de Arecibo (en Puerto Rico) fue utilizado para realizar el primer contacto mediante rebote lunar en 432 MHz (banda UHF de 70 cm). Usó para ello el indicativo KP4I/KP4EOR. La ganancia de la gigantesca antena del radiotelescopio, una parabólica de 305 m de diámetro, era de 60 dB, lo que hizo que la potencia de radiación concentrada hacia la Luna fuera equivalente a unas decenas de miles de kilovatios (megavatios), dando lugar a potentes ecos en la Luna. Gracias a ello, muchos radioaficionados norteamericanos pudieron hacer su primer contacto EME tanto en emisión como en recepción. Otra prueba similar se haría posteriormente desde Arecibo en 1980.

En los años 70 florece también el ansia por conseguir récords en el rebote lunar. Empiezan a destacar varias “Big Gun”, megaestaciones preparadas para llegar muy lejos, capaces de transmitir con potencias elevadas (de al menos un kilowatio) y dotadas de grandes conjuntos de antenas directivas de gran ganancia. Uno de los pioneros fue David C.Olean (K1WHS), que emitía desde Maine en 144,200 y 432 MHz experimentado con antenas de cortina y directivas Yagi. A veces usaba un conjunto de antenas directivas enfasadas de 24 × 14 elementos (336 elementos en total), conocido como antena “Junior Boomer” , lo que proporcionaba una ganancia de unos 26 dB. Su potencia de transmisión era de aproximadamente 1500 W y su línea de alimentación tenía 75 mm de diámetro. Sus ecos en la Luna eran potentes, de hasta 30 dB por encima del ruido de fondo. Era capaz de recibir el eco de su propia voz rebotado en la Luna transmitiendo sólo con solo 3 vatios. Gracias a él, estaciones mucho más pequeñas, que usaban equipos estándar, pudieron estrenarse en rebote lunar.

También estaba Cor Maas (VE7BBG), viviendo en la isla de Vancouver. Estuvo activo en 432 MHz y luego en 1296 MHz. Usó una antena parabólica casera de 6,5 m de diámetro. Su potencia en 432 MHz fue de 1200 W, y de 600 W en 1296 MHz con un tubo 6x3CX100 en la etapa final del transmisor. En los años 70 Cor se veía como un pionero, realizando muchos “estrenos” de radioaficionados en el rebote lunar. En los años 80 buscaba corresponsales EME en Europa en 23 cm.

Otros de los grandes en esta actividad eran/son: VE7BBG, K3NSS, KP4NPZ, SK2CJ, W5UN o VE3ONT. Algunos de ellos aprovecharon instalaciones profesionales, radiotelescopios y otras parabólicas de alta ganancia para rebote lunar: K3NSS, KP4NPZ, SK2CJ, ... Desde entonces, otros observatorios de radioastronomía han sido utilizados por radioaficionados, como WA6LET, que trabajó en el Stanford Research Institute en California y que utilizó la antena parabólica del instituto, de 50 m de diámetro y ganancia de 35 dB en 144 MHz, o W8IWI/8 en Green Bank (parabólica de 42 m), o VE3ONT en el Radio Observatorio Algonquin (parabólica de 46 m), utilizado por la Toronto VHF Society para los contactos de rebote lunar entre 50 MHz y 10 GHz. La parabólica de este último proporciona una ganancia de antena aproximada de 39 dBi en 144 MHz, y de 53 dBi en 1296 MHz.

Finalmente, en 1980, después del éxito de las primeras transmisiones EME de 1965 y del primer mensaje enviado al espacio a cualquier potencial inteligencia extraterrestre en 1974, en octubre de 1980 los radioastrónomos de Arecibo hicieron una nueva prueba EME durante 45 minutos con aficionados en Norteamérica en modo CW y fonía. Los informes de recepción oscilaban entre RS 55 y 59. Para este corto experimento, el transmisor de Arecibo se ajustó a solo 40 W de potencia pero, debido a la gran ganancia del plato parabólico, la potencia de radiación fue equivalente a 40.000 kW (40 GW). No fue de extrañar que en tales condiciones todos los radioaficionados que apuntaron sus antenas hacia la Luna recibieran a KP4I/KP4EOR alto y claro.

Como nota final, la Luna es referida entre practicantes de EME y de satélites como el satélite OSCAR-0.

 

Volver al índice

 

 

LOS AÑOS 80 EN ADELANTE

Los avances de la técnica desde los 80

Los años 80 arrancan con la entrada de la informática personal en los domicilios de muchos usuarios, y todo lo que ello trajo, a lo cual los radioaficionados no fueron ajenos.

Los primeros ordenadores personales ya aparecieron en 1975 con el lanzamiento en Estados Unidos del miniordenador Altair 8800 de la firma MITS. Se basaba en un procesador 8080 fabricado por Gordon E. Moore, cofundador de la compañía Intel, y trabajaba con solo 1 o 4 KB de memoria RAM. No era un ordenador sencillo de manejar, y era algo totalmente nuevo, ya que hasta entonces, la informática personal, tal como hoy la conocemos, no existía, y era más de usuarios apasionados en la tecnología y la electrónica. No disponía de pantalla ni teclado, las instrucciones de programa se introducían desde un juego de interuptores y los datos de salida se visualizaban en un panel de lámparas. Nada que ver con un moderno ordenador personal.

Inmediatamente, Bill Gates, de 19 años, estudiante del segundo año en Harvard, y Paul Allen, de Honeywell, imaginaron que debería estar bien añadir un sistema operativo a esta máquina. Trabajaron duro, y algún tiempo después lanzaron la primera versión de sistema operativo MS-DOS. Allen, Gates y MITS firmaron un acuerdo de licencia. El 26 de noviembre de 1976, Paul Allen y Bill Gates registraron el nombre de su nueva compañía en la Oficina de la Secretaría del Estado de Nuevo México: Microsoft. La que iba a ser un gigante de la informática acababa de nacer.

Se fueron lanzando algunos ordenadores personales desde entonces, como el Apple I (tras la fundación en 1976 de la compañía Apple por Steve Jobs y Steve Wozniak), y no es hasta agosto de 1981 cuando IBM, el mayor fabricante de mini y mainframes, lanzó la primera computadora personal (PC, Personal Computer), el famoso modelo IBM 5150. Fue construido en colaboración con dos contratistas externos: Gorden E. Moore y Bill Gates.

Gracias a su procesador Intel 8088 y un inteligente sistema operativo PC-DOS 1.0, la computadora IBM PC funcionaba a 4,77 MHz y podía ejecutar comandos externos como datos de entrada desde un teclado, mostrarlos en pantalla, leer o guardar datos en un disquete o imprimir datos. Era mucho más manejable y más potente que los pequeños ordenadores personales sucesores del Altair 8800 que se habían desarrollado hasta el momento (ya dotados de teclado y de pantalla o conexión al televisor), aunque era una máquina mucho más cara.

Durante los primeros años el IBM PC solo fue utilizado por profesionales, pero en 1983, gracias a la pasión de sus usuarios, el IBM PC comenzó a extenderse al ámbito doméstico. Con ello los radioaficionados comenzaron a interesarse en este nuevo invento y en sus posibilidades de uso en la radioafición.

Pero los gerentes de IBM no creyeron mucho en su invención y no tomaron los derechos de exclusividad sobre el trabajo de sus contratistas. Así que Gordon Moore siguió creando y vendiendo nuevos procesadores Intel, mientras que Bill Gates desarrolló su propio negocio basado en la creación de nuevos sistemas operativos y software de oficina. Microsoft lanzó la primera versión de Windows en 1985 y el año siguiente su compañía ingresó en la Bolsa. Inmediatamente Bill Gates se convirtió en multimillonario. Hoy, Microsoft es una de las compañías más grandes del mundo y Bill Gates se convirtió en una de las mayores fortunas en el mundo. En esta aventura, IBM realmente perdió uno de los mercados del siglo.

Paralelamente al desarrollo de la informática, en los años 80 se estaba desarrollando una nueva forma de comunicación desde 1969, una pequeña red de computadoras llamada ARPAnet, que dará a luz a Internet 20 años después.

En efecto, tras más de 10 años de discusiones y estudios, el doctor JCR Licklider, desarrolló en 1969 para el Departamento de Defensa Norteamericano ARPAnet, una primitiva red de información militar pensada para intercambio de material delicado de los servicios de inteligencia e información. Soportada por líneas de comunicación de la época (líneas telefónicas y dedicadas), se conectaban a ella ordenadores de la época (anteriores a los primeros ordenadores PC, que no aparecerían hasta 12 años después), y su filosofía es que la red pudiera seguir funcionando incluso en caso de que alguno de los centros que comunicaba quedara fuera de servicio (por ejemplo, por un hipotético ataque nuclear soviético). Pronto ARPAnet sería más utilizado por terceros a los que se dio acceso (universidades y otros) que por sus propios creadores. En principio fue llamada “red galáctica”, y al cabo de 20 años de evolución, y su apertura a todos los ciudadanos a principios de los 90, comenzaría a ser la red de información más usada en el mundo, bajo en nombre actual de Internet.

