Roi Ferreiro
Por qué necesitamos ser anti-partido

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La deformación de la teoría revolucionaria, o el partido como intelectual colectivo

El partido convierte la teoría en el fundamento de la acción. Para el proletariado, sin embargo, el fundamento de la acción es únicamente la experiencia y la conciencia práctica derivada del lento aprendizaje experiencial. La teoría tiene como función generalizar conclusiones para posibilitar la extensión de la conciencia de clase mediante la comunicación, no homogeneizar la conciencia de l@s proletari@s.

El partido, como no se fundamenta en la conciencia práctica, en el sector más avanzado en la lucha de clases real, y se esfuerza por hacerle ver que la teoría revolucionaria es la generalización de su propia experiencia, tiene que destruir este papel de la teoría como mediación viva y transformarla en una ideología. Al mismo tiempo, mediante la uniformización teórica de sus miembros y su organización independizada de la clase, el partido supone la abstracción cada vez mayor de la teoría en relación a la conciencia práctica, hasta el punto de que sirva para justificar cualquier cosa y que los conceptos pierdan su sentido práctico original para adquirir otro sentido, puramente abstracto e ideológico. La emancipación del proletariado del capital pasa a significar, en las mentes de los adeptos al partido, la emancipación del partido de la opresión del Estado capitalista.

Al concebir su propia teoría como la conciencia revolucionaria, el partido actúa como una fuerza idealista que quiere imponerse a la clase en nombre de la autoridad intelectual. Actúa, entonces, de facto, como el representante espiritual de la burguesía. En lugar de ayudar a l@s proletari@s a expresar su experiencia teóricamente -y así, cuando tengan la necesaria madurez experiencial, que puedan ellos mismos desprenderse de las ideologías burguesas-; en lugar de suministrarles las armas teóricas para su autoliberación, los partidos quieren "ilustrar" a l@s proletari@s, vistos por ellos como "ignorantes" o estúpidos. Y cuando l@s proletari@s ateóricos reniegan de la teoría sólo puede deberse, en su visión, a que están prisioneros de la ideología burguesa o a que son incapaces de captar las elevadas nociones teóricas (todo lo cual tiende a llevar a giros oportunistas). Las complejidades de la alienación espiritual y su superación no son importantes. La pasividad o actividad de la clase como sujeto revolucionario pasa a medirse por su aproximación o alejamiento a la teoría y actividad del partido.

Los esfuerzos del partido no se han de dirigir a impulsar y ayudar al desarrollo de la capacidad intelectual de la clase obrera. De lo que se trata es de que ésta asuma sus propuestas. En cambio, según IR, el partido debe convertirse en "el lugar donde la historia es debatida y las lecciones de la lucha aprendidas". Resulta entonces que lo que la clase obrera puede hacer por sí misma a través de círculos de debate y otros medios abiertos, se convierte en monopolio del partido frente a la 'masa ignorante'.

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