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México en José Martí
• Aida
Matilde MARTIN FERNANDEZ
Centro de Estudios Martianos mayo, 2002
"Oh,
México querido... de los peligros que te cercan, oye el clamor
de un hijo tuyo que no nació de ti. Por el norte un vecino ambicioso
se cuaja (...) yo habré muerto, oh, México, por defenderte
y amarte, pero si tus manos flaqueasen y no fueras digno de tu deber continental,
yo lloraría debajo de la tierra, con lágrimas que serían
largas vetas de hierro, para lanzar como un hijo clavado a su ataúd
que ve que un gusano le come a la madre las entrañas."
A finales de 1874 inicia José Martí su viaje de regreso a suelo americano. Viene de España donde cumplía condena de destierro. España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos conforman su itinerario previo a su destino: México.
Progreso, Campeche y Veracruz son las escalas para luego tomar tren hasta la capital mexicana. Se supone que alrededor del día 10 de febrero de 1875 haya llegado a la estación de Buenavista. Allí lo esperaba su padre acompañado de Manuel A. Mercado, sobresaliente figura política del país que a la sazón ocupaba la Secretaría de Gobierno en el Distrito Federal. Mercado era vecino de la familia Martí y Pérez radicada en México. Por entonces, Mercado ya había leído algunos escritos del joven que llegaba, pues don Mariano Martí y Navarro se los había entregado con legítimo orgullo paterno.
Fue Mercado, a pesar de la diferencia de edad entre ambos --16 años--, su amigo de México, de quien dijera el poeta cubano Cintio Vitier:
"[...] su amigo por excelencia tenía que ser una persona tan confidencial como lejana, tan llena de receptivo silencio como inalcanzable en su discreción. Nos referimos al mexicano Manuel Mercado, que tuvo el privilegio de recibir desde 1877 hasta poco antes de su muerte, epistolarmente, la biografía espiritual de Martí [...]"
A su amigo Mercado dedicó el poema XLIV de sus Versos Sencillos, en el cual se lee:
Tiene el conde su abolengo:
Tiene la aurora el mendigo:
Tiene ala el ave: ¡yo tengo
Allá en México un amigo!
Del Martí que llega a México en 1875 [si bien trae consigo las experiencias del presidio político en Cuba y del destierro en España --donde vivió y padeció por la primera República española], no es posible olvidar ni pasar por alto, que es un joven de recién cumplidos veintidós años. Desde su llegada se envuelve en una intensa y activa vida intelectual. Se mueve en un mundo cultural signado en política y economía por el liberalismo, y en lo artístico por el romanticismo.
El México literario, periodístico y social que acogió a José Martí, resultó de su total agrado. Los intelectuales de más avanzadas ideas se convirtieron en objeto de su admiración y llegó a ser amigo de muchos de ellos [Vicente Villada (director del diario Rev. Univ.), Juan de Dios Peza, José Peón Contreras, Ignacio Manuel Altamirano, Justo Sierra, Manuel Ocaranza (novio de su hermana Ana --Mariana Matilde), y otros.] Esos vínculos despertaron aún más sus ansias por el saber, aportándole un aprendizaje que resultó definitivo para su formación.
Manuel Mercado le propicia trabajar como corrector de pruebas el periódico El Federalista. Pedro Santacilia lo presenta a Vicente Villada, director del diario Revista Universal de Política, Literatura y Comercio. Trabaja allí como crítico y periodista; el oficio se le convertirá en pasión. Dice Cintio Vitier:
"[...] La actividad periodística que desplegó Martí [...], tuvo tres etapas [...]: la analítica y consejera en México; la escrutadora, artística, y ecuménica desde la experiencia norteamericana; y la ideológica en Patria a partir del año 1882".
La analítica y consejera de México se palpa en los artículos y crónicas de entonces. Nada escapa a la sagacidad periodística de Martí, la vida cultural, la situación del país, los conflictos fronterizos con Estados Unidos, el problema indígena. Todo lo expresa clara y abiertamente: "La grandeza está en la verdad, y la verdad en la virtud". A todos sorprende su cultura, la capacidad de comprensión, sus acertados análisis de cada problema.