En 1961 nació el correo electrónico o “email”, en una primitiva versión. Fue usado entonces como un programa de correo interno en el sistema CTSS (Compatible Time-Sharing System, Sistema de Tiempo Compartido Compatible) en el prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Masachussetts) así como por varias universidades norteamericanas para intercambiar información entre usuarios remotos que accedían al mainframe de la universidad mediante terminales telefónicos. Muy pronto llegaría a ser toda una red de correo. Fue la red ARPAnet lo que incrementó la popularidad del email. Hoy en día, prácticamente todos los emails usan el protocolo de Internet SMTP. Fue en 1971 cuando Ray Tomlinson, de ARPAnet, envió el primer email dando instrucciones de cómo enviar un correo electrónico a otros usuarios usando el formato de dirección que hoy conocemos: nombre@servidor.com, donde la primera parte antes del caracter “@” o “arroba” es el nombre de inicio de sesión del usuario o su alias, y la segunda parte, después de “@”, es el servidor host de correo electrónico y el nombre de dominio al que pertenece el servidor de correo. Todo ello sucedía mucho antes de que se popularizara Internet (en los años 90).

Otros importantes avances técnicos de esta época es la aparición y el desarrollo de la telefonía móvil pública. Comenzó a implantarse en la década de los 80 con sistemas de telefonía móvil analógicos, surgiendo las primeras redes nacionales de telefonía móvil celular: NMT 450 en los países nórdicos y Benelux, Radiocom 2000 en Francia, TACS en el Reino Unido, C-Netz en Alemania Occidental, RTMI/RTMS en Italia, etc. Pero eran incompatibles entre sí, por lo que a partir de 1987 la CEPT (Conferencia Europea de Administraciones de Correos y Telecomunicaciones) comenzó a desarrollar un sistema de telefonía digital estándard para toda Europa, el sistema GSM (acrónimo que inicialmente significaba “Groupe Spécial Mobile”, actualmente “Global System Mobile”). Este estándar digital comenzó a implantarse en los distintos países europeos a partir de 1992, operando en la banda de 900 MHz (y también en 1800 MHz a petición de Reino Unido), convirtiéndose globalmente en una red de telefonía móvil verdaderamente paneuropea. Considerada actualmente como la segunda generación de la telefonía móvil (2G), fue evolucionando, permitiendo el acceso a Internet desde los terminales móviles (generaciones 2,5G y 3 G). En pocos años, los sistemas de telefonía móvil digital (GSM en Europa, PCS en Estados Unidos) desplazaron a los sistemas analógicos.

También, desde principios de la década del 2000 se comienzan a implantar nuevos sistemas de radiodifusión digital, que con el tiempo se espera que sustituyan a los sistemas de radiodifusión analógicos actuales (AM y FM). En Europa surge en la década de los 90 el estándard DAB (Digital Audio Broadcasting), que comienza a implantarse lentamente en la década del 2000 como alternativa digital a la radiodifusión analógica en FM. En 2001 la ITU adopta el estándard DRM (Digital Radio Mondiale) como estándard de radio digital inicialmente para las bandas de onda corta como alternativa digital a las emisiones analógicas en AM, aunque sería ampliado su uso también a la onda media, y en 2005 se extendió, con su variante DRM+ (DRM plus) para su uso en las bandas de VHF (como alternativa a la radiodifusión en FM). Mientras, en Estados Unidos se implementa en 2002 el sistema IBOC (In Band on Channel, comercialmente denominado HD Radio) como sistema de radiodifusión digital, tanto para las bandas de radiodifusión de AM como para las de FM.

Y la televisión también se digitaliza, en Europa con el estándard DVB (Digital Video Broadcasting), que también comienza a implantarse en la década del 2000, sustituyendo en pocos años a los sistemas existentes de televisión analógica en Europa y en otros países del mundo.

Los radioaficionados no permanecen ajenos a toda esta evolución de la técnica, y a partir de los años 80 comienza a cambiar el modo de trabajo de los radioaficionados, al incorporar los ordenadores personales a los cuartos de radio, así como por la evolución de la electrónica con la aparición y distribucion de nuevos componentes electrónicos más pequeños, poderosos, rápidos y baratos, lo que ponen al radioaficionado en contacto con nuevos artilugios inhalámbricos, ordenadores y redes inalámbricas consistentemente conectadas. Esto va a conducir, entre otras cosas, a la aparición de nuevos modos de operación que se añaden a los ya existentes (CW, AM, FM, SSB, RTTY), los modos digitales o digimodos. Todo esto será tratado en el siguiente apartado.

 

Volver al índice

 

La normativa legal de los radioaficionados

Desde el punto de vista normativo, desde los años 60 varios países europeos habían permitido algún tipo de licencia que sin el requisito de la prueba de telegrafía, permitiera el acceso a nuevos radioaficionados a las bandas superiores a los 30 MHz (VHF y superiores). De hecho, en los años 80, en muchos países sólo habían dos clases de licencias, las clases A y B, la A para todas las bandas (incluida la HF) y la B para VHF y superiores, equivalentes a las licencias Extra y Technician de Estados Unidos. Las licencias de clase B no requerían la prueba de telegrafía, pero no estaban autorizadas a utilizar las bandas de HF. Se hizo evidente que en todo el mundo muchos radioaficionados con licencias de clase B eran reacios a aprender el código Morse, al cual consideraban obsoleto. Incluso el ejército de Estados Unidos así lo consideraba, afirmando públicamente que los modos encriptados eran mucho más eficientes y seguros que la telegrafía.

En España, por ejemplo, a principios de los 80 se pasó de la licencia única a tres categorías de licencias: la clase C para principiantes en las bandas de HF, la clase B para acceder sólo a las bandas por encima de los 30 MHz, y la clase A, con acceso a todo. Sólo la clase B estaba exenta de la prueba de telegrafía. Se asignaron los prefijos EA, EB y EC para los indicativos de llamada correspondientes a las tres categorías de licencia respectivamente. Y aunque en muchos países se contemplaban las licencias de clase B, en Estados Unidos la FCC se resistía a crear algún tipo de licencia exenta de la prueba de telegrafía.

Además, en la década de los 80, muchos clubes de radioaficionados ven que su población disminuye lentamente y sus miembros se hacían mayores, con un promedio de 40 años de edad o más, y no entraban suficientes radioaficionados más jóvenes. Problemas como la prueba de telegrafía, aprender radioelectricidad a veces a alto nivel técnico (necesaria para el exámen para obtener la licencia), y las dificultades para instalar las antenas necesarias para operar en HF en las grandes ciudades fueron parte del problema, y muchos radioaficionados de clase B renunciaron a la HF e incluso a la propia radioafición, dedicándose a otras tecnologías más eficientes, como las que comenzó a ofrecer Internet a partir de los 90 (Chats y otros sistemas de comunicación por Internet). El relevo generacional estaba en peligro, y con ello el futuro de la radioafición.

La ITU, la IARU y las administraciones nacionales de telecomunicaciones eran conscientes de este problema, y desde mediados de los años 90 hubieron tendencias a “aliviar” el nivel de dificultad de las distintas pruebas necesarias para acceder a las licencias de radioaficionado, y para el acceso a las de clase A (HF y resto de bandas) algunos países redujeron la velocidad en la prueba de telegrafía de 20 o 15 palabras por minuto a 5 palabras por minuto. Ello permitió que muchos radioescuchas de la onda corta (SWL) y otros aficionados, sin tener muchos conocimientos de radioelectricidad, pudieran convertirse en radioaficionados, incluso si estaban limitados a VHF y frecuencias superiores (licencias clase B), aunque ésto fuera un paso para optar posteriormente a las bandas de HF (licencias clase A).

Pero antes, en julio de 1989, en Estados Unidos el Consejo de Administración de ARRL votó por unanimidad una petición dirigida a la FCC en favor de una licencia de radioaficionados sin exámen de telegrafía que permitiera el acceso a todas las bandas y modos superiores a los 30 MHz. Y aunque había una pequeña fracción de la comunidad de radioaficionados estadounidense quería una regulación aún más restringida, como en muchos otros países, la mayoría desaprobaron esta opción por una simple razón: si la FCC imponía demasiadas barreras, la radioafición ya no atraería nuevos aficionados.

Después de los debates con la ARRL y la comunidad de radioaficionados, en 1991 la FCC otorgó y propuso una licencia sin prueba de telegrafía para la licencia de Technicians (técnicos), que habilitaba a los nuevos radioaficionados a operar en todas las bandas por encima de los 30 MHz (pero no en HF y bandas inferiores). Como era de esperar, esto permitió a miles de aficionados ingresaran en la gran familia de radioaficionados y se revitalizara la comunidad de radioaficionados. Hacia el final de la década de los 90, la FCC había expedido más de 700.000 nuevas licencias.

Mientras, en Europa, la Unión Europea liberaliza el sector de las telecomunicaciones y ello da lugar a que deban armonizarse las regulaciones. La CEPT (Conférence Européenne des administrations des Postes et des Télécommunications, Conferencia Europea de Administraciones de Correos y Telecomunicaciones), creada en Suiza en junio de 1959, es la entidad europea encargada del funcionamiento, la regulación y la normalización técnica del sector de las telecomunicaciones en toda Europa, y su labor había crecido mucho, por lo que en 1991 se reformó y dio lugar a la creación de varios organismos europeos adicionales como el ETSI, ETNO, PostEurop, ERO, etc., para asistir a la CEPT y sus comités. Estos cambios llevaron a las administraciones de telecomunicaciones europeas a emitir el HAREC (Harmonized Amateur Radio Examination Certificate), un Certificado de Examen de radioaficionado armonizado para toda la Unión Europea, de conformidad con la Recomendación T/R 61-02 de la CEPT.

En ese momento, había dos tipos de certificados HAREC: HAREC A y HAREC B, correspondientes a la Clase A (licencias con todos los privilegios) y la Clase B (licencias restringidas a las bandas de VHF y superior), en conformidad con la recomendación T/R 61-01 de la CEPT. Este certificado HAREC constituye una verdadera licencia de radioaficionado armonizada válida para todos los países de la Unión Europea.

