DOCTRINA CATÓLICA

CONMONITORIO
(APUNTES PARA CONOCER LA FE VERADERA)
SAN VICENTE DE LERINS

BREVE LÉXICO DE CONCEPTOS y NOMBRES

  • MANIQUEO: Ver Maniqueismo. Regresar

  • MANIQUEtSMO: Las doctrinas gnósticas ejercieron una sensible influencia sobre otro movimiento religioso, que adquirió notable importancia en la segunda mitad del siglo III: el Maniqueísmo. Manes, su fundador, había nacido en Persia a principios de ese siglo y llevó las teorías dualistas hasta su formulación más extrema, inspirado en el dualismo radícal de la religión irania. La cosmognía de Manes es dualista desde el primer origen: dos principios, el del bien y el del mal; dos reinos, el del Dios de la luz y el del señor de las tinieblas, coexistirían desde toda la eternidad y se opondrían entre sí perpetuamente. Hoy suele considerarse el Maniqueísmo no como una herejía, sino como un movimiento religioso ajeno al Cristianismo, pese a que Manes se titulaba a sí mismo «apóstol de Jesucristo». Pero los antiguos historiadores eclesiásticos catalogaban a Manes entre los heterodoxos cristianos. En cualquier caso, el Maniqueísmo se hallaba en las lindes mismas del Cristianismo, y San Agustín fue durante algún tiempo captado por su doctrina. Mas, sobre todo, conviene recordar que elementos gnósticos y maniqueos alimentaron a la par una especie de oculta corriente, que discurrió durante muchos siglos por el subsuelo de la sociedad cristiana. 

  • MARCIÓN: Marción fue el representante más notable del Gnosticismo cristiano, que con él alcanzó el máximo grado de peligrosidad para el Cristianismo y la Iglesia. Había nacido en el Ponto y era hijo del obispo de Sínope. Excomulgado por su propio padre, hizo fortuna en negocios naviero s y el año 140 llegó a Roma, donde fue acogido por la comunidad cristiana, a la que entregó un importante donativo. Cuatro años más tarde abandonaba esa iglesia para fundar no ya una escuela, según acostumbraban otros maestros de la secta, sino una contraiglesia, que fue durante siglos depositaria de doctrinas gnósticas. La iglesia marcionita, tanto en su organización como en su liturgia, trató de imitar a la Iglesia Católica. Regresar
       La base de la doctrina de Marción era la absoluta oposición que pretendía ver entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Según él, bajo ningún aspecto po día éste considerarse como continuación y plenitud del Antiguo, puesto que existía una radical incompatibilidad entre el mensaje transmitido por el uno y el otro. Nada podía haber en común entre el Mesías guerrero profetizado por el Viejo Testamento y Jesús; no podía ser uno mismo el Dios bueno y misericordioso del Nuevo Testamento, y el Dios creador y justiciero de la Antigua Ley. De ahí que, según Marción, este último, Yavé, fuese el Demiurgo, autor del mundo visible, mientras que el Dios bueno y verdadero, desconocido hasta entonces, se habría revelado  enviando a su Espíritu -Jesucristo-, que trajo a los  hombres el evangelio del amor de Dios y la redención.  
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  • MONTANISMO: Ver Montano.  Regresar

  • MONTANO: Fue el fundador de la herejía llamada montanismo, que originariamente fue llamada por sus seguidores la «nueva profecía» y por sus adversarios la «ascesis frigia». El Montanismo apareció hacia el año 170, cuando Montano, después de recibir el bautismo, comenzó a anunciar que era el Profeta del Espíritu Santo, y que este Espíritu iba a revelar por su conducto a todos los cristianos la plenitud de la verdad. El rasgo más notable de esta revelación era el mensaje escatológico: estaba a punto de producirse la segunda venida de Cisto, y con ella el comienzo de la Jerusalén celestial. Una estricta vida moral prepararía a los creyentes para el advenimiento del Señor: evitar toda huida del martirio, guardar ayuno riguroso y abstenerse en lo posible del matrimonio eran los principales deberes impuestos por Montano. La radical aversión al matrimonio, postulada igualmente por los gnósticos, constituía también el principal precepto de la secta de los «encratitas», fundada por el apologista sirio Taciano. 
       Montano obtuvo la adhesión de dos mujeres, Priscila y Maximila, y con su ayuda difundió la secta por Asia Menor. Pero el Montanismo hubiera tenido es caso relieve sin la tardía adhesión de Tertuliano, acaecida cuando habían muerto ya sus tres primeros pro motores. El Tertuliano montanista de la última época inauguró en realidad una nueva forma de Montanismo, que tomó del primero la actitud rigorista y su pretensión de vinculación carismática al Espíritu Santo, sin intermedio de la Jerarquía eclesiástica. Tertulia no anunció que la «nueva profecía» llevaría la Cristiandad a su estado de madurez, y prescribió un pro grama moral rigorista: no huir de la persecución, las segundas nupcias, que consideraba como un adulterio, y mayor dureza en la disciplina penitencial. El Montanismo fue condenado por la Iglesia cuando quedó claro que se trataba de una secta fanática que, por su obsesión escatológica y por la exageración rigorista con que los planteaba, venía a falsear una serie de temas muy fa miliares a la tradición cristiana. Tertuliano montanista apenas encontró seguidores en su patria africana. 
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  • NATURALEZA: Ver Unión hipostáticaRegresar

