Una breve noción . . . [2]
Lo que hoy llamamos filosofía surgió con los griegos a lo largo de 500 años que van desde el siglo -X al siglo -V. Tiempo durante el cual lograron desarrollar sistemas ideológicos alrededor del hombre, del ser del hombre y del cosmos.
Poco a poco, la mirada reflexiva de los griegos se fue dirigiendo desde el exterior milesiano (el agua, el aire, lo indeterminado, ...) hasta el interior del hombre cuyos pilares llegarían a ser Sócrates, Platón y Aristóteles, respectivamente.
El periodo que nos interesa
se encuentra alrededor del Siglo -V: Es el periodo en el que las
costumbres griegas fueron desenfadadamente homosexuales, y que hoy podemos
rescatar y reconstruir por lo que queda de su Arte y su Literatura.
En este periodo encontramos
el desarrollo de un concepto educativo centrado en la fuerza del amor de
un hombre hacia otro, mediante poemas y toda una serie de frases educativas
a las que en su conjunto hoy se les reconoce como Paideia:
Es este el momento en donde encontramos valores altamente educativos y
de naturaleza firme y positivamente homosexual.
Después de éste
periodo de esplendor, la situación homosexual tiende a decaer y
decae sobre todo por cuestiones políticas: la lucha estúpida
del norte contra el sur da como consecuencia que la homosexualidad comience
a ser vista como cosa propia del grupo perdedor y por ende, como algo menos
propio, como algo menos civilizado: la homosexualidad entra en una metamorfosis
en la que resulta cosa de perdedores.
Más tarde llegaron
para rematar las cosas los salvajes cristianos. Ellos terminaron lo que
comenzaron los griegos y los judíos, cerrando el circulo contra
la naturalidad de la homosexualidad: se considera a partir de entonces
como una enfermedad y lo que es peor, contra natura, siendo perseguida
la homosexualidad y exterminada sin la menor piedad... los archivos del
dizque "santo" oficio, están plagados de estos testimonios...
Pero regresemos con los griegos. Son los primeros registros que nos brindadn una lectura de una filosofía homosexual y, por lo tanto, sana y positiva ... como siempre fue y como siempre será, aunque les pese a los otros.
Antes de continuar, debemos introducir en nuestro vocabulario los siguientes términos:
ARETÉ:
Expresión del más alto ideal viril y caballeresco, unido
a una conducta cortesana, selecta,
unido también a un
heroísmo guerrero y a un estado virtuoso.
ARISTOCRÁTICO:
Superlativo de distinguido y selecto.
Teognis de Megara es un testimonio
que hoy se conserva de la aplicación de estos dos términos
en un sentido amplio y altamente educativo, utilizados por un homosexual
y dirigidos
hacia otro. Teognis
amó a Cirno y lo amó bajo la perspectiva de estas dos palabras:
aretéica y aristocráticamente. Ya Homero, con toda su fuerza
educadora, usaba frecuentemente el concepto de areté para
indicar sobretodo una nobleza de espíritu, una nobleza de lo que
hoy llamamos "alma". Como nos indica Jaeger, "En el concepto de la areté
se concentra el ideal educador de este periodo en su forma más pura",
concepto del que se desprende una ética que designa a un hombre
de CALIDAD, para el cual lo mismo en la vida privada que en la pública,
rigen determinadas normas de conducta que implican un sentido
del deber ser en lo positivo en relación con el individuo,
no con la sociedad. Así se constituye un ideal ético
aristocrático que nada tiene que ver con las pendejadas históricas
posteriores, en particular posteriores al renacimiento. Hay una preeminencia
en el hombre que solo puede ser conservada mediante las virtudes
por las cuáles ha sido conquistada: un siempre
hacerme el óptimo y ser superior a los otros en un ser virtuoso,
que es, por lo tanto varonil, propio del hombre para
el cual, al lado de la acción, estaba la nobleza del espíritu.
Homero nos dice que, en un momento dado, Fénix, el educador de Aquiles,
el mismo Aquiles amante de Patroclo, le recuerda el fin para el cual ha
sido educado: "Para ambas cosas, para pronunciar palabras y para realizar
acciones", porque en el dominio de la palabra está la soberanía
del espíritu. Y la areté procrea el
honor. Quien posee y padece la areté,
es un hombre poseído por el honor, inseparable de la habilidad
y del mérito. Todo
hombre de mérito es un hombre de honor. ya nos recuerda Aristóteles
en su Ética a Nicómaco [ A 3
1095b 26 ] que "Es notorio que los hombres aspiren al honor para asegurar
su propio valor, su areté". Por eso para los antiguos griegos,
la mayor tragedia de un hombre era la negación de su honor y por
lo tanto, de su areté.