Otro efecto de esta armonización europea, es que si se tiene una licencia de radioaficionado válida de acuerdo a la Recomendación T/R 61-01 de la CEPT, el radioaficionado podía utilizar su estación de radio temporalmente (durante un máximo de 3 meses) en cualquier otro país de la Unión Europea distinto al suyo, sin tener que solicitar una licencia nacional temporal de ese país, como se debía hacer hasta entonces. El radioaficionado de visita o turismo en otro pais podía usar su propia estación de radio, y al identificarse, sólo tenía que añadir el prefijo de radio del país visitado a su indicativo, por ejemplo, EA/ON4xxx (caso de un radioaficionado holandés de visita en España).

Pero los certificados HAREC no estaban aceptados en Estados Unidos y en otros países, al no haber acuerdos de sus administraciones de telecomunicaciones con la CEPT europea. Cualquier radioaficionado estadounidense desplazado a Europa debía de solicitar en el país visitado una licencia temporal de visitante.

En octubre de 2003 la ITU celebra en Ginebra la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (WRC 2003 ), y en ella los 189 miembros de la ITU decidieron que la obligación de la prueba de telegrafía para acceder a licencia que permitiera operar en las bandas de HF había de ser suprimida, si bien esto se dejaba al criterio de cada administeración nacional. El Consejo Administrativo de la IARU convocó apoyó esta resolución y convocó a todas las administraciones nacionales para la eliminación de la prueba de telegrafía como un requisito de examen para operar en HF, si bien dejó claro que reconocía la telegrafía como “un modo de comunicación eficaz y eficiente utilizado por muchos miles de radioaficionados”. También tuvo en cuenta la Recomendación M.1544 del Sector de Radiocomunicaciones de la UIT (UIT-R), que establecía las cualificaciones mínimas de los radioaficionados (en los exámenes para obtener la licencia de radioaficionado siempre se ha exigido demostrar unos conocimientos técnicos de radio y electricidad suficientes, y de normativa sobre radioafición). Ello llevó a la creación de varias licencias nuevas, como la licencia de principante (Novice) en algunos países.

Los efectos de la WRC 2003 fueron inmediatos. Muchos países decidieron suprimir la prueba de telegrafía inmediatamente. La mayoría de los países europeos no esperaron la ratificación del tratado por parte de la Comisión Europea, y asignaron la licencia de clase A que permitía operar en bandas de HF a todos los radioaficionados de clase B que solicitaron el cambio de licencia (y con ello, el cambio de indicativo). Otros países europeos (Reino Unido, Alemania, Luxemburgo, España, Holanda, etc...) se permitió a todos los radioaficionados de clase B operar en las bandas de HF manteniendo sus indicativos de llamada (p.ej, en España, los indicativos EB eran los asignados a las licencias de clase B, mientras que los EA podían operar en todas las bandas, HF incluida. Los EB ya podían operar en bandas de HF). Sólo algunos países europeos como Francia rechazaron aplicar esta resolución de la WRC y mantuvieron durante algún tiempo las licencias de clase B con sus respectivas limitaciones de uso. Francia la acabó aceptando en 2004.

Sin embargo, Estados Unidos siguió manteniendo las pruebas de telegrafía (a 5 palabras por minuto) para el acceso a las licencias de principiantes y técnicos, para operar en la HF. Y dado que el certificado europeo HAREC es el único válido en Europa (ahora válido para todas las bandas, independientemente de la clase de licencia que figurara en su licencia de aficionado), cualquier radioaficionado con una licencia estadounidense de visitara en Europa seguía estando obligado a solicitar una licencia de visitante en el país visitado si quería practicar la radioafición en dicho país.

Finalmente, para “alentar a las personas que estén interesadas en la tecnología de las comunicaciones o que puedan contribuir al avance del arte de la radio a convertirse en operadores de radioaficionados”, el 15 de diciembre de 2006, la FCC finalmente eliminó el requisito del examen de telegrafía en Estados Unidos.

Hoy en día, la prueba de telegrafía ya no es un requisto en los exámenes para radioaficionado en ningún país el mundo.

 

Volver al índice

 

Algunas notas finales

Para finalizar este apartado, otros hechos relevantes del ámbito de la radioafición en esta época fueron los siguientes:

1986: El 1 de junio se inaugura el Radio Club del Consejo de Europa (Council of Europe's Radio Club), emitiendo su primer programa por las ondas de radio el 26 de junio. Su distintivo de llamada oficial es TP2CE, sin embargo, durante eventos especiales o conmemoraciones de esta organización europea, se puede utilizar un distintivo de llamada especial como por ejemplo TP3CK. El radioclub gestiona un Premio Mundial Europeo, el EWWA (European World Wide Award). Las entidades DX incluidas en el EWWA son idénticas a las de la lista DXCC de la ARRL, con algunas excepciones.

El Consejo de Europa se estableció en 1949. Se trata de una organización intergubernamental política con sede en Estrasburgo (Francia) que agrupa a la mayoría de los estados democráticos europeos. Su objetivo es abrir las puertas a todos los países democráticos de Europa y promover un esfuerzo conjunto para lograr una mayor cohesión social, política y cultural.

2000: Fallece el 28 de junio Louis Varney G5RV a los 89 años de edad. Nacido el 9 de junio de 1911, Louis obtuvo su primera licencia 2ARV en 1927. Experimentó con antenas desde 1946, diseñando la muy conocida antena dipolo multibanda que lleva su indicativo, la dipolo G5RV, utilizada por muchos radioaficionados.

2004: Fallece el 7 de enero Oswald Garrison “Mike” Villard W6QYT, a los 87 años de edad. Nacido el 17 septembre 1916, en la ciudad de Nueva York, estudió literatura inglesa en la universidad de Yale, y se graduó como ingeniero eléctrico en la universidad de Stanford, doctorándose en 1949 después de la II Guerra Mundial. Trabajó sobre las comunicaciones a largas distancias por propagación ionosférica, estudió el Meteor Scatter, desarrolló durante la Guerra Fría técnicas para prevenir el jamming (interferencias deliberadas) soviético a las emisiores de la Voice of America, entre otras cosas. En el ámbito de la radioafición, su experimentación sobre la banda lateral única (SSB) desde 1947 pondría en manos de los radioaficionados este modo de fonía que acabaría desplazando a la AM en los años 60, y por lo cual se le solía conocer como “Mr. SSB”.

2007: la WRC celebrada ese año hizo la primera asignación de baja frecuencia en la historia para radioaficionados, asignándoles la banda de 136 kHz (banda de 2200 metros), en la Onda Larga, asignando casi 2 kHz de banda (135,7 – 137,8 kHz). Por las características de esta banda tan baja, sólo puede ser operada en modos digitales de banda muy estrecha y en telegrafía muy lenta (CW QRSS)

2012: la WRC celebrada ese año asigna a los radioaficionados la banda de 475 kHz (banda de 630 metros, 472-479 kHz) en la Onda Media. También para uso de telegrafía y modos digitales.

2014: La banda de 4 m (70 MHz) se abre la la radioafición. Tras algunos años de pruebas en algunos países, desde 2014, el segmento 70,0-70,5 MHz está asignado a los radioaficionados, que pueden operar en CW y AM/FM y balizas. Sin embargo, el segmento que los aficionados pueden usar depende de cada país (ya que depende de los otros servicios que aún funcionen en esa banda).

2015: la WRC celebrada ese año aprueba la banda de 60 m (5 MHz) para la radioafición, aunque con efectos desde el 1 de enero de 2017 y operando con baja potencia. Esta banda ya se utilizaba de manera oficiosa desde 2003 en varios países como Estados Unidos, el Reino Unido, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Irlanda e Islandia, gracias a acuerdos con su administración nacional.

Esta nueva banda de aficionados oscila entre 5250 y 5450 kHz con potencias limitadas entre 15 y 25 vatios EIRP según el país. Esta banda está entre las de 80 m y 40 m y tiene condiciones de propagación que permite mantener comunicaciones estables a varias distancias durante las 24 horas del día. También se aprobó una pequeña asignación de 15 kHz entre 5351.5-5366.5 kHz.

 

Volver al índice

 

 

INTERNET Y LAS COMUNICACIONES DIGITALES

La entrada de los ordenadores en la radioafición

Internet es actualmente un gran medio de comunicación digital entre usuarios de todo tipo, y la comunidad de radioaficionados no es ajena a ella. Es una gran red global, donde se puede encontrar de todo (documentos, programas, etc...) y donde usuarios de todo el mundo pueden ponerse en contacto entre sí a través de numerosos servicios que ofrece esta gran red (correo electrónico o e-mail, chats, etc...). Su alcance es universal, ha reducido nuestro mundo a una “aldea global”. Y aunque actualmente es algo normal en el día a día, como se comentó en el apartado anterior, sus orígenes parten de finales de los años 1960's con la creación de la red ARPAnet por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Los radioaficionados no permanecieron ajenos a la evolución de la técnica, y a partir de los años 80 comienza a cambiar el modo de trabajo de los radioaficionados, al incorporar los ordenadores personales (que comenzaron a surgir en ese decenio) a los cuartos de radio, así como por la evolución de la electrónica con la aparición y distribucion de nuevos componentes electrónicos más pequeños, poderosos, rápidos y baratos, lo que ponen al radioaficionado en contacto con nuevos artilugios inhalámbricos, ordenadores y redes inalámbricas consistentemente conectadas.

