Los Animales tienen La Palabra...
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María Luisa Arenzana Magaña
Economista y colaboradora de varias organizaciones de Defensa Animal
MUNDO EMOCIONAL
Jeffrey Moussaieff Masson, psicoanalista y escritor, ha recogido en un libro, el
estudio de la vida emocional de los animales de granja, fruto de sus viajes a
diez países, cuatro continentes y quince santuarios de animales, y de la
recopilación de estudios científicos, históricos, filosóficos y literarios. A
pesar de existir una extensa bibliografía sobre animales domésticos, fauna
salvaje, ecología, etc., no existía hasta ese momento ningún estudio serio sobre
el mundo emocional de estos extraordinarios animales, cosa difícil de entender,
dado que cada mes y medio se matan aproximadamente tantos animales de granja
como personas existen en el planeta. La principal conclusión que se desprende de
este estudio es que los llamados animales de granja poseen una vida
emocional intensa, en la que están presentes sentimientos como el amor, la
lealtad, la amistad, la tristeza, el dolor y la pena.
Los animales de granja poseen personalidades individuales
diferenciadas. Se ha observado como las expresiones de estos animales
cambian cuando se establecen lazos afectivos entre ellos o con humanos. Desde un
punto de vista filosófico, científico y moral, la felicidad de un animal no es
algo trivial o baladí. Todos y cada uno de los animales asesinados para la
obtención de carne tenía una madre, probablemente hermanos y probablemente fue
llorado por amigo o familiar. “¿Nos debe preocupar que un pollo sea capaz
de disfrutar pero que nunca lo hará porque se encuentra inmovilizado en una
jaula? ¿Nos debe preocupar lo que se hace
con las vacas y los terneros? Si nosotros quedáramos embarazados contra nuestra
voluntad, nuestros niños fueran servidos en la próxima noche para la cena,
nuestros pechos exprimidos para obtener leche,… ¿seríamos felices?”
Hay mucho de lo que los humanos podemos aprender de
estos animales, que no solamente tienen comportamientos específicos sino que
además poseen emociones específicas asociadas a esos comportamientos. Esto
no significa que puedan pensar como nosotros pero sí pueden sentirse, como
nosotros lo hacemos, por ejemplo, disfrutar de la comida o del juego. Un animal
es feliz si puede vivir conforme a su
propia naturaleza. Desafortunadamente, es únicamente en santuarios donde estos
animales pueden llevar una vida tranquila y feliz, sin temor a ser explotados.
Maria Luisa Arenzana
[email protected]
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El ser humano utiliza a los animales como medios o
herramientas para obtener sus fines, cualesquiera que sean estos. Grandes
pensadores y artistas como Leonardo Da Vinci ya reflexionaron en su momento
sobre la crueldad con la que el ser humano trata a sus semejantes los animales.
En la actualidad, un gran vacío de pensamiento filosófico crítico se cierne
sobre los abusos que indiscriminadamente el hombre realiza sobre los animales.
La reconsideración de nuestras acciones respecto a los animales y el
replanteamiento de las actitudes que hacen posible que el mundo se haya
convertido en un infierno para los mismos, surgen de un análisis racional y
moral que nada tiene que ver con la sensibilidad hacia los animales.
Biólogos, neurólogos y etólogos, están de acuerdo en que los animales sienten
dolor (físico y psicológico) y son poseedores de emociones intensas. Al
contrario que las plantas, los animales (fundamentalmente mamíferos y aves)
poseen un sistema nervioso similar al nuestro por el que son capaces de sentir
dolor. El sistema límbico, responsable de los sentimientos, surgió hace más de
300 millones de años y está especialmente desarrollado en aves y mamíferos.
Ya Darwin publicó en el siglo XIX un libro titulado en castellano "La expresión
de las emociones en hombres y animales" en el que detallaba las similares formas
en que hombres y animales expresamos nuestras emociones.