  • NESTORIO: El problema cristológico se planteó abierta mente cuando un teólogo formado en la escuela de Antioquía, Nestorio, fue elevado a la Sede de Constantinopla y predicó en contra de la Maternidad di vina de María, produciendo una profunda conmoción en el pueblo. Para Nestorio, dentro de la tradición de su escuela, María no habría engendrado al Hijo de Dios, sino al hombre Cristo en que habitaba el Verbo. No habría de ser llamada, pues, Theotokos, Engen dradora de Dios, Madre de Dios, sino solamente Christotokos, Madre de Cristo. La predicación de Nestorio tuvo la virtud de popularizar una cuestión que hasta entonces había sido solamente problema de teólogos, sin amplia resonancia fuera de los cenáculos minoritarios donde se ventilaban las disputas de escuela. El pueblo sintió herida su sensibilidad cristiana al ver negar a la Viren María el título más honroso con que se había acostumbrado a llamarla. En Alejandría, el patriarca San Cirilo denunció la doctrina nestoriana, mientras que el patriarca Juan de Antioquía, impulsado por la antigua rivalidad entre las dos escuelas, tomaba partido en favor de Nestorio. Las dos partes se dirigieron al Papa Celestino I solicitando su apoyo y el Pontífice romano dio la razón a Cirilo y le comisionó para que obtuviese la retractación de Nestorio. Cirilo redactó doce proposiciones -«anatematismos»- que Nestorio rehusó aceptar y entonces, a instancia suya, el emperador Teodosio convocó a todos los obispos del orbe para celebrar un concilio general en Efeso. (Ver Concilio de Efeso.) Regresar

  • NOVACIANO: Mientras en Africa la Iglesia se esforzaba por poner coto al peligro del laxismo, en Roma sur gía una tendencia rigorista cuyo principal representante fue Novaciano. Sostenía éste que la apostasía era un pecado irremisible y que los lapsi no podían ser nunca readmitidos a la comunión de la Iglesia, ni aun siquiera en la hora de la muerte. El Papa Cornelio rechazó la doctrina de Novaciano y fue viva mente apoyado por San Cipriano. Un sínodo romano excomulgó a Novaciano, cuya doctrina encontró es. caso eco en Italia. Regresar