Hasta el momento, los radioaficionados utilizaban muy pocas modalidades consideradas de tipo “digital”, como eran la telegrafía (CW) o el radioteletipo (RTTY), además de las modulaciones analógicas en fonía de AM (que ya estaba casi en desuso), SSB y FM (ésta última en bandas de VHF y UHF). También se practicaba desde 1960 la inapropiadamente denominada Televisión de barrido lento (SSTV, Slow Scan TV), que en realidad es un sistema de envío de imágenes fijas a través de un canal de radio con un ancho de banda de un canal de fonía (3 kHz), más parecido a un sistema de Fax que a una verdadera transmisión de televisión (televisión implica imágenes en movimiento y mucho ancho de banda para transmitirlas). Ya se ha comentado sus orígenes al hablar de la década de los 60.

Con la aparición de los primeros ordenadores personales en la segunda mitad de la década de 1970, pronto empezaron a surgir programas e interfaces que conectados entre el equipo de radio y el ordenador permitieron que la CW, RTTY y la SSTV pudieran ser utilizados trabajando con el ordenador, en lugar de usarse mediante operación manual (caso de la CW) o mediante el empleo de sofisticados equipos electrónicos pensados para RTTY o SSTV.

 

Volver al índice

 

El radiopaquete digital o “Packet radio”

Pero también la experimentación en el ámbito de la informática a las comunicaciones por parte de muchos radioaficionados dio lugar a la mejora de modos ya existentes, o a la aparición de nuevos y revolucionarios modos de comunicación digital por radio. En 1978 surge el “Radiopaquete digital” o “Packet Radio”, modalidad de comunicación digital de intercambio de mensajes que tendría un amplio uso en los 80 y sobre todo en la década de los 90. El radiopaquete digital utiliza el protocolo de comunicaciones AX.25 (Amateur X.25), que era una adaptación al ámbito de la radio del protocolo X.25 empleado en las redes públicas de transmisión de datos de la época, anteriores a las redes IP.

El radiopaquete digital no sólo permitía el establecimiento de contactosteclado a teclado entre estaciones de radioaficionados, sino que permitió también establecer estaciones de radio automáticas que funcionaban como los antiguos sistemas BBS (Bulletin Board System) telefónicos, solo que éstas eran accesibles por radio: Estaciones a las que podían conectarse otros usuarios de packet-radio, éstos podían enviar mensajes y pequeños boletines de texto a su estación BBS local, la cual los difundía al resto de los radioaficionados con acceso a dicha BBS, o a un radioaficionado particular, si el mensaje tenía un destinatario concreto. Pero además, las distintas estaciones BBS podían estar conectadas entre sí por canales de radio (posteriormente, también a través de Internet), de manera que podían formar una red donde los mensajes y boletines podían circular entre ellas. Un boletín podía ser enviado por un usuario de packet-radio a su BBS local, y éste podía difundirse en poco tiempo por el resto de la red, avanzando de BBS en BBS. También podía enviar un mensaje personal a otro usuario de packet-radio de cualquier parte del mundo, y este mensaje iba pasando de BBS en BBS hasta llegar a la BBS del usuario destinatario del mensaje, el cual lo recogería cuando se conectara a su BBS.

La primera transmisión de radiopaquete digital la realizó el 30 de mayo de 1978 el “Groupe de Montréal” en una demostración ante el Ministerio de Comunicaciones de Canadá. Con un repetidor intermedio, en Mont Rigaud, a mitad de camino entre Montreal y Ottawa, lograron la primera transmisión de paquetes entre estas dos ciudades distantes 220 km. Como ordenadores utilizaron uno de los primeros microcomputadores vendidos en kit, el SouthWest Scientific 6800 (alias SWTPC6800) basado en un procesador Motorola 6800 de 8 bits, y el protocolo de comunicaciones empleado era el TCP.

Más de dos años después, Doug MacDonald Lockhart (VE7APU), empleado de IBM, desarrolló una versión asíncrona del protocolo de red X.25, utilizado en muchas redes de datos de aquella época. De hecho, para operar por radio, no utilizó el protocolo TCP/IP, sino el protocolo AX.25, una versión del protocolo X.25 adaptado a las necesidades de los radioaficionados. Lockhart operó con una versión beta del primer ordenador PC XT y usó un módem diseñado por Jacques Orsali VA2JOT (ex VE2EHP) miembro del “Groupe de Montréal”. Este módem fue, de hecho, un kit que se ofreció a la comunidad de radioaficionados para comunicarse mediante textos ASCII por las ondas de radio, conectando el módem entre el ordenador y el transceptor de radio. Lamentablemente, en Estados Unidos la FCC no aceptó ese modo digital. Hubo de esperarse hasta los años 80 para que este modo digital se pudiera utilizar en los Estados Unidos y ver cómo se extendía el radiopaquete digital a escala mundial.

Mientras eso llegaba, miembros de la American Amateur Radio Research and Development Corporation (AMRAD) quisieron desarrollar este nuevo modo digital. En marzo de 1980, AMRAD, en colaboración con AMSAT organizó la primera conferencia de redes de ordenadores de radioaficionados. Al mismo tiempo, el Tucson Amateur Packet Radio (TAPR) preparó los primeros “Controladores de Nodo Terminal” (TNC, Terminal Node Controller). Fue seguido por el desarrollo por el Vancouver Amateur Digital Communication Group (VADCG) del primer Controlador de Nodo Terminal (TNC), también conocido como el tablero VADCG.

Un TNC permite a cualquier ordenador usar el equipo de radio para “hablar” con otro ordenador, combinando así dos pasatiempos populares: computación y radioafición. El primer TNC incluía un módem de baja velocidad que funcionaba a 300 o 1200 baudios (bits/seg. o bps) asociado a una CPU y un circuito para convertir las señales generadas por el ordenador al protocolo de radiopaquete (AX.25) a través del puerto de comunicación serie RS-232 (o puerto COM) que equipaban por entonces los ordenadores personales (actualmente ya no se equipan, han sido sustituidos por los puertos USB). Desde ese momento las TNCs fueron mejorando, y hoy en día su velocidad puede alcanzar 1 Mbits/seg y algunas están equipadas con un puerto USB.

En los años 80 el radiopaquete se limitaba a conexiones directas entre estaciones de radio terminales, en las cuales el TNC conectaba un ordenador personal a un transceptor VHF, de base o de mano. Pero después también las TNC se pudieron conectar a sistemas BBS (Bulletin Board Systems), soportados por un ordenador personal, que permitían que los radioaficionados puedieran enviar y recibir mensajes personales desde y hacia sus colegas. El BBS podía almacenar los mensajes recibidos para retransmitirlos posteriormente (técnica denominada “store and forward”, “almacena y envía hacia adelante”) hacia su destino, normalmente a través de otras estaciones BBS. Los BBS estaban interconectados por canales de radio, formando redes de radiopaquete donde los nodos de la red son las estaciones BBS. En estas redes de radiopaquete los mensajes avanzan hacia su destino saltando de BBS en BBS a través de los canales de radio que las enlazan. Para poder enviar y recibir mensajes, cada radioaficionado debía estar dado de alta en un BBS (alguno cercano a su domicilio), y su dirección en la red es una dirección parecida a las de correo electrónico, en la que se indica el BBS donde está dado de alta.

En las redes de paquetes, la información de usuario (típicamente textos) es transmitida mediante paquetes o tramas de bits. Cada paquete X.25 o AX.25 está constituido por una cabecera (los primeros bits del paquete) cuyos bits codifican el tipo de trama que es, la identificación del remitente y la dirección a donde se envía (identificación del destinatario y servidor o BBS al que está adscrito), y un número de orden de la trama. Sigue un campo o área de datos, donde se transporta parte de la información que el usuario quiere transmitir (máximo 256 bits), y por último, sigue un campo de bits (los últimos en ser transmitidos) que transporta un código CRC (Código de Redundancia Cíclica), código que es calculado mediante un algoritmo específico a partir de los bits restantes de la trama, y que es utilizado en el destino como comprobación de que la trama se ha recibido sin errores.

Esta es la estructura de las denominadas tramas de información (tramas I) en el protocolo AX.25 . Para transmitir una información de usuario (p.ej, el texto de un mensaje, el contenido de un archivo de texto), ésta es fraccionada para su envío en el área de datos de sucesivas tramas I. Estas se transmiten numeradas (de 1 a 8, cíclicamente). Cada nodo de red por donde pasan las tramas, comprueba si el CRC de cada trama recibida es conforme a la información transportada en el área de datos de la trama. Si es correcto, la trama ha sido recibida sin errores y se procede a almacenarla para transmitirla cuando pueda hacia el siguiente nodo de la red, progresando así hacia el destinatario final (que también verifica las tramas I recibidas). De vez en cuando, los nodos de la red confirman la recepción de las tramas I con otro tipo de tramas más sencillas, las tramas RR, en las que se informa al nodo anterior cuál es el número de la última trama I recibida correctamente (recuerde que las tramas I se transmiten numeradas). Si una trama es recibida con errores, o no es recibida, quedará constancia en las tramas RR, por lo que el nodo anterior procederá a reenviarla. Finalmente, en el destino, los datos transportados en las sucesivas tramas I recibidas son utilizados para ensamblarlos en el orden correcto y reconstruir así la información original que el usuario remitente ha enviado.

