El verso con métrica y rima

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    Mª JESÚS RODRÍGUEZ  

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 comentarios a su obra

DIRECTORIO DE ESTA AUTORA

su obra 1

su obra 2

     

        SU OBRA 2  

     

    En esta página encontrarás las siguientes poesías:



CUANDO TE FALTE EL AMOR

Hoy, amor, te diré con gran dulzura,
—con este corazón que te habla abierto—
que si un día no estás, de tu amor, cierto,
al menos que te guíe la ternura.

Para siempre serás tú mi ventura.
Sin ti, mi corazón será un desierto;
mas nunca creeré que ya está muerto,
si sé que tu amistad en mí perdura.

Te abrí mi corazón cuando llamaste.
Quitaste de mi vida el amargor,
y el miedo que tenía desterraste.

Escúchame, pues te hablo con valor:
No te importe decirme que cambiaste,
en eterna amistad tu gran amor.



           OJOS VERDES

Tiene unos ojos verdes y serenos,
como el mar cuando es clara la mañana…
igual que en primavera si es temprana.
Su mirar me produce desenfrenos.

Me duele que al mirarme estén ajenos.
Que sientan hacia mí esa desgana,
sabiendo que mi ser entero, mana
desmesurados, los amores plenos.

Los siento cuando estoy mirando al mar,
Por doquier mi mirada, a ellos, le sigue
esperando poderlos abordar.

Pero este empeño mío no consigue,
—por más que mi mirada los persigue—
sus ojos con los míos encontrar.



¿METÁFORA O TONTERA?

Metáforas incluyo en mi poema.
Escribir tan desnudo compromete.
Yo suelo siempre usarla por sistema
a no ser que mi pluma haga un sainete.
No quiero que sea causa de problema,
si mete la nariz un alcahuete...
Por eso la metáfora yo uso,
aunque el verso  parezca algo confuso.

Más si es listo el lector de la poesía,
cogerá mi sentir a la primera,
porque él, sí tendrá categoría
para ver en mis versos lo que quiera.
Algunos no sabrán la analogía,
confundiendo, metáfora y tontera.
Seguiré la metáfora escribiendo,
aunque puede que digan: ¡No la entiendo!



      BUSCAD A MI AMOR

Aves que voláis surcando el mar,
decidme si veis mi barco bogar.

Luna que en la noche alumbras callada,
búscalo también en la madrugada.

Estrella polar, sírvele de guía,
que perdido está en esa mar fría.

Faro que está en puerto y arriba te encumbras,
búscalo también, que estará en penumbras.

No veo su casco cruzando la mar.
No veo su timón de lejos brillar.

No veo su velamen, que lo hincha el viento.
Anclando en mi puerto, su rezón, no siento.

Lo presiento triste, perdido, maltrecho…
Las noches de amor, no habrá ya en mi lecho.

¡Oh aves y estrella…! Faro y blanca luna,
buscad a mi amor en su noche bruna.





     ¡QUE EL HORROR SEA DESTERRADO!

¿Qué pretendes asesino
dando ese tiro en la nuca?
Para matar se te educa
errando así tu camino.
Eres animal dañino
que siempre vas provocando,
armándote en un comando,
que te acoge y que te ampara,
y sin dar nunca la cara,
por la espalda vas matando.

Sin saber por qué ni cuando
la familia se destroza
mientras que España solloza,
con tantos muertos sumando.
El odio se va agrandando,
hacia los degenerados
que perpetran atentados
lo mismo al sur que en el norte,
sin que nada les importe,
a esos viles desgraciados.

Mas son unos desalmados
que a su país lo maltratan,
aunque digan que ellos matan
por sentirse liberados.
Sabemos que es un puñado
los que arman los revuelos...
Son unos cuantos mozuelos,
que mala leche han mamado.
¡Que el horror sea desterrado...
será nuestro fin y anhelos!




¿TE CANSO?

Te quiero
Te llamo
Te amo
Te espero

¿Te altero?
Te aclamo.
¿Te inflamo?
Te adhiero.

Te lloro
Te río
Te añoro

Te ansío
Te adoro
¿Te hastío?




      REBELDÍA

Se va notando el frío
que la llegada del otoño anuncia.
Y siento escalofrío.
Un árbol me denuncia
que está llegando el tiempo de renuncia.

Hoja que cae seca
de árboles que pierden su frescura.
Color verde que trueca
por esa tinta oscura
haciéndolo llenarse de amargura.

El viento ya la arrastra,
a capricho sin rumbo ni destino.
La libertad le castra
a seguir un camino
tropezándose a veces con espino.

La pisa el caminante
con su paso orgulloso y tan ufano
que exclama suplicante
con grito muy humano:
¡No me aplastes ni tales que es temprano!

Morir, aún no quisiera.
He servido de sombra en el estío.
También soy altanera
y al tiempo desafío.
¡Me rebelo a ese sino tan vacío!




         ¡AY AMOR!

¡Ay amor…! si pudiera
ser siempre la invisible transparencia
para estar a tu vera
y beber de tu esencia
sin que nadie supiera mi existencia.