El progreso aunado en las áreas de la etología y la neurología, han acabado por
abrir a la investigación científica la vida afectiva de los animales. El
reconocimiento de la vida emocional de los animales va unido a la reivindicación
de su consideración moral.
La cuestión es ¿por qué se cometen hoy en día infinitud de atrocidades contra
los animales? Analicemos de forma rápida algunos datos:
Inteligencia
La diferente inteligencia entre personas y animales es más una cuestión de grado
que de tipo. Actualmente el uso de animales y el sufrimiento infligido a los
mismos es independiente del grado del inteligencia y nivel de conciencia sobre
sí mismo y sobre lo que les está ocurriendo.
Comunicación y lenguaje
Los animales son capaces de comunicarse entre ellos y también con las personas.
La comunicación no verbal puede llegar a expresar situaciones con un importante
grado de complejidad. Es importante destacar que el uso de herramientas no es
exclusivo de la especie humana.
Dicotomía animales-personas
El hombre, aunque capaz de razonar, es una especie animal. Por tanto, no existe
tal abismo entre hombres y animales, excepto el que se haya podido crear por un
uso incorrecto del lenguaje y por determinadas atribuciones espirituales que el
ser humano se concede a sí mismo.
¿Por qué se les está masacrando y torturando entonces?
Se está masacrando, torturando y asesinando a los animales sólo por el hecho de
no ser personas, es decir, por no pertenecer a la especie humana. Aunque no es
una palabra recogida en el diccionario, “Especismo” es un término utilizado por
parte de los movimientos animalistas (como en su día fueron el sexismo, racismo)
para designar la discriminación por motivos de especie.
Sintiendo el mismo dolor, los animales son utilizados frívolamente para
satisfacer deseos superfluos y no necesidades vitales.
Cuestiones y reflexiones sobre la crueldad infligida a los animales de granja,
los animales para experimentación o los utilizados por sus pieles, se están
exponiendo estos días en EEUU en El congreso nacional por los Derechos de los
Animales.
El cambio de la mentalidad humana hacia aquellos hábitos ó costumbres que
respeten la vida de los animales pasa por el concepto de información y
educación. Los progresos, aunque lentos son palpables ya en algunos ámbitos
académicos en EEUU.
Las preguntas más inquietantes son estás:
- ¿Es justo que el deseo de comer carne ppor placer se anteponga por la fuerza al
derecho fundamental a la vida y al respeto que debe tener todo ser capaz de
sufrir? . “El consumo de animales una cuestión emocional no basada en razones
nutricionales. A la gente simplemente le gusta la carne” (tesis sobre el Hambre
Mundial, por Dawn L. Moncrief).
- ¿Es justo que la diversión (caza, toross, circos, etc.) se establezca en un
ámbito superior al derecho a la vida y a no ser torturado?
- ¿Es justo arrancar la piel de los animaales para utilizarlas con el único fin
estético, mientras existen otras alternativas que no implican la muerte de
animales?
- ¿Acaso no conlleva una responsabilidad moral adoptar un ser vivo como animal
de compañía en vez de la consideración de mero objeto que muchas veces se le
otorga cuando empieza a ser “molesto”?
- ¿Qué porcentaje de todos los experimenttos llevados a cabo con animales son de
aplicación real a las personas? ¿Es ético torturar animales para probar
productos de limpieza, cosmética, etc.?
- Si tuviésemos que diseñar un escenario de convivencia para personas y animales
sin saber dónde nos va a tocar estar ¿ responderíamos de igual forma?
Ponernos en el lugar del que sufre puede dar respuesta a estas y otras muchas
preguntas.
María Luisa Arenzana, Begoña Sáinz de Murieta y Carlos Faulín
Activistas por los Derechos de los Animales en La Rioja
http://www.rne.es/r3/cartas/archivo/20040115a.htm
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¿Qué dice la ética ante tanta crueldad?