La red de radiopaquete digital llegó a ser mundial, cualquier usuario podía dejar un mensaje en su BBS local para dirigirlo a otro usuario de otra parte del planeta. Ese mensaje iba saltando de BBS en BBS mediante “store and forward”, hasta que llegaba a su destino. Para el direccionamiento de los mensajes se usan direcciones con un formato similar a la del correo electrónico, aunque ligeramente diferente, por ejemplo ea3xxx@ea3yyy.es.eu (usuario ea3xxx, BBS ea3yyy local del usuario, España, Europa). Todo esto ocurría antes de que Internet comenzara a popularizarse, y con ello el correo electrónico, por lo que las redes de radiopaquete digital fueron un sistema de mensajería electrónica entre radioaficionados anterior al correo electrónico a través de Internet.

La ventaja del radiopaquete es que puede transmitir y recibir datos libres de errores así como también admite el intercambio de datos binarios (por ejemplo, imágenes) entre nodos. Pero el radiopaquete tiene un inconveniente. Si la señal es demasiado débil, si hay propagación multitrayecto o demasiado ruido a lo largo del enlace, el desvanecimiento y otros ruidos disminuirán drásticamente la eficiencia de este modo de transmisión (se originan muchos errores y pérdidas de tramas I, y por tanto, muchos reenvíos de tramas I).

El radiopaquete se ha utilizado tanto en HF (a 300 bits/s) como en VHF (a 1200 bits/s típicamente), pero actualmente la mayoría del intercambio de datos entre radioaficionados se realiza por sistemas que están conectados a Internet.

 

Configuración típica para radiopaquete digital de los años 80 y 90
Configuración típica para radiopaquete digital de los años 80 y 90. Posteriores nuevos modos digitales usarán configuraciones similares, hasta la entrada en escena de las tarjetas de sonido en los ordenadores.

 

Volver al índice

 

Nuevos modos digitales (digimodos)

En 1982 el radioaficionado inglés Peter Martinez (G3PLX) adaptó para el ámbito de los radioaficionados el SITOR, una variante de radioteletipo (RTTY) empleada en el servicio maritimo para el intercambio de mensajes entre barcos y estaciones costeras y con una mayor seguridad frente a errores en las comunicaciones que el RTTY clásico, creando así el “AMTOR”. Fue el primer modo digital para bandas de HF que empleaba un protocolo libre de errores.

AMTOR significa “Amateur Teleprinting Over Radio” (Teletipo de aficionados por Radio). Durante unos 10 años, su distintiva y simpática señal “chirp-chirp” enviada a 100 baudios se hizo muy familiar en las bandas de HF hasta que fue sustituida por modos más rápidos y confiables. AMTOR era mejor que el RTTY, ya que incorpora una sencilla técnica de detección de errores, y funcionó bastante bien incluso en condiciones de tráfico deficiente.

AMTOR tiene dos variantes de funcionamiento, los submodos ARQ y FEC. Variantes similares serían incluidas en varios modos digitales posteriores como el PACTOR o MFSK16.

ARQ significa “Automatic Repeat Query” (Petición automática de repetición). Este submodo del AMTOR, a veces llamado Modo A, es el que genera el sonido “chirp-chirp” típico de AMTOR. Los datos se envían en grupos de 3 caracteres, cada uno constituido por 5 bits de tamaño (igual que en RTTY clásico), más dos bits de control adicionales (7 bits en total por caracter), todo ello a una velocidad fija de 100 baudios. Cada caracter enviado está constituido por 4 marcas (bits 1) y tres espacios (bits 0). La modulación es FSK (por desplazamiento de frecuencia, como la RTTY clásica), con un desplazamiento de 170 Hz, siendo los tonos moduladores normalmente empleados los de 2125 Hz (marca) y 2295 Hz (espacio), igual que en la norma americana de RTTY de aficionados. Si se envía algún caracter con más de 7 bits o si se recibe alguno que no sigue la relación de cuatro marcas y tres espacios, el receptor considera que hay un error y se debe proceder a enviar de nuevo el grupo de 3 caracteres. El submodo ARQ transmite continuamente para mantener el enlace.

Las transmisiones ARQ son de tipo síncronas: Se ha de establecer una sincronización precisa entre las estaciones conectadas, sincronizando sus relojes internos, lo cual permite saber a la estación receptora cuando la transmisora le está enviando el siguiente bit en una transmisión, incluso en el caso de pérdida momentánea de señal por exceso de ruido o por fading intenso.

El submodo ARQ se utiliza para conversar dos estaciones entre sí. Tras el envío de cada bloque de tres caracteres, la estación que transmite pasa a la escucha durante un muy corto intervalo de tiempo, y la estación receptora ha de transmitir una señal de reconocimiento (ACK) durante ese corto intervalo de tiempo, para que a continuación la otra estación transmita el siguiente bloque de tres caracteres. Si la estación receptora detecta un error en los caracteres recibidos (o no los recibe), no contesta con la señal de reconocimiento, lo que da lugar a que la estación emisora reenvíe de nuevo el bloque de tres caracteres. Este modo de funcionamiento no permite que una tercera estación pueda participar en la conversación.

En el submodo FEC, que significa “Forward Error Correcting” (Corrección de errores por reenvío), a veces llamado Modo B, el transmisor envía cada caracter dos veces, aunque con un desfase temporal de 350 milisegundos (cada caracter vuelve a transmitirse 4 caracteres después de su primera transmisión). La estación receptora no confirma los datos recibidos como en ARQ. Si una estación recibe bien ambas instancias del mismo carácter, ese carácter se da por bueno y se imprime o se muestra en pantalla. De lo contrario, hay un error y el sistema imprime un símbolo de error. El caracter erróneo no es reenviado. Como desventaja, las dos estaciones necesitan mantenerse en fase entre ellas para que cada transmisión de FEC se inicie, enviándose para eso varios conjuntos de “pares de fases”, y estos se envían a intervalos regulares incluso cuando no se transmiten datos. El submodo FEC funciona mejor que RTTY, pero su detección de errores no es tan confiable como el método utilizado en el submodo ARQ. FEC se usa normalmente para realizar llamadas generales. Cuando una estación responde, entonces pasan al submodo ARQ para mantener una comunicación entre ambas estaciones.

En 1980 se presentan las primeras TNCs para modos digitales (Nodos Terminales de Comunicación), equipos que permiten la transmisión y recepción en diversos modos digitales (CW, RTTY, AMTOR, y posteriormente Packet radio) conectados a los equipos de radio, sin la necesidad de requerir un ordenador para realizar la codificación y decodificación de las señales, esto ya lo hace la propia TNC. La conexión al ordenador servía para usar éste como consola de la TNC (monitor y teclado).

Muy conocida fue la TNC PAKRATT PK-232. Lanzada en 1986 por la empresa Advanced Electronic & Applications, Inc. (AEA), podía manejar radiopaquete a 300 y 1200 baudios, RTTY, AMTOR/SITOR, PACTOR y CW. También incluía un cliente de correo electrónico que funciona en los modos Packet, PACTOR y AMTOR para que el usuario pudiera acceder por radio a un buzón de correo personal que podía estar en cualquier parte del mundo. Este modelo se retiró en 1996 y su patente fue vendida a otra pequeña empresa, Timewave. A continuación, desde 1998, Timewave proporcionó un modelo similar, el Pakratt PK-232 DSP, que soporta RTTY-Baudot, RTTY-ASCII, AMTOR/SITOR, PACTOR, radiopaquete a 300 bps para HF y a 1200 bps para VHF, FAX HF, GPS, NAVTEX, TDM y CW. Incluía un filtro DSP (Procesador digital de señales) para reducir el ruido en las señales recibidas y una tarjeta de sonido para trabajar en PSK31 o SSTV. Desde 2011 esta TNC incluye una conexión USB.

 

TNC
Ejemplo de moderna TNC, el modelo PK-232, comercializada por varias pequeñas firmas como Timewave, Advanced electronic Aplications Inc (AEA), y otras. (Clic en la imagen para ampliarla). Esta TNC es bastante moderna y ya emplea tecnología DSP para procesar las señales.

 

En los 90 el radioaficionado Bob Bruninga (WB4APR) introdujo el sistema APRS (Automatic Packet/Position Reporting System, o Sistema Automático de Información de Posición), un modo que combina el uso de mapas digitalizados con el Radiopaquete digital para conseguir un sistema abierto y transparente que permite posicionar en estos mapas las estaciones de radioaficionado, así como otros elementos de interés, no necesariamente estaciones de radio, a los que se denominan como objetos (aeronaves, vehículos de policía, puestos de socorro, lluvias, nieve...), entre otras cosas. El uso de la tecnología de posicionamiento por satélite GPS es fundamental en este sistema para proporcionar las coordenadas exactas de las estaciones de radio y otros objetos que se mostrarán en los mapas digitalizados.

APRS se basa en el protocolo AX.25 del radiopaquete digital, pero sólo emplea un tipo de tramas del protocolo AX.25 (pero no contemplado en X.25), las tramas de información no numeradas o tramas UI (Unnumbered Information), que son tramas especiales de información para enviar mensajes y contenidos de texto sin un destino fijo, en modo difusión, con destino a quien las capture. No están numeradas, no llevan códigos CRC, sólo llevan el texto transmitido y la identidad de quien lo envía. Si alguna estación la recibe con errores, no es retransmitida de nuevo, no hay corrección de errores. En radiopaquete digital se empleaban típicamente como radiobalizas, transmitiendo la identificación de la estación y algunos datos de ésta. En APRS las tramas UI tienen un formato especial, perfectamente definido en el protocolo APRS, para que puedan ser reconocidas y la información que porten pueda ser procesada correctamente.