¡Ay amor…! que yo quiero
ser lucero que brille en tu almohada
con ramas de romero
y rosa perfumada
para hacerte la noche apasionada.

¡Ay amor…! quiero ser
la sábana que envuelve tu cintura
y verte estremecer
tan pleno de ternura,
porque yo soy tu fin y tu ventura.

¡Ay amor…! me lastima,
ser yo el mar y tú el cielo tan distante,
que nada me aproxima,
aunque estoy anhelante,
de estar siempre a tu lado palpitante…

¡Ay amor…! alas quiero…
y volar sobre el mar y por el prado,
para ser mensajero
de un corazón quebrado,
que espera impaciente, ser tu amado.




MI ESPERANZA Y TU SILENCIO

                                               (Coplas Manriqueñas)

Verde está el pino y la hierba;
también verde es mi esperanza,
como el mar.
Tu silencio que me observa.
tras de mí corre y me alcanza;
quiere amar.

Mi esperanza y tu silencio,
son de perlas y esmeraldas,
un tesoro.
Yo lo guardo y reverencio.
Sus piedras hacen guirnaldas
con el oro.

¡Silencio…! Me estás gritando;
y yo tu silencio escucho
aunque callas.
Oigo que me gritas cuando
huyo, me escondo y no lucho.
Hay murallas…

Son murallas que acobardan.
Es tu silencio y mi espera
un gigante
que, a nuestro amor, lo resguarda
luchando como una fiera
vigilante.

Andará errante, mi río
hasta su cauce orgulloso
encontrar.
Y aunque corra a su albedrío
se fundirá, al fin gozoso,
con tu mar.




       HISTORIA MARINERA

(Sextina)

Veía el vaivén de aquellas olas
que a lo lejos rompían en las rocas.
Las mismas que mecían a mi barco
que en el mar navegaba con sus velas.
Muy pronto llegaría hasta mi puerto
guiado por la luz del viejo faro.

En medio de la mar estaba el faro
gastado su arrecife por las olas.
No muy lejos de allí estaba el puerto
cubierto el “malecón” por negras rocas
que hacían destacar las blancas velas
que “portaban” airosas en el barco.

Me fui hacia la proa de mi barco
y puse su timón con rumbo al faro.
El viento que impulsaba a las dos velas
hacían salpicar las grandes olas
igual que se rompían en las rocas,
que había en la “bocana” de aquel puerto.

La niebla apareció cubriendo el puerto
haciendo que temiera por mi barco
que podía estrellarse con las rocas
que estaban bordeando al viejo faro.
El mar se puso fiero y grandes olas
me hicieron poner “rizos” a las velas.

A la vez que rizaba yo las velas,
la niebla que envolvía a todo el puerto
se estaba disipando, y ya las olas
calmáronse, y pronto desde el barco,
al llegar el ocaso, vi aquel faro
y gaviotas posándose en las rocas.

Destellos sobre el mar y sobre rocas,
reflejaban el blanco de las velas.
Mi velero bien guiado por el faro,
pudo ver desde lejos aquel puerto
y hacia él puse el rumbo de mi barco
bañado por los besos de la olas.

Es la historia de un barco, de sus velas
y de un faro guiándome hacia el puerto,
en un mar con sus rocas y sus olas…




          MI CONFIDENTE

Mar, quedarás ahora callada y sola,
cuando el verano con su adiós se ausente;
yo quiero ser cuando los fríos vengan,
tu confidente.

Cuéntame entonces, tus secretos íntimos.
Esos que guardas entre espuma y olas
y que las ostras y las conchas cubren
con aureolas.

Hazme con ellos un collar de nácar
que con envidia los corales vean;
vean las perlas que en mi cuello brillan
cuando platean.

Ellas muy quedo, me abrirán tu cofre
donde tu amor y tus secretos cuidan;
y me dirán que desde que él se fue,
celos te anida.

Yo subiré hasta las montañas altas
y volaré para poder buscarlo.
Tú rastrearás los arrecifes hondos
hasta encontrarlo.

Tu amante tierno volverá algún día
sobre una nube que traerá el poniente
y tú, mi mar, te alegrarás de ser
mi confidente.




        MI ÁRBOL PERENNE

¿Es un delirio que el calor te asfixie
cuando el otoño con sus lluvias llega?
Todo el paisaje se convierte en ocre
de hojas ya secas.

Fronda perenne, de algún árbol, soy,
que en el otoño su verdor perdura.
No quiero ser, cuando el invierno llegue,
triste y caduca.

Cierro la puerta de mi huerto en flor
para que preso, mi verano sea.
Frutos de versos, que sembré recojo
hechos poemas.

Sáficos, glosas y sonetos penden
de los frutales que, amorosa, riego.
Soy la hortelana que con mimo aleja,
fríos y hielos.

Quiero que huyan, huracanes, vientos…
No dejaré que los granizos quiebren
las ilusiones que en su savia lleva
mi árbol perenne.

 

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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