Edición
Especial nº2
El SACRO GRAAL
Índice
- El Simbolismo del Grial, René
Guenón
- La Piedra Lapis Exilis (¿Lapis Excoellis?). Parsival de Wolfram von
Eschenbach
- El Santo Grial Descansa en la Patagonia, por el Ing. Fernando M. Fluguerto
Martí
Este segundo número especial de
Res Templi se lo hemos dedicado al Santo Grial, contando para ello con tres
artículos que nos parecen de significación.
El primero de ellos es la transcripción literal de un Capítulo de Guenón, de
1927, aparecido luego en la unidad que llevó como título EL REY DEL MUNDO.
El segundo es en realidad un trozo del Parsival, de Wolfram von Eschenbach,
siglo XIII, donde se hace referencia al Lapis exillis al que le da también el
nombre de Grial.
El tercero es un artículo del Ingeniero Fernando Fluguerto Martí publicado en
diciembre de 1999 en Cuadernos Templarios en el que se hace referencia al
Fuerte del Golfo de San Matías.
El Simbolismo del Graal
Por René Guenón
De "El Rey del Mundo". Struhart
& Cia. Buenos Aires, 1985
Corresponde a la primer edición en lengua española, traducida de la versión
francesa original de Ch. Bosse, Libraire, París , 1927.
Oportunamente aludimos a los "Caballeros
de la Mesa Redonda"; no estará fuera de lugar señalar aquí lo que significa la
"búsqueda del Graal", que en las leyendas de origen céltico, aparece
presentada como su función principal. En todas las tradiciones se alude así a
algo que a partir de cierta época, habría sido perdido u ocultado: por ejemplo
el Soma de los Hindúes o el Haoma de los Persas, el "brebaje de la
inmortalidad", que precisamente tiene una relación muy directa con el Graal ya
que éste es –según se dice- el vaso sagrado que contiene la sangre de Cristo,
la cual es también el "brebaje de inmortalidad". En otras partes, el
simbolismo es diferente: así entre los Judíos, lo que está perdido es la
pronunciación del gran Nombre divino; pero la idea fundamental es siempre la
misma y más adelante veremos a que corresponde exactamente.
El Santo Graal es –se dice- la copa que sirvió en la Cena, y donde José de
Arimatea recogió después la sangre y el agua que manaban de la herida abierta
en el costado de Cristo por la lanza del centurión Longinos. Según la leyenda,
esta copa habría sido transportada a Gran Bretaña por el mismo José de
Arimatea y Nicodemo; y es preciso ver allí el indicio de un vínculo
establecido entre la tradición céltica y el Cristianismo. La copa, en efecto,
desempeña un papel importantísimo en la mayoría de las tradiciones antiguas y,
sin duda, era así especialmente entre los Celtas; al punto de observar que
está frecuentemente asociada a la lanza, siendo entonces estos dos símbolos de
algún modo complementarios el uno del otro; pero esto nos alejaría del tema.
Lo que demuestra quizás más claramente el significado esencial del Graal es lo
que se dice sobre su origen: esta copa habría sido tallada por los Angeles en
una esmeralda desprendida de la frente de Lucifer luego de su caída. Esta
esmeralda recuerda de una manera sorprendente la urná, la perla frontal que en
el simbolismo hindú ( de donde pasó al Budismo), ocupa el lugar del tercer ojo
de Shiva, representando lo que se puede denominar el "sentido de la eternidad",
como ya lo hemos explicado en otra parte. Por lo demás se agrega luego que el
Graal fue confiado a Adán en el Paraíso terrestre pero que, después de su
caída, Adán lo perdió a su vez, pues no pudo llevárselo consigo cuando fue
expulsado del Edén; y , con el significado que acabamos de indicar, esto
resulta sumamente claro. En efecto, el hombre, desgajado de su centro original
se encontró desde entonces encerrado en su esfera temporal; él ya no podía más
concentrar el punto único desde el cual las cosas son contempladas bajo el
aspecto de la eternidad. En otras palabras, la posesión del "sentido de
eternidad" está vinculada a lo que todas las tradiciones denominan - como lo
hemos recordado antes- el "estado primordial", cuya restauración constituye el
primer estadío de la verdadera iniciación, que es la condición previa para la
conquista de los estados " supra humanos". El Paraíso terrestre, por otra
parte, representa con propiedad el "Centro del Mundo"; y lo que diremos
enseguida sobre el sentido original de la palabra Paraíso podrá todavía
hacerlo comprender mejor.