El uso del radiopaquete digital decayó rápidamente a lo largo de la década del 2000 frente a nuevos métodos de comunicación digital y el uso de Internet, y sólo el APRS se ha mantenido vivo desde entonces.

A principios de los 90, Ulrich Strate DF4KV, y Hans-Peter Helfert DL6MAA, de la empresa alemana SCS (Special Communications Systems) desarrolló para los radioaficionados el modo digital PACTOR, modo que combina lo mejor del AMTOR (la técnica ARQ) con lo mejor del Radiopaquete digital (la corrección de errores) para solventar las deficiencias que estos sistemas presentaban, sobre todo en condiciones de señal débil. Es un modo digital bastante exento de errores de transmisión de información (errores que podían ser provocados por el ruido, variaciones en la propagación, etc...), y con una con una tasa de transferencia de datos más alta. Posteriormente SCS desarrolló el PACTOR II (1995) y PACTOR III (2002), aunque para ámbitos distintos de la radioafición.

En 1990 el radioaficionado norteamericano Ray Petit (W7GHM) (Raymond C. Petit, 1943-1999) dio a conocer un nuevo modo digital, el Clover, modo diseñado específicamente para funcionar en las condiciones desfavorables de las bandas de HF, en la que el fading, los ruidos y las propagaciones multitrayecto son habituales y provocan los fallos en la transmisión de las señales digitales. Clover necesitaba un dispositivo DSP para generar y decodificar las señales, y su ancho de banda es inferior al del radiopaquete digital, AMTOR y PACTOR. Posteriormente los radioaficionados Bill Henry (K9GWT) y Jim Tolar (W8KOB), de la firma HAL Communications, sigueron trabajando en la mejora del Clover, junto con Ray, y el resultado fue el Clover II (1995), que requería un módem de tecnología DSP basado en un procesador dedicado de la firma HAL.

Clover utiliza varias técnicas de modulación, como la modulación 16P4A, que es una modulación multinivel que combina modulación de fase (PSK) y de amplitud (ASK), y concretamente maneja 16 niveles de fase y 4 niveles de amplitud. En el Clover-II además se usan 4 frecuencias de transmisión operando en paralelo. Y por otro lado es un modo digital avanzado que se basa en la transmisión de paquetes de bits, y que es capaz de operar en modo full-dúplex (transmisión y recepción simultáneas, lógicamente en frecuencias distintas). Clover permite la transferencia de cualquier tipo de datos de 8 bits.

Peter Martinez (G3PLX), padre del AMTOR, lanzó un nuevo modo digital en 1998, el PSK31, modo que permite la comunicación teclado a teclado con bastante inmunidad a los ruidos, con una operativa similar al RTTY, y que técnicamente se basa en el uso de los denominados dispositivos DSP (Procesadores Digitales de Señales) para generar las señales a transmitir y recibir y decodificar las señales recibidas. De hecho, Peter proporcionó inicialmente kits de conversión para generar y decodificar las señales PSK31, pero pronto la mayoría de los aficionados aprovecharon las capacidades DSP de la tarjeta de sonido que equipaba su PC o la proporcionada por otros interfaces de radiopaquete digital o de SSTV, que incorporaban dispositivos DSP.

Las tarjetas de sonido de los modernos ordenadores son dispositivos DSP, y con la implantación generalizada de éstas en los ordenadores en la década de los 90's, comenzaron a ser empleadas como interfaces entre los equipos de radio y los ordenadores, desplazando a los interfaces que se usaban conectados a los puertos de los ordenadores y a las TNC's. Muchos modos digitales nuevos y ya existentes comienzan a hacer uso de las tarjetas de sonido como interfaces y para generar y procesar señales, usando las capacidades DSP de éstas.

PSK31 utiliza la modulación por desplazamiento de fase (PSK) en lugar de la modulación por desplazamiento de frecuencia (FSK) empleada en RTTY clásico. Transmite a una velocidad digital de 31 baudios, dentro de un ancho de banda nominal de sólo 31,25 Hz (en RTTY, es de unos 120 Hz). Se desarrollaron dos versiones, el PSK31 BPSK, que no tiene sistema de corrección de errores, admite solo un conjunto de 128 caracteres ASCII (el formato estándar EE.UU.-Inglés e Internet ANSI) pero cuyo tiempo de retardo de la transmisión es muy corto (de 64 ms); y el PSK31 QPSK, que tiene mecanismos de corrección de errores, pero que tiene retardos mayores a 800 ms (tiempo de latencia) debidos al tiempo de procesamiento de los algoritmos incluidos para corregir errores y al haber ampliado el soporte a los 255 caracteres de la tabla de códigos ASCII completa, aunque un centenar de ellos casi nunca se usan. Por ello, un contacto bidireccional completo (ida y vuelta) mediante PSK31 QPSK tiene una duración mínima de 1,6 segundos. Para simplificar los tiempos de envío de PSK31 QPSK, la tabla de caracteres empleada por este submodo usa códigos binarios de longitud variable, asignando los códigos más cortos a los caracteres de texto más frecuentemente empleados (algo similar a lo que hizo Samuel Morse al crear su código Morse para telegrafía), por lo que estos códigos fueron denominados “varicodes” por Peter Martinez.

PSK31 se mostró muy eficaz, incluso en transmisiones intercontinentales con potencias bajas en las abarrotadas bandas de HF, siendo rápidamente adoptado por muchos radioaficionados. La IARU pronto recomendó diversas frecuencias para este modo dentro de los planes de banda para la HF.

 

TNC Ray Petit (W7GHM) Pawel Jalocha (SP9VRC)
Bob Bruninga (WB4APR), creador del modo APRS. Ray Petit (W7GHM), creador del modo CLOVER. Pawel Jalocha (SP9VRC), creador de varios modos digitales (MT63, NewPSK, Olivia...)
(Clic en las imágenes para ampliarlas)

 

A finales de los 90 otro radioaficionado polaco, Pawell Jalocha (SP9VRC), que ya ya desarrollado varios sistemas basados en dispositivos DSP (un supresor de ruido, el Q15X25, un interfaz FSK para fax, etc.), continúa investigando con dispositivos DSP, y crea un nuevo modo digital, el MT63. Basado en el empleo de hasta 64 tonos distintos en la transmisión, utiliza un esquema de codificación un tanto complejo, que proporciona a MT63 un alto nivel de corrección de errores y que es capaz de garantizar una transmisión a una velocidad de hasta 100 WPM (palabras por minuto), pero ocupa bastante ancho de banda, de hasta 3 kHz (ancho de banda típico de un canal de fonía en SSB), por lo que este modo no fue realmente apreciado para operar en las muchas veces abarrotadas bandas de HF, en las cuales son más recomendables otros modos digitales de menor ancho de banda como el PSK31.

El PSK31 de Peter Martinez se basó en experimentaciones previas en DSP de Pawell Jalocha. Pawell Jalocha también desarrolló posteriormente el modo NEWPSK y el modo OLIVIA (en 2005), éste último de gran éxito para las comunicaciones teclado a teclado, con gran robustez frente a errores de transmisión.

Otro radioaficionado que ha colaborado notablemente en el desarrollo de las comunicaciones digitales de radioaficionado es Joe Taylor (K1JT) (Joseph Hooton Taylor), radioaficionado norteamericano que además es un prestigioso astrofísico de la Universidad de Princeton (Estados Unidos), y premiado con el Premio Nóbel de Física en 1994. Joe Taylor aplicó su experiencia en el análisis de señales radioastronómicas muy débiles para desarrollar desde el año 2001 una serie de modos digitales pensados para comunicaciones que implican la recepción de señales muy débiles en condiciones de poco ruido ambiental, como las que se dan en trayectos de atenuación muy elevada en bandas de VHF y superiores, y que dejan las señales recibidas a nivel o por debajo del ruido ambiente (caso de las comunicaciones por rebote lunar, por difusión meteórica o “meteor scatter”, o por difusión troposférica en bandas de VHF). Son modos digitales basados en las capacidades de procesamiento DSP de las tarjetas de sonido de los ordenadores, y sus modos más exitosos entre la comunidad de radioaficionados son el FSK441 (diseñado principalmente para las comunicaciones por dispersión meteórica), el JT44, el JT6M y el JT65 (éste último con gran éxito para las comunicaciones mediante rebote lunar, EME). Todos estos modos para señales débiles están soportados en la plataforma software WSJT (Weak Signals Joe Taylor), actualmente denominado WSJT-X, a la cual de vez en cuando se van añadiendo nuevos modos que Joe Taylor y sus colaboradores van desarrollando.

En 2008 Joe Taylor lanzó el modo WSPR (Weak Signal Propagation Reporter, o Informador de Propagación con Señal Débil), modo digital muy orientado para la operación con bajas potencias en bandas de HF por propagación ionosférica, y simplemente es un modo para experimentación, ya que se transmiten señales, sin esperar respuestas de nadie, sólo para evaluar la transmisión realizada. En cada transmisión se transmite el indicativo (QRA) de la estación transmisora, el QTH Locátor de la estación (el cual es una indicación de la posición geográfica de la estación, codificada con un sistema alfanumérico de 6 caracteres), y la potencia efectiva de la transmisión, expresada en dBm. Los datos de la estación propia (QRA, Locátor y potencia de transmisión) han de ser introducidos en el ordenador por el usuario cuando se instala el software WSPR, ya que son los datos que va a transmitir el equipo de radio conectado al ordenador.