Ser un hombre aristocrático
implicaba ser elogiado, poseedor de areté, de respeto y de honra,
en un afán de distinguirse aspirando hacia lo superior. Por eso
en la antiguedad, el mundo de los dioses era una sociedad de nobles, poseedores
de nobleza en este sentido aristocrático, lo cual permite el desarrollo
de hombres magnánimos en el pleno sentido del término. Este
hombre ideal es el único que puede llegar a un análisis de
lo que es su conciencia moral, puesto que es poseedor de una ética
aretéica y de un alma grande y selecta: este hombre posee entonces
la más alta expresión de una personalidad espiritual y ética.
Y este hombre que nos ocupa es homosexual ... y debemos procurar que lo
siga siendo...
Este es el único homosexual
que puede aspirar a la belleza y no a la pseudobelleza que únicamente
se queda en el nivel de lo físico y que resulta propia de los
aprendices a homosexuales: a la libre formación ética y al
enriquecimiento espiritual de la propia personalidad que genera acciones
del más alto heroísmo moral.
Pensaban los griegos homosexuales
[aunque esto era válido para todos] de ésta época
que:
"Quien se estima a sí mismo debe ser infatigable en la defensa de sus amigos, sacrificarse en honor de su ser, abandonar gustoso dinero, bienes y honores para 'apropiarse de la belleza' "
"Quien se sienta impregnado de la propia estimación preferiría vivir brevemente en el más alto goce que una larga existencia en indoliente reposo; preferiría vivir un año sólo por un fin noble, que una larga vida por nada; preferiría cumplir una sola acción grande y magnífica, a una serie de pequeñeces insignificantes".
Necesitamos entonces rescatar a este ser homosexual paideíco.
En toda esta visión,
apropiarse de la belleza significa subordinar lo físico a lo no
físico, para seguir un poderoso impulso, anhelante del hombre mortal
hacia la propia inmortalidad: en eso se basa el fundamento metafísico
de las paradojas de la ambición humana y el afán de honor
ya descrito en el Simposión, de Platón.
"Ni debes pavonearte ante
el mundo como vencedor ni hundirte y lamentarte como vencido: alégrate
con lo que es digno de alegría, no te rindas con exceso ante la
desventura, conoce el ritmo que mantiene a los hombres en sus límites"
[Fragmentos de Arquíloco, frg 67, v 18]
"Algunos dicen que lo más
bello en la tierra es un escuadrón de caballeros, otros, una banda
de guerreros a pie, otros, una escuadra de navíos; lo más
bello es el ser querido que el corazón anhela" [Safo, odas]
Toda acción humana
va acompañada de riesgos. Y el riesgo del homosexual de hoy, es
perderse en sus acciones meramente físicas, a un nivel instintivamente
animal.
La doctrina de la sofrosyne
griega, consistía en el elemental "conócete a ti mismo" que
implicaba que mejor que la fuerza era la sabiduría, y que mejor
que el mundo de lo físico, era el de lo metafísico... el
de lo que estaba más allá de lo físico, para poder
desarrollar uno mismo valor, prudencia, justicia y sabiduría.
"Por muy lejos que vayas,
no hallarás los límites del alma: tan profundo es su logos"
[Heráclito, fragmentos]
Por eso, la naturaleza y la
vida son un enigma. Como un oráculo délfico, como una sentencia
de profeta. En este enigma, el mundo entero es un trueque en donde la muerte
de uno es la vida de otro: mientras conquisto la felicidad con un hombre,
se la arrebato a otro que se queda sin ella ... y sin ese hombre que disfruto..
Por eso Teognis le reclama a Cirno:
"Te he dado alas con que puedas
volar sobre tierras y mares. En todas las fiestas y banquetes te verás
en la boca de la gente. Encantadores jóvenes cantarán tu
nombre a la música de las flautas. y aun después de tu descenso
al Hades seguirás caminando por Hellas y por las islas, y
atravesarás el mar para ser cantado por los hombres futuros
en tanto que permanezcan en la tierra y el sol. Yo no valdré nada
para ti y, como a un niño, me engañarás con palabras."
