Zeus y Ganímedes
Zeus
Ahora, mi querido Ganímedes,
hemos llegado al final de nuestra jornada. Bésame, pequeño y delicado amigo;
mira: ahora no tengo un corvo pico, ni agudas garras, ni alas, como cuando me
presenté ante tí y me tomaste por un pájaro.Ganímedes
Entonces,
hombre, ¿tú no eras el águila que hace poco cayó volando y me arrebato de enmedio de mi
rebaño? ¿De dónde, entonces, tomaste tus alas y por qué eres tan diferente ahora?
Zeus
Ello es, mi valiente muchacho, porque yo no soy ni un hombre ni
un águila, sino el rey de los dioses, y adopté la forma de águila porque así
convenía a mis designios.Ganímedes
¿Qué es lo que dices? Entonces ¿tú
eres Pan, del que he oído hablar tanto? Pero ¿dónde está tu caramillo? Y ¿por qué
no tienes cuernos ni patas de cabra?Zeus
¿Piensas entonces que no
existen otros dioses más que él?Ganímedes
En nuestra aldea no
conocemos otro; por tanto, le sacrificamos un cabrón entero ante la cueva en que
guardamos su imagen. ¡Tal vez eres uno de esos malos hombres que roban gentes
y luego las venden para esclavos!Zeus
Dime ¿nunca has oido hablar de
Zeus ni has visto jamás en lo alto del Ida el altar del dios que envía la
lluvia, los relámpagos y el trueno?Ganímedes
¿Entonces eres el fino caballero
que últimamente nos atacó tan terriblemente con granizos; el que, según dicen,
vive arriba en el cielo, y que hace tanto estruendo entre las nubes, y al cual
mi padre sacrificó un carnero? Pero ¿qué hice yo que te haya hecho volar así
conmigo?, ¡oh, rey de los dioses! Mis ovejas durante todo este tiempo andarán
descarriadas y tal vez hayan sido ya asustadas y destrozadas por los lobos.
Zeus
(Para sí)¡Cuán simple e ingenuo es este chico! ¡Un perfecto niño!...
(A Ganímedes) Alto Mi querido Ganímedes, debes alejar de tu cabeza todas estas cosas
y no pensar más en el Ida ni en tu rebaño. Tú eres ahora un habitante del cielo,
y por ello estarás en aptitud de hacer mucho bien a tu padre y a tu patria. En lugar
de leche y queso comerás ambrosía y beberás néctar. Tú serás mi copero y, lo que
es mejor, ya no serás un hombre, sino un inmortal; y una estrella que llevará tu
nombre brillará en el firmamento; en resumen, vas a ser completamente felíz.
Ganímedes
Pero cuando yo quiera jugar ¿quién será mi compañero de juego? En Ida yo tenía muchos muchachos de mi misma edad.
Zeus
Aquí, ya no sentirás
necesidad de ellos; te voy a dar una cantidad de finos juguetes, y Cúpido será tu compañero
de juego. ¡Pero ten corazón, mi muchacho! Pon cara alegre y no te preocupes por
las cosas de abajo.Ganímedes
¿Pero de qué puedo servirte aquí? ¿Tendré
algunas ovejas que cuidar?Zeus
De ningún modo. Tú nos darás el néctar,
y servirás la mesa.Ganímedes
Pero, ¿dónde voy a dormir por las noches?
¿Con mi compañero Cúpido?Zeus
Pequeño cabeza dura, te he traído aquí para
que puedas dormir conmigo.Ganímedes
Entonces, ¿es que no puedes dormir solo y
te imaginas que dormirás más a gusto si te acuestas conmigo?Zeus
Con un hermoso joven como tú, ciertamente. Y también permaneceré despierto, besándote y acariciándote.
Ganímedes
Puede que sea así; pero, mientras tú me besas, yo me echaré a dormir.
Zeus
Ya veremos lo que haya de hacerse. Entre tanto tú, Hermes, llévatelo por ahora, y déjalo que libe
el licor de la inmortalidad. Luego, enséñale cómo debe manejar con propiedad las copas, y traémelo de nuevo
para que pueda iniciar su oficio en la mesa.
De regreso al Índice General.
La fuente del Diálogo es:
Ove Brusendorff y Poul
Henningsen: "Una historia del erotismo". Vol. I.
Ediciones
MYLSA. México, 1963. Págs. 24/27.
© 1997