  • ORÍGENES: Orígenes, el gran sabio cristiano de la Antigiiedad, fue un personaje asombroso, un polígrafo fecundísimo y uno de los pensadores más brillantes de todos los tiempos. Cristiano de nacimiento, siendo todavía un adolescente, vio morir a su padre mártir de la fe. A los dieciocho años de edad, por mandato de su obispo, asumió la dirección de la escuela de Alejandría (a. 203). Más tarde, los celos y suspicacias que su inmenso prestigio comenzó a suscitar entre el clero de la iglesia alejandrina, le hicieron trasladarse a Palestina, donde se ordenó de presbítero y fundó en Cesárea una nueva escuela que dirigió durante veinte años. Ya anciano, padeció allí crueles tormentos durante la persecución de Decio, fue confesor de la fe y murió a consecuencia de esos sufrimientos, en la ciudad de Tiro, el año 253. Orígenes realizó una obra literaria de colosales dimensiones. Se dice que compuso unos dos mil trata dos y, a través de San Jerónimo, conocemos los títulos de ochocientos de ellos. Fue el creador de la ciencia escriturística, y las Exaplas, versión séxtuple de la Biblia, a la que dedicó toda su vida, fue el primer intento de edición crítica de la Escritura, y bastaría por sí solo para darle fama imperecedera. Pero, además, Orígenes comentó todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, siguiendo el método alegó rico de su escuela. Su contribución fue también importantísima en otros campos de las letras cristianas: en apologética, su principal obra fue el tratado Contra Celso, refutación del Discurso verídico del conocido filósofo anticristiano. El Peri Archon -en su título latino, De principiis- es un intento de construcción sistemática de la doctrina cristiana y puede considerarse como el primer tratado de teología dogmática. Orígenes fue también autor de diversos escritos de carácter ascético, entre los que puede mencionarse una obra sobre la oración y la Exhortación al martirio. Los errores en que incurrió Orígenes sobre algunos puntos de doctrina en nada menguan la admiración que merece tanto su vida como su obra.
       La escuela de Cesárea fue una prolongación de la alejandrina, y en sus años de enseñanza, Orígenes incorporó a ella las mismas tradiciones, su método y su orientación científica. Después de la muerte del maestro, en Cesárea se conservó el núcleo principal de sus obras, y esta biblioteca fue a la vez un centro de estudios y un foco de difusión de la teología alejandrina. Cesárea jugó, pues, un papel importante como vehículo de penetración de esa teología en Siria y Asia Menor. Baste recordar que en Cesárea se formaron jóvenes estudiosos, que estaban destinados a convertirse pronto en lumbreras de las ciencias sagradas: Gregorio el Taumaturgo; Eusebio el historiador, y los tres grandes Capadocios, Basilio, Gregorio de Nisa y Gregorio Nacianceno. 
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  • PABLO DE SAMOSATA: Fue gobernador y tesorero de la reina Zenobia de Palmira. En el año 260 fue consagrado obispo de Antioquía. No reconocía tres Personas en Dios, y negaba la Encarnación diciendo que Jesús era superior a Moisés y los profetas, pero no era el Verbo: era un hombre igual que nosotros, pero mejor en todos los aspectos. Un concilio del año 268, celebrado en Antioquía, condenó su doctrina y lo de puso de su sede. 

  • PADRES DE LA IGLESIA: Los siglos IV y V, durante los cuales la ciencia teológica realizó inmensos progresos, constituyen la edad de oro de la Patrística. Coincidiendo con la conquista de la libertad por la Iglesia, toda una legión de personalidades excepcionales hizo irrupción en el horizonte espiritual del mundo greco-latino, abriendo un profundo surco en la historia cristiana: son los Padres de la Iglesia. Esta denominación, ampliamente consagrada por el uso, sirve para designar concretamente a aquellos ilustres personajes en los que se aunó la ciencia sagrada más eminente con la santidad personal públicamente pro clamada por la Iglesia. Así se distinguen de los llamados simplemente «escritores eclesiásticos», en los cuales podía no darse, como en los Padres, el brillo de la santidad o la plena ortodoxia de la doctrina. Los Padres de la Iglesia aparecen a lo largo de un período histórico extenso, y el apelativo se aplica incluso a San Bernardo, que ha sido llamado «el último de los Padres». Pero la edad patrística por excelencia fue, sin duda, la comprendida en los siglos roma no-cristianos, que registraron el florecimiento de una pléyade de Padres de la Iglesia, tanto griegos como latinos, y lo mismo en el ámbito helenístico que en el occidental.
       El esplendor de la Patrística que se registra a partir del siglo IV no carecía, con todo, de una preparación y de unos precedentes. En el siglo III existió una verdadera ciencia teológica, y algunos grandes eclesiásticos del Oriente, sobre todo Orígenes, hicieron ya no sólo Apologética o Catequesis, sino auténtica Teología. En el siglo III tuvieron su origen algunas de las famosas «escuelas», que continuaron marcando con su impronta peculiar a muchos «Padres» de los tiempos posteriores. Es importante no perder de vista esta idea de continuidad, que ilumina la evolución doctrinal y ayuda a comprender las posturas teológicas adoptadas ante los problemas que se irán planteando, al hilo de la formulación de las grandes verdades del Dogma cristiano. Estos problemas, y el clima de libertad en que se movía ahora la Iglesia, fue ron los principales acicates que promovieron el es fuerzo creador y el consiguiente florecimiento de la ciencia sagrada. 
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  • PEDRO DE ALEJANDRÍA, San: Fue elevado a la sede de Ale jandría hacia el año 300, probablemente después de haber sido director de la Escuela de esa ciudad. Tuvo que abandonar su diócesis durante la persecución de Diocleciano y murió mártir el año 311. De sus escritos sólo se conservan pequeños fragmentos de sus cartas y tratados teológicos. Regresar