Lo que sigue puede parecer más enigmático: Seth consiguió volver a entrar al
Paraíso terrestre y pudo así recobrar el precioso vaso; por lo tanto, el
nombre de Seth expresa las ideas de fundamento y de estabilidad y,
consecuentemente, indica algún modo de restauración del orden primordial
destruido por la caída del hombre. Debe entonces comprenderse que Seth y
quienes con él poseyeron el Graal pudieron por eso mismo establecer un centro
espiritual destinado a reemplazar el Paraíso perdido y que era como una imagen
de éste; y entonces esta posesión del Graal representa la conservación
integral de la tradición primordial en un centro espiritual semejante. La
leyenda, además, no dice dónde ni por quién el Graal fue conservado hasta la
época de Cristo; pero el origen celta que se le reconoce debe sin duda dar a
entender que los druidas tuvieron parte en ello y deben contarse entre los
conservadores regulares de la tradición primordial.
La pérdida del Graal o de alguno de sus equivalentes simbólicos es, en suma,
la pérdida de la tradición con todo lo que ésta comporta; a decir verdad, esta
tradición está además más bien oculta que perdida, o al menos ella no puede
ser perdida más que por ciertos centros secundarios, cuando éstos cesan de
estar en relación directa con el centro supremo. En cuanto a éste último, él
guarda siempre intacto el depósito de la tradición, y no es afectado por los
cambios que sobrevienen en el mundo exterior; así según diversos Padres de la
Iglesia –especialmente san Agustín- el diluvio pudo alcanzar el Paraíso
terrestre, que es la "morada de Enoc y la tierra de los santos", y cuya cima
"toca la esfera lunar", es decir se encuentra más allá del dominio del cambio
(identificado con el "mundo sublunar"), en el punto de comunicación con la
Tierra y los Cielos. Pero, así como el Paraíso terrestre se ha vuelto
inaccesible, el centro supremo - que en el fondo es lo mismo- puede, en el
curso de un cierto período, no ser manifestado exteriormente, y puede entonces
afirmarse que la tradición está perdida para el conjunto de la humanidad, pues
no se conserva más que en ciertos centros rigurosamente cerrados y la masa de
hombres no participa más que en ella de un modo consciente y efectivo,
contrariamente a lo que ocurría en el estado original; tal es, precisamente,
la condición de la época actual, cuyo comienzo por otra parte se remonta más
allá de lo que es accesible a la historia ordinaria y "profana". La pérdida de
la tradición puede por lo tanto, y según el caso, ser entendida en este
sentido general, o bien ser relacionada con el oscurecimiento del centro
espiritual que regía, más o menos invisiblemente, los destinos de un pueblo
particular o de una civilización determinada; es menester entonces, cada vez
que se encuentre un simbolismo relacionado con esto examinar si debe ser
interpretado en uno u otro sentido.
Conforme lo que acabamos de afirmar, el Graal representa al mismo tiempo dos
cosas estrechamente solidarias una de otra; quien posee integralmente "la
tradición primordial" –quien ha alcanzado el grado de conocimiento efectivo
que implica esencialmente esta posesión- es en efecto por ello mismo
reintegrado a la plenitud des "estado primordial". A ambas cosas –"estado
primordial" y "tradición primordial"- se relaciona el doble sentido inherente
a la misma palabra Graal, porque, por una de esas asimilaciones verbales que
desempeñan a menudo en el simbolismo un papel no despreciable – y que tienen
además razones mucho más profundas que las que podría a primera vista
imaginarse- el Graal es a la vez un vaso (grasale) y un libro (gradale o
graduale); este último aspecto manifiestamente designa la tradición, mientras
que el otro concierne más directamente al estado mismo.
No tenemos intención de entrar aquí en los detalles secundarios de la leyenda
del Santo Grial, aunque todos ellos tengan también un valor simbólico, ni de
seguir la historia de los "Caballeros de la Mesa Redonda" y de sus hazañas;
recordaremos solamente que la "Mesa Redonda" construida por el Rey Arturo
sobre los planos de Merlín, estaba destinada a recibir el Graal cuando uno de
los caballeros hubiera llegado a conquistarlo y lo hubiera llevado de Gran
Bretaña a Armórica. Esta mesa es todavía un símbolo verosímilmente muy antiguo,
uno de los que siempre estuvieron asociados a la idea de los centros
espirituales, conservadores de la tradición; la forma circular de la mesa está
además vinculada al ciclo zodiacal por la presencia a su alrededor de los doce
personajes principales, particularidad que, como ya lo hemos dicho, se
encuentra en la constitución de cualquier centro que se trate.
Hay aún otro símbolo relacionado con otro aspecto de la leyenda del Graal y
que merece una especial atención: es el de Montsalvat (literalmente "Monte de
Salvación"), el pico situado "en las lejanas orillas a las cuales ningún
mortal se acerca", representado como surgiendo en el medio del mar, en una
región inaccesible, y detrás de del cual se levanta el Sol. Es a la vez la "isla
sagrada" y la "montaña polar", dos símbolos equivalentes de los que volveremos
a hablar en el curso de este estudio; es la "Tierra de la Inmortalidad", que
naturalmente se identifica con el Paraíso Terrestre.