Las estaciones que escuchen estas transmisiones (y las hay dedicadas a WSPR en todo el mundo) decodifican las señales recibidas, las evalúan (nivel de señal recibido, relación señal-ruido), y publican estos datos en sitios dedicados en Internet. Así, quien realiza transmisiones WSPR, puede consultar después estos sitios web para comprobar qué estaciones han escuchado sus transmisiones, y con ello evaluar el alcance de éstas y cómo han sido recibidas.

 

Joe Taylor (K1JT) en su cuarto de radio
Joe Taylor (K1JT) en su cuarto de radio. (Clic en la imagen para ampliarla).

 

A lo largo de los años van surgiendo nuevos modos digitales, muchos de ellos con carácter experimental, que el tiempo y la aceptación por los radioaficionados harán que se mantengan o desaparezcan. Los mencionados anteriormente son los que han tenido más éxito y se siguen utilizando hoy en día (de momento). En España es de destacar la aparición del modo digital ROS en 2009-10, desarrollado por el murciano José Alberto Nieto Ros, que curiosamente entonces no era radioaficionado, y que es un serio competidor de los modos desarrollados por Joe Taylor para las comunicaciones a largas distancias con condiciones de fading muy cambiantes y en presencia de interferencias, o en condiciones de señal muy débil, como el rebote lunar o el Meteor-scatter. José Nieto también desarrolló dos años después (y ya como radioaficionado, con indicativo EA5HVK) el modo digital Ópera, muy efectivo como modo de transmisión digital de muy baja velocidad pero que permite que sus señales puedan ser decodificadas con éxito con relaciones de señal/ruido muy bajas.

Y mucho más reciente aparece en 2016 el modo FT8 (Franke-Taylor design, 8-FSK modulation), un nuevo modo digital muy apto para condiciones de señales muy débiles, desarrollado por Joe Taylor K1JT y Steve Franke K9AN (colaborador de Joe Taylor), y es muy exitoso para realizar contactos en condiciones muy difíciles, ya que permite realizar contactos a largas distancias en HF con pequeñas potencias de transmisión (incluso muy pocos vatios) y antenas no muy buenas o precarias, e incluso en condiciones precarias de propagación: puede decodificar señales muy por debajo del nivel de ruido (-24 dB o menos), que el oído humano no llega a detectar. Su éxito entre la comunidad de radioaficionados ha sido muy alto, desplazando en buena medida a otros modos digitales avanzados del momento (JT65, JT9, PSK31...). Parece estar basado en el modo MSK144 desarrollado por Joe Taylor para comunicaciones por rebote lunar en bandas de VHF y superiores, como una adaptación para las bandas de HF, y está incluido en la plataforma software WSJT-X. Y en 2019 lanzaron el modo FT4 (Franke-Taylor design, 4-FSK modulation), modo diseñado especialmente para los concursos en HF, más rápido que FT8, del cual deriva.

Sin embargo FT8 (y FT4) es un modo de funcionamiento muy automatizado, y muchas veces se dice que son dos ordenadores “hablando” entre ellos casi sin intervención de los operadores de radio. Los ordenadores hacen casi todo: mandan la llamada (CQ), contestan las llamadas, intercambian datos y se despiden. Sin embargo, aunque parece que el operador de radio no es necesario o es totalmente pasivo, sí tiene que estar detrás de los ordenadores para controlarlos y ver que todo se hace bien. Además, tras finalizar un contacto, el sistema se para y el operador debe actuar para lanzar la siguiente llamada, al menos con las versiones actuales de los softwares que soportan FT8 (se podrían desarrollar softwares en los cuales los ordenadores iniciaran automáticamente todos los contactos, y entonces FT8 sería realmente un modo de comunicación ordenador a ordenador sin necesidad de que intervengan los operadores de radio, y sería muy discutible que esto se considerara como radioafición. Joe Taylor ya preveyó esto al desarrollar el software WSJT-X, evitando la automatización total de estos modos).

 

Volver al índice

 

Plataformas de comunicaciones soportadas por Internet

También la irrupción de Internet en la Radioafición ha traído a ésta nuevos modos de operación: Desde principios de la década del 2000 se han desarrollado plataformas de comunicación por voz en tiempo real soportadas a través de Internet que permite poner en conversación de voz a usuarios de todo el mundo entre sí, y que han sido adaptadas al ámbito de la Radioafición para conectar estaciones de radioaficionados, e incluso radioaficionados sin estación, entre sí a través de Internet. Las más conocidas son e-QSO (actualmente un tanto abandonada), EchoLink (la más importante), Free Radio Network (FRN) y Zello.

Estas plataformas son similares, y la más ampliamente implantada en el ámbito de la radioafición es EchoLink. Fue desarrollada en 2001 por Jonathan Taylor K1RFD, y, como las otras plataformas similares, en lugar de utilizar las capas ionosféricas para establecer comunicaciones a larga distancia en HF, utiliza conexiones a través de Internet mediante el protocolo VoIP (Voice over IP, Voz sobre IP), junto con estaciones de radioaficionado que proporcionan las puertas de acceso a Internet, y que se denominan estaciones “gateway” o pasarelas. Estas plataformas están pensadas para las bandas de VHF y UHF, donde los alcances de las comunicaciones son normalmente a cortas distancias, y ello permite que incluso los radioaficionados limitados a trabajar en las bandas V/UHF y/o que tienen dificultades para trabajar (sin una instalación de antena aceptable, sólo con walki-talkie, etc...), pueden usar estas plataformas para mantener conversaciones con radioaficionados localizados incluso en todo el mundo, a distancias que superan en mucho a las que le proporciona su transceptor FM, que puede ser incluso un simple equipo de mano.

EchoLink permite dos modos diferentes de trabajar al radioaficionado:

 

Estructura típica de una plataforma VoIP como EchoLink o eQSO
Estructura típica de una plataforma VoIP como EchoLink o eQSO.

 

Las demás plataformas mencionadas funcionan de manera similar a EchoLink. Normalmente en estas plataformas se establecen distintos canales de conversación, denominados como “conferencias”, “rooms”, etc (según la plataforma), que serían el equivalente a los canales de chat (de conversación) de Internet. Estas conferencias pueden ser de ámbito regional, nacional, idiomáticas, etc... Las estaciones gateway de estas plataformas suelen estar conectadas a una de estas conferencias, por lo que un radioaficionado que acceda a una estación gateway podrá mantener comunicaciones con cualquier otro radioaficionado que esté en el área de cobertura de cualquier otra estación gateway conectada a la misma conferencia. Desde un equipo servidor se controla la plataforma, gestionando las conferencias, las estaciones gateway conectadas a la plataforma, el acceso de usuarios a la plataforma que se conectan directamente desde su ordenador o teléfono móvil, etc...

Sólo pueden utilizar estas plataformas los radioaficionados. En el caso de radioaficionados que quieran conectarse directamente desde su ordenador o teléfono móvil, han de ser habilitados en el servidor por algún responsable de la plataforma, que ha de verificar que tiene una licencia de radioaficionado válida y que no es alguien ajeno a la radioafición.

Muchos radioaficionados discuten si utilizar estas plataformas realmente es hacer radio o no, pero ahí están, y aumentan enormemente las posibilidades de comunicación entre radioaficionados de todo el mundo (gracias a la “ayudita” de Internet), incluso aunque se uilicen equipos de radio de VHF o UHF, cuyos alcances son normalmente locales.

Las plataformas anteriores son analógicas a nivel de radio (típicamente usando la modulación de frecuencia, FM). Pero también se han desarrollado plataformas enteramente digitales, en los cuales la voz ya es transmitida digitalmente por los equipos de radio. Así, el sistema D-Star, creado en Japón por la JARL (Japan Amateur Radio League), es el primer sistema destinado a la comunidad de radioaficionados que permite la transmisión de voz digital para radioaficionados, así como transmisión de datos, y la posibilidad de constituir redes de radioaficionados soportadas por Internet (a través de estaciones repetidoras de tecnología D-Star vinculadas mediante enlaces VoIP a través de Internet), algo similar a EchoLink, pero en versión digital. El fabricante japonés Icom pronto incluyó D-Star en algunos de sus equipos de radioaficionado, y erróneamente muchos consideran que Icom fue el desarrollador de esta plataforma digital.

El fabricante Yaesu lanzó también el sistema Fusion o C4FM, en desarrollo en la década de 2010. Sin embargo, el sistema que en dicha década se está desarrollando e implementando con fuerza es el DMR (Digital Mobile Radio, no confundir con el estándar de radiodifusión digital DRM), ya que es una plataforma de voz y datos digitales que se desarrolló en la década del 2000 como estándard profesional europeo de radiocomunicación digital, no pensado para radioaficionados, pero que los radioaficionados han adaptado a sus necesidades. Y dado que es un estándard europeo, se conocen bien sus especificaciones (lo que permite realizar desarrollos posteriores, como implementar nuevos servicios), y hay numerosos fabricantes de equipos DMR profesionales (que se pueden adaptar para la radioafición), a diferencia de los sistemas D-Star y Fusion, que son sistemas propietarios de sus respectivos fabricantes.

Todas estas últimas plataformas citadas son enteramente digitales, lo que significa, entre otras cosas, que a diferencia del EchoLink o eQSO, las comunicaciones entre dos estaciones son enteramente digitales “extremo a extremo”, esto es, las estaciones de radio ya transmiten directamente la voz codificada digitalmente (mientras que en eLink o eQSO, la voz sigue siendo analógica, lo que permite usar walkis y estaciones de radio más ordinarias). Los equipos de radio, pues, han de poder transmitir ya la voz codificada digitalmente. Y además de la voz digitalizada, estos sistemas permiten la transmisión de datos, y con ello, soportar servicios de datos diversos (mensajería de texto, transmisión de imágenes y archivos, identificaciones de las estaciones conectadas al sistema, llamadas selectivas, etc...). Y por supuesto, al poder funcionar estas plataformas con acceso a Internet, permiten crear redes de gran alcance, similares a las redes EchoLink, pero en versión totalmente digital y con muchas más prestaciones.

