Paul Mattick
El Partido y la Clase Obrera

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III

Con todo, no hay razón para la desesperación. Podemos plantear otra cuestión: ¿cuál es esta "conciencia" que los partidos tienen supuestamente que llevar a los obreros? ¿Y cuál es esa "inconsciencia" que demanda el apoyo de las masas por parte de un "cerebro" separado --por el partido--? ¿Es ese tipo de conciencia que encontramos en los partidos realmente necesaria para cambiar la sociedad? Lo que ha sido hasta ahora realmente peligroso para las masas y sus necesidades es precisamente esa "conciencia" que prevalece en las organizaciones de partido. La "conciencia" de la que Maitland habla, tal como es experimentada en la práctica, no tiene nada que ver con una "conciencia" necesaria para rebelarse contra el presente, y para organizar una nueva sociedad. La carencia de esa clase de conciencia que es sustentada por los partidos no es ninguna carencia en absoluto en lo que respecta a las necesidades prácticas de la clase obrera.

La tarea de los obreros es esencialmente simple. Consiste en reconocer que todos los grupos dominantes previamente existentes han impedido el desarrollo de unas producción y distribución sociales verdaderas; en reconocer la necesidad de suprimir la producción y la distribución en tanto determinadas por el beneficio y las necesidades de poder de grupos especiales en la sociedad que controlan los medios de producción y las demás fuentes sociales de poder. La producción tiene que ser cambiada de modo que pueda servir a las necesidades reales de la gente; tiene que convertirse en una producción para el consumo. Cuando estas cosas se reconocen, los obreros tienen que actuar sobre ellas para realizar sus necesidades y deseos. Poca filosofía, sociología, economía y ciencia política se necesitan para reconocer esas simples cosas y para actuar sobre el reconocimiento. La lucha de clases efectiva es aquí decisiva y determinante. Pero en el campo práctico de las actividades revolucionarias y sociales la minoría "consciente" no está mejor informada que la mayoría "inconsciente". Más bien ciertamente lo contrario. Esto se ha probado en todas las luchas revolucionarias efectivas. Cualquier organización de fábrica, además, estará mejor capacitada que un partido exterior para organizar su producción. Hay suficiente inteligencia sin partido en el mundo para coordinar la producción y la distribución sociales sin la ayuda o la interferencia de partidos especializados en campos ideológicos.

El partido es un elemento extraño en la producción social justo como la clase capitalista era un tercer factor innecesario respecto a los dos que se necesitan para la administración de la vida social: los medios de producción y el trabajo. El hecho de que los partidos participen en las luchas de clases indica que esas luchas no tienden a una meta socialista. El socialismo no significa finalmente nada más que la eliminación de ese tercer factor que está entre los medios de producción y el trabajo. La "conciencia" desarrollada por los partidos es la "conciencia" de un grupo explotador luchando por la posesión del poder social. Si hubiera de propagar una "conciencia socialista" tendría antes de nada que suprimir el concepto de partido y los partidos mismos.

La "conciencia" para rebelarse contra y cambiar la sociedad no se desarrolla mediante la "propaganda" de minorías conscientes, sino mediante la propaganda real y directa de los acontecimientos. El creciente caos social pone en peligro la vida habitual de mayores y mayores masas de personas y cambia sus ideologías. Mientras tanto minorías operen como grupos separados dentro de la masa, la masa no es revolucionaria, pero tampoco lo es la minoría. Sus "concepciones revolucionarias" pueden servir aún solamente a funciones capitalistas. Si las masas devienen revolucionarias, la distinción entre la minoría consciente y la mayoría inconsciente desaparece, y también la función capitalista de la aparentemente "revolucionaria conciencia" de la minoría. La división entre una minoría consciente y una mayoría inconsciente es ella misma histórica. Es del mismo orden que la división entre obreros y patronos.

Así como la diferencia entre obreros y patronos tiende a desaparecer en la estela de las condiciones de crisis insolubles y en el proceso de nivelación social relacionado con esto, así la distinción entre la minoría consciente y la masa inconsciente también desaparecerá. Donde no desaparezca tendremos una sociedad fascista.

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