Para volver al Graal mismo, resulta fácil advertir que su significado primero
es – en el fondo- el mismo que generalmente tiene el vaso sagrado en cualquier
parte en que se encuentra, y que tiene, especialmente en Oriente, la copa
sacrificial que originariamente contenía –como antes lo hemos señalado- el
Soma védico o el Haoma mazdeísta; es decir "el brebaje de la inmortalidad" que
confiere o restituye a quienes lo reciben con las disposiciones requeridas, el
"sentido de la eternidad". No podríamos sin apartarnos de nuestro objeto
extendernos más sobre el simbolismo de la copa y de lo que ella contiene;
sería preciso –para desarrollarlo convenientemente- consagrarle todo un
estudio especial; pero las observaciones que acabamos de formular nos
conducirán a otras consideraciones que son de la mayor importancia para lo que
ahora nos proponemos.
La Piedra Lapis Exilis (¿Lapis
Excoellis?)
Parsival, de Wolfram von Eschenbach,
siglo XIII
Es cosa que conozco bien – dice
Parsival al ermitaño que revela el misterio del Grial -, unos valientes
caballeros tienen su morada en el castillo de Montsalvage, donde se guarda el
Grial. Son los templarios que van a menudo a cabalgar a lo lejos, en busca de
aventuras. Terminen como terminen sus combates, con gloria o humillación, lo
aceptan con el corazón sereno, para expiar sus pecados. En ese castillo reside
una tropa de nobles caballeros. Quiero deciros cuál es su subsistencia: todo
su alimento proviene de una piedra preciosa que en su esencia es toda pureza.
Si no la conocéis, os diré su nombre. Se llama lapis exillis (¿lapis
ex-coellis?). Y mediante la virtud de esa piedra el fénix se consume y se
convierte en cenizas; pero de esas cenizas renace la vida; y gracias a esa
piedra el fénix realiza su transformación para reaparecer después Más hermoso
que nunca... Esa piedra le da al hombre un vigor tal que sus huesos y su carne
recuperan al punto su juventud. También lleva el nombre de Grial. "
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El Santo Grial
Descansa en la Patagonia
por el Ing. Fernando M. Fluguerto Martí
1.- Trayectoria del Grial
Nuestro Señor Jesucristo, " ... después que hubieron cenado ... " tomó el Cáliz
que había recibido al comienzo y dijo "Este Cáliz es la nueva alianza en mi
sangre ... " (Evangelio según San Lucas, XXII, 20 - Epístola primera de San
Pablo a los Corintios, XI, 25).
Según unánime Tradición en este mismo Cáliz se recogió la sangre y agua que
brotaron del costado de Jesús luego de que Longinos lo hiriera con la lanza .
Esta acción fue realizada por Juan (único apóstol al pie de la cruz), José de
Arimatea y Nicodemo.
El Cáliz fue luego cubierto y cerrado con una tapa o plato de plata (Argentum).
Este Cáliz al que hace referencia la Sagrada Escritura y la Tradición es el
Santo Grial.
El propietario del Santo Grial en tiempos de Jesús era José de Arimatea, hermano
menor de Joaquín, padre de la Virgen María.
Este tío de Jesús quedó como su tutor luego de la temprana muerte de San José,
esposo de María.
José de Arimatea era un hombre muy rico, que ostentaba el cargo de Decurión del
Imperio Romano y era una especie de ministro de minería a cargo de las
explotaciones de plomo y estaño en varias provincias del Imperio.
Según antiquísimas leyendas Jesús habría viajado con él, entre sus 12 y sus 30
años de edad , visitando el oeste de la Gran Bretaña e inclusive ciertos puntos
de la costa sudamericana.
Luego de la Resurrección y Ascención de Jesús , debido a la persecución de los
judíos en la zona de Jerusalem, un grupo de cristianos se embarcó en uno de los
barcos de José de Arimatea y navegó primero hasta la isla de Camarga, en la
desembocadura del Ródano, en la costa sur de Francia sobre el Mediterráneo. Allí
desembarcaron, entre otros, María Magdalena, Marta, Lázaro, Maximino, Trofimo,
María Salomé (madre de los apóstoles Juan y Santiago), María Jacobé (esposa de
Cleofás y madre de los apóstoles Santiago el Menor y Judas Tadeo), Eutropio,
Saturnino, Sara (criada de María Jacobé, patrona de los gitanos), Marcial,
Sidonio y el propio José de Arimatea. Viajaron con ellos también muchos otros
discípulos que no figuran en esta lista.
Todo el grupo de cristianos se quedó en tierras de Francia pasando a ser los
primeros evangelizadores de esas regiones.