Y prosigue:
"La ciudad es, en efecto,
la misma, pero la gente se ha convertido en otra. Hombres que no
tienen ninguna idea de lo que es la justicia y la ley, que cubrían
sus muslos con burdos vestidos de piel de cabra y que vivían como
salvajes fuera de la ciudad, son ahora, Cirno, las gentes preeminentes,
y los que lo eran antes, son ahora pobres diablos. Es un espectáculo
insoportable. Se burlan secretamente los unos de los otros y se engañan,
y no conocen norma alguna de la tradición. Cirno, bajo ningún
pretexto conviertas a alguno de estos hombres en amigo tuyo. Sé
amable cuando hables con ellos, pero no te asocies a ellos para ningún
propósito serio. Es preciso que conozcas la
idiosincracia de esos pícaros miserables y sepas que no es posible
confiar en ellos. Esta sociedad sin salvación sólo ama
el fraude, la perfidia y la impostura"
[Fragmentos de Teognis -544
a 490 ac, aprox- a Cirno, versos 39-52 y 53-68]
No en balde se refieren a
Teognis con este epígrafe:
"Dondequiera que hubo un noble
luchando por su existencia y por su idiosincracia, halló en la sabiduría
pedagógica de Teognis de Megara su espejo" [Jaeger,Paideia,196]
Esto que fue escrito hace
25 siglos, sigue siendo tan vigente, real y palpable en México...
y tú como homosexual lo debes de sentir con mayor peso porque a
muchos compañeros homosexuales se les ha contaminado justo en eso:
fraude, perfidia e impostura ¿todavía te sientes la más
bonita de todas, que el mundo no te merece, no gordas, no locas, solo gente
putamente bien? . . . hoy abundan nuestros compañeros homosexuales
que han perdido su areté y el mundo aristocrático que les
corresponde [en el riguroso sentido que ya mencioné antes],
para quedar embarrados en una pasarela sin fin, donde en grotescas muecas
y devaneos se pierden en la nada de la estupidez fingiendo
que buscan amor para destruirlo, buscando el cuerpo mas físicamente
perfecto para repentinamente cobrar conciencia de que solamente han sido
cuadros que pasan fugazmente en una secuencia sin sentido y que terminan
en el sendero del vacío pues de la nada solamente nada se obtiene.
Los homosexuales de hoy estamos
carentes de areté, encerrados en mundos estúpidos y pendejamente
pragmáticos. . . la que más tiene, la que más gasta,
la que jura que se siente la más macha . . .si Teognis pudiera tan
solo darles una palabrita. . . creo que regresaria con gusto para detener
la irracional turba homosexual que encontraría . . .
Te quejas de soledad pero
propicias la soledad propia y de los demás... te adjudicas el derecho
de decidir por tus amigos y para tus amigos, saboteándolos en todo
lo que puedes aunque luego juras y perjuras de que no fuiste consciente
de ello. Buscas lo positivo y cuando lo encuentras te pierdes por tus miedos...
te falta ese mundo heroíco que nos legaron los griegos y que hemos
perdido por los otros moralinos, a los que les hemos hecho segunda, ayudándolos
a castrarnos mentalmente.
Hoy el ser homosexual, padece
una agonía de nobleza de espíritu, una agonía de valores
arostocráticos en el sentido que ya hemos dicho y sin contaminaciones
pendejas de los términos a los que las instituciones oficiales nos
tienen acostum|brados.
Los homosexuales tenemos sed
de amor y de tranquildad, de justicia y de respeto, pero esto no lo lograremos
jamás si no somos capaces de tener conciencia
de una ética y unos valores de paideia,
valores plenos de areté en un mundo homosexual aristocrático
donde impere la responsabilidad de la nobleza de espíritu.
Los homosexuales somos y no
necesitamos demostrar lo que somos ante una comunidad vacua, fosilizada
por instituciones falsas.
Los homosexuales abogamos
por una paideia, por unos valores aristocráticos como han quedado
definidos, por una patria común por nuestra cultura en la que nos
encontramos irremediablemente inmersos por nuestra muy específica
sensibilidad.
Tú, estás tranquilamente
leyendo esto. Y me cuestionas y acaso me insultas buscando el reflejo de
las ideas de los griegos en tu persona. Y yo, soy solamente un pálido
reflejo de la realidad que todos los días te reclama y te aniquila,
y soy un esclavo. Mi esclavitud se reduce a la conciencia de
lo que somos, de lo que en forma tan aniquiladora nos hemos convertido.
Que pena que los jóvenes hoy desprecian a los viejos y los viejos se desprecian a ellos mismos perdiéndose en marcas y cosméticos alcanzando lo que nunca volverán a tener: juventud, negándose a sí mismos experiencias valiosas de vida. Hoy los jóvenes homosexuales y una buena parte de los viejos, han violado las reglas de la paideia aristocrática y han olvidado las sentencias de Platón y Jenofonte en sus Banquetes o Symposiones... y el virus de la nada nos carcome.
Pero el mundo del ser homosexual continúa y el ser es lo que es . . . y esto solamente es una reflexión que anularás al apagar tu computador... click!