MARÍA LUISA ARENZANA MAGAÑA/ECONOMISTA Y COLABORADORA DE VARIAS ORGANIZACIONES
DE DEFENSA ANIMAL
LAS preguntas que yo les formulo a continuación ya han sido enunciadas y
respondidas por filósofos notables en el campo de la
ética aplicada tales como José Ferrater Mora (el filósofo español más leído
entre nosotros desde Ortega), Peter Singer (filósofo
australiano mundialmente reconocido y catedrático de Ética en la universidad de
Princenton), Jesús Mosterín (profesor del Instituto
de Filosofía del CSIC), Tom Regan (catedrático de filosofía en la Universidad de
North Carolina).
¿Es posible un avance hacia la paz mientras encerramos, mutilamos, maltratamos y
asesinamos millones de animales cada día
para llenar nuestros platos, para vestido, para experimentación o para
diversión? ¿Ha visto alguien lo que ocurre en el interior de un
matadero? ¿Y el hacinamiento en las granjas industriales? ¿Sabe alguien qué
porcentaje de animales muere en las granjas porque
no logra resistir tanta crueldad?
Cuando pasa un camión lleno de corderos, cerdos, etc., agonizantes y con destino
al matadero ¿sale alguien a manifestarse por la
paz y en contra del sufrimiento? ¿Cómo puede denominarse a la Navidad como
«época de compasión» cuando en esas fechas las
matanzas se multiplican al igual que la crueldad infligida? ¿Por qué acariciamos
a nuestra mascota (a la que consideramos como un
miembro mas de la familia) y al mismo tiempo pagamos para que alguien golpee con
un mazo, electrocute, degüelle... a terneros,
pollos, cerdos, etc., que son seres con la misma capacidad para sufrir y
disfrutar que nuestra mascota y que nosotros mismos?
Si no consideramos ético abusar de aquellos que son menos inteligentes, de
niños, de personas con minusvalías, etc. ¿por qué nos
parece ético maltratar animales alegando que aunque sufren igual que nosotros
son menos inteligentes? ¿No es una contradicción
irónica? ¿Es ético encerrar, hacinar, amputar, transportar y matar animales? Si
pueden sufrir como nosotros lo hacemos ¿por qué no
se les otorga el derecho a la integridad física y psíquica?
¿Por qué se trafica con animales cuando son seres con sentimientos como las
personas? ¿Por qué no denunciamos la venta de
animales, su exhibición y tortura en determinados espectáculos? ¿Por qué razón
la caza de animales no está prohibida? ¿Por qué
razón no aplicamos el mismo código ético que utilizamos para nosotros con los
animales? ¿Por qué otra vara de medir? ¿Por qué
algunos piensan que se puede experimentar con animales y torturarlos por el
simple hecho de ser animales cuando ese hecho no les
alivia ni en la intensidad ni en la cantidad de sufrimiento que reciben?
¿Por qué los aficionados taurinos, ganaderos, los que comercian con animales,
los aficionados a la caza, etc. piden libertad para
poder seguir torturando cuando ellos no respetan la libertad a la integridad
física y psíquica de sus víctimas? ¿Por qué se han de
mantener tradiciones que generan sufrimiento?
¿Por qué cuando se produce una catástrofe o un accidente de tráfico en el que
mueren animales se escucha en los medios de
comunicación: «No ha habido que lamentar víctimas mortales»? ¿Por qué se
trivializa el sufrimiento animal cuando el sufrimiento es
sufrimiento per sé independientemente de quien lo sufra? ¿Por qué no existe un
debate sobre este tema que afecta no solo a los
animales sino a todos aquellos que tenemos un profundo sentimiento de injusticia
ante estos hechos? ¿Cómo podemos nosotros
hablar de paz cuando torturamos y asesinamos cada mes y medio una cantidad de
animales similar a la cantidad de personas que
existen en el planeta? ¿Por qué la mayoría de la sociedad no sólo se queda
impasible ante tanta atrocidad sino que financia
económicamente toda esta crueldad?
¿Qué pensaran las generaciones futuras de nuestra colaboración, de nuestra
pasividad y sobre todo de nuestra incoherencia y de
nuestra «humanidad selectiva»?
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