Tres años después, por órdenes del apóstol Felipe, José tomó doce compañeros y
continuó viaje por mar hasta el oeste de la Gran Bretaña. Allí arribó en el año
37 dC y construyó la primer iglesia, hecha con barro y cañas, que pasó a ser el
primer templo cristiano sobre la superficie de la tierra.
En este viaje, José de Arimatea llevó consigo al Santo Grial.
El Grial quedó en ese paraje, que hoy en día se conoce como el pueblo de
Glastonbury por más de mil años, siendo siempre custodiado por los descendientes
de José de Arimatea. Estos constituyeron una Orden de Caballería que llamaremos
Proto-Templarios que fue la responsable de su custodia. Esa misma Orden
construyó en tierras sudamericanas varios enclaves para guardar sus reliquias y
tesoros y como lugares de iniciación y retiro para sus miembros.
Aproximadamente entre los años 1200 y 1300 dC el Santo Grial fue trasladado por
barco hasta un punto de la costa patagónica dentro del Golfo de San Matías que
hoy se conoce como cerro El Fuerte y donde se hallaba uno de esos enclaves
templarios.
El destino final, es decir la localización presente, del Grial no la conocemos,
ya que la Orden Templaria desalojó esos Fuertes ante la proximidad de la
conquista española. Su recuerdo entre los indígenas formó lo que se conoce como
las leyendas de las Ciudades de los Césares.
Hasta aquí, en breve resumen, el periplo que, según nuestra hipótesis habría
seguido el Santo Grial.
2.- Por qué en el cerro El Fuerte
Cuando leímos por primera vez en el "Perlesvaus" que el piloto de la nave decía
" ... no conozco este mar ni estas estrellas ... " tuvimos el primer indicio de
que estábamos en el hemisferio sur a una distancia en latitud de por lo menos 90
grados respecto a las costas de Gales. Esto nos llevaba a algún punto de
nuestras costas patagónicas.
Luego leímos que el barco amanece no encallado sino totalmente en seco y
deducimos que la diferencia de mareas debía ser extraordinaria en ese lugar.
Leímos también que anclaron "debajo" del castillo y no frente a él. Y que
llevaron navegando el barco hasta donde parecía estar la entrada.
Todos estos detalles nos hicieron buscar algún punto de la costa patagónica que
tuviera un
accidente o elevación que respondiera a todas estas cualidades. Fue así como un
poblador patagónico nos señaló El Fuerte como una seria posibilidad.
Luego vino el descubrimiento
sobre el Atlas de V. Martín de Moussy donde a este punto lo señala como "Ancien
Fort Abandonné".
Así fue como emprendimos la primer expedición a ese lugar en diciembre de 1997.
Lo que encontramos superó en mucho nuestras expectativas. Pues también
encontramos el pozo surgente de agua dulce. Y también nos hablaron los
pobladores de una caverna o pozo, en el Fuerte , donde se escuchan voces (no lo
hemos podido comprobar).
En la segunda expedición tuvimos la emoción de encontrar la que llamamos Piedra
Templaria. Un paralelepípedo de roca (¿basalto volcánico negro?) donde en una de
sus caras se encuentra grabada en bajorrelieve una cruz de brazos iguales.
A la primer expedición le
sucedieron otras cuatro, a las que deberíamos sumarle el viaje a Glastonbury
(Inglaterra) y el viaje a Camarga (Francia). Más detalles de todas estas
investigaciones podrán encontrarse en la página web del Grupo Delphos en
www.delphos.com.ar. Lo importante a transmitir es lo siguiente:
Existen fundadas razones que nos llevan a plantear que el Santo Grial llegó a
nuestras costas patagónicas, al paraje que hoy se conoce como el Fuerte o Fuerte
Argentino, en la provincia de Río Negro. Lo anterior hace valedero el continuar
las investigaciones, estudios y exploraciones a este respecto. Nuestras
posibilidades materiales son muy limitadas y precisamos la colaboración no solo
material sino personal de voluntarios que quieran acompañarnos en las próximas
expediciones. Si podemos contar con arqueólogos, geólogos, o simplemente jóvenes
con voluntad de caminar, trepar y cavar, con la mente y el corazón abiertos ante
esta magna empresa física y metafísica, enhorabuena.
Bibliografía
"Perlesvaus o el alto libro Del Graal" de autor anónimo , Ediciones Siruela -
Madrid 1986
"Les Saintes Maries de la Mer" par M. le Chanoine A.Chapelle - Editions Belisane
, France
"Les Saintes Maries de la Mer" par Alain Albaric - Editions du Vent Large,
Aigües Mortes, France
"Traditions of Glastonbury" by E. Raymond Capt
"Did our Lord visit Britain" by C.C.Dobson
"Carte de la Patagonie et des archipels de la Terre de Feu, des Malouines et des
cotes occidentales jusqu'au Golfe de Reloncavi" par le Dr. V. Martin De Moussy -
1865 , Paris, France
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