  • PELAGIANO: Ver Pelagio. Regresar

  • PELAGIO: La única cuestión teológica importante que se debatió en Occidente, durante los siglos IV al VII, fue la cuestión de la Gracia, y ello sin que el debate alcanzase nunca una resonancia popular, como ocurrió con las controversias orientales.
       El punto de arranque de la cuestión fueron las enseñanzas de un monje bretón, Pelagio, acerca de las relaciones entre gracia divina y libertad humana, esto es, sobre cuál sea la parte que corresponde a Dios y la parte del hombre en la salvación eterna de la persona. El Pelagianismo, que así se llamó esta doctrina, tenía una visión racionalista, que tendía a minimizar el papel de la gracia, y profesaba en cambio un radical optimismo en la naturaleza humana y en la capacidad de ésta para, por sus propias fuerzas, evitar el pecado y obrar el bien. La doctrina de la Iglesia sobre el pecado original quedaba también desvirtuada por Pelagio, ya que éste atribuía un carácter puramente personal al pecado de Adán y negaba que ese pecado se hubiera transmitido a su descendencia.
       Pelagio, obligado por los azares de los tiempos, abandonó su Britania natal y residió en Roma, Mrica y Oriente; por esta razón, sus doctrinas alcanzaron una difusión muy amplia. En África, el Pelagianismo encontró a su gran adversario, San Agustín, que con su obra prestó una decisiva contribución a la formulación de la doctrina sobre la Gracia. 
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  • PERSONA: Ver Unión HipostáticaRegresar

  • PORFIRIO: Filósofo neoplatónico (232-305), discípulo de Platino, escribió hacia el año 270 quince libros titu lados Contra los cristianos. San Metodio fue el pri mero que refutó estos escritos con su obra Libros contra Porfirio, que San Jerónimo cita con frecuencia alabándolos mucho, pero esta obra se ha perdido. Regresar

  • PRAXEAS: A fines del siglo II, la herejía conocida con el nombre de monarquianismo enseñó que en Dios no hay más que una persona -lo cual hizo exclamar a Tertuliano: «monarquiam habemus»-. Pronto esta herejía se dividió en dos ramas: 

    a) El monarquianismo adopcionista, que dice que Cristo es puro hombre, aunque nacido sobrenatural- mente de la Virgen María por obra del Espíritu San- to, y en el bautismo Dios lo dotó de un poder divino particular y lo adoptó como hijo.
    b) El monarquianismo modalístico, que también se llama patripasionismo. Esta doctrina mantiene la verdadera divinidad de Cristo, pero enseña que fue el Padre quien se hizo hombre en Jesucristo y padeció por nosotros. Praxeas fue partidario de esta última postura. Tertuliano lo combatió con su escrito Adversus Praxeam
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  • PRISCILIANO: A finales del siglo IV, Prisciliano, un personaje de vida ascética y enigmática doctrina, agitaba el mundo de la Península Ibérica, hasta su juicio y muerte en Tréveris, en el año 385, condenado por un tribunal romano. Después, durante varios siglos, el priscilianismo sigue proyectando una sombra más o menos confusa sobre la vida de la Iglesia española. Pero, en todo caso, el Priscilianismo fue siempre un fenómeno regional, de proyección muy limitada. 

  • SABELIO: La formulación del dogma de la Santísima Trinidad tuvo lugar en el siglo IV, en el curso de una gran batalla teológica, en que la ortodoxia católica tuvo como principal adversario la herejía que recibió el nombre de Arrianismo. Los precedentes doctrina. les han de buscarse en determinadas doctrinas que, desde el siglo III, ponían el acento con exagerada insistencia sobre la perfecta unidad de Dios. Esa exaltación exclusiva de la unidad divina podía llegar a destruir la distinción de Personas en la Trinidad, que es la consecuencia a que había llegado el Sabelianismo, que toma el nombre de Sabelio, su principal representante. Según esta doctrina, existía tan sólo una Persona divina, en el sentido de que el Padre y el Verbo constituían una misma Persona y eran únicamente diversas las formas, los «modos» de manifestación -Modalismo-. Pero el excesivo hincapié sobre la unidad divina podía también dar lugar -y lo había dado en efecto- a errores de diverso signo: el Subordinacionismo en sus diversas variedades, que tendía a supeditar, a «subordinar» al Hijo frente al Padre haciéndole inferior a El, bien por negar al Hijo el atributo de eternidad, bien por rebajar su naturaleza con respecto a la del Padre, o bien por considerar a Cristo como simple hombre, aunque dotado de una dynamis, de una singular fuerza divina.
       La doctrina de Sabelio y el Subordinacionismo habían sido condenados en un sínodo romano del año 262, celebrado bajo el pontificado del Papa Dionisio (259-268 ). 
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  • SIXTO III, San: Obispo de Roma desde el año 432 al 440. Se conservan siete cartas suyas. En memoria de la definición dogmática que se hizo en el Concilio deEfeso de la maternidad divina de María, rehizo y amplió la Basílica Libeiana, y la adornó de espléndidos  mosaicos que todavía existen. 