Martí valoraba la labor periodística:
"Tiene la prensa periódica altísimas misiones, es la una explicar en la paz y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar la obra." Andrés Iduarte escribirá sobre él: "[es] un mexicano más, Cuba le dio la vida y el alma. España instrumentos de trabajo en sus universidades. México, la práctica y la profesión de periodista".
En Revista Universal trabajó hasta el cierre del diario el 19 de nov de 1876. Sus trabajos abarcaron Crítica de arte, Boletines, Crónicas sobre Europa, Correo de los teatros, Sueltos y Gacetillas, Editoriales, poesía; fue sumamente prolífera la producción de Martí, México le inspira y anima.
También en México encontró amor, amor de mujer. Se piensa que hubo vínculos amorosos entre él y la actriz Concha Padilla, además pareciera que casi por moda, cortejó a Rosario de la Peña --la de Acuña--, de ese galanteo quedan cartas, poemas y estos versos escritos en el álbum de la bella:
Rosario,
En ti pensaba, en tus cabellos
Que el mundo de la sombra envidiaría
Y puse un punto de mi vida en ellos
Y quise yo soñar que tú eras mía.
Rodaron rumores de un romance con Eloísa Agüero de Osorio.
Fue en México donde conoció a la cubana Carmen Zayas-Bazán con quien vivió un amoroso noviazgo que lo llevó al matrimonio:
Es tan bella mi Carmen, es tan bella
Que si el cielo la atmósfera vacía
Dejase de su luz, dice una estrella
Que en el alma de Carmen la hallaría.
En dic de 1876 aparece ya como redactor de El Federalista, desde donde se destacó su posición política a favor del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada.
A través del periodismo expresó sus pensamientos e inquietudes. Tuvo la oportunidad de colaborar con los escritores liberales; creaban una nueva literatura, un nuevo teatro, un nuevo arte. Todos estos aprendizajes le servirían para siempre en la conformación de su proyecto nacionalista.
Al abarcar temas como la situación de los indígenas, los problemas económicos y los políticos, esbozaba ya su concepción latinoamericanista que más adelante llamará Nuestra América. Sin dudas ella se nutrió durante su estancia en México. Al decir del doctor Alfonso Herrera Franyutti: "México significa para Martí, su alborada americana".
Ante los incidentes fronterizos de 1875 con Estados Unidos, Martí comienza a conocer los peligros que acechaban a México [y a toda la América Latina] por el vecino del norte. Otro aporte de México a Martí: echaba a andar uno de los signos de su vida: la lucha antimperialista.
José Martí fue reconocido por los intelectuales mexicanos de su tiempo. El 22 de marzo de 1876, apenas dos meses de su llegada a México se aprobó por unanimidad la postulación para miembro del Liceo Hidalgo y ya el 5 de abril se destacaba en un debate sobre el espiritismo. Allí diría:
"Yo vengo a esta discusión con el espíritu de conciliación que norma todos los actos de mi vida. Yo estoy entre el materialismo que es la exageración de la materia, y el espiritismo que es la exageración del espíritu."
Martí también defendió el arte nacional. Tuvo nexos con la Sociedad Gorostiza --dedicada al fomento del teatro. Escribió crónicas sobre pintura [José María Velasco, Manuel Ocaranza] y otras críticas de teatro y música.
Cuando conoce los proyectos del actor Juan Zerecero de montar una temporada de teatro mexicano, publica en Revista Universal el boletín "El Liceo Hidalgo", donde escribe:
"Un pueblo nuevo necesita una nueva literatura. Esta vida exuberante debe manifestarse de una manera propia. Estos caracteres nuevos necesitan un teatro especial. [Y más adelante] México necesita una literatura mexicana. [Y agrega] La independencia del teatro es un paso más en el camino de la independencia de la Nación. El teatro derrama su influencia en los que, necesitados de esparcimiento, acuden a él [...] Un pueblo que quiere ser nuevo, necesita producir un teatro original."