 

Volver al índice

 

Los clústers

Los clústers representan otro tipo de comunicaciones digitales de radioaficionado, pero más que sistema de comunicación entre radioaficionados, son sistemas informáticos empleados para publicar y mostrar información en tiempo (aproximadamente) real de informaciones referidas al DX con estaciones distantes (informaciones “DX spot information”), en las cuales en forma de lista, se publican las estaciones que han realizado un DX muy reciente, la estación con la que contactó, en qué banda y en qué modo.

Los clúster o nodos empezaron a aparecer en la década de los 90 con la popularización de Internet, y son sistemas informáticos (de uno o varios ordenadores) conectados a Internet por un lado y a un equipo de radio por otro lado (con una TNC o interface similar por medio), pudiendo ser accedido mediante radiopaquete digital en las bandas de VHF o UHF.

Un clúster gestiona información sobre tráfico de radioaficionado (fecha y hora del DX, indicativos, banda, modo, y posible comentario adicional), así como correos enviados entre radioaficionados, y además proporciona muchos otros servicios interesantes.

Los propios radioaficionados son los que publican en el clúster sus propios contactos para informar de ellos a la comunidad de radioaficionados. Estas informaciones publicadas en los clústers son muy útiles a otros radioaficionados para conocer las condiciones de propagación a largas distancias, para informar de estaciones difíciles de contactar o muy buscadas que han sido contactadas recientemente, para ver la actividad en las bandas, etc... Todas estas informaciones hacen que los clústers sean ampliamente utilizados como asistencias en los concursos de radioaficionados.

Un radioaficionado puede conectarse al cluster de dos formas:

La normativa de los radioaficionados exige que el radioaficionado disponga de un “libro de guardia” donde ha de anotar los contactos que realice. Actualmente están permitidos los libros de guardia en formato electrónico, soportados en el ordenador personal, y hay programas de libro de guardia (“loggers” en inglés) que disponen de la opción de enviar los contactos que se anoten a algún clúster.

En 1996 aparecieron TNCs de muy alta velocidad que asociados a clústers (denominados “hubmasters”) permiten acceder a estos mediante radiopaquete digital de muy alta velocidad, de hasta 256 kbps en las bandas de 33 cm (904-916 MHz) y de 100 kbps a 1 Mbps en la banda de 23 cm (1,3 GHz).

 

Volver al índice

 

Los Radios Definidos por Software (SDR)

Finalmente, mencionar que un importante y revolucionario avance en la técnica de radio, que fue iniciado por los radioaficionados a principios de la década del 2000 (entre los que destacó Gerald Youngblood AC5OG), es la aparición de los Radios Definidos por Software (en inglés “Software Defined Radios”, SDR), que es todo un nuevo concepto de los equipos de radio.

Tradicionalmente los equipos de radio son equipos constituidos por multitud de componentes electrónicos, los cuales forman circuitos sintonizadores, etapas de frecuencia intermedia, detectores, amplificadores de baja frecuencia, etc..., es decir, están constituidos por “hardware”, desde el circuito de conexión a la antena hasta la salida de altavoces en el caso de un receptor de radio. Posteriormente, en la década de 1980 se comenzaron a introducir microprocesadores en estos equipos para el control de funciones internas (controles desde teclados y pulsadores) y para añadir nuevas prestaciones (relojes, pantallas informativas, programadores, etc...), y también se introdujo la posibilidad de controlar los equipos de radio desde un ordenador, añadiendo al equipo de radio puertos de comunicación o interfaces para la conexión al ordenador. En estos casos, y usando el software adecuado, es posible controlar desde el ordenador numerosas funciones del equipo de radio, igual o mejor que desde los controles del propio equipo. También en la década de 1990 comenzó la introducción en los modernos equipos de radio de los chips DSP o “Procesadores Digitales de Señal”, los cuales permiten mediante técnicas digitales realizar filtros de paso de banda y de supresión de ruidos, entre otras posibilidades, muy eficaces, con mejores características que los realizados tradicionalmente con circuitos analógicos.

En cualquier caso, siempre se trata de equipos de radio realizados enteramente con componentes electrónicos, o sea, en términos informáticos se definirían como “radios hardware”. La nueva tecnología SDR cambia todo esto, ya que la parte hardware (circuitería) del equipo de radio se reduce a un mínimo, en el caso de un receptor de radio típicamente la etapa frontal de conexión a la antena y de conversión de frecuencia, y la mayor parte de las etapas físicas y funciones que definen un equipo de radio se definen por software (programas) en un ordenador PC o de otro tipo, dotado de tarjeta de sonido o de un procesador DSP (requisito necesario). Es decir, SDR supone realizar la mayor parte de las funciones de un equipo de radio, incluso las más importantes, mediante el software (programación) implementado en un ordenador.

Una radio software (SDR), pues, tiene casi todos sus “componentes” definidos y funcionando en forma de programas en un ordenador, a excepción de un mínimo de componentes físicos necesarios, externos al ordenador, que no pueden ser definidos por software en el ordenador (como es la etapa conectada a la antena). Y mientras no sea activado ese software o conjunto de programas, el equipo de radio no será tal, sino que será un simple conjunto de una o varias placas electrónicas externas, incapaces de hacer nada práctico. Es el software SDR que se haga funcionar en el ordenador el que define aspectos como el esquema de modulación a emplear (AM, FM, SSB...), el tipo de silenciador (squelch), cómo actua el CAG, y, en fin, define todo el equipo de radio. Y aunque las radios SDR funcionan con el software SDR que se hace funcionar en el ordenador, la mayor parte del trabajo no la hace en sí la CPU del ordenador, sino el dispositivo DSP equipado en éste, que, en los primeros desarrollos SDR realizados por los radioaficionados, era la tarjeta de sonido del ordenador.

Además una radio SDR es muy flexible, ya que modificando o reemplazando sus programas de software, o añadiendo nuevos programas, se consigue modificar sus funcionalidades, como es añadir nuevos modos o mejorar sus prestaciones. Ello permite también acomodar el SDR a las necesidades de cada tipo de usuario (radioaficionados, servicios de emergencias, etc...).

Actualmente hay numerosos receptores SDR accesibles por Internet, normalmente instalados por radioaficionados, que ponen al alcance de cualquier usuario la escucha de la radio a través de Internet, pudiendo el usuario remoto seleccionar la frecuencia o banda de escucha, modalidad de recepción (AM, FM, SSB...) y otras características. También empresas como FlexRadio System, creada por el mencionado Gerald Youngblood AC5OG, han creado transceptores para radioaficionados basados en la técnica SDR, tanto para la recepción como para generar la señal a transmitir. Y cada vez van apareciendo más receptores de radio domésticos basados en la tecnología SDR, tecnología que ha sido inicialmente desarrollada por los radioaficionados.

 

Volver al índice

 


 

Lo dejamos aquí, en el año 2020. A partir de aquí imagino que no es necesario que te contemos mucho, verdad? El destino de la radioafición siempre ha ido unido al de las nuevas tecnologías. ¿Salía algo nuevo?... Pues los radioaficionados intentaban aprovecharlo o mejorarlo para mejorar lo mejorable.

Si con este artículo hemos logrado que redescubras o descubras cómo empezo todo y lo mucho que ha pasado desde comienzos del siglo XX, habrá valido la pena.

 

QSL del radioaficionado japonés JA6ELZ
QSL del radioaficionado japonés JA6ELZ

 

Y hablando de historias curiosas... ¿conoces la historia de lo que ocurrió en las navidades de 1939? Resulta que un radioaficionado francés captó una llamada de emergencia de ZS9F (en Kenia) pidiendo ayuda para salvar a dos cazadores que habían sido atacados por un leopardo en la selva al norte de Rhodesia. El mensaje había sido pasado por un radioaficionado de Massachussets (Estados Unidos), quien había recibido mejor la señal del radioaficionado de Kenia. Luego de haber sido rescatados, como agradecimiento, uno de los cazadores envió la piel del leopardo de regalo al radioaficionado frances, cerrando su mensaje con las palabras: Vive la France... Es quizas tan sólo una anécdota más, una historia más, pero algo que define bien al buen radioaficionado, siempre atento a las necesidades de los demás.

Sirvan las fotos mostradas en este documento como homenaje a los que ya no están, pero que siguen presentes en todos nosotros.

 

Volver al índice

 


 

Documento elaborado refundiendo originales sobre Historia de la radioafición publicados en:

ea1uro.com   (julio 2006), sitio web del Radioclub de Ourense EA1URO, y
El Radioaficionado on line   (Octubre 2006), página web de Jorge Touriz (HC2IHS),
Historia de la radioafición, en Sabanalarga Amateur Radio Club (Colombia), Julio 2017
The History of Amateur Radio, en Luxorion (en la sección de Radio Amateur), por ON4SKY (muy documentada, pero en inglés)
Radioafición y CB - Enciclopedia Teórico-práctica en 60 lecciones, (Boixareu Editores SA, Barcelona, año 1982)
y mis propias aportaciones.

 

Fernando Fernández de Villegas (EB3EMD)
Actualizado: 06-12-2023