  • SUSTANCIA: Ver Unión hipostáticaRegresar

  • TEÓFILO, San: Era tío de San Cirilo, a quien sucedió en el Patriarcado de Alejandría. De sus obras se ha perdido prácticamente todo, pues sólo se conservan algunas cartas y unos cuantos fragmentos de otros: escritos. Su doctrina era perfectamente ortodoxa, y por eso fue citado en Efeso. Regresar

  • TERTULIANO: Quinto Septimio Florente Tertuliano nació en Cartago hacia el año 160. Estaba dotado de un in genio agudo y de una inteligencia penetrante, a cuyo servicio ponía una elocuencia llena de agilidad y atractivo; fue uno de los escritores latinos eclesiásticos de más originalidad y de mayor personalidad. Sus escritos y su oratoria están llenos de una fuerza que arrastra, cuajados de frases magistrales, con un estilo conciso y sustancioso; muchas de esas frases se han hecho célebres: «el alma naturalmente cristiana»; «la sangre de los mártires es semilla de cristianos»; «somos de ayer y lo llenamos todo», etc. La obra más importante de Tertuliano es el Apologeticum, dirigido a los prefectos de las provincias del Imperio Romano, en defensa de los cristianos, que eran juzgados y condenados por el solo crimen de llamarse cristianos; no pide para ellos perdón, pues no tienen que ser perdonados de nada, sino justicia. Muchas de sus obras se han perdido, y solamente se conservan treinta y una de ellas. Su temperamento austero, apasionado y nada conciliador lo arrastró hacia la secta de los montanistas. Murió en Cartago a edad muy avanzada, seguramente después del año 220. Regresar

  • THEOTOKOS: Ver NestorioRegresar

  • UNICIDAD DE PERSONA: Ver Unión hipostáticaRegresar

  • UNIÓN HIPOSTÁTICA: El Magisterio de la Iglesia, al proponemos el dogma de la Santísima Trinidad, emplea los conceptos filosóficos de esencia, naturaleza, sustancia, hipóstasis y persona. Los conceptos de esencia, naturaleza y sustancia designan la esencia física de Dios, común a las tres divinas Personas, es decir, todo el conjunto de perfecciones de la esencia divina. Hipóstasis es una sustancia individual, completa, totalmente subsistente en sí. Persona es una hipóstasis racional. La hipóstasis y la naturaleza están subordinadas recíprocamente, de forma que la hipóstasis es la portadora de la naturaleza y el sujeto último de todo el ser y de todas sus operaciones, y la naturaleza es aquello mediante lo cual la hipóstasis es y obra.
       En virtud de la unión hipostática, Cristo participa de las prerrogativas divinas y de las propiedades que pertenecen a la naturaleza humana. En el plano lógico esta unión se traduce en una recíproca predicación de las propiedades humanas y divinas, no en una atribución directa de naturaleza a naturaleza, sino de las propiedades de cada naturaleza a la única Persona del Verbo subsistente en Jesucristo como Dios y como hombre. 

  • VALENTÍN: Valentín, nacido en Egipto, comenzó su Magisterio en Alejandría hacia el año 135, pero luego marchó a Roma y allí pasó largo tiempo haciendo propaganda gnóstica en la comunidad cristiana y logran do reunir cierto número de prosélitos. Su doctrina afirmaba que Jesucristo no era un hombre verdadero, sino un ser divino -un eón procedente del Ple roma- que al entrar en el mundo había tomado un cuerpo aparente -docetismo-, como aparente fue su nacimiento, pasión y muerte. La salvación individual consistiría en dejarse iluminar por la verdadera gnosis que el Redentor había traído al mundo. Si el hombre se dejaba vivificar por ella -afirmaba Valentín-, la parte espiritual que hay en él -y todo lo pneumático existente en el mundo- se salvará en el último día, uniéndose de nuevo con la luz en el Pleroma divino. Regresar

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