Paul Mattick
La inevitabilidad del comunismo
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II - La ciencia y la división del trabajo
En su ensayo El papel del trabajo en la transformación del mono
en hombre (1876), Friedrich Engels escribió en resumen lo siguiente:
"Primeramente el trabajo, y siguiéndolo de cerca, el lenguaje...
ésos son los dos estímulos esenciales bajo la influencia de los
cuales el cerebro del mono pasó gradualmente a ser el del hombre. Con
el cultivo del cerebro vino de la mano el cultivo de los órganos de los
sentidos... El efecto reactivo del desarrollo del cerebro, y su sentido subjetivo
de la conciencia haciendose más y más claro, de la capacidad para
la abstracción y formación de conclusiones, en el trabajo y el
lenguaje... todo esto sirvió continuamente para inducir el desarrollo
posterior de estas dos fuerzas; un desarrollo que nunca vino a cerrarse y que,
por una parte, fue promovido poderosamente y, por la otra, giró en una
dirección más definida por el nuevo elemento añadido con
la aparición del hombre acabado... a saber, la sociedad".
Así, según esta opinión, la conciencia y la ciencia tienen
su base en el desarrollo del trabajo, o sea, en el crecimiento de las fuerzas
humanas sociales de producción. Es inicialmente el trabajo del hombre,
aplicado al mundo que existe independientemente del hombre, el que forma la
contradicción entre el ser y la conciencia, una contradicción,
es más, que no puede resolverse excepto a través de la eliminación
del trabajo. A través del crecimiento de las fuerzas productivas,
trayendo consigo un cambio en las formas en que se realiza la interacción
material entre el hombre y la naturaleza, la naturaleza, la sociedad y la conciencia,
interactuando mutuamente, también cambian. Esto sólo debido al
hecho de que el hombre altera la naturaleza externa por medio del trabajo, que
son alteradas su propia naturaleza y la totalidad compleja de su vida e intereses,
y habiendo sido cambiados éstos, cambian de nuevo el mundo externo. Si
el elemento humano-activo es al principio solamente la actividad más
primitiva, corpórea, ya en conexión con esa actividad se levanta
la inteligencia, que mediante la reacción transforma la actividad simple
en la más complicada.
Desde este punto de vista, la "ciencia" permanece por encima
de las clases solamente en tanto que, como el trabajo, se desarrolla progresivamente
con las fuerzas de producción en todas las formas de vida social; pues
la necesidad de trabajo permanece intacta en cualquier forma de sociedad. Pero
cuanto más se desarrollan las fuerzas productivas, más condicionan
los elementos sociales el proceso total del desarrollo. Marx apunta, por ejemplo,
el hecho de que "en todas las formas de sociedad donde
la propiedad de la tierra prevalece, la relación natural es todavía
predominante; pero en aquellas donde el capital prevalece, el elemento social
tiene superioridad". La estrechez de la conexión entre el
proceso de trabajo y la conciencia es revelada claramente por Marx en la sección
de Feuerbach de La Ideología Alemana, donde dice:
"La división del trabajo realmente se vuelve una división
sólo desde el momento en que introduce una división entre el trabajo
material y el trabajo intelectual. Desde ese momento, la conciencia puede imaginarse
a sí misma realmente como algo distinto que la conciencia de la práctica
existente".
Con el crecimiento acelerado de las fuerzas productivas bajo el capitalismo,
su expresión teórica, la "ciencia", también
está sometida a un desarrollo tal que su propia influencia sobre el proceso
total creció más y más en significación. Y así
como el trabajo pretérito o acumulado desarrolló nuevas condiciones...
los sentidos y la conciencia... así la ciencia posterior también
desarrolló nuevas tendencias peculiares a sí misma, que, sin embargo,
dejan intacto el hecho básico de que la ciencia está condicionada
por las necesidades sociales, que a su vez dependen de la fase de desarrollo
de las fuerzas productivas. Nada muestra quizás más claramente
esta dependencia que la presente crisis general de la ciencia burguesa, que
corre paralela con la crisis económica general del capital. Si el capitalismo
restringe el despliegue ulterior de las fuerzas productivas, también
restringe la extensión de la ciencia. Ni el uno ni la otra pueden liberarse
de sus trabas excepto a través de la revolución proletaria; o
lo que es lo mismo, sólo esta revolución puede aún considerarse
como "ciencia objetiva". El desarrollo más amplio de los elementos
racionales inmanentes en la ciencia, o sea, de las fuerzas sociales de producción,
es la misión histórica de la clase obrera, que en concordancia
con ello será identificada con la ciencia. O los propios científicos
se vuelven revolucionarios, o en otro caso dejan de ser científicos.
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