Se manifiesta partidario fervoroso del desarrollo de la educación popular y el proyecto de renovación cultural del gobierno mexicano --Gabino Barreda, Ignacio Manuel Altamirano y José María Vigil-- En RU escribirá el 26 de octubre de 1875, acerca del proyecto de instrucción pública:
"Cuando todos los hombres sepan leer, todos los hombres sabrán votar [...] Un indio que sabe leer puede ser Benito Juárez."
Martí nunca olvida incorporar a la mujer a la sociedad: "Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que de ella han de surgir."
El México liberal le permite asimilar ideas para las nuevas formas de hacer política. Por esos años, el sistema político más acorde con las ideas de Martí era el encabezado por los reformistas liberales mexicanos, con el amplio espectro dado a sus gobiernos, con su entender el progreso como "marcha hacia la libertad".
El hecho de que un gobernante rinda cuentas y /o pueda ser demovido por sus electores, conformó su ideal de democracia. En México nació ese concepto cuando Lerdo de Tejada fue acusado por el general Vicente Riva Palacio [de violar una ley militar] y el Congreso se erigió jurado para analizar la acusación. La Cámara juzgó improcedente el juicio a Lerdo. Por entonces, Martí escribió:
"el jefe de un país es un empleado de la Nación, a quien la Nación elige por sus méritos [...] así caen los gobernantes extraviados en los países liberales, cuando en su manera de regir no se ajustan a las necesidades verdaderas del pueblo que les encomendó que lo rigiese".
Los conocimientos y la experiencia que le ofrece México a Martí le permiten su ulterior comprensión de la problemática socio política latinoamericana, y se pregunta: "¿Por qué estos pueblos ricos, son pobres? ¿Por qué se muere de miseria sobre la tierra riquisíma? ¿Por qué la industria extranjera vive en México mejor que la industria mexicana?" Y se responde: "La imitación servil extravía en Economía como en Literatura y en Política".
Con la derrota de Lerdo y su salida del país, Porfirio Díaz asume la presidencia "provisional" del país. En El Federalista del 7 de diciembre de 1876, Martí publica el artículo "Alea jacta est", donde analiza la situación del país y define su posición: "Una revolución es necesaria todavía: la que no haga presidente a su caudillo". Es en México donde hecha raíces su profundo anticaudillismo.
Su última colaboración a El Federalista --16 de dic de 1876--, el artículo Extranjero derrama todo su sentir por el país hermano:
"No reclamé ciudadanía cuando ella me hubiera servido para lisonjear al poderoso; no hablé de amor a México cuando la gratitud hubiera parecido servil halago [...] ahora que de él me alejo, ahora que de él nada espero [...] yo reclamo mi parte, me ingiero en estas [sus] penas, naturalizo mi espíritu [...] Esto explico porque a México debo todo esto. Aquí fui amado y levantado [...] Y así, allá como aquí [...] para la lisonja siempre extranjero; para el peligro, siempre ciudadano."
En la madrugada del 30 de diciembre sale de la capital mexicana rumbo a Veracruz, desde donde partirá en viaje hacia Guatemala. Lleva un cuaderno de apuntes y en sus páginas deja plasmado el amor que siente por el país que abandona: "¡Oh, México querido! ¡Oh, México adorado, ve los peligros que te cercan! ¡Oye el clamor de un hijo que no nació de ti! Por el norte un vecino avieso se cuaja: por el sur && [lo mismo]. Tú te ordenarás: tú entenderás, tú te guiarás: yo habré muerto, oh México, por defenderte y amarte."
Y agrega una reflexión mayor:
"México crece. Ha de crecer para defensa, cuando sus vecinos crecen para la codicia. Ha de ser digno del mundo cuando a sus puertas se vea librar la batalla del mundo. [...] ¿Qué va a ser América: Roma o América: César o Espartaco? [...] Las tierras de habla española son las que han de salvar en América la libertad."
No puedo dudar que México hizo brotar en José Martí, el ideario Nuestra América, una "desde el río Bravo a la Patagonia".
